Euphemia Ricci siempre fue una joven muy alegre, vivía enamorada del romance y eso no era lo esperado para una jovencita sangre pura como ella, que además era la heredera más fuerte de su familia.

Euphemia quiso enorgullecer a su familia y se comprometió con Lord Zabini, que ya tenía dos hijos, se dedicó a sus estudios de heredera y para en un futuro dirigir a su familia.

Todo eso pasó a segundo plano, acababa de terminar sus estudios en Beauxbatons y se comprometió con Lord Zabini. Él había invitado a su familia y a ella al baile de Yule en su segunda residencia en Londres (señorío que entregaría a su hija), en ese lugar lo conoció.

Fleamont Potter, un joven de 20 años (a diferencia de su prometido que le doblaba la edad), un Lord responsable de su familia y que le encantaba el quidditch. Era un coqueto torpe, se robo el corazón de Euphemia apenas se cruzaron. Era pelinegro, de ojos miel y una piel tostada, tenía unos preciosos hoyuelos y una voz encantadora. Pero su trato es lo que realmente enamoró a la heredera Ricci, un trato inusual en la sociedad sangre pura, respetuoso a ella y su posición de heredera siendo mujer.

El amor fue inevitable para ellos, de repente nada importaba para Euphemia, ni su herencia, ni su preparación, ni su prometido. Después de compartir cartas por aproximadamente un año, Euphemia rompió el compromiso que tenía con Lord Zabini, le entregó su señorío a su primo y viajó hasta Londres, donde rápidamente ambos contrajeron matrimonio.

Su familia estaba más que en disgustada, pero ya nada había por hacer. Fueron 26 años de un precioso matrimonio, dónde se dedicaron a los negocios de los Potter, viajaron por todo el mundo, asistieron a eventos sociales y fiestas. Fue en un evento social cuando Euphemia, segura que tenía todo y más de lo que alguna vez deseo, se enamora de la idea de la maternidad. Druella Rosier exponía a su pequeña hija ante la sociedad, mientras tenía otro bebé en camino.

Euphemia a sus 40 años se dio cuenta de su anhelo de ser madre, todos esos años decía que el criar a su primo desde los 15 la había dejado sin ganas de tener hijos, pero había cambiado de idea. Luego de cinco años intentando, ella y Fleamont tuvieron un hijo, James Potter.

Euphemia quería más hijos, pero el embarazo de James había sido riesgoso y el medimago le recomendó no tener más hijos. Ella y Fleamont notaron que lo único que faltaba en sus vidas era esa pequeña personita a la que dar amor, un pequeño que sea suyo, un resultado de su incomparable amor.

Euphemia se pasaba noches enteras observando a su hijo dormir, cada que bostezaba se le marcaban los mismos hoyuelos que a Fleamont, pero esa nariz había sido suya, mientras que los ojos también eran de su Fleamont.

—Mio Caro -la voz de Fleamont la saca de su trance mientras observaba a su hijo- Vai a dormire...

—Amore, guarda quanto è bello il nostro bambino -Fleamont le complacía hablarle en Italiano, porque decía que le encantaba escuchar su acento cada que le respondía.

—Il nostro puppo -Fleamont la abraza por la espalda y susurra a su oído- i miei amori, sono tutta la mia vita, grazie Phemi, per avermi dato quello che ho sempre sognato...

—Ti amo Monty...

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Euphemia gritaba y lloraba, los malditos sanadores la querían separar de su Fleamont. Él sufría y la querían alejar.

—Lady Potter, entienda... Lord Potter murió, no superó la Viruela de Dragón -Euphemia gritaba y zapateaba, llamaba a gritos a su esposo pidiendo que abriera los ojos.

—Mamá -Ahí en la puerta estaban James y Sirius, ambos con los ojos rojos.

—Mis hijos, mis amores -ella los llamaba a llanto- deben despertar a Monty, no puede ser cierto, él está recuperándose... él...

Euphemia se siente desvanecer en brazo de los sanadores, se siente sin fuerza y derrotada.

—¡Mami! -James rápidamente recoge en brazos a su madre, aún consciente, mientras Sirius echa a todos los sanadores de la habitación llamándolos insensibles y crueles.

—Hay que sacar a Monty... -Euphemia murmuraba mientras esconde su rostro en el pecho de su hijo.

—Mamá Phemi -ella levanta la mirada y ve a Sirius aguantando las lágrimas- Papá Monty tuvo una recaída, no aguantó la fiebre...

—Debes verlo tú mami -Euphemia esconde su rostro en el pecho de su hijo mientras niega- mira mami, Papà sta riposando, non soffre più... -Euphemia en un acto de valentía mira hacia donde yacía el amor de su vida, pálido con ojeras... pero la expresión de dolor ya no estaba grabada en su rostro, sus hermosos hoyuelos tampoco y su sonrisa coqueta menos.

—Mi brucia il cuore, non posso vederlo così -James y Sirius abrazan a Euphemia, la cual se rompe en brazos de sus hijos.

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Euphemia vestía de luto mientras caminaba por las coloridas calles de Arezzo, James le había suplicado que se marche lejos de la guerra a recuperarse de la muerte de su padre.

