( baseball )

Thomas pensó en que Anne estaba, o muy cansada, o que su mente estaba muy ocupada pensando en algo muy importante.

Sólo esas cosas podían explicar que la chica había siquiera pensando en que Thomas iba a quedarse parado allí sin hacer nada.

Por lo que él comenzó a caminar por el exterior de la escuela mirando todo lo que sus ojos azules podían percibir.

Algunas chicas con pomposos vestidos hablando al lado de un pequeño arroyo, un chico con una gorra dibujando, hermosas flores y hermosos árboles de aquí por allá.

Pero siempre que Thomas estaba ensimismado en sus pensamientos, algo lo interrumpía, pero nunca había sido algo tan doloroso como una pelota de baseball en el costado de su sien.

El chico se había llevado involuntariamente su mano a donde la pelota le había dado dejando salir un quejido de dolor. Ahora sus libros estaban todos desparramados por el suelo.

-- ¿Te importa pasarnos la pelota?-- dijo un chico rubio a unos pasos de él, tenía cara de pocos amigos y el tono de voz que había usado no contradecia ese hecho.

-- Me golpeaste, literalmemte-- respondió Thomas aún con expresión de dolor. Se había imaginado al menos una disculpa, pero el chico sólo se había encogido de hombros como si no supiera lo que había pasado.

Con un suspiro de resignación, Thomas se agachó a recoger la pelota y se la lanzó a los pies del rubio. Que la agarró con una expresión de burla.

En cuanto volvieron a su pequeño partido, el ojiazul se acercó a ellos y les habló como si fuera la primera vez que se veían.

-- ¿Puedo jugar?-- sus brazos caían a sus costados como si fueran dos blandos pedazos de fideo.

Billy lo miró de arriba a abajo y alzando una ceja le dijo:

-- ¿Sabes cómo?-- ahora fue el turno de Thomas para enogerse de hombros.

-- Si, seguro.

Su rostro permanecía tranquilo, pero en su interior estaba gritando y maldiciendo como si nunca antes lo hubiera hecho.

La verdad era que Thomas no había jugado con otros niños nunca en su vida. En el orfanato Pilgrim, los otros niños no tenían el mínimo interés en jugar con Thomas, o era Thomas el que se encerraba en la biblioteca a leer.

Aunque todos piensen que lanzar una pelota es una de las cosas más básicas y fáciles del mundo, siempre está ese 7% de la población que no tiene ni una pizca de dotes atléticos.

Thomas era, lamentablemente, parte de ese 7%.

El castaño tomó la pelota y se la lanzó al chico que estaba enfrente suyo. Había ido bien... solo había deseado haber medido su fuerza antes de tirarla.

-- Oh por dios, lo siento tanto-- pronunció Thomas abriendo sus ojos de par en par.

El resto de los chicos se acercaron al otro castaño para revisar el ojo que ya estaba hinchandose ante el golpe.

-- Deberías tener más cuidado, huérfano-- dijo Billy con tono despectivo.

Por la cabeza del chico pensó que era gracioso, ya que él le había golpeado unos minutos atrás sin disculparse, y era Thomas el que estaba quejándose de dolor.

-- Fue un accidente, no fue m-- una chica con un vestido verde comenzó a tocar la campana de comienzo de clases, impidiendo que Thomas pueda seguir su disculpa.

El grupo de adolescentes tomó sus cosas y se dirigió adentro del edificio, dejando a Thomas sólo en medio del jardín, con sus ojos azules llenos de arrepentimiento y angustia.