Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[THE ROOM WHERE IT HAPPENS]

Advertencia: contenido no apto para menores de edad, se recomienda discreción...

Va para los pubertos que se hacen los extremos y leen hard cerca de sus padres lol

__________________

Narra Koyuki.

Desperté. Mis ojos estaban adoloridos por la fuerte luz del día; tuve que frotar mis ojos con las manos para poder quitar el ardor incesante que se presentaba en ellos.

Volteé mi vista a ambos lados para recordar en dónde estaba, luego caí en cuenta que seguía en la escuela. Me encontraba en la azotea, no había ni una sola alma presente y el sonido de los alumnos platicando en el patio o en la entrada apenas era audible.

Mi cerebro comenzaba a recordar que estaba haciendo antes de quedarme dormido en la azotea y porque había decidido venir aquí, pero ante todas mis dudas la que más me importaba era ¿Cuánto tiempo estuve dormido?
Saqué el celular de mi bolsillo; la pantalla, bastante luminosa para mi gusto, marcaba nueve con cuarenta y cinco de la mañana.

Lo había recordado. Me había librado de dos horas de economía doméstica gracias a que el profesor se enfermó. Como no pude dormir la noche anterior, y no quería ser molestado por mi "grupo de amigos", me escapé del salón hasta llegar a la azotea para recuperar el tiempo de sueño que perdí.

Intenté acordarme de más detalles pero mi cabeza se negaba a cooperar, me sentía aún aturdido por levantarme de golpe y el mareo me hacía querer dormir otro rato.
Bueno, aún tengo una hora más considerando que ya pasó el primer bloque de economía doméstica.

Vagando en mis pensamientos; imágenes del sueño que tuve vinieron de golpe a mí y, con ello, una molestia combinada con vergüenza.

—Maldita sea Hanadori, ni siquiera me dejas en paz en mis sueños.– Murmuré sintiendo mis mejillas arder al acordarme de tales pensamientos vulgares hacía mi compañero de clases.

De todos los sueños (o pesadillas) que pude haber tenido con respecto a Hanadori, ¿Porqué tuvo que ser un sueño húmedo?
Y lo peor, ¿Porqué me imaginé ser el pasivo?

Mordí mis labios por inercia y oculte mi cara entre mis rodillas. No es la primera vez que sueño con ese pseudo Dios, pero si es la primera vez que tengo la osadía de imaginarme un sueño de él y yo teniendo ese tipo de relaciones.

¿Porqué en mi sano juicio querría eso?

—Ahora ya no quiero volver a dormir.– Hablé al viento con miedo de continuar aquél sueño.

Para colmo eso, ni siquiera recuerdo cómo terminó, sólo tengo las distorsionadas escenas pasando por mi mente.
Y siendo bastante gráficas por mi desgracia.

Tenía el plan de seguir la siguiente hora en la azotea, no es como si quisiera ver a mis autoproclamados amigos en estos momentos (mucho menos a Hanadori), pero sentí algo en mi entrepierna y, por unos segundos, me odié totalmente. Tenía una erección.

—Carajo Seri, en todas las situaciones existentes tenía que pasarte en la escuela.– Me regañé queriendo dar un grito de rabia.

Ahora tengo dos opciones. La primera es encargarme de mi asunto aquí y ahora, aprovechado que no hay nadie; o segunda, aguantar hasta ir al baño y encerrarme para hacer lo mismo.
En ambas ocasiones, si me descubren, estaré igual de jodido.

—Tal vez la primera opción no sea tan mala.– Intenté darme falsos ánimos en mi patética situación, pero el sonido de mi celular me distrajo.

Era un mensaje de Tsukimiya; en el decía: "Cómo no me contestas supondré que estás en la azotea, estaré ahí después de que termine el primer bloque".
Vi la hora que fué enviado el mensaje, "nueve con cincuenta", marcaba en el celular.

Observé con rapidez la hora actual y marcaba nueve con cincuenta y cinco. Mierda.

¿Porqué el mundo le gusta verme sufrir? Sentí ganas de llorar inmediatamente, pero resistí a la tentación y traté de pensar fríamente.

—Será la segunda opción entonces.– Me quejé levantándome y corriendo con todas mis prisas al baño del tercer piso.

Agradecí profundamente que la mayoría estaba en clases y no había gente merodeando. Solo debía tener cuidado con Tsukimiya y los demás chicos.

Pasaron un par de momentos y sentí que el alma volvió conmigo al haber llegado al baño sin ningún contratiempo.
¿Así se siente estar agradecido con la vida?

Entré asomando mi cabeza y dando un suspiro de alivio al ver que no había nadie. Me estaba asustando tanta buena suerte.

Cerré la puerta con el pestillo para asegurarme de que no hubiese intrusos y me dirigí a uno de los cubículos para finalmente deshacer mi doloroso problema.

