«DOS CORAZONES...»
Dos corazones y un nuevo comienzo.
________________
Año nuevo, mediados de enero
Seoul, Corea del Sur.
—Buenas noches, bienvenido a Golden Flavor. Mi nombre es Jeon JungKook y hoy, tendré el inmenso placer de atenderlo. Sígame, por favor.
El rostro de JiMin era todo un poema al verlo. JungKook se había esmerado en cada detalle. Desde la escasa luz, hasta las velas, la música suave de fondo y el toque aromático de las flores nocturnas que tanto había buscado entre cada floristería de la ciudad y gracias a todo lo existente, encontrado.
Hoy, Golder Flavor había cerrado sus puertas un poco más temprano de lo habitual, iniciando así la preparación para lo que espera fuera la noche perfecta. Se había dedicado a decorar el lugar con sus propias manos, sacando nuevos manteles y copas, comprando velas con aromas suaves y flores hermosas y olorosas.
JungKook debía reconocer sus debilidades y el continuo navegar entre un cúmulo de olas cargadas de disímiles pensamientos. Esta noche era una mezcla de expectativa, nerviosismo y cálido sentir.
Una cena, una cita para dar comienzo a un nuevo capítulo en la vida de ambos. Uno que esperaba y quería escribir poco a poco. JungKook quería amar y ser amado para bien, y la idea de que JiMin no merecía más que amor puro y genuino era todo lo que inundaba su mente.
—Es hermoso —susurró JiMin entrando al lugar—. Y tú luces muy bien, señor Jeon.
JungKook volcó toda su voluntad en no demostrar el sonrojo que luchaba por cubrirle las mejillas. En respuesta a tan descarado halago, Jeon le brindó un guiño e inclinó como un artista que agradece a su público.
—Todo por ti.
—No tenías que esforzarte tanto, pero lo aprecio mucho —susurró JiMin al tomar asiento—. Gracias.
JungKook asintió como si no hubiera dedicado horas enteras a preparar cada pequeño detalle.
—Ha sido todo un placer —susurró en cambio. La mirada cálida de su invitado le decía que agradecía y estaba sumamente complacido por el detalle.
JiMin parecían esconder un toque de timidez tras sus palabras, mirando a todos lados como si no supiera hacia dónde mirar. Casi parecía ser parte de un nuevo mundo. Uno del cual JungKook estaba feliz de formar parte.
JungKook no perdió el tiempo, él se alejó bajo la atenta mirada de un intranquilo JiMin de manos juguetonas al borde del mantel y sonrisa brillante. Lucía hermoso esta noche, su cabello oscuro iba peinado hacia atrás, con una abrigo de cuello alto en tono turquesa y una chaqueta oscura que hacia juego con su pantalón y bonitos botines cortos de tacón cuadrado. Sofisticado y hermoso. Justo como él.
—Barquitas de berenjena —presentó el primer platillo. Unas barquitas de berenjena con requesón, tomates y albahaca.
JungKook pudo haber pedido a alguno de sus trabajadores que les sirviera, pero siendo honesto, quería mantener la privacidad del momento y disfrutar de las expresiones fáciles de JiMin al degustar los diferentes matices como el más deseoso servidor. Solos ellos, disfrutando. Podría haberlo hecho en casa, pero apenas hace tres días se había mudado y era un infierno de desastre que necesitaba un poco de tiempo para arreglar.
—¿Te gustan?
—Estan deliciosas —aseguró—. Nunca había probado este platillo.
—Me alegra que te guste —sonrió JungKook—. Espero que todo sea de tu agrado. Intenté probar con cosas que fueran de tu gusto.
JiMin alzó una ceja, curioso ante la elección de palabras. JungKook apretó los labios, sonriendo suavemente.
—Puede que haya tenido un poco de ayuda.
JiMin negó con suavidad.
—¿Con "un poco de ayuda" te refieres a toda la pandilla? —instó, riendo al ver la vergüenza en las mejillas de su cita—. Eres adorable. Un partidazo adorable.
JungKook se aclaró la garganta. Rodando los ojos y trabajando en su expresión logró mantener su postura lo más digna posible.
—Estoy intentando mantener la compostura, JiMin —alzó el mentón—. No arruines mi buen trabajo.
JiMin levantó las manos como si de una rendición bélica se tratara.
—Está bien, está bien.
