4. La Fiesta De Bienvenida (Parte 1)
Pacífica, Gideon, Sabrina y Chloe estaban esperando en la puerta de la pista a aquellas chicas que ya se estaban aproximando. Apenas se acercaron, el grupo sonrió.
--¡Bienvenidos!--exclamó Lila.--¡Estoy muy feliz de que vinieran!
--Y nosotros.--respondió la rubia de flequillo.--Al fin mañana podremos demostrar quiénes serán los más populares. ¿No es así, chicos?
Todos asintieron, o bueno, casi todos, ya que Chloe estaba pegada a su teléfono.
--¿Chloe? ¿Estás ahí?--preguntó Sabrina.
--¿Qué? ¿Yo? Ah, claro que sí.--dijo sonriendo.--Sólo... debo hacer una llamada.
--¿Y la harás aquí?--agregó Kagami, algo molesta.
--¡Yo se donde hago mis...--El celular de la rubia sonó, por lo que sonrió incómodamente y contestó.--¿Hola?
--Señorita Chloe. Soy yo, Gabriel.
--¡Ay! ¡Hola, señor Agreste! ¿Qué necesita?--habló algo nerviosa.
--Ya debería saberlo perfectamente. Recuerda que Nathalie la espera afuera de la escuela con su madre y su limusina para su sesión de fotos.
--¡La sesión de fotos! ¡Lo había olvidado!--se palmeó la cara.--Bueno, estoy algo ocupada ahora. ¿Podría...
--No, no puedo cambiar la sesión.
--¿Qué? ¡Vamos, señor Agreste! ¡Tenga piedad de mí!
--Señorita Bourgeois, usted firmó un contrato que decía estrictamente que se debía cumplir con todas las fechas propuestas para sesiones de fotos. El fotógrafo ya la está esperando en el parque, así que más le vale que vaya o sino...
--¿O sino qué? ¿Me va a echar de su agencia de modelaje?--la chica se rió.--Recuerde que mi papi es el alcalde, y creo que no querrá meterse con él si no quiere perder su trabajo.
--Y yo soy uno de los diseñadores más famosos no sólo de Paris, también del mundo entero. Todos los países saben de mí, y creo que tu padre quedará algo humillado después de exponerse de esa manera.
--Pero...
--Además, no creo que quieras decepcionar a tu madre. ¿O sí?
Esa última parte hizo callar a Chloe, pues era muy cierto, sobretodo conociendo el carácter de su progenitora. Desde que Adrien decidió dejar el modelaje, su padre no dudó en contratar a Chloe como segunda opción, claro, por un poco de influencia por parte de su amiga Audrey y el alcalde André. Chloe siempre quiso ser famosa, y al volverse la nueva imagen principal de los productos de la marca "Gabriel" lo conseguiría en absoluto.
Sin embargo, por más feliz que estuviera siendo modelo, era algo complicado no mandar a todos los empleados a su antojo amenazándolos con su padre como siempre solía hacer, pues esta vez trabajaba para un jefe bastante estricto y con muchas reglas que debía cumplir. Además, le sumaba el hecho de que su madre la acompañara a todas las sesiones para exigirle a cada momento que hiciera poses y expresiones "perfectas" y sin errores, por lo que de tan sólo una pequeña equivocación, se llevaría un regaño por parte de la adulta.
--Está bien.--suspiró.--Cancelaré mis planes e iré. ¿De acuerdo? Pero sólo un rato corto. ¿Sí?
--Por supuesto que será un rato corto, desde que se suba a ese auto hasta las seis y media de la tarde.
--¡¿Qué?! ¡¿Seis y media?! ¡Pero es mucho tiempo! ¡Apenas son las cuatro con veinte minutos!
--¿Y? ¿Desde cuándo te quejas de eso? ¡A Adrien lo dejaba cuatro horas seguidas a veces! Dos horas no es para hacer tanto drama.
--Yo...
--¿Vendrás o no?
--¡Sí! ¡Obvio! ¡Me iré enseguida! ¡Adiós!
Chloe cortó el teléfono dando un largo suspiro. Miró a su alrededor, en donde estaban los cinco chicos observándola.
--¡Creí que no tenías sesión de fotos hoy, Chloe!--exclamó Sabrina asombrada.
--¡Tampoco yo!--se excusó la otra chica.
--¿Estás segura?--preguntó Pacífica sarcásticamente cruzándose de brazos.
--¡Ya no me presionen!--gritó, para luego entristecerse.--Ustedes saben lo mucho que me encanta modelar, y no puedo fallarle al mejor diseñador de modas de Paris.
--Es una pena, Chloe.--comentó seriamente la azabache.--Pero nosotras también estamos demasiado ocupadas con nuestras actividades y aun así logramos organizarnos para venir aquí un rato. Ya sabes, Chloe, si no vienes ahora te despides del taller más popular de la escuela.
--¡No seas tan dura, Kagami!--exclamó Lila, volviéndose a la rubia.--Lo que quiso decir mi amiga, es que tal vez mañana nos sorprendas. ¿Quién sabe? ¡Quizás tengas el talento de patinar oculto en alguna parte y aún no lo sabes! ¿Te imaginas?
--¿Que si me imagino? Estoy segura.--afirmó.--¡Y ya sé! ¡Si no entro, haré que Gabriel Agreste me deje entrar! Como su hijo es el líder del grupo y yo estoy trabajando para él, lo más probable es que haga algo para que pueda entrar.
Ambas chicas se observaron entre sí algo tristes, para luego suspirar.
--A Gabriel ni le interesa nuestro grupo, al igual que a nuestras madre.--respondió la japonesa.
--¿Qué? ¿Entonces por qué más dejaría a Adriboo salirse del modelaje? ¡Es obvio que lo iba a apoyar en esto! ¿No?
--No, Chloe.--se enojó la azabache.--En serio. ¿Hace cuánto que no vas a ver a Gabriel en persona?
