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꒰⁠🔥꒱ Capitulo 17.




PAVEL.




Mientras me desvestía, sentía la mirada de Pooh quemarme de pies a cabeza y extrañamente me resultó emocionante.

-Eres hermoso, lo sabes, ¿verdad? -Pooh cruzó sus brazos sobre su pecho sin permitirse ni un momento dejar de verme.

Tenía un sentimiento de vulnerabilidad al encontrarme desnudo por completo ante él, pero aparté esos sentimientos y opté por verme poderoso y orgulloso de cómo me veía. Con una sonrisa, la cual sabía que le encantaba ver, guíe a Pooh a sentarse.

Pooh recorría mi piel y parecía estar a un segundo de abalanzarse sobre mí y morder cada parte de ella.

Principalmente esa zona en particular.

Complaciendo sus deseos, tomé sus manos y le dí la oportunidad de tantear la zona de mi pecho.

-¿Se siente bien? -Le dije con voz ronca al oído.

Pooh asintió, relamió sus labios y beso ambos pechos con sus labios humedecidos.

-Espera, cariño, aún no puedes tocar.

Pooh hizo un grandísimo esfuerzo por alejarse y por primera vez reconocí lo mucho que yo le gustaba.

Encendí la ducha y pronto el agua cayó sobre mí, Pooh me observaba sentado en la silla que le había indicado con la boca abierta como si estuviera a punto de babear. Ni siquiera hablaba y como le estaba dando la espalda, supuse que lo que me robaba su atención era mi parte trasera.

Con delicadeza, dejé caer shampoo sobre mis palmas y las deslicé por mi cabello, luego seguí con mi cuerpo. Mis manos acariciaban lentamente aquellas zonas que Pooh deseaba tocar y lo supe porque se removió en su asiento como un lobo encerrado y hambriento de carne.

-¿Puedes ir más abajo? -Me pidió con una voz tierna muy fuera de lugar para la situación en la que nos encontrábamos.

-¿Piensas que puedes ducharme mejor que yo?-Alcé una ceja mientras enjabonaba los tutuajes de mi brazo.

-Lo haría, pero no soportaré tenerte tan cerca sin poner mis manos en tus pechos.

-¿Quién te impide tocarlos? Son tuyos después de todo- La manera en que coqueteaba me sorprendía hasta a mí, pero no porque no lo haya hecho antes, sino porque era la primera vez que lo hacía con un hombre y no me parecía que fuera malo en esto.

Pooh cayó en la tentación y se levantó de la silla, en ese momento me percaté del bulto que sobresalía de sus pantalones y tragué en seco arrepintiéndome un poquito de mis seductoras acciones.

Creo que si me pasé.

Pooh se despojó de su ropa sin quitarme la mirada de encima lo que me ponía aún más ansioso. Pronto lo tuve junto a mí y luché por mantener mis ojos en su rostro, pero estos traicioneros se desviaron y recorrieron su cuerpo sin ninguna gota de pudor.

Era bellísimo, como una escultura de un Dios Griego en persona.

Las curvas de su cuerpo y su piel bronceada le daban el toque sensual que su rostro perfecto y su voz ya conservaban. No obstante, esos detalles fueron ignorados cuando la viribilidad erecta de Pooh se mostraba en todo su esplendor.

Me sentí el tipo más desafortunado de la tierra porque recordaba que ver a un hombre desnudo era la peor pesadilla que podía tener, sin embargo, aquí estaba apreciando la obra de arte que era Pooh.

Dí media vuelta y a esto Pooh lo tomó como un indicador de lo que debía hacer. Sujetó el jabón y me enjabonó, seguidamente sus manos esparcieron la espuma desde mis hombros hasta la parte baja de mi espalda.

Salté en un respingo cuando la mano de Pooh apretó mi nalga derecha, podía sentir su erección contra mi muslo.

-¿Nervioso, Promphaopun? -Pooh sonrío y sus manos subieron por mis abdominales- Sólo te estoy ayudando, tranquilo.

Las dedos de Pooh giraban alrededor de mi aureola y pellizcaban mis pezones, los cuales combinados con el frío se volvían erectos.

-Muero por llevarlos a mi boca- Pooh murmuró.

