El primo con una misión extraña.
Atravesaron el portal tan rápido como un rayo, su aparición causó que una alarma se activara en el edificio, alertando al personal que se encontraba de guardia. Miguel ayudó a su primo a sentarse en una de las sillas que había en el consultorio. Tomó uno de los bancos y lo posicionó frente a su primo, había tanto que hablar, tanto que discutir y aclarar. Mientras que Hiro corrió hacia los pasillos del cuartel, para anunciar que se trataba de una falsa alarma, al mismo tiempo buscar a algún enfermero en turno, era un poco tarde para llamar a Honey y siendo que esa misma noche había sido el evento de su esposo, debería estar ocupada y exhausta.
—Manny... ¿Quién fue? y ¿Por qué te mandaron a cazarme? —. La mirada de Miguel era seria y fija a los ojos de su primo.
—¿No vas a esperar a que tu héroe esté presente? —. Manny respondió con cierto tono burlón.
—No, me interesa saber primero....—
Manny soltó un suspiro sutil. —No me dieron los motivos concretos, pero tal parece que tu presencia hizo el suficiente ruido como para alterarlo... digo, con el no solemos tener pedos, mientras mantengamos un perfil bajo... él tenía mucho interés en ti, y solo me dijo que debía regresarte a México—.
—¿Sabías que se trataba de mí?... —.
—No, ¿me crees capaz de entregarte? Aunque si me hubieras contado de tu pequeño secretito, quizás nos habríamos ahorrado la pelea, no le tienes confianza a tu primo el más cool y guapo mercenario que ha lidiado con cosas más raras... aunque pensándolo bien, el me pagó una buena cantidad...—.
—¿Te pagó? ¿Cómo le hiciste para encontrarme?—.
—Si, y fue una cantidad enorme... tu sangre y la de el es la misma ... Miguel... tengo una duda ¿Hiciste algo estúpido, como para que él esté tan interesado en ti? —. La mirada de Manny estaba fija en el rostro de su primo.
Miguel suspiró de manera pesada, su mirada era seria y realmente preocupada, se levantó del banco y caminó hacia la puerta.
—Recibí un regalo... poder, protección y todo el tiempo del mundo... tú sabes, lo que le gustaba hacer al charro negro—.
—Ya lo conocías entonces—.
—No, yo hablé con su antecesor—.
Miguel abrió la puerta para dejar pasar a Hiro con unos enfermeros, volteó a mirar a su primo, llevó su dedo índice a sus labios, para pedirle que ya no hablara más.
—Estos enfermeros curarán tus heridas... Debo notificarte que estarás bajo observación de este cuartel, atacaste a dos civiles con armas en mitad de la noche, por lo que serás catalogado como peligroso... Cuando te recuperes te haré unas preguntas y no podrás salir de aquí...— Hiro traía una tableta donde estaba agregando toda la información de Manny para agregarlo al registro de sospechosos. Estaba serio y se limitaba a solo hablar lo reglamentario.
—Hiro, ¿Es necesario hacer eso? Digo ya sabemos que es mi primo..— Miguel se acercó a Hiro preocupado por toda la situación.
—Lo es... Aunque sea tu primo, te atacó... Aparte, el es uno de los mercenarios más buscados de México—.
Mientras tanto los enfermeros ayudaron a transportar a Manny a la sala de enfermería para curar su pierna, detrás de él y los enfermeros iban Hiro y Miguel.
—Del mundo querrás decir papacito— Respondió Manny con tono burlón.
—Cállate Manny— Dijo Miguel un tanto molesto. —¿Hiro podemos hablar afuera?—.
Hiro asintió con la cabeza y avanzó hacia la salida, no sin antes indicarle a un guardia que se quedará a vigilar. Ya fuera de la habitación, Hiro miró serio a Miguel esperando lo que sea que quería decirle.
