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Se suponía que cuando estabas enamorado veías todo de color rosa, sonreías todo el tiempo y disfrutabas de buenos momentos, viviendo al máximo.

Pero era como si en vez de toda esa felicidad, un gran ahogo estuviera consumiendo a Beomgyu. No podía sonreír ni siquiera, no podía mirar por más de dos segundos a Taehyun porque allí estaba, esa mujer, vigilándolo y observándolo tanto que parecía odiarlo, con esa mirada tan profunda que solo quería ir a donde ella y preguntarle si todo estaba bien con ella.

Ya habían pasado un par de semanas desde que su puesto de trabajo había cambiado, ahora estaba con Lee Felix, aquel divertido joven el cual se la pasa bromeando, riendo y mostrando una hermosa sonrisa a todos los trabajadores del lugar. Beomgyu no se sentía incómodo o cansado al trabajar con él, al contrario él era tan movido en todo lo que hacía que Beomgyu prácticamente no hacía nada interesante más que pasarle recados de Hani y llevarle un buen café. Hasta se podría decir que Beomgyu agarró un gran cariño por él, tanto como Felix por Beomgyu, hasta el punto de invitarle a su maravillosa boda.

Por otro lado, ya no podía hablar con Taehyun como antes, no cuando su esposa estaba merodeando por la empresa, pareciendo vigilar a su esposo al mismo tiempo que lo llenaba de mimos y besos.

Beomgyu estaba cansado, se sentía tan triste, celoso, enojado.

Frustrado.

Quería ir con Taehyun y besarlo tan profundo que lo hiciera olvidar del infierno que estaba viviendo, que le hiciera olvidar que no podían amarle libremente como querían.

Apenas y habían salido juntos a cenar en un restaurante privado, con comida cara y deliciosa, pero no era tan divertido cuando tenían que mantener un perfil bajo y solo podían besarse en el auto del mayor, escondidos por allí.

No era divertido, no más. Beomgyu ni siquiera sabía si aquello iba a funcionar, sus ojos dolían por las noches que lloraba mientras hablaba con Taehyun, teniendo que callar sus llantos mientras escuchaba la voz preocupada de Taehyun, su voz triste, apagada y desesperada.

No tenía que ser así, tan difícil.

—Buenos días Hani —dijo Beomgyu tomando un sorbo de su café.

—Buen día Beomgyu. Espera, Taehyun me dijo que antes de que vayas a tu lugar designado, pasarás a su oficina —casi sintió sus piernas fallarle. Con su boca seca, caminó hacia la oficina de Taehyun, y a penas Beomgyu se asomó por ella, Taehyun corrió a besarlo, tan profundo y tan duro que Beomgyu solo jadeó entre el beso, abrazando a Taehyun con necesidad, una que nunca antes había sentido.

Se quedaron en silencio un largo rato, ambos abrazados, sin moverse, sin importarles que pasaran minutos allí parados, sin decir nada, solo disfrutando del calor corporal del otro, transmitiéndose cuanto se extrañaban.

No era bueno necesitar de alguien tan fuerte, claro que no lo era, pero sentir a Taehyun cerca lo tranquilizaba, lo hacía feliz. No tenía que besarlo, ni abrazarlo o ni tener sexo, era más que eso, Beomgyu solo quería que tomara su mano, quería que le dijera te amo con solo su sonrisa y ojos.

No necesitaba nada más.

—No sabes cuánto te extraño, esto es una tortura —le dijo Taehyun posando sus labios sobre la nariz de Beomgyu. Él solo asintió y aspiró profundo el aroma de Taehyun, guardando en su mente cada uno de sus momentos juntos en ese instante, haciéndolo antes de que Yuna llegara y tuvieran que disimular—. Te necesito tanto que tengo miedo de perderte, tanto que duele. Te necesito tanto Beomgyu.

El menor solo asintió, tomando las mejillas de Taehyun y mirando a sus ojos, dejándole ver como se sentía.

—¿Cuándo vendrá Yuna? —preguntó Beomgyu mordiendo su labio inferior.

—Ella no vendrá hoy, Hueningkai enfermó ayer y se quedó a cuidarlo.

