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6. El Bar Nocturno

Un anciano abrió los ojos, encontrándose tirado en una especie de pasto reseco. Se levantó lo más rápido posible, pues si mal no recordaba, este sueño ya lo había tenido antes. No obstante, lo peor sólo llegó un par de segundos después, cuando una enorme figura triangular apareció frente a sus ojos.

--¡Hola Stanford!--exclamó.--¡Tanto tiempo! ¿No?

El hombre gimió al ver nuevamente al mismísimo Bill Cipher frente a sus ojos. Se supone que su hermano lo había destruido en ese mismo verano en el que por fin salió de aquel portal, y con el pasar de los años nunca se había vuelto a saber de él. ¿Qué había pasado?

--¿P-P-Pero qué...? ¡¿Qué mierda estás haciendo aquí?!

--Uy, no me imaginé ese vocabulario de parte de mi amigo más inteligente.--rio maniáticamente.

--¡No somos amigos! ¡Dime cómo llegaste aquí!

--Tal vez la "gran" destrucción de tu hermanito no salió para nada bien. ¿Quién sabe?--dijo lanzando rayos hacia Ford, los que por suerte logró esquivar.--De haber entrado a tu mente en lugar de la de Stan, tal vez esto no hubiera pasado.

--¡Pero si el plan había salido a la perfección!--exclamó el anciano desesperado, para luego simplemente suspirar resignado.--Sólo dime qué es lo que quieres de mí ahora.

--¿De ti o de tu familia? Claramente sufrirás más sin ellos.--volvió a reír, lo que provocó aún mas miedo en Stanford.

--¡Ni se te ocurra tocar a mi familia!--gritó.--¡Haz lo que quieras conmigo loco, pero no hagas sufrir a los que amo!

--Pues ya es tarde.--respondió mientras su amarilla apariencia cambiaba a roja, al igual que su voz se agravaba y cada vez comenzaba a acercarse más a él.--¡Tengo un plan del que ni tú ni los Pines podrán escapar!

El hombre quedó sin palabras mientras observaba al triángulo muy cerca, lo que posteriormente lo llevó a ver imágenes de Dipper, Mabel y Stan rápidamente hasta que finalmente despertó desesperado.

--Hasta que por fin despiertas.--se cruzó de brazos el otro anciano frente a él.--¡Te dormiste como una hora en mi sofá!

--¡Stanley!--se levantó rápidamente del sillón.--¡Necesito decirte algo importante!

--Pff. ¿Y qué es más importante que haberme perdido lucha de bebes? Franceses, claro. ¡Pero lucha de bebes!

--¡Bill ha vuelto!

Stan se quedó en silencio, para luego reírse a carcajadas sin creer en las palabras de su hermano.

--Sí, claro, y las pepitas de oro del mostrador son reales.

--No lo entiendes. ¡Esta vez es cierto!--exclamó poniendo una mano sobre su hombro.--Y lo sé porque acabo de soñar con él y me dijo que les haría daño.

--¿Y cómo se supone que volvió si yo mismo fui el que le dio un puñetazo en mi mente?

--¡Ni yo se cómo! Lo único que sé es que volvió para quedarse.

Unos pasos se escucharon desde la escalera, para después dar paso a Cavendish y Dakota sonriendo.

--¡Allí están! ¿Listos para ir a divertirnos?--interrumpió el castaño mientras bailaba levemente.

--No puedo creerlo. ¡Casi lo olvido!--exclamó Stanley.

--Descuida, son las doce de la noche recién.--dijo el de sombrero mientras miraba su celular.--Debe estar abierto aún, y dudo que cierren temprano.

--Bueno, suerte chicos, pero yo no iré.--habló Ford cruzándose de brazos.

--¡Vamos, hermano! ¿En serio prefieres quedarte aquí encerrado con tus pesadillas raras en lugar de divertirnos con mujeres y alcohol?

--¡Ya te dije que era real!--susurró enojado.

--Y yo lo que creo es que estás muy neurótico desde que volviste a tus investigaciones.--respondió.--Tal vez distraerte en otro entorno te relajará. ¿No lo crees?

--Bueno...--El anciano lo pensó un poco, y quizás él estaba un poco en lo cierto. Sin embargo, seguiría sospechando de ese extraño sueño que se sentía muy real.--Supongo que tienes razón...

--¿Entonces qué estamos esperando?--dijo mientras tomaba el brazo de su hermano.--¡Vamos!

--¡Sí!--exclamaron los dos amigos a la vez que seguían a los ancianos.

En tanto, en un hogar normal de Paris, una mujer observaba el reloj de su celular, que ya marcaba las doce en punto de la noche. Posteriormente, giró hacia el otro lado de la cama para comprobar que su esposo esté completamente dormido. Salió lentamente del lugar para evitar hacer algún ruido, para después salir rápidamente de la habitación.

Se dirigió al baño y se arregló como usualmente lo hacía, con la única diferencia de que esta vez se puso un bello abrigo de piel y lo más importante: su máscara blanca que cubría sus ojos. Tomó su bolso y se dirigió hacia la salida, no sin antes voltear para ver su casa a oscuras y luego lanzar un suspiro.

--Todo esto lo hago sólo por ti, Marinette.