—Mira, entiendo que todo esto es tu protocolo, pero es mi primo, no es tan peligroso como siento que estás pensando... Si es a como lo recuerdo de niño... Es un poco errático, y solo yo puedo detenerlo sin problema.... y no creo que quiera hablar con nadie de autoridad, pero conmigo si que lo haría—. Toda información relevante debía conocerla Miguel antes que Hiro; le preocupaba que volviera a desconfiar de el y los orígenes de su poder.
—No lo sé Miguel... Aún no sabes bien el protocolo de aquí y todo lo que él diga debe ser puesto en la base de datos...—.
—Confía en mí, te daré toda la información.. solo deja hablo con el, hay cosas familiares que tengo que tratar con el...— Toma de la mano a Hiro y se acerca a darle un beso en los labios.
—Esta bien Miguel... Confiaré en ti, pero si me entero que haces algo malo te encerraré junto con tu primo en una celda vieja—. Suspiró y sintió su corazón acelerarse por ese pequeño beso, cada pequeño contacto con Miguel le encantaba.
Luego de una media hora esperando a que los enfermeros curarán la pierna de Manny, Miguel entró a la habitación, se acercó a su primo que estaba recostado en una camilla, tomó una silla y se sentó al lado; esperó a que Hiro diera la orden para que todos sus empleados salieran de la habitación.
—Ahora si, hablemos de eso... ¿es "él" el nuevo charro?—.
—Si... Bueno, si pero creo que aún está chavo para eso... Aunque es más despiadado que el anterior, cuando me buscó para el trabajo casi me mata—.
—¿Casi te mata?... ¿Y tú qué haces de su mercenario? Que no eras un luchador y héroe como tú papá?—. Miguel alzó una ceja.
— Ser héroe de tiempo completo era muy aburrido y ser villano no me gustaba mucho... dime tú... ¿Porque andas haciendo pactos con el diablo?—. Manny sonrió altanero.
—Yo no hice pacto con nadie, ya te dije que fue un regalo...—
—No Miguel... Tu y yo sabemos que ese regalito venía con algo más... Y por eso Leo te anda cazando... Espera, no será que por eso te busca el, jajajajaja estás muerto—. Comentó Manny entre risas con un tono cantado.
—¿Qué?— Sintió como si su cuerpo temblara, la conversación no estaba llegando a ningún lado. —¿Como que muerto?—.
—Quiere deshacer lo que su antecesor hizo... Por eso me dio mucho dinero por tu cabeza, esto va a ser divertido—.
Miguel se levantó de su asiento, comenzó a sudar frío, de pronto la habitación comenzó a sentirse pequeña, sofocante y caliente. Un dolor punzante en su pecho lo llevo a sostenerse de la cama. En el momento que Hiro sintió el mismo dolor punzante corrió a la habitación y se acercó a Miguel a ayudarlo; creyó que Manny le había hecho algo para lastimarlo, y estuvo a nada de atacarlo de no ser porque Miguel lo detuvo a tiempo.
—No Hiro... No hizo nada... Solo me alteré por la conversación... Pero esta bien—.
—¿Por la conversación? ¿Pues que te dijo?—. Hiro lo ayudó a sentarse sin quitar la mirada de Manny, se notaba que no confiaba en el.
—Nada, solo que hay un pequeño problemita...—.
—¿problemita? ¿Por eso te atacó?...—. Hiro miraba con el ceño fruncido a Manny
—Bueno, la historia comienza con Le...—.
—Yo te lo explicaré, pero será después... Es algo que tengo que contarte tranquilo—. Miguel salió de la habitación y Hiro fue detrás de él.
Hiro suspiró pesado, relajó sus hombro; tenía muchas preguntas para ambos, pero se sentía tan cansado que solo quería acostarse y dormir. —Esta bien... En fin, le asignaremos una habitación de máxima seguridad a tu primo, espero que entiendas que no puedo dejarlo libre...—.
—Entiendo, solo no lo entregues a la policía... —.