--Desde que tú llegaste a la vida de Adrien, supongo.--añadió frunciendo el seño.--Además, yo no tengo la culpa de que jamás salga de su oficina.
El celular de la rubia volvió a sonar, por lo que ella cortó rápidamente, preparándose para irse.
--Oye, Chloe.--habló Gideon, captando también la atención de su grupo.--Te enseñaremos los pasos en los recreos y a la hora de almuerzo. ¿De acuerdo? Tendremos tiempo suficiente y estaremos en el grupo.
--Eso espero, Gideon.--sonrió, para luego observar a Sabrina y Pacífica.--¡Bien! ¡Una diva se va! ¡Adiós!
Chloe recogió su mochila y rápidamente salió del lugar. Sus amigos la miraron con alegría, pues sabían que, si quedara o no, siempre tendría un plan en mente.
Las horas pasaron, y ya faltaba tan sólo media hora para que la tan aclamada fiesta comenzara de una vez. Dos chicas arreglaban y decoraban el gimnasio antes de que los alumnos llegaran.
--Unos últimos detalles y... ¡Listo!
Isabella terminó de colgar el último globo, para luego sentarse junto a una cansada Marinette en el piso.
--No... entiendo... como puedes... inflar tantos... globos.--suspiró.
--Bueno, cuando niña fui parte de las exploradoras, y obtuve mi insignia por inflar 150 globos.
--¡¿150?! ¡¿Tienes pulmones de acero o qué?!
--Todos me dicen eso.--rió.--Pero sólo se necesita entrenamiento, perseverancia y mucha confianza. Así conseguí cada una de mis insignias.
--Wow, en serio te admiro.
--¡Reúnanse, directivas de clases!--exclamó el director. Ambas chicas obedecieron, posicionándose junto a los demás.--Quiero felicitarlos a todos por el decorado y la organización, que sin duda quedó excelente. Una vez más, será una gran fiesta de bienvenida.
--¡Muchas gracias, señor Damocles!--agradeció Amanda.--Todos pusimos mucho esfuerzo, y estoy segura que les encantará la fiesta de este año.
--Gracias a ti por ofrecerte a ayudar, Amanda, a pesar de no ser la presidenta de tu clase. Sin duda eres excelente organizando.--habló el director.--Pueden tomarse un descanso ahora. Todavía falta un rato para que empiece, y ustedes también merecen divertirse.
El señor Damocles se retiró mientras hablaba algunas cosas con la morena, seguido por algunos otros alumnos fuera del gimnasio. Marinette dio un suspiro de alivio, desparramándose en el suelo.
--Al fin un descanso después de inflar tantos globos.
Isabella rió, para luego escuchar unos pasos que la hicieron voltear. Efectivamente, dos del grupo de los populares acababa de llegar, haciendo que la chica frunciera el seño.
--Marinette, tu novio está aquí.
Inmediatamente, se levantó del suelo para ver a Adrien, quien estaba frente al uno de los bowl de ponche con Nino.
--Espero que no me haya visto en el piso.--dijo nerviosa.
--Todavía no entiendo cómo te gusta un chico así. ¡Vamos! ¡Él y su grupito no hicieron nada y aun así quieren encontrar algún defecto!
--No lo creo, sólo vendrán a ensayar seguro, y claro, a probar algo de comida.
--No lo justifiques tanto, Marinette.--suspiró Isabella.--El lado positivo es que tú si conseguiste al chico que te gusta. Yo no puedo ni acercarme un poco a Phineas para decirle lo que siento.
--Bueno, me costó bastante la verdad.--rió.--En mi antigua escuela estaba igual que tú. ¡No podía hablarle nada! Es más, incluso llegaba a tartamudear o tropezarme cada vez que él estaba cerca.
--Wow... ¿En serio?
--Así es. Él sólo me saludaba y mis nervios ya salían a flote. Y justo cuando intentaba hablar con él, aparecía Chloe.
--Espera... ¿Chloe estaba con ustedes?
--Sí, de hecho los tres llegamos al mismo tiempo aquí, y conocimos a nuestros amigos y....--La chica se quedó muda, dejando a la pelinegra intrigada.
--¿Y qué?
--La principal razón de nuestro cambio fue porque expulsaron a Adrien. Su padre creyó que llevarlo a una escuela como ésta mejoraría su comportamiento, pero no funcionó.
--Aún recuerdo cuando llegó.--suspiró mirando hacia el suelo, recordando específicamente esa noche.--Fue el mismo día de la fiesta de aniversario de la escuela, hace un año y medio, y...
--Descuida, Isabella, entiendo que estés triste por lo que sufren tus amigos y tú por su culpa.
--Ah, sí, eso.--suspiró nuevamente.
--He intentado hablar con él para que deje de molestarlos, pero nunca he podido detenerlo. Es sólo que desde su madre no está, su padre comenzó a presionarlo tanto con el modelaje y sus clases que tarde o temprano se cansaría.
--¿Entonces te enamoraste de él por el modelaje?
--Claro que no.--rió.--Adrien me gustó por su personalidad, siempre tan amable con todos. ¡Hasta con Chloe! Tan carismático, tierno y al igual que yo le gustaba ayudar a los demás, claro cuando tenía tiempo... o al menos así era antes.
--¿De verdad así era? No lo puedo creer, pero de ser así, es una lástima que haya cambiado para mal.
--Lo se. Si a Phineas le hubiera pasado eso... ¿Qué hubieras hecho?
--Ahora que lo mencionas, no tengo idea. La descripción de Adrien que me diste resulta muy similar a la de Phineas, y no me lo puedo imaginar de otra manera.--sonrió enamorada mientras pensaba en el pelirrojo.--No entiendo cómo lo hiciste para que tú y Adrien lograran ser novios.