Ella escribió una carta a su primo, Gabriel Ricci la recibió con los brazos abiertos y con un hogar reconfortante. Gabriel era un hombre soltero al estilo de Alphard Black, la diferencia era que Gabriel era la cabeza de la familia Ricci y no tenía Heredero.

Ella trataba de perder sus pensamientos en la banalidades, pero ya nada tenía sentido sin Fleamont.

Luego de horas de caminta volvió a la residencia Ricci, todo estaba hecho un caos, con muchos magos y brujas bebiendo. De entre la multitud salió su primo, con una sonrisa de oreja a oreja.

—Mia bellissima cugina, hai sentito la bella notizia? -ella simplemente negó, no se encontraba de humor para hablar- La guerra è finita! Il Signore Oscuro è caduto la notte scorsa.

Euphemia sonrió y corrió dentro de la casa, lo primero que haría era contactar a sus niños, quería conocer a su nieta.

"¿Escuchaste sobre los Potter?"

Euphemia se detuvo al oír esas palabras, rápidamente se acerca al grupo de jóvenes esposas con una sonrisa forzada.

—Buenas tardes señoras, me gustaría unirme a su conversación...

—Claro señora, estábamos hablando de... ya-sabe-quién, dicen que fue vencido por una niña –la mujer hizo una pausa dramática– buscaba matarla, pero no logró...

—Oh, sus padres deben estar felices –dice tensa– tener una hija poderosa.

—oh, pobre niña... quedó huérfana, sus padres buscando salvarla fueron asesinados por ya-sabe-quién... –a Euphemia se le formó un nudo en la garganta.

—Eso no es lo peor Madame –dice una mujer con acento francés– dicen que el padrino de la niña los vendió a ya-sabe-quien, además mató a un amigo que trataba de avisarle a los Potter.

Euphemia sintió que todo le daba vueltas, sentía bilis subir por su garganta y retrocede unos pasos.

—Madame, ¿se encuentra bien? –Euphemia se desvanece antes de poder responder nada.

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Euphemia camina por los mohosos pasillos de Azkaban, con tres aurores  protegiéndola de los dementores.

Llegaron hasta una celda, ahí tirado y acurrucado estaba Sirius Black, con sus rizos enmarañados, ojeroso y pálido. No había rastro del chico que cuido y amo como un hijo más.

—Sirius –dice con voz temblorosa, el chico levanta su vista y se le cristalizan los ojos– dime que es mentira, jurame que es mentira y usaré hasta mi último maldito galeón para sacarte de aquí...

—Mamá Phemi... lo siento, todo esto es mi culpa, yo envié a James y Lily a su muerte, Rosella quedó huérfana por mi culpa... lo siento tanto... –Sirius empezó a sollozar mientras que Euphemia tragaba su llanto, ¿este niño que tanto amo los había traicionado?

—llevenlo al pabellón de celdas principal, encarguense que reciba un buen cuidado y comida –con una mirada de decepción se dirige a Sirius– por todos los años que James, Monty y yo te amamos, un último favor de la familia Potter, me encargaré de que estés bien aquí.

Lágrimas gruesas bajaban por el rostro de Sirius, no pudiendo contener su alma rota mientras su figura materna le daba la espalda. Todos sabían que se merecía estar ahí, pero ella igual le preocupaba su bienestar.

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Euphemia estaba en un barrio Muggle, después de rogar durante meses logró que Minerva McGonagall le diga la ubicación de su nieta.

Cuando iba a golpear la puerta de la casa oyó desde dentro el llanto desesperado de un bebé. Con su varita hizo un escaneo a la vivienda, solo había una persona en la casa y era el bebé.

Rápidamente hizo un hechizo para ingresar a la vivienda, siguió el llanto hasta un hueco bajo las escaleras, ahí estaba una bebé pequeña, con el rostro rojo por el llanto, un olor horrible venía de su pañal y su ropa estaba sucia por el vomito.

—oh, pequeña... –Euphemia realiza con eficiencia encantamientos de limpieza, pero la bebé seguía llorando, por lo que ella decide tomarla en brazos– ven conmigo tesoro...

La bebé estira su escote y le babea mientras sollozaba.

—oh, mi amor... tienes hambre –a Euphemia se le forma un nudo en la garganta, sabía que ella era su nieta, sentía ese núcleo mágico muy similar al de James.

Se pasea por la casa y hasta encontrar esos refrigeradores muggles, al abrirlo ve un montón de biberones con leche y decide tomar uno. Con magia lo entibia a la temperatura adecuada para un bebé y se lo da a su nieta.

La pequeña toma la leche como si llevara días sin alimentarse, su sollozo cesó rápidamente y al terminar la leche se acomoda en brazos de la mujer aferrándose a un volado de su vestido.

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Ruth Gemmell as Euphemia Ricci, Lady Viuda de Potter.

Anne Hathaway as Rosella Potter, Lady Potter y Heredera Ricci

Regé-Jean Page as Blaise Zabini, Heredero de la familia Zabini.