—No lo haré te lo prometo... Ahora, que tal si nos vamos a descansar, si quieres te llevo a tu departamento y me regreso a mi casa, para que descanses... Ese disparo en la cabeza estuvo horrible—.
—No sería mala idea pero no quiero estar solo... ¿Me acompañas? —. Miguel se sentía inquieto, triste y con un mal presentimiento, pelear con Manny no era nada, pelear con los espectros del otro lado era interesante; sin embargo, saber que quizás un ser igual o más fuerte el lo estaba buscando si le daba mucho miedo, no por el, si no por Hiro.
—E... Está bien, de todas formas íbamos a pasar la noche juntos—. Bajó un poco su cabeza para ocultar que su rostro estaba rojo de la pena, lentamente tomó la mano de Miguel. —Y cuando te sientas mejor me cuentas todo... No me hagas venir a preguntarle a tu primo—.
El tiempo en el cuartel había pasado de forma fugaz, eran pasadas de las 3 am; las calles estaban alumbradas en su totalidad por los faros, el silencio era tal que ni un alma se atrevería a pasar; no era una ciudad peligrosa del todo, gracias al trabajo de Hiro y su equipo todo se mantenía al margen, así que ambos jóvenes podían caminar tranquilamente por la ciudad. El camino no era muy largo, pero Hiro y Miguel avanzaban a paso lento. Hiro se tomaba su tiempo para caminar y disfrutar de lo que les quedaba de la noche, sin embargo, Miguel estaba distante, sumergido en miles de ideas unas más horribles que otras; tal era su preocupación que esta se escapaba por sus ojos, su respiración y cada paso dado. Hiro optó por tomarlo de la mano y guiarlo sin decir una sola palabra, era claro que no era el momento de hablar y que todo tenía que ver con su primo, pero insistir sería en vano; así que siguió y siguió caminando a paso lento y firme hasta que ambos llegaron al edificio de departamentos.
Una vez llegaron al departamento de Miguel, Hiro se aseguró de cerrar bien, que las cortinas cubrieran por completo las ventanas; tomó una botella de agua del refrigerador, y fue directo con Miguel quien simplemente se fue a la cama, no tuvo reparo en ponerse un pijama, ni siquiera los zapatos se había quitado. Por su cabeza solo rondaban escenarios tristes, preocupaciones, y la más importante de todas, su relación con Hiro y como se llevaba bien con Marco. Ocultó su rostro en las almohadas y dejó salir un largo suspiro, estaba abrumado. Hiro dejó la botella de agua en la mesa de noche que se encontraba al lado de la cama, tenía la esperanza que Miguel tomaría un poco de agua; mientras tanto, dejó algunos mensajes a sus amigos con el fin de tranquilizarlos, porque no habían llegado siquiera al lucky cat en poco más de 3 horas; así como actualizarlos sobre el misterioso primo de Miguel. Mandó un último mensaje a su tía con el fin de no preocuparla en la mañana al despertar y ver que no estaban ahí, así que le dejó un:
"Todo bien tía, estoy en el departamento de Miguel
nos vemos mañana en el lucky cat".
Dejó su celular en la mesita y se sentó al lado de Miguel en la cama, estaba preocupado por el ese comportamiento no era de lo más común y temía que algo realmente malo estuviera pasando, incluso llegó a pensar que no quería estar con él en esa noche.
—¿Estas bien? —. Preguntó Hiro.
—Si...—.
—No te creo...—. Suspiró mientras acariciaba sutilmente la espalda de Miguel. —Desde que salimos del cuartel no has dicho nada, ni una sola broma...—.
—Estoy bien, olvídalo—.
—Miguel, no soy estúpido... se que algo te pasa—. Hiro frunció el ceño. —¿Enserio vamos a hacer esto? Se supone que yo soy el desconfiado—.
Miguel se dio la media vuelta para acostarse boca arriba, cubrió su rostro con su antebrazo y suspiró. —No es que no confíe en ti, pero esto es mucho más que jugar al héroe—.