Salió de la casa y tomó el metro que la dejaría en el bar "Le Chaton Ivre". Estaba un poco lejos de su hogar, pero era el único lugar en el que pudo encontrar un trabajo extra desde que su hija le suplicó que se cambiara de escuela a una mucho más cara. Si bien trabajaba en la panadería más conocida de Paris, tampoco eran millonarios como las familias Bourgeois o Agreste.

Sin embargo, gracias a la rapidez del metro logró demorarse tan sólo veinte minutos para llegar a su destino, por lo que le daba tiempo suficiente para caminar hacia el lugar antes de que comenzara su show. Entró por la puerta trasera, o sea, en donde sólo los trabajadores podían entrar. Llegó rápidamente hacia el camarín principal, en donde otras mujeres más la esperaban.

--¡Ahí estás!--habló su jefe.--Creí que jamás llegarías. ¡Recuerda que siempre eres la primera en iniciar los actos!

--Lo se, y lo siento.--suspiró.--Mi hija llegó tarde a casa por una fiesta escolar y...

--No me interesa tu excusa, sólo toma tu vestuario y ve a cambiarte. ¡Ya!

La azabache asintió, obedeciendo rápidamente. Mientras tanto, dos hombres entraban hacia el bar alegremente y se sentaron frente a la barra para pedir algo de beber.

--¿Te parece dos tequila, Perry el humano?

--De acuerdo, pero no creí que terminaríamos emborrachándonos.

--Y yo creí que terminaría disparando mi inador a esos animales, que acabaríamos peleando y mi máquina explotando. ¡Pero al final salimos todo el día juntos! No me niegues que te estás divirtiendo siendo humano.--dijo codeándolo.

--No lo niego, tienes razón.--rio.--Y hablando de peleas, al parecer hay más villanos además de ti en esta ciudad y por eso estaban esos dos héroes ahí.

--Bueno, si ni siquiera soy el número uno en tu agencia, dudo que lo sea alrededor del mundo.--rio, para después suspirar.--Sí, a veces sólo quiero vengarme después de todas las cosas por las que tuve que pasar.

El peliturquesa sonrió levemente. Realmente pasar el día con su némesis no le había sentido nada mal, pues a pesar se considerarse "malvado", él siempre lo vio como un tipo bastante agradable e incluso divertido. Podía considerar que tenía un gran amigo en Doofenshmirtz, con el que podía actuar siendo él mismo a diferencia de ser "un ornitorrinco común" frente a Phineas y Ferb. A pesar de eso, también les tenía un gran cariño a ambos, y siempre los vio como una gran familia para él.

Sin embargo, por una parte debía agradecer al castaño el haberlo convertido en humano por un día, pues pudo hacer cosas que antes no podía hacer sin que lo tacharan de raro por ser un monotrema. Ahora sólo debía seguir divirtiéndose con Heinz en aquel bar antes de volver a la escuela con sus dueños, como un animal, claro.

--¡Atención a todos!--gritó un animador al frente, provocando que todos voltearan a verlo.--Quiero presentarles a una señorita que yo sé que a ustedes les encanta. Con ustedes... ¡Petit Oiseau Blanc!

Todo el público, la mayoría de estos siendo hombres, aplaudió animadamente hacia la mujer de la máscara, quién caminaba sensualmente hacia aquel largo tubo metálico en el que prontamente bailaría. Cuatro hombres, que hace poco habían entrado, miraban atónitos a la atractiva adulta, o al menos, tres de ellos lo hacían.

--¡Ya va a empezar a bailar!--exclamó Dakota emocionado, tomando un sorbo del licor que había pedido.

--Es algo baja en estatura... ¡Pero vean como resalta en ese traje!--comentó Cavendish.

--Pff... ¿Qué importa la estatura y el traje? ¡Observen esas caderotas!--respondió Stan, quién por un momento se volteó a ver a su hermano no muy emocionado.--¡Hey! ¿Qué tienes, Stanford? No me digas que es esa tonta pesadilla de nuevo.

--Además de eso...--contestó el anciano, sin cambiar su expresión.--No puedo entender cómo habiendo tantas cosas por descubrir en este mundo, los hombres prefieran sentarse en este bar a mirar mujeres semi-desnudas bailando al mismo tiempo que se emborrachan.

--Ay, hermanito.--dijo posando una mano sobre su hombro.--Creo que has estado demasiado tiempo metido en esos libros.

--Si te refieres a los diarios, recuerda que...

--¡Vamos! ¡Dales una oportunidad a esas preciosuras!--lo interrumpió Stanley.--¡Créeme! ¡Te encantarán!

Ford suspiró resignado, viendo a la azabache que acaba de comenzar a bailar en aquel tubo a la vez que tomaba un poco de cerveza de su copa. La mujer terminó su danza cuando la música se detuvo, recibiendo aplausos, silbidos e incluso dinero de otros hombres. Ella sonrió segura, para luego dirigirse a su camerino. Tan solo dos presentaciones más y volvería a su hogar, con su esposo, su hija y la vida que realmente la hacía feliz.

--¡No! ¡No te vayas, primor!--gritó Dakota, observando cómo la adulta atravesaba las cortinas y desaparecía entre ellas. Rápidamente volteó su mirada hacia Cavendish, tomándolo de su saco con ambas manos.--¡Tenemos que hacer algo para que esa belleza vuel... oh... ¿Pero quién es ella?