--No fue fácil. De hecho, él sólo me consideraba una amiga, y jamás paraba de decir esa palabra. "Amiga".
--No sabes cómo te estoy entendiendo.--rió.--En mi caso, Phineas y yo nos conocimos desde muy pequeños, fuimos muy amigos de niños y hasta ahora... sólo seguimos siendo eso, amigos. ¿Cómo hiciste para salir de esa fase y que tú y Adrien se volvieran novios?
--Es muy curioso, fue cuando...--Marinette paró de hablar al darse cuenta de sus palabras, pues debía ocultar tanto su identidad secreta como la del chico.--Es algo complicado.
--¿Complicado? ¿Por qué?
--Primero te advierto que no sigas mis consejos. ¡Son malísimos!--exclamó, observando cómo la otra chica asentía confundida.--Segundo, ahora te contaré. Resulta que yo y Adrien teníamos... un secreto. Ambos no podíamos decirlo por razones que sólo nosotros sabíamos. Sin embargo, los dos lo descubrimos casi al mismo tiempo. Todo fue tan rápido, hablamos un rato acerca de eso y luego nos dimos cuenta de que los dos sentíamos lo mismo y... simplemente pasó. ¡Pero sólo fue suerte! Quiero decir... si ambos tienen un secreto, deberían hacer lo opuesto y contarlo antes de que sea demasiado tarde.
Isabella sonrió, abrazando a la chica que tenía en frente. Marinette sólo se sorprendió de aquella reacción, pues no sabía que sus palabras animaran tanto a la pelinegra, pero de todas maneras correspondió el abrazo. Sin duda era una persona muy dulce, y lo mismo pensaba la otra chica de ella.
--Gracias, Marinette. Me gustó charlar contigo de cosas que no sean de la directiva de la escuela.
--Pues no hay de qué.
Ambas rieron y se separaron. Adrien y Nino, todavía al lado del ponche, estuvieron observándolas atentamente para ver si escuchaban algo de aquella charla, lo que fue poco y nada por la distancia en la que estaban. No obstante, el rubio suspiró de tan sólo ver a las dos chicas juntas, recordando haber engañado a su novia esa primera noche en la escuela.
--No se tú, pero yo iré a buscar a mis amigos.--dijo la pelinegra.
--Te sigo, Isabella. También debo ir a buscar a mi grupo.
A la vez que las dos chicas salían del lugar, Adrien y Nino las miraban de reojo.
--Listo, Nino. Ya no hay nadie más que nosotros.
El moreno suspiró, para luego abrir su mochila y sacar una botella de licor. El rubio la tomó, la abrió y vació un poco en el gran ponche.
--De acuerdo, Adrien. Es suficiente.--lo detuvo su amigo.--Este licor es muy fuerte y lo sabes. ¡Está prohibido el alcohol aquí! ¿Y si nos descubren?
--No exageres, Nino. Nadie nos ha descubierto desde que llegué aquí y nadie lo va a hacer ahora. Además, es obvio que todos disfrutan mucho más el ponche cuando se emborrachen un poco. Ahora, hay que ir al otro.
--Está bien, pero rápido. Recuerda que debemos repasar nuestra presentación con las chicas, que no deben tardar en llegar.
--No te preocupes, tengo todo bajo control.
--Eso espero.
Al fin llegó la hora de la fiesta, siendo exactamente las siete de la tarde. Milo y Zack se arreglaban en su cuarto, mientras Bradley salía rápidamente.
--¡Te veré en la fiesta, Zack! ¡A menos que prefieras quedarte encerrado otra vez con Milo!
En tanto el pelinegro se iba, una pelirroja entraba a la habitación.
--No le hagan caso. ¿Listos para la fiesta?
--Melissa, sabes que no puedes entrar al cuarto de los chicos. No quiero que te expulsen por eso.
--Pff, descuida Zack. Los inspectores aquí se distraen fácilmente.
--Si tú lo dices.--suspiró.--Bueno, yo estoy listo. ¿Tú, Milo?
--¡Claro que sí, tengo un muy buen presentimiento este año! ¡Vamos!
La chica salió primero, siendo seguida del moreno, y finalmente el castaño. Sin embargo, un fuerte viento sopló por la ventana, cerrando la puerta de golpe justo antes de que el chico pudiera salir, para luego hacer caer una repisa de madera y todos sus libros frente a ésta.
--¿Milo? ¿Estás bien?--preguntó la pelirroja fuera del cuarto.
--¡Sí! ¡No se preocupen! ¡Sólo debo levantar esta repisa!--El chico se puso a un lado para volver a enderezar el mueble. Su mascota corrió en dirección hacia él, parándose en dos patas para empujar el mueble.--¡Diogee! ¡No hagas eso! ¡Es peligroso!
El perro no hizo caso, y continuó imitando la acción de su dueño, hasta que al fin lograron levantarlo. Al otro lado de la puerta, ambos chicos se miraron entre sí, para seguidamente sonreír.
--Milo, abriremos la puerta desde afuera.--habló Zack.
--¡Descuiden! ¡Ya lo solucioné! ¡Ahora salgo!
El castaño corrió algunos libros hacia los lados para evitar cualquier tropiezo. No obstante, al girar la chapa para abrir la puerta observó cómo ésta se despegó inexplicablemente. Borró su sonrisa unos segundos, y luego intentaba buscar algo para volver a pegarla en su mochila.
--Oye, vamos a entrar de nuevo. ¿Sí?--se escuchó la voz de Melissa.
El chico escuchó esa frase todavía adentro, dejando de buscar en su mochila y suspirando. Aunque la ley de Murphy en ocasiones podía ser muy divertida, también reconocía que causaba muchos problemas, y uno de ellos era evitar ir a las fiestas de su propia escuela. Nunca había ido a una, y siempre se había quedado con las ganas de enterarse cómo eran por los mismísimos comentarios de los alumnos al otro día, alegrándose de lo genial que fue.
