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Capítulo 6: ¡Nos mudamos!

Taehyung entraba corriendo a la casa arrastrando a Hoseok de la mano, tenía que decirle a papi que habían aprendido a sumar y a restar en la clase de matemáticas. Seguramente estaría orgulloso de lo inteligentes que eran y que habían obtenido una estrella por buen desempeño. Jungkook los siguió a paso lento llevando su peluche de conejito. Estaba enojado y tenía mucha hambre, la señorita no le dejó comer galletitas porque dijo que eran muchos dulces para un pequeño como él. La señorita es una tonta, Jungkookie ya era un niño grande.

Había pasado casi un mes desde que Hoseok se unió a la familia y las cosas podrían estar marchando bien, pero no era el caso. Por más que Seokjin haya encontrado trabajo de lo que estudió y que Jimin se convirtiera en jefe de enfermería, ambos sueldos y el de Namjoon no alcanzaban para comprar la casa que querían. Porque podrían Jimin y Yoongi volver al departamento, pero que convivieran todos juntos hacia más "fácil" las cosas. Y el otro problema que tenían era Hoseok, no porque haya sido adoptado, sino el hecho de que no podían tenerlo sin los papeles correspondientes. Lo que estaban haciendo era, de cierta manera, ilegal. Hoseok podía tener una familia allá afuera buscándolo y Seokjin evadía el tema de buscar a dicha familia.

***

— Tienes que hacer la denuncia Jin — le dijo Namjoon días después de su llegada — Mira si sus padres nos ven con él y piensan que lo secuestramos. No quiero que se me caiga el jabón estando en la cárcel.

Seokjin inhalo y exhalo saliendo del baño con la canasta de ropa sucia, esquivándolo para no seguir con la charla.

— Hablo en serio — lo detuvo — No me mires así, sabes que tengo razón.

— No puedo hacerlo. Escucha, estaba sucio, hambriento y perdido. Hoseok de seguro no tiene padres y habrá escapado de una familia disfuncional o peor, de aquellas personas que secuestran niños para andá uno a saber qué hacer con ellos. Dios, Namjoon, no voy a dejarlo solo. No lo haré.

El rubio suspiró rendido. No había caso, Seokjin era terco y orgulloso a morir; jamás daría su brazo a torcer.

— Al menos pudiste decírmelo antes.

Murmuró fastidiado. Seokjin rodo los ojos.

— Quería darte una sorpresa.

— El que me empujes a ser padre de un niño que no conozco no es una grata sorpresa, Kim Seokjin — casi gritó sorprendiéndolo, volvió a exhalar — Lo siento.

Con la otra mano que no sostenía la ropa le acarició la mejilla. Sí, se había equivocado en no consultarle directamente, en vez de hacerlo con metáforas. De todas formas, no era su culpa que él haya entendido lo de adoptar un perro en vez de un niño. Aún así, fue todo muy rápido, no se detuvo a pensar.

— Perdón ¿si? — le sonrió — Fue muy repentino y sé que es algo serio esto, pero de verdad quiero que lo adoptemos. Taehyung se encariñó mucho con él. Que dices, ¿somos padres otra vez?

Namjoon lo dudó, no estaba listo para otro niño, Taehyung le era suficiente. Pero no quería seguir discutiendo con el castaño.

— Dame eso, yo me encargo de lavar — le sacó la canasta y le dio un corto beso — La próxima vez habla conmigo, somos pareja. Merezco saber las cosas, ¿okey?

Seokjin se mordió el labio y asintió. Verlo serio y tan maduro era una de las partes que más le encantaba de él.

Yendo hacia la sala pasó por los cuartos y allí vio a los niños armando un fuerte con los colchones y las sabanas. Sonrió enternecido y se quedó observando como jugaban. Notó también que la casa apenas tenía dos habitaciones que tenían que dividir con una gran cortina a la mitad para separar a los niños. No podían vivir en esas condiciones, menos si querían adoptar a Hoseok. Necesitaban un nuevo plan.

— ¿Sandeul? — Jin buscó entre sus contactos y rezó porque su amigo no hubiera cambiado el número — Soy yo, Kim Seokjin. Fuimos a la Universidad juntos... ¿Cómo que no te acuerdas de mí, pedazo de idiota?

¿¡Jin!? ¿De verdad eres tú hombre? — Seokjin sonrió recordando a su viejo amigo — Bro, hace mil años que no sé de ti, creí que habías muerto o algo.

— Ja ja ja, muy gracioso. No has cambiado nada eh — Seokjin entró a la otra habitación echando a patadas a Yoongi que dormía como de costumbre.