—Bien —dijo Beomgyu enredando sus dedos en el cabello de Taehyun, iniciando y manejando el beso, cerrando sus ojos con fuerza, sintiéndose aliviado, vivo una vez más. Por fin podía estar a solas con Taehyun, luego de tanta tortura podían tener un día solos.

Ni siquiera habían notado el pasar del tiempo, no cuando el seguro ya estaba puesto, cuando ambos tenían la ropa a medio quitar y Beomgyu ahogaba sus gemidos en los labios de Taehyun cada vez que lo embestía contra la dureza del sofá.

Beomgyu se sentía mareado, extasiado, feliz y satisfecho. Ni siquiera habían tenido juego previo como antes, no habían tomado su tiempo cuando desesperadamente ya estaban en ello. Mierda, ni siquiera estaban usando condón, era todo tan desesperado, rápido y desastroso que ambos podían reírse de ellos mismos y de su decencia siendo votada por el barranco, inmersos en su pequeño mundo de la obsesión y el amor que se tenían.

Beomgyu casi reía cuando ni siquiera habían pasado diez minutos y ya jodidamente se había corrido, ambos lo habían hecho.

Todo era un desastre.

—Lo siento, iré a buscar algo para limpiarte —Beomgyu acarició su mejilla.

—Está bien, no importa —empujó al mayor contra su pecho y lo abrazó, pasando sus brazos por la espalda de Taehyun, con una gran sonrisa dibujada en su rostro—. Quedémonos así un rato antes de salir a trabajar. Solo cinco minutos más.

Taehyun asintió, acomodándose junto a Beomgyu en el sofá, de forma en que ambos pudieran cómodamente abrazarse y estar juntos.

—Salgamos de aquí, vamos a otro lugar, a la mierda el trabajo —Beomgyu rió agotado, acariciando los cabellos de Taehyun, mirando sus ojos con dulzura.

—¿Qué pasa con Felix?

—Tranquilo, hablaré con él.

Y luego de aquello, ambos habían salido, ignorando la mirada de Hani, preocupada y sospechosa. Taehyun no le había dicho nada, solo que ambos saldrían y no regresarían así que cancelara todos los planes de ambos.

Beomgyu tomó la mano de Taehyun mientras este manejaba tranquilamente con su mano posada sobre el muslo de Beomgyu, sus manos juntas, encajando la una con la otra perfectamente.

Ninguno de los dos tuvo que decir algo al respecto a todo lo que estaba ocurriendo con ambos, ambos estaban conscientes que eran un par de adultos maduros los cuales sabían lo que hacían y la seriedad de su relación, a pesar de que fuera incorrecta.

Ambos estaban sonrientes, caminando por el centro comercial mantenido un perfil bajo sin toqueteo. Solo se dedicaban sonrisas sinceras y llenas de amor y cariño, diciendo mil te amo sin la necesidad del habla.

Entonces luego de semanas llenas de tortura, allí estaban, en aquella hermosa tienda de joyería, con Beomgyu apenado diciéndole a Taehyun que no tenía que molestarse, que a él no le importaban los regalos costosos, que prefería estar mil veces a su lado pasando un buen momento juntos. Pero Taehyun no tomaba en cuenta sus palabras, solo hablaba con la joven que atendía en el lugar, preguntando el valor de cada una de las joyas y pidiendo un par de anillos de pareja.

—Taehyun, compra el menos costoso, no quiero que gastes dinero en mí —le volvió a decir viendo con la joven tomaba su mano y calculaba la medida de su dedo para poder encontrar los anillos perfectos para ambos.

—No son costosos, nada de lo que te quiero dar lo es, de verdad que no importa, lo que importa es el significado que tendrá para ambos —Beomgyu iba a reprochar de nuevo pero entonces en ese instante la joven les mostró un par de anillos. Lucían costosos, elegantes y sencillos al mismo tiempo. Eran de oro, y solo pudo tragar su propia saliva cuando vió el precio de los anillos—. Hermosos —dijo Taehyun con una enorme sonrisa—. Los llevaré.

Beomgyu suspiró y negó con una suave sonrisa cuando Taehyun tomó su mano y la besó, haciéndolo reír por su repentina acción.

—¿Qué haces, tonto? —dijo Beomgyu riendo cuando Taehyun luego tomó el anillo correspondiente de Beomgyu y lo deslizó.