Me quité el cinturón y bajé el cierre del pantalón encontrándome con el bulto que me estaba causando problemas.
Di un suspiro avergonzado; ya había hecho esto antes, como cualquier puberto hormonal, pero no pensé que mi dignidad se iría a los suelos a tal grado de masturbarme en mi escuela.

Solo quiero que esto termine.

Bajé mi ropa interior y comencé a masajear mi miembro, pequeños espasmos comenzaban a aparecer en mi cuerpo por el simple tacto, comencé a hacer un pequeño vaivén de arriba hacia abajo para luego aumentar la velocidad del trabajo, por consecuente, empezaba a sudar por el calor de la situación.

Me siento un enfermo haciendo esto, me recriminé unos leves momentos, pero todo pensamiento se fue al sentir que pronto me correría. Sin embargo, tuve que detenerme abruptamente.
Había escuchado un ruido en el cubículo de a lado.

Aún con la respiración agitada, traté de recuperar la compostura y no hacer ruido alguno para verificar si había alguien más en el baño.

Esperé unos 10 segundos sin hacer un sólo movimiento, no obstante, algo dentro de mí me rogaba que mirara hacia arriba. Así, con miedo calando mi pecho, alcé mi mirada lentamente a una de las paredes que separaban los cubículos y sentí un infarto inmediato al ver que no estaba solo.

Habiendo miles de alumnos y miles de conocidos, Kabuto Hanadori, asomaba su mirada sorprendida hacia mi, y ahora ambos teníamos la misma sensación de adrenalina y miedo.

Quise dar el grito de mi vida, pero antes de que pudiera hacerlo, Hanadori salió del otro cubículo y fue directo al mío para silenciarme cubriendo mi boca con su mano.

—Perdón Gestöber, se que esto es malo, pero será peor si llamas la atención.– Explicó rápidamente el pseudo Dios continuando.
—Ahora quitaré mi mano lentamente, no quiero que grites o entres en pánico ¿Bien?

Asentí sabiendo que no podía negarme. Hanadori, como lo prometió, soltó mi boca y yo intenté recuperar el aire que iba a gastar para hacer un escándalo.

Me dió curiosidad unos momentos al ver a Hanadori siendo tan serio y calmado, pero esa idea se esfumó al recordar nuestra situación.
Realmente me quiero morir.

—Te estuve buscando por casi una hora entera y me preocupé bastante, Tsukimiya predijo que estarías en el baño así que seguí sus órdenes y te esperé. Pero no esperaba verte así.

Todo mi ser tembló al escuchar eso, no solo porque Hanadori me está hablando como si nada, sino por oír que Tsukimiya predijo todos mis movimientos.

—¿Co-Como puedes estar tan calmado?– Pregunté sin siquiera verlo y rogando que pronto se fuera.

—Antes de venir para acá, Tsukimiya me advirtió que estuviera preparado para lo peor. Por un segundo temía que estuvieras lastimado, pero me alegra que no fuera así de grave.

Mi mente estaba hecha un caos, por un lado, eso sonó bastante lindo y por otro sentía que quería matar a Tsukimiya por haber predicho todo para su entretenimiento.

—Hanadori, por favor, pase lo que pase no le digas a nadie. A cambio, haré lo que tú quieras.– Pedí con un tono suplicante y sintiendo todo mi orgullo pisoteado.

—No pensaba hacerlo, soy el Dios de la destrucción, no un desalmado. Pero tomaré tu palabra y pediré algo a cambio.

—Lo que sea, sólo dilo.

—Quiero ayudarte con tu problema. No tolero verte sufrir y veo que tomarás tu tiempo.– Se acercó el pelinaranja dejándome anonadado por sus palabras.

¿Que clase de sueño surrealista estoy teniendo?

—Espera Hana...– Traté de colocar mis manos en sus hombros, pero mi cuerpo no tenía suficiente fuerza para hacerlo y quedé estático al sentir sus escurridizas manos en mi entrepierna.

Estoy teniendo un deja vu al respecto.

Sin darme cuenta, me levantó de mi lugar para cambiar de posición, ahora él estaba sentado en el asiento del baño mientras que yo me encontraba en sus piernas con mi miembro a su disposición.

Comenzó a quitar mi sudadera y camisa para comenzar un recorrido con su lengua a través de mi pecho descubierto. Se entretenía jugando con mis ya erectos pezones mientras que yo hacía lo imposible para no gemir tan alto.

Una de mis manos quiso ir a mi entrepierna pero la velocidad de Hanadori me ganó y sostuvo mi mano con fuerza.

—Dejame encargarme de esto Gestöber, este será tu castigo por haberme preocupado tanto.– Contestó con voz ronca haciéndome sentir escalofríos, me estaba asustando esta faceta de Hanadori.