Lo último que supe es que te mudaste con ese traficante de drogas.

— Namjoon no es ningún traficante, tarado.

¿No? Men, el tipo ese tiene una cara de gánster, ¿seguro que no es algún sicario?

— Sandeul...

Ya, ya, vale. Me alegra que me hayas hablado, te he extrañado risa de parabrisas.

Seokjin rodó los ojos.

— Si bueno, tú también pudiste llamar.

Estuve viajando por el mundo hombre, soy un fotógrafo profesional muy ocupado sabes.

— Espera, espera un poco Sandeul — Jin llevó su índice y pulgar a la punta de su nariz — ¿No habías empezado a trabajar como chef en el restaurante de tu abuelo?

Aah, sí, cuando nos graduamos. Lo recuerdo. Te propuse ir conmigo pero te negaste, aún no sé por qué no aceptaste el puesto.

— Porque estaba embarazado... ¿Sandeul?

¿¡Que estabas qué!? — Jin apartó el teléfono de su oreja — ¿¡Como no me dices algo así imbécil?! Es una gran noticia, Dios, eres un mal amigo. Nunca me cuentas nada. Dime, ¿el estúpido de Kiddoh lo sabe, Ken también?

— Si, ellos saben...

Te odio. Chau.

La llamada se cortó y Seokjin suspiró riendo. El celular volvió a sonar y se apartó del cuarto dejando como Jungkook y Taehyung aplastaban a Hoseok con las almohadas. Jungkook se subió al armario y se lanzó sin pensarlo dos veces arriba de los colchones y de Yoongi quien casualmente se encontraba debajo.

Puedo hacer una llamada y que te den el puesto de trabajo que me corresponde a mí. Necesitan un buen chef, el viejo dice que nadie puede superar su manera de cocinar. A ver si tú sirves de algo — le comentó Sandeul y rieron, y antes de cortar agregó — Dime Jin, ¿Ken estuvo de acuerdo con lo que le hiciste?

Seokjin miró el cuadro colgado en una de las paredes de la sala, en ella estaba una foto de su graduación. Él junto a sus amigos de aquel entonces.

No importa eso Sandeul, es cosa del pasado. Gracias por ayudarme a conseguir el empleo.

Jimin regresaba de su turno nocturno cuando notó que el cuarto de lavandería estaba derramando agua y algo de espuma. Al abrir la puerta se encontró con un desesperado rubio tratando de apagar el lavarropas sin éxito. En vez de ayudarlo estalló de risa y tal conmoción llamó la atención de los niños. En un par de segundos todos estaban tratando de que la espuma no se volviera más espesa. Bueno, los niños solo jugaban en ella.

— ¡¿Por que hacen tanto ruido tan temprano?! — Yoongi gritó entrando sin darse cuenta del desastre que ocurría — ¡La put...!

Y se calló de culo.

Seokjin al escuchar todo el griterío se acercó y no pudo ni siquiera quejarse por la sorpresa. Namjoon estaba lloriqueando, Jimin jugaba con los niños y le hacían peinados raros con la espuma a Yoongi con su cara de malhumor. Si no puedes vencerlos, úneteles.

***

El verano había llegado y con eso los chicos tenían más energías y más tiempo libre. Lo que significaba doble trabajo para la niñera Min Yoongi.

— ¡Oigan mocosos, no corran tan rápido! — se sentó en una banca — Son un dolor de huevos...

— ¿Eh? Yoongi, ¿Qué haces aquí? — Namjoon se detuvo en medio de su caminata al ver a su hermano — ¿Están de paseo?

— Los renacuajos querían ver al grandioso Namjoon en su patético lugar de trabajo — masculló sarcástico — Ah y dice Seokjin que compres la cena.

El rubio lo miro con mala cara antes de seguir con su caminata llevando una caja de sardinas. Su trabajo era hermoso, ser cuidador en el acuario  de la ciudad era perfecto para alguien que amaba el mundo marino. Aunque si bien podría estar trabajando para su padre, el que haya elegido este empleo fue mejor decisión. Cuidaba mucho a los animales y se encargaba de que estuvieran a salvo antes de volver a dejarlos en su hábitat natural. Porque si bien era un acuario también era un centro de rehabilitación para los animales marinos.

Namjoon encontró a los niños viendo a las medusas, a su lado estaba su compañero y amigo Woo Jiho.

— ¿Las medusas están hechas de agua? — preguntó Taehyung — Quiere decir que no tienen corazón ni cerebro, ¿verdad?

Jiho se encogió de hombros. Qué iba a saber, solo era el conserje.

— ¡¿Podemos tocarlas?!