El de sombrero ni siquiera alcanzó a responder cuando finalmente su amigo lo soltó. Se volteó para seguir la dirección del castaño, quién ahora se le acercaba a una mujer rubia, de cabello corto y con gafas de sol, la cual al parecer estaba detrás suyo. Ella fumaba tranquilamente en tanto el de rulos se acercaba.

--Hola, linda.--le coqueteó.--Me preguntaba qué es lo que hace una preciosura en este bar. No lo sé, tal vez conquistar chicos guapos como el que estás viendo aquí. ¿No?

La mujer se volteó hacia el hombre quitándose las gafas que cubrían sus ojos, soplando un poco del humo del cigarrillo y mostrando una seria pero intimidante expresión en su rostro, lo que logró asustar a la persona frente a ella.

--¡Sólo lo repetiré una vez, degenerado!--exclamó.--¡Como me toques un pelo, llamaré a la policía!

--¿La policía? Pero si aquí está.

Dakota señaló con su dedo a un policía pelirrojo de gorra, quién observaba muy alegre a otra de las vedettes del lugar bailando en el tubo. La rubia frunció el seño al ver esto, volviéndose hacia el hombre.

--¡Escúchame!--gritó, haciendo que el castaño se quedara quieto.--Si estoy en este asqueroso, sucio y barato lugar, es porque descubrí a mi esposo hablando por teléfono con "alguien importante". ¡Para luego decirle a esa perra que la vería aquí esta noche! ¡Sabía que no era buena idea volver con él desde el principio! ¡Es ridículo, totalmente ridículo!

El de rulos la observó tomar frenéticamente uno de sus vasos de tequila, por lo que decidió quedarse callado por algunos segundos, los cuales no duraron mucho.

--Bueno... ¿Por qué no me dices quién de estos hombres es tu esposo?--preguntó volviendo a su característica seguridad.--¡Cuando lo vea, le daré unos golpes que no se imagina!

--Descuida, ni siquiera está aquí aún.--suspiró pesadamente.--Además, como eres extranjero seguro que ni siquiera lo conoces.

--Un minuto... ¿Cómo sabes que soy...

--Viví años en Nueva York siendo francesa, no soy idiota.--bufó.--En fin, soy Audrey Bourgeois, y mi "querido esposo" es el alcalde de Paris.

--¡¿Qué?!--exclamó.--¡¿Cómo que el alcalde de esta ciudad?!

--¡Suficiente!--exclamó, volviéndolo a callar por unos segundos.--¿Y? ¿No vas a decirme tu nombre?

--¡Ah! ¡Claro! ¡Casi se me olvida!--rio incómodamente.--Soy Vinnie Dakota. Usualmente me llaman por mi apellido, pero tú puedes llamarme como quieras, linda.

--Vaya suerte para ti.--respondió la rubia, ignorando por completo la última parte.--¡Porque tal vez yo termine volviendo a mi apellido de soltera!

Mientras tanto, Cavendish miraba la conversación de Dakota con aquella mujer, quién ahora estaba llorando en tanto el de rulos la acariciaba. Esto solo le provocó una sonrisa, ya que le agradaba que su amigo encontrara pareja tan pronto, aunque después de todo, por algo era la ciudad del amor. Decidió dejar de espiar y voltearse hacia el otro lado, pero logró divisar una imagen conocida, un hombre que estaba seguro de haber visto antes cuando aún vivía con Dakota en el futuro, como los demás solían decirle a su presente.

Sin embargo, quiso acercarse más para salir de dudas, pues la persona en la que estaba pensando realmente era importante. Al aproximarse lo suficiente para verlo bien, se quedó atónito con el resultado. Sí, efectivamente era él, pero del presente. ¿Cómo era posible que el profesor tiempo en su versión adulta podía estar en el mismo lugar que ellos? ¿Acaso había algún tipo de misión y tendrían que trabajar juntos? ¿O simplemente era una coincidencia?

Lo vio bastante feliz charlando y riendo junto con un peliturquesa que le hacía compañía, pero lo que más le importaba era que estaba frente a su mayor ídolo, y definitivamente no podría desaprovechar esa oportunidad. Al no poder disimular su alegría, decidió correr hacia su amigo para avisarle de la gran noticia.

--¡Dakota!--gritó, interrumpiendo la conversación de la mujer y su amigo.--¡No sabes a quién acabo de encontrar!

--¿Ese anciano te conoce?--preguntó Audrey, señalándolo.

--¡A quién le dices anciano!

--Tranquila, primor.--respondió el castaño.--Él es Cavendish, mi mejor amigo y...

--¡No hay tiempo que perder! ¡Debo mostrarte algo ahora!

El de sombrero tomó del brazo al de rulos evitando que este se despidiera de la rubia, para llevarlo casi arrastrándolo hacia el lugar en donde anteriormente pudo ver al profesor tiempo. Sin embargo, al llegar ya no estaba ni él ni su acompañante, lo que lo dejó completamente sorprendido.

--¿Y? ¿Querías mostrarme esos asientos vacíos?--preguntó Dakota cruzándose de brazos.

--¿Qué? ¡No! ¿A dónde se fueron?

--¿A qué te refieres?

--¡El profesor tiempo del presente! ¡Estaba aquí! ¡Lo juro!

--Debes estar alucinando. El profesor tiempo del presente sigue en Danville.--bufó.

--También creía eso. ¡Pero no fue así! Yo...

