06 | stoned arguments and unexpected hit
Draco estaba algo molesto, quizás un poco dolido y está bien, la chica era Ravenclaw y no podía entrar en su sala común, pero, ¿leer con San Potter en un lugar donde ambos habían compartido momentos lindos? Eso no se lo iba a permitir ── o tal vez sí, no tendría que meterse en su vida, pero le revolvía el estómago de solo pensar en ser reemplazado ──. Él estaba enfermo y ya le habían encontrado alguien para llenar el hueco que dejó debido a su ausencia.
── Weasley ── despectivo. Tenía el ceño fruncido, los labios apretados y sus manos parecían estar demasiado inquietas.
Ella estaba leyendo un libro heredado por Percy y que usó en su primer año en Hogwarts. Animales Fantásticos y donde encontrarlos de Newt Scamander. Ese hombre había hecho historia.
── Malfoy ── le respondió del mismo modo, pero más frío y con menos expresión en su rostro. Contraatacar parecía ser lo suyo.
Él la tomó del brazo y la llevó a uno de los pasillos fuera del Gran Comedor, allí nadie podría escucharlos con más claridad.
── Tenemos que hablar de algo que me ha molestado muchísimo ── la pelirroja asintió sin cambiar su semblante ── ¿Cómo es eso de que leíste con Potter en la sala multiusos? Yo... creí que era nuestro lugar especial, que significaba algo para ti ── Le recriminó, Liesel estaba como "amigo, ¿estás bien?"
Ron: ¡Te dije que no te convenía!
Liesel: Ni siquiera hemos tenido esa conversación, no te adelantes a los hechos.
Lourdes: Tiene un punto.
── A ver, Draco. Yo nunca te dije que era un lugar especial para mí o algo similar. Antes iba con Ron o Killianey, si para ti es importante ese ya no es mi problema ── aclaró sin subir el tono de voz.
Eso dolió, pero no iba a decírselo. Una Weasley no iba a dañar a un Malfoy, menos a él.
── Bien, desde ahora ve con Granger a leer o con su hermana, pero a mí no me busques más, mejor ve a besuquearte con Potter y con cualquier otro ── el puñetazo fue seco, ni siquiera lo vio venir. Draco por un momento quedó paralizado en su lugar, vaciló un momento antes de voltear e irse tras aquel golpe tan inesperado
¿Y ese qué se había fumado? Una de dos, la fiebre lo había vuelto loco o las mandrágoras hacían muy mal.
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