Jungkook gritó emocionado, mirándolo con los ojos bien abiertos y brillosos para convencerlo con su adorable aegyo. Jiho hizo una mueca de asco.

— Claro, pero luego tendrás una lenta y dolorosa muerte. Estos bichos son altamente peligrosos. Su veneno, apenas los toques, harán que tu corazón se detenga.

Namjoon explicó acercándose como todo intelectual y aires de grandeza. Su amigo rodó los ojos. Lo conocía suficiente para saber que en lo único que podía destacarse Namjoon era sobre animales acuáticos.

Hoseok tembló del miedo al ver a las medusas. Ya no les agradaba y no quería ser su amigo. Jungkook hizo puchero porque no podía tocarlas.

— Quiero ir a otro lado... — murmuró Hoseok — Las medusas dan miedo.

Namjoon lo notó con el semblante decaído. Quiso animarle diciéndole que las medusas por más peligrosas que aparenten ser, también son bastante cobardes. Pero no dijo nada, un sentimiento raro creció en su pecho apenas conoció al pequeño. Era una especie de rechazo y le dolía.

Aquella tarde terminó con los niños viendo como Yoongi era vil mente burlado por una foca. El animal le hacia burlas sacándole la lengua y no dejando que el platinado le diese de comer. La gente que miraba aplaudían y se reían de la función. Al mismo tiempo unos delfines empezaron a salpicarle agua. Las risas estaban por todos lados, era un gran espectáculo. Yoongi con ropa ajustada que dejaba marcado su trasero y le apretaba las bolas, huyendo de la foca y resbalándose hasta caer al área de los delfines.

El rubio observó como Hoseok se reía y disfrutaba también, entonces sonrió. Quizás si de apoco lo va aceptando estaría muy dispuesto a llevar las cosas legalmente. El problema sería si sus padres realmente lo estarían buscando y sí ese fuese el caso, Hoseok tendría que irse. Tal vez, en el fondo, por eso no quería encariñarse con él.

***

— Umh...

Jimin bufó sentándose en una de las camillas. Había estado atendiendo a muchos enfermos durante todo el día y estaba cansado. Tuvo que aplazar sus vacaciones para poder juntar más dinero y así poder conseguir la casa. De su bolsillo sacó la hoja arrancada de un catálogo, allí estaba la casa que tanto él y Jin deseaban para la familia. Costaba una fortuna por el tamaño que tenía y la zona. Si lograban aunque sea alquilarla, tendrían que mudarse y todo sería más fácil para convivir.

— ¿Teniendo un mal día? — Minah se acercó para sentarse a su lado y darle un vaso de café — Tal vez no sea mucho pero dejé un poco de dinero en tu mochila. Antes de que te quejes, ¡es mi regalo de cumpleaños adelantado! Debes aceptarlo y conseguir esa casa.

— Minah... — sonrió abrumado — Si no fuese porque estas embarazada te patearía el culo.

— Lo sé nene — tomó un poco del café — ¿Cómo está todo en casa?

— Seokjin empezó a trabajar por lo tanto Yoongi se tiene que encargar de los niños todo el día hasta que lleguemos — río al recordar algo—. Ayer llamó la vecina diciendo que Taehyung le estaba robando todo los dulces que guardaba para sus nietos. Claro que Yoongi no hizo más que quejarse con la abuela y de paso comerse los dulces. No sé quién es el niño ahí, si él o nuestros hijos.

— Parece que la paternidad es difícil — murmuró la pelirroja llevándose una mano al vientre — Y bastante costosa.

— Jungkook perdió su primer diente de leche y el muy... — Jimin fregó sus ojos — Me pidió que le diera 100,000 wons porque me descubrió poniéndole diez centavos debajo de la almohada fingiendo ser yo el hada de los dientes.

— Últimamente los niños se están volviendo salvajes...

Asistieron estando muy de acuerdo con eso mientras que detrás de ellos, dos chicos se estaban peleando con los sueros y amenazando a los doctores con los bisturíes. Un enfermero se lanzó cual luchador y aplastó al niño para detenerlo, los demás residentes aplaudieron y el otro niño fue empujado por el guardia derribándolo. Los padres de los chicos victoreaban la pelea y uno de ellos perdió la apuesta contra su hijo. Un día normal en el hospital. Jimin y Minah tiraron sus vasos de café y prosiguieron con el trabajo.

— ¡Ah! — la pelirroja gritó mientras cambiaba el suero y la orina de un paciente — Ya se que puedes hacer para conseguir más dinero.

Jimin la miró curioso y el hombre también quiso saber.