Después del platillo entrante, pasaron al principal. JungKook había averiguado sobre las carnes preferidas de JiMin, de entre las cuales eligió conocinar pato. Un Magret de pato, acompañado de calabaza y salsa de frutos rojos. Todo esto en compañía de un vino Marqués de Casa Concha Pinot Noir.
JungKook estaba más que consciente de sus dotes culinarias, pero oír a JiMin perder la compostura y cerrar los ojos ante la explosión de sabores en su garganta fue hermoso. Una melodía deliciosa a sus oídos, donde el vino no hizo más que ampliar la experiencia, dándole un toque suave y fresco.
Una vez terminaron y tomaron un momento para hablar de la cotidianidad de sus vidas, JungKook sirvió el postre. Este no era nada y nada menos que unos deliciosos pasteles de lava de chocolate fundido.
—¿Cómo califica su experiencia, señor Park? —preguntó. Un par de horas después—. ¿Volverá a nuestro establecimiento o no hemos pasado la prueba?
JiMin tomó un toque de vino con tranquilidad. El pequeño sorbo bajó por su garganta y JungKook no perdió un segundo de ello. Las mejillas del pelinegro tenían un rastro sonrosado acompañado de un brillo profundo en los orbes avellana. Dios mío, se veía hermoso.
—Debo decir que disfrutado muchísimo de su cocina, señor Jeon —sonrió alzando la copa en dirección a JungKook—. Me encantaría volver y probar más de ello.
—Me alegra escucharlo.
Ambos se quedaron prendidos del otro, una apreciación mutua que bailaba al ritmo de la paz y la candidez de sus corazones. Allí, a mediados de enero, con Dos copas de vino y velas, flores y el manto de la noche.
—¿Lo crees posible? —preguntó JiMin de la nada. Su mirada posada con intensa espera en su persona.
—Creo posibles muchas cosas, JiMin —respondió JungKook en cambio. Él se levantó y bordeó la mesa. Elevó el volumen de la suave música de fondo y extendió una mano a su acompañante—. Baila conmigo.
JiMin se mordió el labio inferior, asintiendo y aceptando la invitación.
JungKook los llevó al centro del restaurante donde había el espacio suficiente para bailar lento. Tomó la mano derecha de JiMin y posó la izquierda a la altura de su cintura, comenzando el lento balancear de sus cuerpos.
—Creo en la verdad, en los sentimientos y la bondad. Sé que son posibles. Tú me lo has demostrado —dijo.
JiMin alzó la marea avellana hacia los ojos de JungKook.
—Dime más —susurró, ambos con los rostros cerca y el ambiente romántico pululando alrededor—. Quiero saberlo todo.
JungKook sonrió, desviando la mirada, escondiendo una sonrisa en la mejilla de JiMin. Un gesto sencillo e íntimo que se sentía cómodo y correcto entre ambos. Como si fuera lo natural. El siguiente paso.
—Creo en las segundas oportunidades y los nuevos comienzos —agregó.— En las recompensas de la vida y las decisiones del corazón.
JiMin soltó su mano, colocando ambas alrededor del cuello de JungKook. Ambos pechos rozándose bajo las telas. Los rostros en el cuello del otro.
—Creo en nosotros —susurró apretando la esbelta figura de JiMin entre sus brazos—. ¿Y tú?
JiMin respiró profundo, alejándose con una sonrisa de mirada húmeda, dejando una caricia en la mejilla de JungKook.
—Creo en tí y en mí —juntó ambas frentes—. Y eso es más que suficiente.
—Gracias, JiMin.
Él no preguntó porqué y JungKook estuvo agradecido al respecto, porque entonces tendría que decirle tanto que no creía tener el tiempo suficiente. Pero sobre todo, por demostrarle que todo pasa.
La música, la escasa iluminación y los corazones latiendo al unísono, fueron solo la antesala a un anhelante y sentimental beso. Un toque de labios deseosos de amar y compartir la verdad y genuina emoción del lazo. De querer y procurar con genuino sentimiento y cuidado. Un beso que marcaba un nuevo comienzo, un salto de fe entre dos corazones.
Dos almas que pese a la tonada que les cantó la vida y la brisa que trajo consigo el trinar de un bolero tan triste y oscuro, como sangriento y melancólico, han logrado levantarse y entonar su propio ritmo. Demostrando que después de las nevadas más frías y las noches más tristes, la calidez puede ser un regalo hermoso e inesperado, cargo de dulzura y amor.
__________
Fin
Gracias por leer "Bolero Sangriento"
Felices fiestas 🎄✨.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro