Si alguien le preguntara a Draco como había sido esa última semana luego de la disparatada discusión, diría que había sido horripilante y que le faltaba algo, pero, ¿cómo puedes necesitar a alguien que nunca antes estuvo presente hasta hacía un mes atrás? ¿Tanta dependencia tenía por una persona prescindible? No nos confundamos, Liesel era una persona maravillosa y buena amiga cuando sus libros no eran su prioridad, pero no tendría por qué ser necesaria en la vida de Draco solo por la lectura, ni siquiera estaba seguro de si eran amigos realmente ── pese a lo antes dicho ──. Era un tanto absurdo.

── Draco, si tanto quieres a Liesel, que es mi amiga y la respeto mucho en su decisión de no dirigirte la palabra y golpearte, deberías de ir y disculparte por haber insinuado eso conociéndola ── insistió Kellin. Le parecía una bobería que su hermano fuese tan estúpido, ni un simple perdón podía articular sabiendo que había arruinado las cosas.

── ¿Y qué sentido tiene? ── Kellin llevó sus dedos al puente de su nariz. No sabía cómo ese idiota que tenía delante era su mellizo ──. De seguro me odia.

Kellin sabía que eso no era cierto y de serlo, Lourdes ya lo estaría comentado a viva voz, nunca se quedaba callada por más que no le interesara o el problema no fuese suyo.

── Odiar es una palabra muy grande, Draco. Has estado confundiendo muchas cosas en el último mes, tal vez te está empezando a gustar Liesel y eso influyó cuando te dijeron que Potter la acompañó a leer. Puede que a ti ella te guste, pero nada te garantiza que le pase lo mismo contigo ── quería patear a Kellin, lo haría en cualquier momento ──. Tienes celos, eso es lo que pasa y juntarlos con rabia no es lo más sano. Liesel ni siquiera es algo más que una conocida para ti.

── De hecho, ella dijo que somos amigos.

── Ya, pero tú le dijiste que solo era un pasatiempo y dijiste cosas sin sentidos.

Draco sabía que su hermano tenía toda la razón del mundo, sus arranques de ira absurdos siempre destruían sus amistades y el hecho de que siempre sacase conclusiones inciertas y sin sentido lo volvía tan patético. Se sentía como un idiota por no tener el suficiente autocontrol. En cambio, Liesel se abstenía de muchas cosas que podían ser perjudiciales, como la vez en la que Tracey Davis quiso tirar uno de sus libros y evito lanzarle una maldición y prefirió herirla verbalmente. Y lo consiguió exitosamente, porque tanto la pelirroja como él sabían que las palabras tenían todo el poder para romper y cambiar a las personas, esa era la razón por la que se consideraba a Liesel Weasley como un peligro para sus inestables vidas; un libro era un arma mortal y para la pelirroja los libros eran muy manejables y accesibles.

Por eso se debía de temer de su contenido, nunca sabes si saldrás ileso luego de leer un libro.

── Tienes razón ── suspiró mirando a los ojos a su hermano ──. Estoy siendo inmaduro, debo de disculparme con Lissy por haber dicho eso. Los amigos no se hacen daño de esa forma.

Claro que los amigos no se dañan por nada del mundo, a menos que vengas de un universo paralelo en donde la amistad de cierto rubio con cierta semi huérfana sea la más linda y rara, pero eso sería otra historia.

Se formuló un silencio entre ambos hermanos, pero este duró muy poco debido a que la estruendosa voz de Lourdes Potter hizo acto de presencia.

── ¡Malfoy! ── gritó a todo pulmón como si no le importase dañar su garganta. Aún sin saber a quién de los dos se refería la muchacha, ambos hermanos alzaron la mirada hacia ella ──. No tú, le hablaba al hurón saltarín.

── No me llames hurón, Potter ── se quejó. Su mirada era un tanto despreciativa, no era una sorpresa que el odio que guardaba el Slytherin era para ambos hermanos casi en partes iguales ──: ¿Qué mierda quieres?

Primero háblame bien, baboso, que no tengo tiempo para soportarte. Segundo, le he robado

── Le he robado a Liesel el libro que está leyendo, algo de un tal Paciente Inglés, quiero que leas una frase que ha subrayado. No quiero hacerte sentir mal con esto, solamente me ha recordado a ustedes y ya ── Draco solamente la observaba confundido, Kellin ya veía que Lourdes empeoraba las cosas ──. Bien, la leeré yo entonces y que conste que estoy cansada de leer estás infantiles frases cursis. "Una historia de amor no versa sobre aquellos cuyos corazones se extravían, sino sobre quienes tropiezan con ese hosco personaje interior y comprenden que el cuerpo no puede engañar a nadie ni nada: ni la sabiduría del sueño ni el hábito de la cortesía. Es un consumirse de unos mismo y del pasado".

Draco no sabía exactamente qué decir ante eso, podía ser una simple frase o párrafo que a Liesel le haya gustado, nada más, no tendría por que ser relevante ni significar algo.

── Es una muy linda frase, Potter ── murmuró tranquilo, eso fue un alivio para su hermano ──, y creo que deberías de devolver ese libro antes de que Weasley te asesine por sacarle sus cosas.

── ¿Weasley? Pero creí que ya no la llamabas así.

── Ya, las personas creen muchas cosas últimamente y no todas son ciertas ── el Slytherin se levantó de la butaca anunciando que iría al Gran Comedor a cenar, hacía algo de frío y solamente pensaba en dormir un poco.

Kellin le dio una mirada muchísimo más menospreciativa, no entendía a esa chica, le causaba muchos sentimientos negativos. Solo era un recuerdo del por qué ser bueno y amable todo el tiempo no era lo mejor, ni siquiera para él, mucho menos para los alumnos de Hufflepuff que se merecían el cielo.

── Por favor Lourdes, no lo arruines. Esto no es asunto tuyo porque Liesel ni siquiera te ha involucrado, a nadie de hecho ── la muchacha iba a replicar con lo mismo, pero Kellin la calló ──. No, no digas nada. Yo estoy metido en este embrollo porque mi hermano sí me contó, si me hizo participe de todo esto.

── Claro, tienes razón Kellin, pero solo quería mostrar una miserable frase. No he dañado a nadie. No como tú.