꒰🔥꒱ Capitulo 20.
POOH
-¡Aquí estás! -Pavel apareció en los vestidores y me encontró sentado en la banca- ¿Qué haces aquí? El juego está a punto de empezar.
-Yo... yo no lo sé- Jugué con mis manos, mi mirada puesta en el suelo.
Pavel suspiró y tomó asiento junto a mí. Por un segundo me permití apreciar lo sexy que se veía con el uniforme del equipo puesto.
Toda una fantasía húmeda y si no estuviera tan nervioso, le estaría haciendo todo menos decirle que me gustaba.
-¿Me contarás que sucede?- Interrumpió mis pensamientos.
-Es una tontería.
-Sea lo que sea, te escucharé- Aseguró.
-Bien- Suspiré- Es sólo que temo decepcionar al equipo y a ti. Es decir, se que hemos entrenado duro, pero no puedo evitar sentirme...
-Presionado.
Pavel terminó por mí y yo asentí.
-Mi padre es una gran estrella y yo... -Meneé mi cabeza- Jamás podré igualarme a él.
De manera inesperada, Pavel me rodeó la espalda con su brazo.
-No tienes porque hacerlo, las únicas expectativas que debes cumplir son las tuyas, Pooh. No temas defraudar a nadie.
-¿Tampoco a mi querido capitán?-Murmuré y fijé mi mirada en él.
Pavel bufó.
-Sabes que odio perder, pero si eso sucede sólo intentaré quedarme con lo bueno.
-¿Y que es lo bueno?
Pavel, algo indeciso, deslizó su mano hasta lograr tomar la mía.
-Esto- Y sonrío, malditamente me dedicó esa preciosa sonrisa.
Tragué en seco, él estaba tan cerca que su aliento se mezclaba con el mío, pero claro debía arruinarlo:
-Gracias por entenderme, aunque que me dieras otro incentivo no me molestaría- Dije con mis ojos recorriendo su cuerpo- Tal vez tocar tus pechos antes del partido me de buena suerte.
Pavel soltó una carcajada.
-¿Cómo puedes transformar una situación tierna a una sexual con tanta facilidad?
-Por favor, sólo unos besos- Supliqué haciendo piquito.
Me abalancé sobre él y él me esquivaba igual de juguetón.
-Que no.
Pavel reía empujándome con sus brazos y cuando se descuidó metí mi cabeza bajo su camiseta. Comencé a hacerle cosquillas y él también a mí.
-Ay, ya tenemos que... -Su hermosa risa embelesaba mis oídos.
-¡Krittin Kitjaruwannakul!- Aquel grito nos obligó a tomar distancia.
La figura de mi padre entró a los vestidores, su expresión enfadada nos dejó helados. Como siempre se veía pulcro e imponente.
-¿Papá?
-¡Kris Kitjaruwannakul! -Pavel abrió su boca impresionado y dió un salto- ¡No puede ser! Soy un gran fan...
Kris le ordenó callar alzando su mano
-¿Me podrías dejar a solas con mi hijo? -Ni siquiera se atrevió a mirarlo.
No quería ni imaginar las cosas que pensaba sobre Pavel, probablemente que era una de las tantas personas con las que me revolcaba.
-Ah, si, si- Pavel hizo una reverencia- Lo siento mucho.
Pavel me vió una última vez con sus ojos iluminados de felicidad antes de irse dejándome a solas con mi padre.
En el exterior se escuchaban murmullos pues probablemente había dejado una oleada de fanáticos esperando.
-Tenías que ser el centro de atención, ¿no? -Le pregunté sin ánimos.
Cada vez que tenía un partido importante era igual, su presencia y el entusiasmo que causaba con la misma terminaba por desconcentrarme.
-¿Ese es tu novio?
-Que te importa.
-Hijo, entiendo que tus gustos sean... diferentes a lo que es común aquí. Sólo te pido que seas discreto, ¿qué sucedía si era otra persona la que entraba aquí y te encontraba con esa...
-Cuidado el como te refieres a Pavel, se merece el mismo respeto que tú, ¿Me oíste? -Le advertí y apreté mis puños- Y sobre mis gustos, el único que se avergüenza eres tú, yo ya superé ese tema hace mucho tiempo, padre. Te has quedado en el pasado.
-¿Y tu novio? ¿No siente vergüenza?
Quise decir que no, quería gritarle que si era mi novio y que nos amábamos, pero nada de eso era cierto.
-Eso no te incumbe.
-Como te dije, tus gustos me importan muy poco, pero si me vas a avergonzar de esa forma, al menos deja que me sienta orgulloso de como juegas. No falles, eres un Kitjaruwannakul- Remarcó aquello como si fuera algo extraordinario.
-Pues lamento decirte que las únicas expectativas que debo cumplir son las mías -Determiné y lo dejé con la palabra en la boca antes de salir.
Fue inevitable no sonreír como un estúpido. Me sentía liberado después de haber dicho todo eso y por primera vez, no me sentí bajo tanta presión.
Y todo era gracias a Pavel y el poder de la tranquilidad que tenía su voz.
Me incorporé a la cancha y a donde estaban los jugadores dispersos. Con una energía vibrante, intenté sujetar a Pavel de la mano para contarle lo sucedido y él me miró con el ceño fruncido apartándose de mi agarre.
-Mucha gente, ¿recuerdas? -Chasqueó su lengua y se cruzó de brazos.
-C-claro, lo olvidé- Relamí mis labios y miré hacia el frente sintiendo una sensación nada placentera en el pecho.
¿Y tu novio? ¿No siente vergüenza?
Volví mi vista hacía Pavel y presencié como le lanzaba besos a las porristas que le sonreían.
Tal vez había estado viviendo mucho tiempo en una burbuja y olvidaba que este amor era unilateral.
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