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Capítulo 1: El encuentro

Había una vez... No así no empezaba, es muy de Disney. Veamos... Ah, esto de narrar una historia es demasiado difícil pero lo intentaré.

Todo comenzó una noche de verano, en un pequeño club. Allí había dos personas que no sabían que luego de aquel encuentro estarían juntos el resto de sus vidas. Y todo por un bebé. Ops, me adelanté mucho.

Retrocedamos.

Kim Seokjin estaba cursando el último año de su carrera y aquel viernes por la noche planeaba descansar en la residencia, pero su amigo le obligó a ir al club gay de la ciudad para pasar una noche alocada y divertida. De muy mala gana accedió a ir y ahora se encontraba en la barra tomando su tercera copa de daikiri. Su "amigo", apenas entró, se esfumó cual humo de cigarrillo y lo dejó a la merced de varios tipos borrachos insinuándole ir al callejón y follar. Pero Seokjin es todo un príncipe que se hace valer por mucho y se negaba a cualquier servidumbre. Es ahí donde nuestro segundo protagonista entra en la escena.

Por la puerta, y si por dónde más si no, se asomaba un joven perdido en la vida misma. Kim Namjoon, un apuesto hombre alto, de piel morena, con un gran intelectual para algunas cosas, sensible y por sobre todo; demasiado torpe. Ni dió dos pasos y se chocó con varias personas que estaban ligando, bailando, pasándose saliva y algunos dildos. Avergonzado avanzó hacia la barra, necesitaba algo de cerveza en su sistema si quería seguir toda la noche ahí adentro para tener algo de acción en la cama después. Porque claro, podrá ser una buena persona a simple vista, pero Namjoon tenía deseos carnales como cualquiera y estar todo el tiempo cuidando que su hermanastro no se metiera en problemas lo había estresado toda la semana y si no ligaba temía que su leche se volviera talco.

En fin, ahí volvía a tropezarse haciendo que un chico le volcara todo el whisky a su pareja. Seokjin vio el escándalo cuando se dignó a buscar a su amigo, fue ahí que sus miradas coincidieron.

El castaño giró rápidamente su mirada hacia un costado de la barra, no quería que el rubio supiera que lo estaba observando. Por favor, Seokjin no iba a caer tan fácil en un don nadie que recién acababa de entrar. Él tenía clase, Namjoon... Bueno, es un buen tipo. Pero de todas formas, ignorarlo no le sirvió de mucho, el moreno estaba a su lado mirándole coquetamente. Seokjin casi se atraganta con su bebida.

— ¿Quieres bailar?

Fue su pregunta, su voz tan grave y ronca casi hace que el castaño se derritiera. Pero claro, Seokjin no caía tan fácil. Recordemos eso.

No respondió. Siguió tomando ignorándolo por completo, o casi. Namjoon sonrió de costado y prosiguió, porque la dignidad y el orgullo no se complementan en él y, de vez en cuando, la pierde.

— Me pregunto por qué alguien tan hermoso está solo esta noche.

Otra vez silencio, el bar-tender observaba la escena atento a los movimientos de los dos. Ya en su mente apostaba que terminarían follando. Años de atender en el bar no eran por nada.

— Veo que se te acabó tu daikiri, ¿te invito una copa? — Volvió a insistir sin perder su sonrisa.

Seokjin se dignó a verle y quedó mudo por unos segundos. Verlo de cerca le hizo pensar que estaba frente al chico más hermoso que vio en su vida, después de él claro. Reprimió una sonrisa, no quería que supiera que estaba cayendo en sus encantos. Y es que vamos, Namjoon a simple vista detonaba confianza y amabilidad. Al castaño eso le pareció tierno, más aquel hoyuelo en su mejilla izquierda.

Aún así, recobró su postura y cual hombre empoderado e inalcanzable le dijo:

— No, gracias, ya me iba. Y lo de hermoso no hacia falta, lo sé.

Namjoon al verlo marcharse se rió y en vez de sentirse rechazado sintió que el momento fue perfecto. Aquella mirada desafiante, esos ojos brillosos, sus labios rojos y bien apetecibles... No, no iba a dejar que él ganara.

— No te ibas a librar tan fácil de mí — le dijo cerrando la puerta de golpe.

Seokjin ahogó un grito del susto, no creyó que lo seguiría hasta atrás. Namjoon casi se ríe de su torpeza, no fue su idea sonar como un acosador.

— Mierda, me asustaste — le contestó abrumado. Namjoon sonrió otra vez disculpándose
— ¿Es que no entendiste que te rechacé?