-N-no estoy nervioso- Contradecí en un balbuceo más concentrado en la forma en que mi pene se despertaba de apoco.

Pooh relamió sus labios y entré en pánico, cuando sentí su dedo deslizándose por el borde mi entrada.

-¿Qué tal ahora? -Pooh repartió besos en mi hombro que me ponían la piel de gallina.

-Pooh...-Suspiré.

Toda sensación se quedaba corta al sentir las manos de Pooh sobre mi cuerpo.

Fue un grandísimo error y me arrepentí de haberlo hecho porque cuando giré mi cabeza hacía Pooh sentí un pinchazo por la excitación que me causó aquella imagen.

Pooh con el cabello mojado hacía atrás y gotas deslizándose por las facciones de su rostro, siguiendo su recorrido por las líneas de sus clavículas y pecho.

Oh y sus labios gruesos que constantemente relamía llamándome a morderlos.

¿Qué sentía en ese momento? ¿Por qué no podía dejar de mirarlo? ¿Por qué sentía el impulso de besarlo?

Esta no era como la primera vez que me tocó porque esta vez yo... si sentía algo.

No resistí más tiempo antes de sujetarlo de la mandíbula y unir nuestras bocas en un beso. Moví mis labios sobre los suyos de manera salvaje y descuidada, Pooh no tardó en seguirme el juego y recibir mi lengua.

No lo besaba, prácticamente lo estaba devorando dejándome llevar por mis más bajos instintos.

Pooh era una adicción, su piel, sus manos, sus labios, todo de él y no podía separarme.

Pooh bajó sus manos a mi trasero y lo apretó a su antojo, pero no me importó porque estaba más concentrado en mi mano sosteniendo su miembro.

-¿Devolviendo favores? -Dijo Pooh en medio de gemidos.

Negué con la cabeza.

-Planeo hacerlo más interesante.

Me puse sobre mis rodillas y respiré antes de poner la viribilidad de Pooh en mi boca. Pooh maldijo y sujetó mi cabello entre sus dedos.

Empecé con la punta y disfruté de su sabor por un momento hasta que me acostumbré. Admití que de hecho no era tan malo, tal vez mejor que practicarle sexo oral a una mujer.

Miré a Pooh y maldición, se veía tan sexy con la boca entreabierta y gimiendo. Sus gemidos graves eran una caricia para mis oídos.

Quería haberlo sentir más así que insistí en tomar más de él e hice alarde de mis habilidades con la lengua.

-Tómame, cariño- Le sonreí y llevé su mano a mis cabellos.

Pooh obedeciendo sujetó mi cabello entre sus dedos y la metió más profundo, los movimientos de sus caderas me provocaron arcadas y lágrimas en mis ojos, sin embargo, su brusquedad sólo causaba que mi erección creciera.

Me gustaba que fuera tan brusco y que tuviera manos tan grandes, me gustaba su voz varonil y hasta los vellos de sus piernas.

Lo sentí venirse en mi boca y tocí repetidas veces mientras él se disculpaba y acariciaba mi cabello.

Pero esto no podía acabar aquí.

Me puse de pie y coloqué mis manos en la pared. Mis piernas temblaban, pero tenía que hacerlo.

-Puedes follarme, sólo no seas muy duro, por favor- Mi voz sonó ahogada.

Mi mente estaba nublada porque aunque yo decía que no quería, mi miembro decía otra cosa.

Para mi sorpresa, Pooh no me hizo caso y se dedicó a limpiar los fluidos de mi cuerpo.

-¿Q-qué haces? -Le reclamé frunciendo el ceño- Te dije que podías-

-Lo sé, pero no lo haré.

-¿Por qué?- Inquirí desentendido.

-No estás listo para que te folle y creo que yo tampoco- Admitió.

Observé la dulzura con la que acariciaba cada parte de mí y sentí algo de emoción llenarme.

¿Por qué? ¿Por qué tenía que ser así? Relamente quería odiarlo.

Suspiré y también me dediqué a limpiar su cuerpo, sentí una corriente eléctrica recorrerme cuando mis dedos se deslizaron por su piel.

Si no era gay, ¿cuál otra era la explicación para lo que sentía por él?












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