--Mira, hasta que no me des alguna prueba volveré con mi chica.

--Pe-Pe-Pero...

Mientras tanto, dos hombres se encontraban saliendo tranquilamente del bar.

--No entiendo por qué te tienes que ir tan temprano, Perry el humano. Acabamos de llegar.

--Lo sé, pero ya es demasiado tarde y necesito que me conviertas en ornitorrinco otra vez.--suspiró.--Seguro mis dueños deben estar muy preocupados, sobretodo porque acabo de llegar y ya me voy por un día entero.

--Bueno, ¿qué tan difícil puede ser explicarle a tus dueños que te convertiste en humano y te estabas divirtiendo con tu némesis? Digo, también te mereces un descanso, ¿no?--dijo el castaño guiñándole un ojo, lo que le provocó una pequeña risita al peliturquesa.

--Si tan sólo la agencia me lo permitiera.--volvió a suspirar.--Tampoco me agrada mentirles todo el tiempo, no se lo merecen.

Perry subió su cabeza mirando hacia arriba para distraerse de sus pensamientos, y Doofenshmirtz tan sólo se dignó a imitar su acción. Ambos se quedaron varios minutos observando la oscura pero estrellada noche en completo silencio, pues sin duda era un ambiente lindo para ambos.

--Es... una bella noche. ¿No lo crees, Perry?

--Sí, así es.--respondió el peliverde, recordando todas aquellas veces en las que su "enemigo" sólo lo llamaba por su nombre, sin decir "el ornitorrinco" después. Sabía que eran pocas, pero realmente demostraba la gran confianza que ambos se tenían entre sí.--Jamás creí que las noches de Paris fueran así de tranquilas, a pesar de venir saliendo de un ruidoso bar.

Los dos rieron, para luego mirarse el uno al otro con una sonrisa, fijamente a los ojos. Tan sólo pasaron unos segundos para que ambos cambiaran su cara a una de incomodidad y voltearan la cabeza rápidamente hacia el otro lado, dándose cuenta de la forma en la que se estaban observando.

¿Por qué se sentían tan extraños? ¿Tanta era la confianza entre ellos? ¿O era el comienzo de que algo estaba sucediendo? No, no podía ser. Venían de bandos diferentes, ni la O.S.B.A ni M.E.R.M.E.L.A.D.A lo permitirían, y después de todo sólo eran némesis y nada más, jamás habían llegado a otros extremos más que el de una buena amistad. Seguro fue sólo una confusión, sí, era eso, no debió ser nada más. ¿Por qué decidieron pensarlo en primer lugar?

--Perry el humano.--habló el castaño, rompiendo ese incómodo silencio y buscando una explicación para lo que acababa de suceder, aunque sólo fueron miradas después de todo. ¿Verdad?--Yo...

--¡Cuidado, Heinz!--gritó Perry.

Una extraña cabeza de mujer tras el hombre encorvado estaba a punto de lanzarles un rayo, logrando que el ex-ornitorrinco se viera obligado a empujar a Doofenshmirtz hacia un lado, provocando que ambos rodaran juntos, finalmente quedando el castaño sobre el peliturquesa. Si antes estaban incómodos, ahora mucho más, provocando que inevitablemente los dos se enrojecieran.

--¿E-Estás bien, Perry el humano?

--S-Sí.--contestó levantándose, para luego hacer que Doof se levantara.--Al menos estamos lejos de esa cabeza.

El peliturquesa miró hacia la dirección en la que anteriormente se encontraban, viendo cómo la gran cabeza atacaba a las personas que salían corriendo y gritando del bar, encerrándolas en burbujas para luego comérselas.

--¡Qué haces ahí parado!--exclamó el castaño.--¡Tienes que detener a esa cosa!

--No es mi deber.--respondió.--El Mayor Monograma dejó muy en claro que los superhéroes de Paris se encargan de estos villanos, mientras los agentes continúan peleando contra los científicos malvados a menos que haya una emergencia de mayor gravedad para los superhéroes.

--No entiendo por qué le obedeces en todo a ese monoceja.--bufó Doof.

--Es mi trabajo, Heinz.

Dos hombres corriendo a su lado interrumpieron su charla, y para su suerte la villana no los seguía. Uno de ellos tomó a Doofenshmirtz y lo zamarreó desesperado.

--¡Ayuda! ¡Mi cita se volvió loca!--exclamó el de rulos desesperado, hasta que observó detenidamente al hombre frente a él.--Un minuto, tú eres...

--¿Ves, Dakota? ¡Te lo dije! ¡Es el profesor tiempo del presente!--exclamó emocionado el hombre que llegó junto a él.

--Un minuto.--habló confundido Heinz a la vez que se soltaba del agarre.--Primero, ¿quiénes son ustedes? ¿Por qué me dices profesor tiempo? Y más importante... ¿Por qué rayos me tomaste y me sacudiste así? Digo, ¿no nos conocemos o sí? ¿Haces eso con todos?

--Wow, son muchas preguntas.--habló el de cabello gris, aún nervioso de estar frente a su ídolo.--Me llamo Cavendish, y mi amigo es Dakot...

No pudieron decir nada más cuando sintieron cómo un yoyo los rodeaba, para luego volar rápidamente hacia la otra cuadra. El yoyo los soltó cuando ya estaban en el suelo, y la heroína punteada se paró frente a ellos.

