Prólogo
Como cada día de su vida, se despertó pronto para aprovechar el día. Ya había terminado los exámenes y por fin tenía un poco más de tiempo libre. O eso le hubiera gustado pero durante el tiempo que estudiase, tenía que ir a trabajar por las mañanas. Gracias a que la universidad lo permitió y debido a sus condiciones económicas, no tenía que presentarse más que a los exámenes.
—Ale, en marcha—pensaba saliendo de su pequeño apartamento.
Era un edificio que era todo alquiler para los estudiantes. Aunque solamente eran unos siete, y casi todos iban a clase, no necesitaban trabajar ya que sus padres le mandaban el dinero. Mientras, él debía currarse y ganarse el sustento.
Entró al local, mitad comida rápida y mitad cafetería, un nuevo intento de negocio que por el momento funcionaba. Hoy le tocaba en la parte de servir cafés, aunque no le disgustaba preparar los pedidos pues le dejaban comer algunas patatas.
—Aquí tiene—dijo dando el café a una señora.
—Muy amable jovencito—agradeció ella.
—Vuelva pronto.
Cuando trabajaba, tanto su mente como cuerpo entraba en modo automático. Solamente hacia su rutina sin pararse apenas, su cabeza iba de esa forma. Ese día había poca clientela en su parte, debido a que era Sábado.
—Apuntar pedido y servir pedido—pensaba mientras hacia eso.
De vez en cuando se pasaba por la de comida rápida para echar una mano en los pedidos cuando había mucha gente, así no tenían que escuchar quejas de los clientes, sobretodo al tocarle alguien que tarda en pedir o pide muchas cosas.
—Gracias Tn—le murmuró la compañera.
—Es un placer.
Por suerte ahora todo estaba más calmado y la gente disfrutaba en su mesa. Momento que dedicó a limpiar un poco el mostrador y un poco el suelo. Estaba distraído, pero solo un poco cuando escuchó una voz.
—Perdona—el joven volteó y no vio a nadie, miró a todos lados.
—Debe de ser un niño—se acercó al mostrador y tras este se encontraba una cliente que llevaba una máscara, gafas negras y gorra—. ah...pues no.
El chico tosió un poco.
—¿Qué deseas?—le preguntó sorprendido por la estatura de la joven.
—Un café...el número ocho
—Marchando—contestó antes de voltear a prepararlo.
Como era habitual, lo preparó, giró para acercarse al mostrador y entregarlo. La chica abrió el bolso y Tn pudo ver que era de una marca conocida y buena. De hecho, seguramente valdría lo mismo que tres meses de su sueldo...quizás hasta más. Uñas negras y aseadas, anillos de tonalidad dorado y plateado...una joven con objetos caros.
—Aquí tienes—le dio el dinero y se marchó con su café a una de las mesas.
En ese trabajo había visto de todo, personas de todas las clases sociales, pero tirando por abajo y no con cosas tan valiosas. Salvo algún influencer que se creía famoso.
—A seguir limpiando—pensó antes de volver a agarrar la escoba y barrer.
Después, se quedó observando por si entraba alguien. Pero nada, incluso en la sección de comida rápida.
—Momento de paz...—pensaba muy tranquilo y con todo limpio y organizado.
Sus ojos se dirigieron a la parte donde la chica estaba sentada, pero lo hizo de manera disimulada. Pudo ver que ella de vez en cuando miraba en su dirección. Aunque también miraba a muchos lados, como si le diera miedo que le reconocieran. Quizás era una persona famosa, pero Tn tenía muchas cosas de las que preocuparse y lo último que deseaba era meterse en un lío por acercarse a alguien famoso.
Cuando quiso percatarse, llegó su compañero para sustituirlo.
—Ya es hora...—miró el reloj—. hoy ha pasado rápido.
—Mejor, ¿no crees?—preguntó Zack.
—Pues sí, nos vemos mañana—el joven se fue al vestuario, se cambió y salió con la mochila tranquilamente.
Antes de irse, echó un vistazo y la joven bajita de antes no estaba. No obstante, la pudo ver afuera, aguardando a algo...o alguien. Por algún motivo, esperó unos segundos cuando un coche de gama alta aparcó cerca. La puerta se abrió y sus ojos vislumbraron a una joven llamarla para entrar.