— Vende sus órganos — Minah lo señaló mostrando una cínica mirada — De todas formas le queda muy poco tiempo.

— ¿¡Qué!? — El señor empezó a impacientarse y ponerse nervioso — ¿¡Es cierto eso doctor!?

Kim Junmyeon dejó de observar su expediente y levantó los ojos despacio, metiéndose en el papel, generando suspenso e intriga. Jimin se abstuvo de rodar los ojos.

— Lo siento señor Lee, pero parece que le queda solo dos horas de vida.

— ¿¡Qué carajos!? — gritó el hombre. Jimin casi intervino pero Minah negó— ¡Pero si solo vine para que me quitaran las piedras del riñon!

— Que es una broma hombre, usted está en perfecto estado — sonrió el doctor anotando algunas cosas — En unos días podrá irse a casa.

Minah también se río oyendo como el paciente largaba varios insultos y mencionaba demandarlos. Jimin negó rendido, no había caso. Cosas así sucedían siempre y uno se termina acostumbrando a esas bromas pesadas.

— Bueno al caso, puedes hacer una venta de garaje — Minah cambió el suero y lo suplantó por el que tenía la orina. El hombre se iba a quejar pero fue interrumpido — Así como hacen los yankees. Seguro algo en esa pocilga que tienen debe haber cosas de valor y que no usan.

Jimin hizo cara de póker. Aunque pensándolo bien, sí había algunas cosas que podían venderse. No era una mala idea.

El hombre seguía tratando de hablar pero seguía siendo ignorado.

— Se lo comentaré a Seokjin más tarde. Vaya Minah, la verdad eres una buena persona — le dijo mientras salían — Al principio pensé que eras mala, ya sabes tu actitud a veces...

— Nah, si soy un amor.

El paciente Lee empezó a gritar por lo del suero pero ya era demasiado tarde. No había nadie, era la hora del almuerzo, que hasta el conserje se había esfumado.

***

— Está decido, nos mudaremos — Seokjin rompió el silencio mientras todos comían — Podemos pedir un préstamo al Banco y...

— Nos quedamos sin fondos — recordó Jimin — ¿No recuerdas que tuvimos que hipotecar esta casa para pagar el desastre que hizo Taehyung el año pasado?

Seokjin se llevó una mano a la frente.

— ¿Qué hiciste Taehyungie? — pregunto Hoseok luego tomar su jugo.

— ¡Rompí un tubo de agua y esa cosa que sirve para guardar el gas!

Taehyung alardeo su más desopilante travesura, Jungkook y Hoseok aplaudieron asombrados.

— Esa cosa se llama llave de gas niño lento — Yoongi habló— Y por tu culpa tenemos que pagar gastos que no nos corresponde.

Taehyung le sacó la lengua.

— Podemos hacer una venta de garaje, Minah dice que de ahí sacaremos el dinero que necesitamos.

Silencio. Todos se miraban entre sí. Y Hoseok se sentía un poco fuera de lugar. ¿Tenían que mudarse por su culpa? Cuando llegó, Taehyung le tuvo que explicar que dormían con sus papás porque no había más lugar, entonces ¿era un estorbo ahí? Tal vez no debió aceptar irse con Seokjin... Pero tenía mucha hambre aquella vez. Si se vuelve a escapar pasaría hambre y frío. Hoseok tenía miedo, no quería que lo dejaran de nuevo.

La risa de Yoongi llamó la atención de todos. Seokjin frunció el ceño.

— ¿De qué te ríes?

— Oh vamos, ¿una venta de garaje? Ni sueñen con que así ganaremos el dinero suficiente. Aunque a Namjoon le aumenten el sueldo salvando ballenas no lograremos mudarnos.

— Al menos yo sí trabajo.

Uh, eso debió doler.

— Turn down for what — susurró Jimin.

Yoongi había dejado de reír y lo miró serio, Seokjin reía tapándose con la mano. Incluso los pequeños habían comenzado a reír. Al día siguiente ya estaban poniendo en el patio delantero las cosas que no les servía. Incluso Taehyung y Jungkook se ofrecieron a vender sus juguetes.

— La gente nos están mirando raro — comentó con cierto desagrado el pálido — Les dije que esto no va a  funcionar.

— Cállate, siempre nos miran raro de todas formas —  Seokjin le respondió y vio a una abuelita acercarse — Oh, hola señora, ¿le interesa algo?

— Ah no, no, solo venía a decirle que sus niños se están metiendo en la casa del vecino y sacando algunas cosas...

Seokjin giró automáticamente viendo como los tres sacaban electrodomésticos de la otra casa y Namjoon los ayudaba a ponerlos con las demás cosas para venderlos.