Al igual que esas celebraciones perdidas, su ley además le causaba discusiones con varias personas de la escuela, sobretodo Gideon, Pacífica y Bradley. Ellos lo odiaban por naturaleza y vivían recalcándole lo difícil y peligroso que era estar al lado de él, a pesar de que siempre tenía una solución para salir del problema en su mochila. Incluso recordó cuando se subió a esa rueda de la fortuna que sus compañeros hicieron en el recreo, la cual a los pocos segundos terminó destruida.
Culpa, eso es lo que muchas veces sentía gracias a su ley, pues evitaba que otras personas se divirtieran haciendo actividades que sin él de por medio seguro lograrían sacarles una sonrisa. Esa misma culpa era la que estaba sintiendo ahora, porque gracias a él sus amigos jamás fueron a alguna de esas celebraciones escolares sólo por quedarse a acompañarlo. Sin embargo, esta vez quería que eso cambiara.
--No, amigos. Deben ir a la fiesta sin mí.--contestó, acercándose a la puerta.
--¿Estás loco?--habló Zack.--No te dejaremos aquí.
--Te aburrirás encerrado ahí solo e intentando salir.--agregó Melissa.
En ese momento, una rubia se acercó al dúo que estaba hablándole a la puerta, sabiendo perfectamente lo que sucedía.
--Hola, chicos.--saludó.
--¿Qué tal, Sara?--dijo la pelirroja.--Estamos intentando convencer a Milo de que nos quedemos con él esta noche.
--No me digan, se quedó encerrado otra vez.--suspiró tristemente.
--¡Hola, Sara!--saludó el castaño aún en la habitación.--Dile a los chicos que vayan a la fiesta, estaré bien aquí con Diogee.
--Si eso quieres.
La chica abrió la puerta y entró a la habitación. Sonrió al ver a su hermano ahí, pero Milo aprovechó la puerta abierta para salir lo más rápidamente posible.
--¡Cierra esa ventana!--exclamó el chico.
La rubia obedeció, yendo en dirección hacia ésta. No obstante, el viento era demasiado fuerte y hacía que aquella evitara sellarse, hasta que tanta fuerza sólo logró que el vidrio se rompiera y el viento saliera todavía más fuerte, cerrando ruidosamente la puerta. Ella se volteó hacia su hermano, quién la observaba tristemente con la perilla en la mano.
--Lo siento, Sara. Se lo mucho que querías ir a esa fiesta y ver a Neal de la tienda de cómics.
--No te preocupes, Milo. He ido a todas las fiestas y es lo mismo de siempre.--rió.--En serio, Neal estará bien allá, prefiero acompañar esta noche a mi hermano favorito.
Ambos hermanos se abrazaron, y Diogee no paraba de ladrar y saltar alegremente adentro.
--Gracias, Sara, pero ahora que lo pienso, hay una enorme ventana abierta en la que podemos salir si utilizamos algunas cosas.
--No te lo recomiendo.--volvió a reír la rubia.--¿No recuerdas las veces en que intentaste salir de tu habitación y al final terminó destruida? Recuerda que acá la compartes con Bradley, y...
--Tienes razón, mala idea.--sonrió.--De hecho, estoy seguro que ya se enojará por la ventana rota y el desorden de los libros.
--Sí, mejor llamemos a alguien que repare la puerta. Mientras esperamos a que llegue, nos quedaremos aquí charlando del último episodio que vimos de Los Expedientes del Doctor Zone.
--¡Genial!--El castaño giró su cabeza hacia la puerta, listo para exclamar.--¡Chicos, me quedare con Sarah aquí! ¡Vayan a la fiesta!
--¿Seguro?--preguntó Zack.
--¡Sí, chicos! ¡No se preocupen!--gritó ella.
--¡De acuerdo!--respondió Melissa.--¡Nos vemos luego!
Los dos chicos comenzaron su trayecto hacia el gimnasio, en donde poco a poco los alumnos entraban y disfrutaban de la gran fiesta, bailando y bebiendo ponche como locos. Vanessa, Candace y Stacy acababan de llegar, quedándose a observar el lugar con atención antes de adentrarse en él.
--Wow, está de lujo.--se asombró Candace.
--Ojalá Jenny estuviera aquí y no en Danville.--se entristeció Stacy.--Así nos divertiríamos con ella igual.
--No son las únicas que extrañan a alguien.--agregó Vanessa.--También me hubiera gustado que esté mi amiga Lacey, o todos mis amigos en realidad.
Las tres caminaron hacia adentro, pero un vaso en el suelo hizo que la castaña se resbalara. Sin embargo, unas manos evitaron que ella tocara el suelo. Miró hacia arriba para ver de quién se trataba, y observó a ese peliverde con el que se topaba unas pocas veces en las vacaciones.
--Hola, Ferb.--saludó la chica. El chico ayudó a levantarla, quedando ambos frente a frente.--Gracias por evitarme esa caída.
--No hay de qué.--respondió el británico.
--¡Oh, ahí estás, Ferb!--exclamó Phineas, que se dirigía a él con su grupo de amigos, dándose cuenta de la presencia de las tres chicas.--¡Hola, Candace!
--¡Muy bien, chicos! ¿Qué están planeando?--habló la pelirroja con las manos en sus caderas.
--Por ahora, nada. Sólo disfrutar de la fiesta, tal vez.--respondió inocentemente el chico.--Y queríamos preguntarte si te gustó nuestra súper rueda de la fortuna en el recreo.
--Primero, le temo a las alturas y ustedes deberían saberlo.
--¿En serio le temes a las alturas?--preguntó Vanessa cruzándose de brazos.
--Larga historia.--respondió Candace, para luego volverse a los chicos.--Segundo, le iba a mostrar el invento a mi mamá por videollamada, pero no me contestó hasta que la rueda de la fortuna se destruyera, y cuando le iba a mostrar los escombros... ¡Ya no había nada!