— Sin embargo viniste al callejón sabiendo que aquí pasan "cosas" — respondió el rubio sin dejar esa mirada coqueta.

La distancia en ambos se iba acortando y Seokjin no entendía como de estar nervioso empezaba a sentirse ansioso por besarle.

— Y qué, ¿me vas a violar? — Titubeó con las orejas rojas.

Se alejó unos pasos poniéndose derecho, desafiándole con la mirada otra vez, recordando quién era en realidad. A Namjoon eso le hizo latir más rápido el corazón, y quizás, otra cosa.

— Bueno, no es violación si ambos quieren — dijo.

Seokjin sonrió, el moreno le había ganado.

— Te ves lindo cuando te sonrojas — volvió a hablar acercándose al castaño.

Seokjin rodo los ojos sin dejar de sonreír.

— Cállate.

— ¿Te puedo besar?

"Tan tierno". Pensó.

— No — le respondió.

Aquella noche sí se besaron, pero no lo hicieron ahí. Seokjin no quería que una rata apareciera en medio del acto. Por lo que la parte trasera del auto de Namjoon fue mejor opción.

— Por cierto, ¿cómo te llamas? — preguntó el rubio besandole el hombro.

Seokjin empezó a reírse fuerte. La situación era tan bochornosa, su plan de esa noche no era ir a un bar gay ni mucho menos terminar en la parte trasera del auto de alguien que acababa de conocer hace menos de dos horas. Igual, no se quejaba, no terminó ligando con un psicópata. Pero...

— ¿No eres un asesino, verdad? — Preguntó.

Ante la duda de si tenía que pegarle y salir corriendo.

— ¿Tengo cara de ser un asesino?

Otra vez ese hoyuelo. No, claro que no era un asesino, cómo podría serlo. Si apenas entraron al auto su cabeza golpeó con el techo, casi rompía el preservativo, le preguntó cómo mil veces si le dolía y si estaba bien. Namjoon era el tipo ideal de Seokjin, pero no se lo iba a decir en voz alta.

— No, tienes cara de que te gusta mucho mirar porno — sonrió burlón. Namjoon rodó los ojos —. Me llamó Kim Seokjin, tengo 23 años.

— Entonces tengo que llamarte hyung.

Seokjin se giró quedando casi arriba de él, su mirada estaba fruncida.

— Ni se te ocurra decirme así, me hace sentir viejo.

— A mi hermanastro tampoco le gusta que le diga hyung. Soy Kim Namjoon, 22 años.

Se sonrieron cual novios enamorados. Seokjin se sintió estando en una película cuando el rubio lo dejó en la residencia y sin cuestionarlo mucho le pasó su número. Pensó que salir con alguien era lo que necesitaba para dejar esa vida aburrida de universitario. Namjoon lo atrajo, quizás demasiado para ser la primera impresión, y de todas formas; no le importó.

Namjoon sentía lo mismo y tenía ganas de conocerlo más, por eso al día siguiente lo llamaría para acordar una cita. Quizás era demasiado pronto pero no le importaba. Si tan solo supiera que fue demasiado rápido...

— ¿Yoongi donde está mi celular? — Namjoon casi gritó en la sala.

No obtuvo respuesta, el menor bufó. Desesperado por encontrar su celular, siguió buscando por todo el departamento y cuando dió un paso hacia la cocina escuchó algo quebrarse. Ni siquiera había terminado de pagar la cuota.

— Seokjin, un tipo raro está en la vereda gritando tu nombre — Sandeul, el compañero del castaño, entró a la habitación — ¿Acaso quieres que nos metamos en problemas? Hyung dijo: nada de traer gente a la residencia.

Seokjin se levantó rápido y salió del cuarto no sin antes quejarse con su amigo.

— El otro día trajiste a dos chicas y tuve que dormir en el pasillo. Gracias por eso.

— No, de nada — le contestó comiendo su tostada.

Salió al balcón para verlo gritar su nombre, le pareció vergonzoso que todos los demás inquilinos observaran la escena y dijeran insultos para callarlo. Pero vamos, quién va a gritarle a alguien a las diez de la mañana un sábado.

— Por Dios, Namjoon, ¿qué crees que estas haciendo? — Casi le grita cuando se le acercó.

El castaño sentía sus orejas arder, todos los estudiantes de la residencia estaban viéndolo. Namjoon solo sonrió, verlo a Jin recién levantado con un pijama rosa se le hacia lindo.

— Se rompió mi celular y quería invitarte a salir — empezó hablando firme pero luego se avergonzó y empezó a tartamudear — Perdón si te desperté, pero no sabía si estarías a la tarde, digo, porque estudias en la universidad y quizás tenías clases y yo...