—Vamos Miguel, tu y yo hemos derrotado a bestias aquí y en el mundo de los espíritus—.Hiro esbozó una sutil sonrisa, esperando que Miguel entendiera que el podría comprender lo que sea.
—Pero yo te rescaté...—.
Eso último no solo molestó a Hiro, se sintió ofendido; "Yo te rescaté", eso sonaba tan denigrante con ese tono serio y cortante de Miguel. Frunció el ceño y se levantó de la cama, si no quería contarle nada la persona por la que siente algo, entonces no tenía nada que hacer ahí. —Entonces quédate a sufrir solo... sabes que Miguel, no te entiendo... me pides confiar en ti, pero cuando es al revés me haces a un lado...—.
Antes que Hiro diera un paso, Miguel le tomó de la mano. —Hiro espera... no quise decirlo así... lo siento... es solo que... —.
—¿Es solo qué? —.
Hiro se sentó al lado de él, aun se sentía molesto por lo que había dicho antes, pero le importaba mucho Miguel, sabía que el sentimiento no tenía una explicación lógica pero ya no importaba, era tan agradable sentir el corazón de el dentro del suyo, se sentía tan bien estar a su lado. Tomó la mano de Miguel como un apoyo, quería dejarle en claro que estaba ahí junto a él para escucharlo.
Miguel se tomó un momento para pensar y organizar sus ideas, y luego de ese breve silencio comenzó a contar todo lo que habló con su primo, todo lo que le dijo, sus motivos de haberlo atacado; le explicó como fue que sucedió todo desde un inicio. Se tomó el tiempo de contarle la historia del charro negro y lo importante que era para su país.
—Hiro, yo fui un niño muy solo, primero ser el único que amaba la música, luego el único que podía ver a mi familia fallecida... y el único con un don regalado por el mismo charro negro... Marco hacía cosas cuando yo dormía y me enteraba al día siguiente, muchas de ellas eran travesuras o cosas muy malas, fui un imán de cosas paranormales y monstruos... Había rumores sobre que el charro había sido heredado y que me buscaba... pero no le tomé importancia y ahora con mi primo aquí... se que Leo quiere atraparme—. Miguel se abrazó a si mismo, estaba temblando, era muy duro contar el lado más vulnerable de sus recuerdos. —Aun ni se que soy... y ya me quieren matar—.
No podía creer Hiro todo lo que le contaba, detrás de ese chico feliz, bromista y gentil había un chico triste y solitario; con cada palabra que decía se identificaba más con él, pero al final de su relato sintió un miedo horrible apoderarse de su cuerpo, si Miguel era en todo caso inmortal, ¿habría la posibilidad que existiera alguien más fuerte que el que pudiera destruirlo?
—Entonces ¿Manny sabía todo esto y aun así te atacó? —.
—No, él no sabía nada, dice que el charro lo contrató para encontrar a alguien, pero jamás le dijo quien solo le dio algo con que encontrarme y supo quién era cuando peleábamos—.
Hiro suspiró pesado, se acercó a Miguel y lo abrazó con gran fuerza, era una situación delicada y podía entender lo abrumado que se sentía, la maldición del daruma, sus poderes y ahora alguien queriendo atraparlo, todo se complicaba demasiado. —Yo estoy aquí, no vas a estar solo nunca más—.
Miguel escondió su rostro en el hombro del mayor, las lágrimas comenzaron a caer; sentía miedo, no por él, si no por perder a Hiro; pero sus lágrimas caían más por esas palabras, su cuerpo se sentía más ligero, su corazón estaba extrañamente en calma, sentía como si un Miguel pequeño fuese el que estaba llorando. Hiro sentía lo mismo que el sentía y las lágrimas no paraban de salir de sus ojos, entendió que Miguel estuvo pasando por tantas cosas y se maldecía a si mismo por haberlo tratado tan mal al inicio. Así se quedaron por al menos una media hora, aunque para ellos se sintió eterno, hasta que Miguel se separó, limpió sus ojos con su camisa y suspiró.