—Voy—enseguida se subió y Tn empezó a caminar en dirección a su casa.
Al llegar a su piso tiró la mochila y se arrojó a la cama donde no tardaría demasiado en quedarse dormido.
Tras despertar, se hizo la comida y cantaba algo mientras tanto en voz baja, para sí mismo.
—Creo que hasta cielo llora de lo mal que canto—miró por la ventana como caía una fuerte lluvia.
Esa tarde se la pasó con palomitas y viendo una serie. No tenía ganas de estudiar ni hacer apuntes, ese día tocaba relax y tranquilidad.
Y un día más pasó...y tachado del calendario.
En la mañana se fue como era habitual y con unos cascos puestos hasta su lugar de trabajo donde entró, saludó a sus compañeros y se cambió de ropa.
—Un día menos para cobrar...—miró la fecha—. que vida más dura y cara me ha tocado vivir...
Tn no tenía el apoyo de sus padres, se fue por discrepancias y gracias a una beca y trabajos a medio tiempo lograba salir adelante. Tampoco tenía amigos ya que se fue de su ciudad. Allí, Zack quien era de su edad, tenían horarios distintos y solamente coincidían a la hora del descanso en alguna ocasión o festivo. Y de las chicas era mejor no hablar, apenas podía mantenerse él como para gastar en citas.
Mirando el mostrador, recordó a la chica bajita. Era cierto que el mostrador estaba un poco más alto que en otros sitios, pero era más barato dejarlo que hacerlo de nuevo.
—Uh, la chica de ayer—pensó viendo entrar con la gorra puesta y unas gafas, su ropa era de marca también.
Pero iba acompañada.
—¿Estás segura?—escuchó decir a su amiga.
—Si, no te preocupes...—respondió en el mismo tono.
Había poca diferencia de altura entre ambas. Ellas se acercaron y pidieron. La amiga llevaba una gorra también y cuando sacó la tarjeta porque decía que invitaba, vio que era de las que usaban las personas con mucho dinero.
Sin embargo, Tn iba a la suya así que sin sorprenderse, la tomó y pasó para luego darle el ticket y que comprobase de que era su pedido. Normas de la empresa. Y de nuevo, volteó, hizo los cafés y se los entregó.
—Gracias—dijeron recibiéndolos.
—Al menos hay gente que dice gracias...—pensó con toda la normalidad del mundo.
El lugar estaba normal y tranquilo, con gente pidiendo en la sección de comida rápida que era la que triunfaba a esa hora.
—Ah...paz...todo va bien...demasiado bien—frunció el ceño para sí mismo.
Y justo ahí...escuchó a unos hablando y mirando en dirección a ambas chicas.
—¡Son ellas!—escuchó decir.
Las chicas parecieron darse cuenta de que las observaban y se empezaron a poner nerviosas, ni siquiera se habían terminado el café.
Los cinco se acercaron y Tn vio perturbada su paz.
—¡Una foto!
—¿Sois ellas verdad?.
Todo esto parecía atraer a más gente, incluso tras el cristal de la ventana personas de fuera.
—¡Por favor!—uno de ellos recibió un pequeño golpe en la cabeza que los hizo voltear.
Tn le había golpeado un poco, no muy fuerte, con el palo de la escoba a modo de capón.
—Están molestando a estás clientas—dijo relajado.
—Son famosas—replicó éste.
—¿Y?, normas de la empresa apoyadas por la ley de comercio número 4/430 y artículo 5. En el mismo momento que un cliente acosa a otro, debe retirarse o será llevado hasta la policía...¿quieres hablar con ellos?—preguntó.
—No...—el resto se atemorizaron y se alejaron.
De hecho, se marcharon del establecimiento.
—Uff, listo—dijo suspirando.
—Gracias—dijeron ambas.
—No es nada.
Uno de los compañeros, un hombre más mayor se acercó hasta Tn y las chicas.
—Oye, eso de la ley de comercio...—empezó dubitativo.
—Ah, una mentira...menos mal que nunca entra gente que sabe de leyes—contestó provocando una pequeña risa en su compañero.
Tn regresó a su puesto y comprobó que ambas, más relajadas, se terminaban su café.
No obstante...todo cambiaría muy pronto...
Continuará...
Espero que les haya gustado este inicio :)
Un saludo.
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