Seokjin mandó a la mierda a sus compañeros que seguían diciendo cosas y lo calló con un beso. ¿Dónde había quedado aquel rubio coqueto de anoche? Pero Namjoon tímido era mucho mejor.

— ¿Otra vez vas a salir?

Sandeul estaba en la sala viendo el drama que pasaban en la televisión y notó como su compañero se miraba por decimoquinta vez en el espejo. Los demás residentes lo observaban reprimiendo las risas.

— Nuestro hyung se enamoró, es tan tierno y yo creía que moriría virgen — comentó uno que comía ramen.

— Anoche se quedó hasta tarde hablando con él por teléfono. "No, tú eres más lindo, pero no más que yo" "Te extraño mucho Namie, ¿acaso tú no me extrañas?" "Quiero que me hagas lo que me hiciste la otra vez, fue muy intenso" — prosiguió otro.

Todos estallaron de la risa avergonzando más a Seokjin. Solo un año más tenía que aguantarlos, un año más y se graduaría.

— ¿Pero ya son novios? — le preguntó Sandeul.

Seokjin no le respondió y salió sin despedirse. Pero aquella pregunta rondó por su cabeza entre que llegaba al lugar de la cita. Y es que no se lo había preguntando y tampoco era como si estuviera desesperado por ser su novio. Llevaban un mes saliendo cuando Seokjin no tenía exámenes y Namjoon podía hacer tiempo en el trabajo. Iban a su manera y eso a ambos les gustaba. Claramente no eran como las demás parejas, se conocieron en un club y sin saber sus nombres tuvieron sexo, al día siguiente su primera cita. Tampoco iba a ser la excepción a la hora de formalizar.

— Acepto ser tu novio — habló sin titubear.

Namjoon casi deja caer su helado.

— ¿Qué? Pero si no te propuse ser mi novio...Aún.

— Bobo — dijo ocultando su sonrisa.

Seokjin se alejó dejándolo pasmado y con el helado de chocolate derritiendose. Ah, pero cuando entendió salió a buscarlo por el parque con el corazón latiendo a mil por hora, estaba demasiado feliz de que formalizaran. Aunque en el fondo Namjoon creía que ya eran novios.

Lo encontró sentado en el césped debajo de un árbol y se miraron como la primera vez. Seokjin le hizo seña para que se acercara.

— ¿Y tu helado?

Namjoon se fijó en su cono y ya no había chocolate en él. Hizo puchero. El castaño rió.

— Yo también acepto ser tu novio, Jinie — confesó luego de unos segundos, con las mejillas rojas y sus hoyuelos bien marcados.

Se quedaron mirándose, tal cual aquella noche cuando se conocieron y estaban abrazados. Sentían esa conexión que hubo en un principio, como si estuvieran destinados a conocerse. Quizás no fue casualidad que aquel viernes el amigo de Seokjin le pidiera que lo acompañara y tampoco que Namjoon haya decidido ir solo para tener sexo casual, sin imaginarse que luego saldría de allí enamorado.

— ¿Acá es cuando tengo que besarte, no? — preguntó el menor.

— ¿Y si en vez de preguntarlo, lo haces? — sonrió con las orejas rojas.

Terminaban las vacaciones de verano y aquel domingo había un partido importante de fútbol que decidieron ver en el departamento de Namjoon y Yoongi. El mayor de los tres se sentía a gusto estando con ellos y de apoco se quedaba más en el departamento que en la residencia. Claro, cuando Seokjin se quedaba a dormir, Yoongi no la pasaba bien durmiendo en el sofá teniendo que escuchar cosas que no quería.

El timbre sonó, era el amigo de Seokjin.

— Hey, Jin, perdón por dejarte la otra noche en el club — Hyosang sonrió sin culpa alguna.

— Pasaron tres meses y ¿recien ahora te disculpas?

El pelinegro se encogió de hombros.

En el entretiempo decidieron tomar y comer algunos aperitivos que trajo Hyosang. Seokjin se cuestionaba por qué su amigo aparecía y desaparecía sin siquiera decirle. Empezaba a sentir que su amistad con él solo era una fachada. Pero, había otra cosa que le tenía más preocupado.

— ¿No vas a tomar Jinie?

Le preguntó Namjoon al ver que era el único que no tomaba cerveza.

— No puedo, estoy embarazado.

Silencio. En la tele gritaban gol, Corea ganaba el partido. Hyosang escupía la cerveza y Namjoon por un momento parecía que se había ido al más allá.

— A la mierda... — comentó Yoongi sin poder creerlo.


Les doy la bienvenida a esta historia, espero que la disfruten ♡♡♡

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