--Quédense aquí y no se muevan. Estarán a salvo.

Ladybug les sonrió, para luego voltearse y estirar su yoyo hacia los techos, yéndose rápidamente y dejando atónitos a los cuatro hombres. Doofenshmirtz fue el primero en hablar.

--¡Esa es la heroína que vimos en la mañana, Perry el humano!--exclamó levantándose rápidamente, en tanto los otros imitaron su acción.

--¿Ahora recuerdas por qué no debo intervenir? Ella es una de las responsables para estos villanos aquí.

--No entiendo de lo que están hablando.--comentó Dakota.--¿Y por qué le dices "Perry el humano"?

--Emm, larga historia.--habló Heinz rascándose la nuca.

--Bueno, tenemos bastante tiempo mientras los héroes vuelven a esa mujer a la normalidad.--aclaró el peliturquesa.

--De acuerdo, todo comenzó esta mañana...

En tanto, sólo quedaban tres personas en el bar, y una de ellas acababa de llegar hacia el escondite en donde estaban las otras dos. Ambos ancianos voltearon hacia el hombre que estaba frente suyo, uno de ellos alegrándose al ver quién era.

--¡Ah! ¡Alcalde de Paris! ¡Lo estaba esperando!

--¡Y yo lo estaba buscando! Pero aún no entiendo por qué quería que nos juntemos aquí sólo para firmar los permisos para que su atracción sea legal.

--Un momento, Stanley. ¿Cómo que no firmaste...

--Bueno, quería hacerlo mientras tomábamos una copa de vino tranquilamente en este bar.--dijo el anciano del fez, ignorando a su hermano y sonriéndole al alcalde para ganarse su confianza.--Claro, hasta que esa mujer se convirtió en una extraña cabeza mutante.

--Sí, de hecho... esa mujer es mi esposa.--dijo André rascándose la nunca.

--¿Qué? ¿En serio de casaste con una mujer mutante?

--No es mutante.--suspiró Ford, sacando un diario con una mano de 6 dedos encima y dentro de ésta el número "4". Stanford lo abrió para buscar la página, haciendo que ambos hombres voltearan a verlo.--Se trata de una akumatización. Al parecer hay un villano llamado Hawk Moth en esta ciudad, el cual controla a la gente con una mariposa negra llamada "akuma", la que entra a un objeto que la persona tiene, lo que la hace transformarse y bueno, obtener poderes para convertirse en un villano a causa de sus emociones negativas.

--Pff, eso ya lo sé.--se quejó el alcalde.--¡Pasa todo el tiempo aquí! Y sólo Ladybug y Chat Noir pueden detenerlos.

--¡Exacto!--exclamó Ford.

--¿Y qué rayos le hiciste a tu esposa para que terminara así?

--Pues, seguro debió escucharme hablar por teléfono contigo y al decirle que nos juntaríamos en un bar nocturno... tal vez malinterpretó un poco las cosas.--habló incómodo el alcalde.--Sólo espero que eso no cambie nuestra relación, me costó bastante recuperarla.

--Sigo sin entender para qué querían juntarse en este bar para firmar unos papeles tan importantes como esos.--bufó Stanford.--Mejor intentemos salir de aquí.

El trío salió de su escondite, pero inmediatamente se toparon con la akumatizada justo frente a ellos.

--Bien pensado, cerebrito.--se cruzó de brazos Stan mirando a Ford.

--¡No lo puedo creer!--gritó enfurecida la mujer.--¡Así que al final no me engañabas con otra chica, sino que recién me entero que eres un marica que quiere hacer un trío con estos dos viejos decrépitos!

--¡¿Qué?!--exclamó André sorprendido.--¡No! ¡Yo sólo...

--¡Un momento!--gritó Stanley a la gran cabeza frente suyo.--¡¿A quién le dices viejo decrépito?!

La villana frunció el seño, a punto de usar su poder contra ellos. Sin embargo, Chat Noir se abalanzó sobre ella.

--Wow, no me imaginé que la esposa del alcalde fuera tan grosera.--habló el rubio a la vez que giraba su bastón, para luego voltear rápidamente hacia los hombres.--Caballeros, será mejor que salgan y me dejen esto a mí.

Ante la simpatía del rubio, simplemente los tres decidieron obedecerle y salir del bar, a la vez que Ladybug entraba en él.

--¡Parece que no eres tan fuerte sin la cabeza de tu esposo, Caza Solteros!

--¡Mi Lady! ¡Ya te estabas tardando!--le guiñó el ojo el chico, a lo que ella simplemente rodó los ojos.

--No estoy de humor, y creo que tú sabes por qué.

El ojiverde imitó su acción, pues sabía que Luka se lo merecía aunque sea un poco por haberse acercado de esa manera a su novia, o al menos eso creía actualmente. Ambos decidieron volver la vista al frente para luchar contra la akumatizada.

--¡Ja! ¡Nunca podrán derrotarme!

Nuevamente iba a disparar, pero Ladybug logró amararla con su yoyo y lanzarla fuertemente hacia el escenario, haciendo que la enorme cortina tras este terminara por caerse. Esto dio vista a un montón de mujeres semi-desnudas y con máscaras muy parecidas a las de los héroes que cubrían su rostro. Todas ellas gritaron asustadas, mientras el único hombre junto a ellas, que a simple vista o era su jefe o un millonario que pagó una noche con todas ellas, salió corriendo del lugar sin decir nada. Las mujeres imitaron su acción, pero lamentablemente la mayoría de ellas fueron disparadas y atrapadas por la villana. Sólo quedaba una de ellas, que estaba acorralada por la villana y sin escapatoria.