--Que tierna, intentaste mostrarle a mamá nuestra rueda.--sonrió el pelirrojo.
--¿Y qué?--interrumpió Buford.--Siempre intenta hacer lo mismo, pero jamás le resulta. Ya deberían haberse acostumbrado.
--Esta vez era distinto.--dijo Phineas.--Estamos en otro continente y tenía ganas de saludarla.
--Bien, cuando haya algo acusable me avisan.
La pelirroja se fue, siendo seguida por la pelinegra. La castaña estaba por irse también, hasta que volvió a mirar a Ferb, quién le guiñó el ojo como forma de despedida. Ella sólo sonrió, para finalmente seguir a su amiga. Tan pronto como la chica se fue, otro chico se acercó a ellos.
--Disculpen, pero... ¿Me pueden decir qué hacen aquí?--preguntó Adrien arqueando una ceja.
--¿Alguien tiene sed? Voy a servirme ponche.--habló el castaño ignorando completamente al rubio.
--No respondiste mi pregunta. De hecho, nadie lo hizo. ¿Necesitan que lo repita?
--No.--contestó fríamente la pelinegra.--El director me autorizó a estar aquí después de dejar este gimnasio tan asombroso como lo ves.
--Ya lo sé. Te vi con mi novia cuando entré, no soy ciego.--bufó el chico.--Me refiero a tus amiguitos en específico, que creo que no saben que este es un evento exclusivo.
--¿De qué hablas?--preguntó Phineas cruzándose de brazos.
--Que esta fiesta es privada. ¿Alguien los invitó acaso?
--¡Isabella!--exclamó Baljeet nervioso, provocando una risa por parte de Adrien.
--Los presidentes de clase no pueden invitar a alumnos, y a menos que sus padres no sean millonarios o famosos, yo creo que deben irse.
Ferb abrió la boca y levantó el dedo índice para decir algo. Sin embargo, el señor Damocles caminaba detrás del rubio, logrando escuchar su última frase.
--¿Cómo que deben irse?--preguntó acercándose.--Esta fiesta es para todos los alumnos, como todos los años. ¿Por qué estás echando a estos alumnos?
--No los estoy echando, director.--afirmó el chico, cambiando su tono de voz.--Sólo les decía que deben irse a probar el ponche, que está delicioso por cierto.
--Confirmo.--comentó Buford con su vaso ahora vacío.
--¿Lo ve? Era una invitación nada más. Además, no podían desaprovechar toda la comida que ayudaron a hacer las directivas de todos los salones.
--¡Esa es la actitud!--exclamó el hombre, tomando un macarrón de la mesa y yéndose.
--Cada día estás más mentiroso.--dijo el castaño, dándole un sorbo a su segundo vaso de ponche.
--Bueno, ahora si me disculpan yo tengo que dar una presentación. Adiós, nerds.
El chico sonrió falsamente y se fue, haciendo que el grupo diera un suspiro de alivio.
--En serio, ni Buford es así de cargante. ¡Ya no lo soporto!--gritó el moreno.
--Wow, muy pocas veces veo a Baljeet así de enojado.--comentó el pelirrojo, girándose hacia su hermano.--Oye Ferb... ¿Qué ibas a decir antes de que el señor Damocles llegara?
--Que en realidad nuestra madre fue...
--¡Ah claro! ¿Cómo lo pude olvidar?
--¿Que su madre fue qué?--preguntó la pelinegra.
--Larga historia.--dijo Phineas.-- Ahora... ¡Vamos a divertirnos!
Los chicos se unieron al centro del lugar para bailar juntos, al igual que la mayoría de los alumnos de la escuela, quienes disfrutaban, reían, saltaban y charlaban. Adrien subió al escenario, para luego hacerle una seña a Nino para que detuviera la música. El moreno asintió, pausando el ritmo de su consola de DJ y yendo con Lila y Kagami detrás hacia donde el rubio estaba. Todos los alumnos se quedaron quietos y miraron en dirección al grupo, observando al ojiverde tomar el micrófono para comenzar a hablar
--¡Buenas noches a todos los alumnos del Notre Dame International Institute!--exclamó, recibiendo una multitud de aplausos por parte de todos los alumnos, o al menos la mayoría de ellos.--Espero que se la estén pasando bien, porque en esta fiesta no sólo celebramos nuestra llegada a clases como se debe, sino también la llegada de nuevos alumnos en cada una de nuestras aulas. ¡Un aplauso por ellos para darles la bienvenida!
--¡Sí!--gritó Wayhem desde el público, con la ropa más parecida posible a Adrien por ser su fan número uno.--¡Vivan los nuevos!
Nuevamente, muchos estudiantes obedecieron al rubio. No obstante, Dipper no confiaba en ese chico, pues aún recordaba la mañana antes de entrar a clases, y ahora resultaba darles la bienvenida a todos amablemente como si nada hubiera pasado.
--Ese chico realmente es un falso, Mabel.
--Así parece.--suspiró la chica.--Creí que al menos sería un poco amable.
Al ver que las personas comenzaban a cuchichear, el ojiverde miró hacia atrás para decirle a su grupo que se ponga en sus posiciones.
--Como decía.--habló nuevamente, haciendo callar a los alumnos.--Esta celebración la debemos disfrutar como nunca, y por eso yo y mi grupo tenemos preparada una presentación. ¡Música, por favor!
Marinette fue en dirección a una computadora detrás del escenario, para buscar la pista y oprimirla. Al comenzar, la azabache corrió nuevamente hacia su lugar, sonriendo a la vez que observaba a su novio comenzar a hacer pasos de baile con sus amigos. Kagami se acercó hacia adelante para comenzar a cantar.
--Me siento como el viento, detrás no queda nada.