—Miguel... se que esto no te gustará, pero voy a ayudarte, haremos todo lo que sea necesario para mantenerte seguro y lejos del charro—. Hiro tomó su mano con fuerza. —Se que te asusta que me pase algo, puedo sentirlo en mi corazón, pero por favor, no niegues la ayuda de quienes te aman, o te sentirás más solo...—.
Las palabras de Hiro se clavaron en la cabeza de Miguel, le sorprendía verlo tan impetuoso a ayudarlo, tan maduro y sincero; sentía que más se enamoraba de él, pero ahora de una manera más espiritual. Aunque no quisiera que le hicieran daño, sabía que Hiro no se detendría y haría de todo para protegerlo, así que quizás era momento de aceptar su ayuda y no subestimar su poder.
—Está bien, pero quiero que me prometas una cosa—.
—¿Qué cosa? —.
—Mantente con vida...—.
Hiro sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, su corazón latía tan rápido que podía jurar que se saldría. Era una promesa que siempre estaría dispuesto a cumplirle, para seguir a su lado, ahora más que nunca quería estar con él.
—Siempre—.
Miguel esbozó una sutil sonrisa y se acostó de nuevo, se quedó boca arriba observando el techo, aun se sentía triste y ansioso, pero su mente estaba más tranquila y su corazón era más ligero. Hiro lo acompañó, así como el, acostado boca arriba mirando el techo, ambos sin decir nada, solamente haciendo compañía del otro. Poco a poco se quedaron dormidos, tranquilos porque estaban juntos y seguros; por primera vez, Miguel pudo dormir tranquilamente sin pesadillas.
Los primeros rayos de sol se escapaban por aquellas partes de la ventana que no fue cubierta, iluminando la habitación los necesario para poder ver todo en la misma, la temperatura era fresca con un ligero aroma dulce proveniente de una panadería que se encontraba al otro lado de la calle; un aroma tan delicioso que despertó al chico moreno. A regañadientes fue abriendo los ojos, se sentía aun somnoliento, su cerebro pedía despertar, así como su estómago que le suplicaba comer algo, pero estaba tan cómodo en su cama que su estómago podía esperar. A medida que despertaba sintió el calor frente de él, creía estar abrazando una almohada, sin embargo, sentía cosquillas en su nariz, al abrir los ojos pudo ver una maraña de cabello cerca de su rostro, tenía una aroma agradable, fresco y floral. Cerró los ojos de nuevo y esbozó una sonrisa sutil y abrazó con más fuerza a Hiro, se sentía demasiado tranquilo; sin embargo, todo cambió de forma estrepitosa ya que quien despertaba era Marco y no Miguel, por lo que cuando su cerebro despertó por completo se alejó de un salto y un gritó tan alto que despertó a Hiro.
Marco cayó al piso y sintió un dolor que acalambró su cadera y sus piernas; no sabía que estaba pasando o porque habían terminado Hiro y Miguel en la cama, su rostro estaba muy rojo, del solo pensar en todo lo que posiblemente pasó en esa cama lo llenaba de un asco horrible.
—¡¿T...Tu qué haces aquí?! —. Gritó Marco intentando levantarse.
—¿Qué hago aquí? Miguel, dormí aquí... espera... ¿Marco? —. Aun se encontraba entre dormido y despierto, talló sus ojos con su mano. —¿Qué pasó con Miguel? —.
—Eso no es importante ¡¿Qué carajos hacen los dos pasando la noche?! —. Marco estaba notoriamente alterado. —¡Qué horror! Me dormí abrazándote—.
—Ay Marco, deja de comportarte como niño, no pasó nada... Miguel tuvo una noche pesada...—. Hiro se levantó de la cama y caminó hacia el baño para lavarse la cara. El comportamiento de Marco no le agradaba mucho, aunque en general, Marco no le agradaba del todo.