--N-No lo hagas, por favor.--dijo asustada.--Si hago esto es por mi familia, y debo volver a casa.

--¡No es cierto! ¡Sólo eres una puta más!

La akumatizada estaba a punto de dispararle, pero la mujer lo esquivó al ser sujeta por Ladybug, quién tomaba firmemente a la azabache en tanto estaba colgando su yoyo desde una de las luces del techo, para finalmente dejarla cerca de la salida.

--Gracias, Ladybug.--sonrió.

--De nada.

La chica le devolvió la sonrisa, hasta que observó detenidamente a la persona frente suyo. Estaba segura de haberla visto en otra parte, y le parecía alguien muy familiar, pero seguro aquella máscara sobre su cara le impedía saber quién era. ¿La conocía de alguna parte? Estaba por preguntarle, pero un rayo al lado de ellas hizo que la adulta saliera rápidamente por la puerta. La joven suspiró, volteando para ver a su compañero encima de la gran cabeza, intentando detenerla.

--Mi Lady, creo que es buen momento para hacer tu amuleto encantado. ¿No?

--Sí, tienes razón.--asintió, aún pensando en lo conocida que le parecía aquella mujer azabache.

Mientras tanto, en la cuadra después del bar, cuatro hombres continuaban hablando, dos de ellos escuchando atentamente la historia de aquellos que tenían al frente.

--Y así terminamos en este bar.--finalizó Doofenshmirtz.

--Wow, no sabía que eras malvado y que tu amigo en realidad es un agente secreto que lucha contra ti.--se sorprendió Cavendish.--Pero tú...

--¡Se supone que creaste los viajes en el tiempo para el bien!--completó la frase Dakota.

--Esperen, ¿dicen que soy bueno en el futuro?

--Pues... sí, digo, de alguna manera debiste volverte bueno para ser el profesor tiempo.--comentó el de pelo gris, para luego cambiar de tema y alegrar su expresión.--Aun así, ¡me encantó tu historia! ¡No puedo creer que estoy hablando con el profesor tiempo del pasado! ¡Digo, presente!

--¡Es cierto!--exclamó el de rulos también.--Así que además de crear los viajes en el tiempo, ¡también conviertes animales en humanos!

--Sí, bueno, es sólo uno de mis muchos inadores.--dijo Heinz, rascándose la nuca.--Al menos gracias a que salí con Perry el humano hoy, esta máquina no terminó explotando por suerte.

--Y que bueno que no explotó, porque de ser así tu amigo némesis que antes era un ornitorrinco, que está muy callado por cierto, no volvería a la normalidad.--habló Dakota.--¿Cierto?

Mientras ellos seguían hablando, Perry seguía callado, y todo porque esos incómodos momentos que pasó con el castaño todavía seguían en su mente. Sólo quería que Doof lo devolviera a su estado de monotrema, ir a la escuela de los niños y descansar, olvidándose de esos recuerdos que seguían navegando en su mente.

--Ahora que lo pienso.--comentó Cavendish mirando fijamente al peliturquesa, lo que interrumpió los pensamientos de éste.--Estoy seguro de que también te he visto en alguna parte en el futuro, y no como un ornitorrinco.

Esta frase hizo estremecer al ex-animal, lo que lo puso aún más nervioso cuando los otros dos hombres voltearon a verlo, pero él sólo podía pensar en la O.S.B.A. ¿Cómo que sería un humano en el futuro? ¿Acaso el Mayor Monograma descubrió el invento de Doof y ahora haría pelear a todos los agentes como humanos? ¿Qué pasaría con sus dueños y su familia si él dejaba de ser su mascota? No obstante, tres hombres corriendo hacia ellos interrumpieron la charla.

--¡Cavendish! ¡Dakota! ¡Aquí están!--exclamó Stan con su hermano y el alcalde tras suyo, notándose más molesto que preocupado.--¿Dónde rayos se habían mentido?

--Bueno, la chica de traje de mariquita nos trajo aquí.--sonrió incómodamente el de pelo gris.--Y luego dijo que todos nos quedáramos aquí.

--¡Todo fue culpa de mi cita!--se excusó el de rulos.--Una extraña mariposa entró en uno de sus accesorios y luego... ¡Boom! ¡Se convirtió en una cabeza gigante!

--Ya que la mencionan.--pensó Heinz.--No creo que sea una villana tan peligrosa si tiene el mismo tamaño de la cabeza de bebé de Danville.

--¿Y quiénes son ellos?--preguntó curioso Ford al par de amigos mientras analizaba la extraña cabeza del hombre que acababa de hablar.

--Bueno, son el profesor tiempo del presente y su amigo ornitorrinco que ahora es humano.--respondió alegre Cavendish, intentando ocultar su emoción.

--Mmm.--pensó Stan.--Parece una excusa que usarían para estafar a un cliente.

--¡Pero es la verdad!

--Tranquilo, Cav, podemos presentarnos.--respondió Doof, dejando al otro a punto de desmayarse por el apodo con el que lo nombró.--Soy el doctor Heinz Doofenshmirtz, y él es Perry el humano.