--Yo vivo como siento en libertad, a todo o nada.--le siguió Adrien.
--Vivamos el momento, tan solo una mirada.--continuó Lila.
--Vuela el pensamiento, la partida y la llegada.--prosiguió Nino.
--Hoy la belleza rompió su corteza, y en su cabeza voló la tristeza de estar esperando lo que está pasando.
Ese pequeño rap del rubio hizo que Marinette sonriera más, pues era su parte favorita. Si bien no estuvo presente en los ensayos, logró ver algunos cuando el ojiverde vacacionaba en Miami, ya que él no dudó en enviárselos. Alya, quien estaba a su lado, sólo rodó los ojos. Sabía que ese chico no era el ideal para ella, aunque no podía negar que él y sus amigos tenían bastante talento.
--I've got a feeling.
--No se hacia donde, pero siento que voy.--cantó la japonesa.
--I've got a feeling.
--Y cuando tengo lo que tengo lo doy.--Adrien le guiñó el ojo a su novia, quién se sonrojó como respuesta.
--I've got a feeling.
--La vida es todo lo que siento que soy.--se unieron el moreno y la italiana, ganándose una mala mirada de Alya.
--I've got a feeling, I've got to love.
--I've got to love.
Kagami le lanzó una mirada desafiante a Chloe, la cual sólo bajó la cabeza por unos segundos para volver a levantarla después. Observó cómo el que debería ser su chico bailaba feliz junto a Lila y Kagami en el escenario, para luego ver en la primera fila a la chica que más detestaba, Marinette, con una sonrisa de oreja a oreja, haciendo que su cara cambiara a un seño fruncido. La japonesa ignoró las reacciones de la rubia para seguir cantando.
--Activo el movimiento, presiento tu mirada.
--Es como un sentimiento.--prosiguió Nino, sin parar de mirar a la morena del público.--Yo vivo, amo y siento.
--Mis piernas son de fuego.--continuó Lila.
--Mi mente conectada.
El rubio dejó de mirar a su novia para mirar hacia el público, cruzándose rápidamente con la mirada de Vanessa, quien sólo veía la presentación seria. Paró de observar y volteó su cabeza para ver a Kagami.
--Son mil y un intentos, y nunca nos detiene nada.
El moreno y la italiana se acercaron al escenario, listos para comenzar su baile a la vez que rapeaban juntos.
--Voy, caminando, mirando, parando.
Sabiendo que alguien que está cerca mío se encuentra esperando.
Nuevamente, todos se reunieron para cantar el coro, obviamente dejando a Adrien adelante.
--I've got a feeling.
--No se hacia donde, pero siento que voy.
--I've got a feeling.
--Y cuando tengo lo que tengo lo doy.
--I've got a feeling.
--La vida es todo lo que siento que soy.
--I've got a feeling, I've got to love.
--I've got to love.--finalizó Kagami.
El cuarteto hizo una pose al terminar, recibiendo aplausos y ovaciones por parte de los alumnos. El ojiverde volvió a dirigirse hacia el micrófono para decir unas últimas palabras.
--¡Gracias a todos, chicos! ¡Disfruten su fiesta!
Los cuatro bajaron del escenario para dirigirse a la pista de baile. Apenas el rubio tocó el suelo, Marinette se abalanzó sobre él para abrazarlo fuertemente, mientras el chico sonreía levemente en tanto correspondía su abrazo.
--Lo hiciste excelente, Adrien. Eres asombroso.
--No lo hubiera logrado sin la ayuda de la mejor novia del mundo.
--¡Mi príncipe!
--¡Prrrrincesa!
Ambos se besaron dulcemente, para que luego las amigas de Marinette dijeran al unísono "aww", con excepción de Alya y Alix, quiénes los veían bastante serias.
--¿Tampoco te agrada, cierto?--susurró la morena.
--Para nada.--respondió la pelirrosa.--Créeme, hasta Kim es más soportable.
--Concuerdo.
Los dos dejaron de besarse, para que luego el chico sonriera y se fuera con Nino. Ella lo continuaba observando con cara de enamorada.
--¡Marinette!
--¡Ah!--gritó la chica, hasta que se dio cuenta de que quién la asustaba era su mejor amiga, con miradas de todo su grupo detrás.--¡Lo siento, Alya!
--Estás tan embobada con Adrien que te olvidaste completamente de lo que hablábamos antes de la presentación. ¿O no?
--¿Qué? ¿Hablábamos de algo antes de la presentación?
La morena se palmeó la cara, mientras una rubia se acercó a ella para recordarle.
--No te preocupes, Alya.--sonrió Rose, para luego voltearse a la azabache.--Estábamos hablando... ¡De que el príncipe Alí vendrá a la fiesta!
--¿Qué? ¿En serio? ¿Pero com...
--Sí, Chloe lo invitó.
--¿Y tú crees que va a estar con Chloe y el grupito de falsos 2.0 toda la noche?--agregó Alix.--Él ya te conoce, y estoy segura que apenas llegue te invitará a bailar a ti sin dudarlo.
--¿Tú crees?
Todas las chicas le respondieron asintiendo con la cabeza, con excepción de Juleka, quién sólo daba una mirada hacia abajo. Cada vez que ella y su mejor amiga estaban juntas no podía evitar mirar a la rubia como algo más, pues sentía una conexión tan fuerte y creía la misma sensación por parte de Rose. Sin embargo, el príncipe Alí y las seguras burlas de los populares eran los únicos impedimentos para estar con ella, sobretodo el primero.
Desde bastante que su amiga era una gran fan de él por su gran generosidad hacia los demás, pero después de al fin conocerse poco a poco comenzaron a hablar por chat. Si bien el príncipe vivía viajando por el mundo con una agenda bastante ocupada, lograba arreglárselas para juntarse con la rubia cada vez que podía, a pesar de que sabía que ella misma había estado siempre junto a ella en todo momento. No obstante, tenía muy en claro que no podía obligar a que la amara así.