—Eres hermoso, te mereces todos los lujos del mundo Beomgyu. Sé que no te gusta que te haga regalos tan costosos como estos, pero quiero que sepas que ni con miles de regalos como este, llegaré a darte todo lo que te mereces —Beomgyu miró detrás de la espalda de Taehyun y vió que la mujer se había ido hacia otra parte, así que aprovechó para tomar las mejillas de Taehyun y besarlo en los labios, con una tonta sonrisa dibujada en su rostro.

—Eres increíble —Taehyun respondió con un suave "Lo sé cariño" y agradeció a la joven para así luego salir juntos de la tienda, con ambos con sus anillos puestos.

El camino de regreso a casa de Beomgyu fue corto ya que no estaban muy lejos de allí. Ambos estaban satisfechos, felices y llenos de amor. Un sentimiento que ya hacía tiempo que no sentían, no cuando Yuna estaba merodeando todos los días a sus alrededores.

Apenas Taehyun se estacionó frente a casa de Beomgyu, este último se volteó y lo miró, tomando la mano de Taehyun y entrelazando sus dedos con los propios. Beomgyu no pudo evitar sonreír cuando vió sus manos de aquella manera, luciendo ambos anillos, hermosos y significativos.

—Con este anillo quiero demostrarte que pronto, muy pronto ambos podremos salir adelante, ser felices y podremos hacer una vida juntos. Tomaré medidas Beomgyu, no me importa lo que tenga que hacer pero te prometo que pronto ambos seremos la pareja que siempre hemos querido ser.

Beomgyu asintió y vió como Taehyun alzó su mano para depositar un beso sobre ella.

—Nos vemos mañana, señor Kang —bromeó dando un apretón al muslo de Taehyun y saliendo del auto con una enternecida sonrisa.

Sentía algo en su estómago revolotear, lo extrañaba tanto.

Antes de entrar a casa, miró su anillo por última vez, sonriendo pero tomándolo y guardándolo en su bolsillo.

Nadie podía verlo.

—¡Fue increíble! Tenemos que volver a verla —decía Soobin con emoción, jaloneando a Hueningkai hacia el sofá.

—Mejor veamos otra mañana, a mí no me gustó tanto —su hermano hizo un puchero con sus labios, para luego despedirse ya que Hueningkai tenía que irse.

Beomgyu saludó a su hermano, diciéndole que estaría en su habitación por si necesitaba algo. Subió las escaleras en silencio, sin sacar su mano del bolsillo donde jugueteaba con el anillo. Y justo cuando estuvo a punto de abrir la puerta de su habitación, sintió una mano posarse sobre su hombro.

Era Heeseung.

—Hey —dijo Beomgyu en un saludo. El joven le sonrió y se cruzó de brazos apoyándose sobre la pared una vez Beomgyu lo había mirado—. ¿Pasa algo?

—Ya sé por qué no me correspondiste en la fiesta de graduación —soltó un largo suspiro—. Tienes novio, y uno con mucho dinero. ¿Fue por eso que no me quisiste? Él sí puede darte todo lo que quieras pero eso no quita el hecho de que es repugnante la idea de salir con alguien que prácticamente casi te dobla la edad.

—¿De qué hablas?

—De tu relación con el padre de Hueningkai, salen ¿No? Yo creo que sí. Deberías agradecerme, ustedes son tan descuidados, por poco Soobin y Hueningkai los ven juntos. Con suerte yo me di cuenta para entretenerlos mientras ustedes se tomaban de la mano como una pareja feliz.

Beomgyu sintió como el oxígeno se iba de sus pulmones y sus piernas falseaban.

—¿Qué planeas Heeseung? No estoy jugando.

—Yo tampoco estoy jugando, solo quiero entender por qué me rechazaste aquel día en la fiesta de graduación. Pero creo que eso ya no tiene remedio, al menos no por ahora —se acercó a Beomgyu y posó su mano sobre su mejilla—. Creo que desde el primer día que me conociste te diste cuenta que soy un chico muy comunicativo y sincero. Solo espero poder mantener la boca cerrada con Hueningkai y Soobin tan cerca mío, sería trágico que Soobin se enterara que su hermanito mayor es el amante del papá de su mejor amigo.

Muy trágico.

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