--Yo soy Stanford Pines, y él es mi hermano Stanley--exclamó Ford, estrechando la mano de ambos, a diferencia del otro anciano, que desconfiaba de los dos hombres de extraña procedencia.--¡Es un placer conocer a un doctor como usted!

--El placer es todo mí... espera, si te refieres a doctor de hospital, no soy ese tipo de doctor.--rio el castaño.--Aunque sí tengo un doctorado.

--Que compraste por 15 dólares.--comentó Perry, sonriendo divertido al ver a su némesis frunciendo el seño.--¿Qué? Es la verdad.

--Como decía.--continuó hablando Heinz, volteándose para ver nuevamente a Ford--Sé construir un montón de máquinas e inventos.

--¿Es en serio?--se sorprendió Stanford.

--¡Sí! Verás, soy un científico malvado.

El hombre inmediatamente soltó la mano del castaño al escuchar esa última palabra, lo que dejó extrañado a Doof.

--Descuida, Ford.--habló Dakota confiado.--Será bueno en el futuro, Cavendish y yo lo sabemos perfectamente.

--¡Por favor! ¡Ya dejen de ilusionar a mi hermano con que son del futuro y vámonos!--gruñó Stan hacia ambos hombres, para luego acercarse a Doofenshmirtz.--¡Y tú tampoco intentes estafar a mi hermano! ¿Oíste?

--¡Oye! ¡No soy ningún estafador!

--Pff, yo reconozco a un estafador cuando lo veo. ¡Hasta tu propio amiguito te delató!

--¡Somos némesis! ¡Era obvio que haría un comentario así en algún momento!
--Oigan, sé que no los conozco, pero a simple vista parecen más una pareja gay que némesis.

El comentario de Stan hizo que los dos se sorprendieran tanto hasta el punto de sonrojarse. Cavendish y Dakota se quedaron pensativos, Ford simplemente se quedó callado al sentir la incomodidad de ambos, Stanley no paraba de reír al ver las reacciones de todos y el alcalde... se había ido hace bastante y ninguno de ellos lo había notado.

--¡Ya me cayeron bien!--exclamó el anciano, todavía entre risas y buscando una tarjeta de su bolsillo.--¡Tomen esto! ¡Vengan a la Casa del Misterio cuando quieran! ¡Está literalmente al lado de este bar! ¡Se divertirán, créanme!

--Bueno... gracias.--dijo Perry todavía incómodo, a la vez que observaba a su némesis guardar la tarjeta.

--Muy bien, fue una noche ajetreada para todos así que mejor deberíamos descansar.--comentó Ford.--Si quieren visitarnos, pues ya saben dónde pueden encontrarnos.

Perry y Doof asintieron sin decir nada más, observando a los cuatro hombres alejarse de ahí. Sin embargo, en tanto el cuarteto caminaba, observaron al alcalde y su esposa, quién ya había vuelto a la normalidad, abrazados de una manera muy romántica, lo que molestó a Dakota.

--¡Lamento mucho haber confundido las cosas!--se disculpó la mujer.--¡Creí que en serio me estabas engañando!

--Amor, tú sabes que eso nunca pasará.

La pareja selló su conversación con un beso, lo que sorprendió a Dakota.

--¡Primor!--gritó desde donde estaba, interrumpiendo el beso.--¿No que odiabas a ese hombre? ¿Tan rápido te olvidaste de mí?

--Sí, sobre eso.--la mujer se acercó sonriendo al de rulos, a la vez que tomaba la mano del alcalde.--Terminamos.

--¿Qué? ¡Pero si ni siquiera te alcancé a invitar a salir!

--Entonces mejor.--habló fríamente.

El castaño observó cómo la pareja se subía a una limusina que acababa de llegar, la que se fue rápidamente del lugar. Cavendish le tocó el hombro a su amigo, como forma de consolarlo.

--Tranquilo, todo estará bien.

--Debí haberle hablado a esa vedette y no a esa rubia sin corazón.--bufó, pareciendo que realmente superó la situación muy rápido.--En fin, será otro día.

--Me gusta tu actitud, muchacho.--codeó Stan a Dakota.--Ahora sí vamos a casa, creo que tanto alboroto me dio sueño.

--Acostúmbrate, Stanley.--comentó Ford.--Esto de los akumas es normal en Paris.

--¡Nos vamos a dormir! ¡Nos vamos a dormir!--cantó el de rulos bastante animado mientras los cuatro caminaban a su hogar.

Media hora después, Doofenshmirtz y Perry ya se encontraban en el ascensor del edificio del castaño, aunque a diferencia de su paseo por la ciudad y su llegada al bar, esta vez no hablaron en todo el camino por la incomodidad que todavía no se había ido. Finalmente llegaron al piso correspondiente y Doof abrió la puerta de su departamento, dejando pasar al peliturquesa también. El silencio era demasiado, así que decidieron romperlo.

--Oye...--se callaron al instante en que se dieron cuenta que ambos hablaron al mismo tiempo.--Habla tú. ¡No, habla tú!

Los dos volvieron a callarse por unos segundos, hasta que finalmente el castaño suspiró y decidió hablar.

--Escucha, Perry el humano. No me gusta que estemos, ya sabes, así.

--Sí, tampoco a mí.--suspiró también.--¿Y si mejor... olvidamos que esto pasó? Digo, ya se que esto es difícil de evitar, pero creo que es lo mejor para ambos. ¿N-No lo crees?