--¿Juleka? ¿Te sientes bien?
La dulce voz de aquella chica la sacó de sus pensamientos, por lo que la observó mientras estaba lista para responderle con su típica voz baja.
--Sí, yo...
--¡Rose!--la interrumpió una voz masculina, sabiendo perfectamente de quién provenía.--¡Aquí estás!
--¡Príncipe Alí!
La rubia se alejó de Juleka para abalanzarse hacia los brazos del moreno, en tanto él correspondió alegremente.
--Perdón por el retraso.--se disculpó.--Tuve que hacer algunas cosas antes de venir aquí, y mi chaperona tampoco me dejará estar mucho tiempo. ¿Me perdí de algo importante?
--No, sólo de la presentación del novio de mi amiga, pero nada más.
--Aunque por alguna razón, sí era ultra importante verla para la mayoría de los alumnos de esta escuela.--comentó Alya, para luego recibir un golpe de Marinette.--¡Auch!
--Tus amigas son simpáticas.--rió Alí.--En fin. ¿Quieres que bailemos?
--¡Claro!
Ambos se alejaron hacia el centro del gimnasio, en tanto Juleka aún los observaba tristemente. Marinette se volteó hacia ella, pues era la única de su grupo que sabía aquellos sentimientos por la rubia. Se acercó a ella y le sonrió.
--No te preocupes, Juleka. Estoy segura que todo estará bien al final.
--¿Crees que algún día podremos estar juntas?--susurró la pelinegra.
--No voy a mentirte, pues no lo se.--respondió.--¿Pero sabes lo que es cierto? Es que eres una chica asombrosa, Juleka, y en algún momento alguien va a amarte, sea Rose o no.
--Gracias, Marinette.--Las dos se dieron un corto abrazo, hasta que un toque en el hombro de la pelinegra la hizo soltarse, viendo tranquilamente a la persona frente a ella.--Hola, Luka.
--¿Cómo estás?--le sonrió el peliazul a su hermana.--Vine aquí porque olvidaste ésto.
El chico extendió su mano, en la que estaba su espejo de muñeca que siempre solía utilizar. Juleka se alegró al verlo, pues era un objeto muy especial para ella.
--Muchas gracias.
--No hay de qué.
El ojiazul dejó de observar a la pelinegra para ver a Marinette, quien también lo miraba con una sonrisa.
--Creo... que iré con las chicas.--susurró Juleka, dejando a los dos solos.
--¿Qué tal, Luka?--comenzó a hablar la chica.--Ya sé que te dije que te ayudaría a recorrer más de la escuela en el recreo, pero...
--Tienes un novio muy celoso, lo entiendo.--rió.--Pero no te preocupes, está todo bien.
--¿En serio?
--Claro que sí. ¿Él siempre es así?
--Bueno... sí.--suspiró.--Aunque de todas formas lo entiendo. También me pongo bastante celosa cuando veo a Adrien con Lila o Kagami, a pesar de que intento controlarme un poco.
--No creo que seas tan exagerada como él, sin ofender.
--No te preocupes, no eres el primero que menciona sus celos extremos así.--rió también.--Además, he hecho cosas muy estúpidas por estar celosa. ¿Sabes?
--Bueno, todos lo hemos hecho alguna vez.--sonrió.
--¿De verdad? No te veo como esa clase de chico.
--No, en realidad los celos no son lo mío.--contestó, para luego cambiar de tema.--Oye... ¿Quieres que bailemos juntos, como amigos?
--Acepto, amigo.--se alegró la chica.
En tanto se dirigía a la pista con Luka, pensaba en que estaba feliz de que aquel dulce chico y ella comenzaran su amistad de esa manera. Sin embargo, estaba consciente de lo celoso que se pondría Adrien cuando la viera así, pues desde lo que pasó en la mañana sabía que estaba enojado con el peliazul sólo por el simple hecho de ser nuevo y acercarse a ella.
Sin embargo, también estaba consciente de que bailar con un nuevo amigo no era un delito, y considerando que el rubio le había dicho tantas veces "amiga" en el pasado, no debería haber ningún problema. Repentinamente, la mano del peliazul sobre la suya interrumpió sus pensamientos, y la chica no pudo evitar sorprenderse. Luego, el chico le dio una vuelta, pero gracias a su torpeza Marinette no pudo evitar tropezarse, y el chico inmediatamente la sujetó antes de que lograra caerse.
Aún en los brazos de él, la azabache miró aquellos ojos color azul claro tan brillantes, mientras Luka vio esos bellos ojos y ese hermoso rostro que poco a poco se tornaba levemente de color rojo. Sentían que el tiempo se detenía, y ninguno disponía volver a pararse. Querían imaginar que sólo ellos estaba en la pista, con ganas de quedarse así por mucho tiempo.
Lamentablemente, los antiguos pensamientos de Marinette se hicieron realidad, ya que a la vez que los dos estaban frente a frente el ojiverde los observaba fijamente desde que habían comenzado a bailar. Al tomar su sexto vaso de "ponche", estaba apunto de dirigirse hacia la pareja.
--¡Alto!--lo detuvo Nino.--¿Estás seguro de ésto?
El chico se soltó del agarre de su amigo, para ir velozmente hacia donde se había propuesto. Al notar que el rubio se acercaba, los dos se levantaron y se soltaron rápidamente, quedando ambos viéndolo.
--Adrien, yo...
El chico alejó delicadamente a la chica, y al estar frente de Luka no dudó ni un segundo en darle un puñetazo en la cara. Todos los alumnos comenzaron a voltearse poco a poco al sentir el quejido de Luka, quién ya estaba en el suelo.
--¡Adrien! ¡Tienes que parar!--exclamó Marinette.