—A mi que chucha me importa que la pasara mal... yo le dejé en claro que no quería nada de cosas gays—.
Hiro soltó una risa sarcástica. —Debería importarte, tiene que ver contigo y la bestia esa rara que sale a veces—. Salió del baño, tomó una toalla que estaba colgada cerca del armario y se terminó de secar la cara. —Tengo entendido que no supiste de lo que pasó después del ataque con tu primo... eso te lo contaré luego, ahora arréglate que tenemos que ir lucky cat—.
—A chinga... yo no voy a ir contigo a ningún lado—. Marco se acercó a Hiro de forma intimidante mientras le miraba fijamente frunciendo el ceño.
—Vas a tener que, a menos que despiertes a Miguel—. A Hiro no le intimidaba la presencia de Marco, hasta cierto punto le divertía hacerlo enojar, de todas formas, no le agradaba.
Marco buscó como despertar a Miguel para intercambiar conciencias, pero todo intento fue en vano, Miguel no se podía despertar, se encontraba muy afectado y asustado de algo que aún no comprendía. —No va a despertar...—
—¿Él está bien?— Preguntó Hiro mientras intentaba arreglar su cabello, aunque fue en vano.
—Eso parece, es un mecanismo de defensa... Tal parece que me quedaré yo hasta que su mecanismo se desbloquee—.
—Aun no entiendo cómo funcionan ustedes—.
—Te refieres a nosotros como su fuéramos robots...— Frunció el seño. —En fin, voy a tener que cuidar de el ¿Qué vamos a hacer? —. Marco soltó un suspiro, estaba molesto y confundido.
—Trabajar, es domingo...—. Hiro se sentó en la cama, metió un pie en una bota y comenzó a hacer el moño. Le pareció demasiado linda la actitud tranquila de Marco hacia la condición de Miguel; le pareció que Marco ya estaba acostumbrado a relevarlo en momentos. Pero luego recordó el tan horrible carácter que se carga el cuervo y se le pasó.
—Que hueva... pero no tengo de otra, ¿al menos me vas a dar de comer? —. Marco fue al baño para lavarse la cara y los dientes.
—Si te comportas si...—. Convivir con Marco era complicado, se quejaba más que Miguel y siempre tenía un mal carácter en casi todo. Aunque lo conocía poco, Hiro podía reconocer cuando Marco tomaba el control; apresar que sabía actuar medianamente como Miguel (cuando no está de un buen humor); el comportamiento hacia el siempre era de repudio, sin mencionar que sus ojos se vuelven de un color ámbar muy brillante.
Se levantó de la cama y caminó rumbo a la puerta de salida, tenía que dejar de pensar en Marco de esa forma. —Apúrate que mi tía nos va a regañar si llegamos tarde a nuestro turno—.
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Holoooo!!
Ha pasado un tiempo desde la última actualización, ya no estaba pudiendo continuar con la hisotria con el ritmo que tenía antes, sinceramente me encantaría terminar la historia ya que le tengo mucho cariño y no me gustaría dejarla a medias. Espero poder tomarme el tiempo para continuar escribiendo, aunque no prometo que pronto tenga la siguiente actualización.
He tenido mucho trabajo con mis ilustraciones y aparte continuar con mis streams en twitch me consume casi todo el día, casi ni he podido dibujar sobre Higuel uwu y tengo muchas ideas en mi cabeza pero por una u otra razón no logro sacarlas a flote.
Aun así quiero agradecerles por todo su apoyo, se les quiere mucho mucho!!!!
Aquí les dejo el link a mis otras cuentas!!
https://linktr.ee/yongelli
Ahora si con respecto al capítulo, como era de costumbre un dibujito, me van a tener que esperar un par de días jsjsj lo agregaré aquí al capítulo pero también lo subiré a mis otras redes para qye estén al pendiente.
Por el momento es todo lo que tengo que anunciar, espero que les guste el capítulo y nos vemos en la siguiente actualización. ^^
Bye-bye
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