— ¡Yah, niños! — gritó y Namjoon salió huyendo — ¡Estas castigado Kim Namjoon!

Bajo el sol radiante a las tres de la tarde, la familia estaba esperando a que alguien se dignara a comprarles la heladera que ya no funcionaba, las revistas raras de Namjoon, el equipo de enfermería de Jimin que ya no usaba, las barbies de Taehyung y los rompecabezas de Jungkook que pidió prestado a un compañero del kinder, entre otras cosas viejas y/o "prestadas" que tenían.

— ¡Mamá mira, tienen una consola de videojuegos! — gritó un niño al pasar con su madre — ¿Me lo compras?

La mujer al mirarlos hizo una mueca de desagrado y tomó a su hijo con fuerza para cruzar hacia la otra vereda.

— ¿Por qué nuestros vecinos no nos quieren? — preguntó Jimin — A los Seo les llevé una tarta cuando se mudaron al vecindario.

Mientras tanto en el techo, Yoongi se volvía a colgar del cable del otro vecino  para tener televisión gratis.

Los niños se pusieron a jugar entre las cosas de lo aburrido que estaban, la manguera parecía ser buena idea para refrescarse un poco. Jimin empezó a hacer volantes con los crayones de Jungkook para entregarles a las personas que pasaban. Yoongi estaba discutiendo con los Seo por el cable que hasta la policía tuvo que intervenir, oh y Namjoon había encontrado una manera de entretenerse plantando y ayudando a la abuela Kim con sus flores. Seokjin era el único que estaba por perder la paciencia.

— Disculpe... — Hasta que un hombre bastante misterioso aparece frente suyo y le da un poco de sombra — ¿Aquellos son sus hijos?

Seokjin se dio la vuelta en su asiento y observó como Taehyung mojaba a un Jungkook en ropa interior ocultándose detrás de ese arbusto. Hoseok regaba la otra planta tarareando una canción. Estaban embarrados, desvestidos y llenos de hojas por todas partes, ¡y solo habían pasado cinco minutos!

— Mmh, depende — Seokjin volvió a mirarlo, llevaba gafas de sol— ¿Por qué? Los niños no están a la venta. Por ahora.

— Me interesan las plantas con la que están jugando sus niños — recalcó el hombre. Jin arqueó una ceja. ¿Jardinero tal vez? — Recién pasó la policía porque un idiota estaba robándole el cable y el wifi a su vecino, pero no se dieron cuenta de lo que está en su patio. Menuda suerte tienen ustedes.

Seokjin al verlo reír también se río, fingido, porque no entendía a qué quería llegar el hombre. De todas formas lo dejó seguir, la sombra que le estaba dando era perfecto para no sentir tanto calor.

— Pero las plantas no están a la venta — recordó el castaño confundido — Además, son las plantas que Namjoon cultivó el verano pasado.

— Oh, ¿y por casualidad sabe usted que tipo de plantas son?

Seokjin pareció dudar, para él todas eran lo mismo.

— No sé, ¿bonsai? Tenemos un bonsai adentro.

Tres puntos suspensivos apareció entre los dos. El hombre misterioso suspiro sacándose las gafas. Seokjin seguía mirándolo confundido y curioso. A su lado Jimin hizo puchero porque ya no le quedaban más crayones de color morado. Había dejado de hacer volantes y se dispuso a colorear varios dibujos.

— Le ofreceré una gran cantidad de dinero por sus plantas.

Seokjin al escuchar dinero se levantó de su asiento y sonrió ampliamente.

— ¡Oh por supuesto que están a la venta! — lo abrazó de costado — También tenemos en el patio trasero. ¡Niños, dejen de comerse esas hojas!

Más tarde Seokjin estaba contando el gran fajo de dinero que el hombre le había dado mientras que Jimin lo saludaba con la mano al verlo marcharse en su auto negro. Yoongi llegó justo a tiempo, comiendo una paleta helada y de vez en cuando llevándola a su ojo morado.

— Esperen — Namjoon se acercó cargando una maceta con margaritas y se dio cuenta de algo — ¿Y mis plantas?

— ¡Papá se las vendió a ese hombre raro! — se carcajeo Tae y Jungkook le siguió — Oye Hoseok, ¿eres un caballo?

El nombrado se río también.

— ¿Puedo montarte verdad? — Taehyung parecía muy mareado —montarte Hobi hyung, quiero hacerlo.

Los niños comenzaron a reír más fuerte, al momento que Namjoon salía a la calle corriendo por sus plantas.

— ¡Mis Marías y Juanas no!


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