Pero el ojiverde no escuchó a su novia. El peliazul se levantó ya con su labio sangrado, pero no pudo decir nada por el fuerte golpe que recibió en el estómago por parte del mismo chico. Luego, el rubio lo tomó fuertemente por una de las mechas de su cabello.
--Escúchame, Lukita. No te vuelvas a acercar a ella si no quieres conocerme aún más. ¿Quedó claro?
--¡Por favor, Adrien!--gritó la azabache.--¡Basta!
Algunos alumnos ya comenzaban a grabar dicha situación, e incluso otros comenzaban a transmitirlo en vivo. El rubio levantó la cabeza y comenzó a darse cuenta de eso al ver a muchos celulares enfocándolo a él, pero simplemente sonrió.
--En serio, yo les recomendaría dejar de grabar y borrar esos videos si no quieren terminar como él. ¿Quedó claro?
Inmediatamente, los estudiantes obedecieron, incluyendo Isabella, la que dio un pesado suspiro. Intentó buscar al director o a algún adulto con la mirada, pero lamentablemente ni siquiera el señor Damocles se encontraba ahí.
--¡No lo puedo creer!--se enfadó.--¡¿Cómo es que todos son tan influenciables para hacerle caso?!
--¿Quieres que vaya y lo golpeé?--preguntó Buford.
--¡Ni lo sueñes!--exclamó.--¡El único que merece ser expulsado es él! ¿No se dan cuenta?
--Isabella.--agrego Baljeet.--¿No acabas de escuchar lo que acaba de decir?
--Técnicamente no estamos grabando.--respondió la chica.--Llamaré al director.
--Wow, eso sonó muy parecido a Candace.--comentó Phineas.
--¿De verdad, Phineas?--habló sarcásticamente la pelinegra mientras tenía su celular en mano.--¿De verdad lo crees?
En tanto ella comenzó la llamada, Ferb posó una mano sobre su hombro como forma de tranquilizarla. Isabella sonrió levemente y asintió, para luego alejarse del grupo saliendo del gimnasio. Mientras tanto, una pelirroja observaba sorprendida todo lo que hacía aquel ex-modelo, dejando de grabar lentamente al escuchar sus últimas palabras.
--Candace, hagas lo que hagas no borres ese video. Él no nos puede ver desde aquí.--habló Stacy, observando como la chica asentía.--No puedo creer lo que le hizo a ese pobre chico.
--Alguien debe ponerle sus límites.
Después de aquella frase, la castaña tomó su vaso de ponche que todavía estaba lleno, caminando en dirección hacia donde estaban ambos chicos y la azabache.
--¡No! ¡Vanessa!--exclamó Candace.
--Déjala, ese chico se lo merece.--respondió la pelinegra.
--¿Y si le hace algo?--se preocupó la otra chica.
--Sólo veamos qué es lo que pasa.
En tanto, la chica ya había llegado a su destino. Adrien la vio, recordando su presentación en clases y las miradas cruzadas mientras se presentaba. Soltó a Luka y se dirigió hacia ella, en tanto Marinette y Juleka fueron a ayudar al peliazul.
--¿Qué? ¿Quieres un autógrafo por lo que acabo de hacer?--preguntó el rubio.
--No.--sonrió la castaña.--Sólo quiero poner a mi padre orgulloso de lo que haré ahora.
--¿A qué te ref...
Adrien no pudo terminar su frase, ya que Vanessa vació todo el vaso con ponche en su cabeza. El ojiverde lanzó un quejido para luego mirar enfadado a la chica a la vez que se escuchaban leves risas por parte de los alumnos.
--Ups, creo que se me derramó el vaso.
--¡¿Qué rayos te pasa, loca?!
--¿A mí? ¡¿Qué mierda te pasa a ti como para tratar a ese chico así?!
--¡Estaba coqueteando con mi novia!
--Wow, si según tú cualquier chico que esté a su lado la quiere coquetear, no eres tan buen novio que digamos.
--¿Cómo te atreves a decirme eso si ni siquiera viste lo que pasó aquí antes?
--Lo haya visto o no, ¡Él no se merece ser tratado así! Y dices querer tanto a los alumnos nuevos. ¿Verdad?
El rubio se quedó sin palabras, y simplemente se retiró hacia el baño para intentar limpiarse. Antes de meterse, se volteó una última vez.
--¡Esto no se quedará así, Vanessa Doofenshmirtz!
--¿De veras? ¡No te tengo miedo, Adrien Agreste!
Ambos lanzaron unas frías miradas, para que luego el chico se adentrara en el lugar y ella se quedara ahí, recibiendo poco a poco lentos aplausos por parte de los estudiantes. Éstos se volvieron más rápidos, e incluso causaron ovaciones hacia ella, pues casi nadie se había atrevido a enfrentar al chico más popular de la escuela de esa manera.
Todos los alumnos, incluyendo a ellos mismos, sabían la gran rivalidad que se vendría por delante.
Holaaa!!!
¿Cómo está todo allá? Bueno, yo algo estresada porque ya inicié las clases de la universidad y me están llenado de tareas y trabajos jaja :( (sep, tengo clases online :""v). Con respecto al coronavirus, espero que todos ustedes estén bien y respeten las indicaciones necesarias, no se expongan al contagio ewe.
Otro detalle: como habrán notado, estoy poniendo canciones en el fic uwu y tendrá más, creame. Sólo que está el detalle que no sé si les gustarán mucho las canciones jeje xd si es el caso (y estoy segura que lo será varias veces jaja) me disculpo por ellos ewe.
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Alguna falta de ortografía? ¿Cómo están pasando la cuarentena? ¿Emocionados por la nueva película de Phineas y Ferb? Yo sí, demasiado xD.
Y esto ha sido todo por hoy. Recuerden cuidarse muchísimo y no salgan de casa. Gracias por leer, los quiero uwu 💕. Sin nada más que decir, bye!!!! 😊
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