El más alto pensó un poco en las palabras que acababa de decir el ex-monotrema. También estaba de acuerdo que era lo mejor, pero igualmente sabía lo especial que fueron ciertos momentos después de salir del bar, sobretodo su pequeña charla y esas profundas miradas antes de que la villana los hiciera rodar por el piso. Finalmente soltó un suspiro y asintió con la cabeza.

--Tienes razón.--respondió.--Entonces... ¿Némesis?

--Némesis.--asintió el peliturquesa, sabiendo en su interior que eran más que eso, pues eran muy buenos amigos y nada más. ¿Cierto?--Así que, ya sabes, debes dispararme con tu inador y...

--¡Si! ¡Claro!--exclamo rápidamente Doofenshmirtz.--Iré a buscarlo.

El científico malvado obedeció sus propias palabras, yendo al último lugar en donde había dejado su máquina, el mismo lugar en donde él y el ornitorrinco estuvieron esa mañana. El peliturquesa decidió seguirlo, y al encontrarlo se puso rápidamente en posición frente a el inador.

--¡Aquí está!--habló Perry.--Ya puedes dispararme.

--Claro, como digas.--dijo Heinz a la vez que se ponía tras la máquina.

--¡Espera!

Doof estaba a punto de disparar, pero al escuchar el grito del otro hombre se alejó un poco de la máquina para observar al ex-monotrema.

--¿Pasa algo, Perry el humano?

--Yo... sólo quería darte las gracias por el día de hoy.--sonrió, provocando que el castaño también sonriera.--Me gustó romper la rutina hoy, lo hacemos pocas veces y... realmente me divertí, pero no hubiera sido tan divertido si no hubieras probado tu invento en mí.

--Vaya... ¿Te gustó ser un humano, eh?--soltó una risita.

--Sí, así es.--correspondió la risa.--Tal vez puedas guardar este inador si quieres, y podríamos repetir esta salida algún día.

--Así que de verdad le gustó ser un humano.--susurró para sí mismo Doof, para luego volver a hablar hacia el peliturquesa.--Cuando tú quieras, Perry el humano.

Ambos volvieron a sonreírse el uno al otro, para que luego volvieran a sus posiciones anteriores.

--¿Estás listo?

--Sí, hazlo.

Doofenshmirtz disparó su inador hacia Perry, el cual sintió el mismo mareo y cosquilleo que había sentido esa mañana. La única diferencia es que, en lugar de que sus huesos se agrandaran, esta vez se achicaron bastante, al igual que su altura que bajaba poco a poco. Sintió como su pico y cola regresaban, y su piel volvía al turquesa rápidamente. Finalmente, volvió a ser un ornitorrinco. El castaño le dio un espejo para que se observara mejor, por lo que al mirar su cuerpo y su rostro soltó un suspiro. Le devolvió el espejo, haciendo su clásico sonido como forma de nuevamente agradecerle.

--No hay de qué, Perry el ornitorrinco. Wow, extrañaba un poco decirte así.--Doofenshmirtz rio, a la vez que el mencionado correspondió su risa silenciosamente.--Ahora, supongo que debes irte. Tus dueños deben estar durmiendo y se preocuparán si no estás mañana. ¿No?

El animal asintió la cabeza, para luego dirigirse a su pequeño jetpack y ponérselo, no sin antes voltear a ver a Doof una vez más, quien también le sostenía la mirada.

--Nos vemos mañana, Perry el ornitorrinco.

--Grrr.--respondió el monotrema a manera de despedida.

El ornitorrinco se puso en posición, encendió su jetpack y finalmente salió por la terraza. Doofenshmirtz caminó hacia esta, observando cómo el pequeño se alejaba poco a poco por el oscuro cielo estrellado. El hombre soltó un suspiro y, sabiendo que ya no lo escucharía, habló diciendo la única frase que no había dicho en todo el día:

--Te odio, Perry el ornitorrinco.

Aunque por más que lo dijera, muy en el fondo sabía que realmente no lo odiaba, pero ahora estaba más consciente de ello que muchas otras veces.

No obstante, todo volvería a la normalidad mañana. ¿Cierto?

Holaaa!!!!

Primero que todo les pido disculpas, tienen todo el derecho a odiarme porque me demoré caleta en subir este capítulo, literal, fue más de medio año que dejé abandonada esta historia, pero la verdad la universidad se me ha venido muy difícil, me ha costado mucho pasar los ramos (por suerte los pasé todos, no se cómo pero lo hice xd) y bue, gran parte de ese estrés me hizo perder toda la inspiración 😭 una vez más, lo lamento muchísimo 💔.

En fin. ¿Qué les pareció el capítulo? ¿Faltas de ortografía? Los fans de PYF, ¿ya vieron Candace Against The Universe? Y los de MLB, ¿vieron el especial de Nueva York? ¿Qué les parecieron? La verdad a mí me gustaron mucho ambos, esos dos estrenos fueron unas de las pocas cosas que me alegraron el año uwu (además de los discos de Tini y Aitana, pero bue, eso ya es otro tema jeje).

Espero que les haya gustado este capítulo, intenté hacer las tramas de los adultos lo más graciosa posible, pero claro, también con su toque serios jeje. Los quiero mucho, y sin nada más que decir... ¡Bye! 😊❤

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