El pseudo Dios notó mi mirada de miedo y se detuvo unos segundos. En la habitación se oía mi respiración entrecortada resonando por el eco que había. También Hanadori se oía agitado pero no lo suficiente para decir que estuviese agotado.

—Dime la verdad Gestöber, ¿No te gusta? Me detendré si me lo pides.– Preguntó el pelinaranja esperando a mi respuesta.

Lo miré queriendo dar una respuesta sencilla.
Admito que el miedo no se comparaba al placer que estaba recibiendo por parte de él; aparte, aún si quisiera detener esto, no hay marcha atrás para ambos.

—Continua.– Afirmé uniendo todo el valor del mundo. —No es como si detenernos ahora hiciese un cambio. A-Además, no pienso dejarte escapar después de dejarme así.– Murmuré eso último apretando mis manos en su chaqueta.

Hanadori silenció unos segundos para luego tomar mi mentón y besarme rápidamente.

Con el calor de la situación no lo asimilé de inmediato, así que me dejé llevar y tomé su cuello para profundizar el beso lascivo entre nosotros.

Mientras aquel tacto seguía y jugábamos con nuestras lenguas, Hanadori aprovechó para desabotonar su pantalón y juntar su creciente erección hacia la mía para masturbar ambos miembros.

La falta de aire y el continuo trabajo del pseudo Dios hacia que mi mente se olvidara de todo y solo se enfocara en la lujuriosa situación.

—Ma-Más rápido...– Hablé entre el beso apresurando a Hanadori.

—E-Espera, tengo una idea mejor.– Kabuto se separó de mí poco a poco para luego dirigir sus labios a mi oído. —S-Si es demasiado, me detienes.

Al principio no entendí a qué se refería, pero al sentir su mano pasar de mi erección a mi entrada lo comprendí. Mentire si digo que no me asusta la idea, pero la calentura puede más que mi sentido común y hago un pequeño movimiento con mis caderas dando afirmación a Hanadori para que continúe.

Él, comprendiendo la señal, comienza a meter un dedo en mi zona virginal haciendo que me muerda mi labio para no gemir mucho.

Pasaron a ser dos dedos sin previo aviso y comencé a mover mi cuerpo para sentir más contacto. Nunca había tenido una sensación tan similar a la gloria antes.

Hanadori al verme reaccionando al placer quitó sus dígitos y posó sus manos en mis muslos para poder empezar.

—Haré lo posible de ir lento.– Me calmó rápidamente el pelinaranja besándome para que no pensara en el dolor.

Empezó con embestidas lentas para acostumbrarme, sus labios aún no se separaban de los míos y agradecí profundamente eso.

Después de un par de minutos, los movimientos pausados comenzaron a aumentar de ritmo y, sin darnos cuenta, ya nos encontramos fusionando nuestros cuerpos en euforia y desenfreno. Ni siquiera me molestaba en ocultar más mis vulgares jadeos y voz suplicante pidiendo más fuerza en cada embestida.

Hanadori, en cambio, también comenzaba a jadear diciendo mi nombre. O más bien, decía "Gestöber" sin pudor alguno.

Nuestros cuerpos sudorosos comenzaban a sentir el climax venir, en cualquier momento concluiría el coito entre nosotros. Pero me negaba a pensar en aquello para seguir disfrutando de la sensación embriagante que me estaba dando el pseudo Dios.

Con un jadeo casi sonoro, finalmente me corrí, pero Hanadori aún no terminaba y seguía embistiendo mi cuerpo como si fuese poseído. No me quejé pues, en medio de todo, había tocado una parte sensible de mi cuerpo que hacía retorcerme de placer. Aferré mis piernas a su cintura para profundizar sus embestidas, entonces, con un jadeo ronco, el pelinaranja descargó toda su semilla en mi entrada. Mi espalda se arqueó por aquello y caí rendido a los brazos de Hanadori, quien también estaba recuperando el aire.

Estuvimos en silencio unos segundos tratando de asimilar lo sucedido. Pero la verdad, en este punto, a ninguno nos interesaba tratar de descifrar el significado de nuestros actos. Solo queríamos aprovechar el momento por razones egoístas.

La respiración de Hanadori en mi nuca hacía sonrojarme más de lo que ya estaba. No quería moverme, pero su voz me obligó a hacerlo.

—Ge-Gestöber, ¿Que hora es?– Preguntó apenado el chico de parche.

—Dejame ver...– Contesté con mi voz cansada sabiendo que no debíamos pasarnos de listos, pues aún seguíamos en la escuela.

Alcancé mi sudadera para sacar mi celular y prender el botón de inicio. Díez con veinticinco, marcaba el reloj.

—Sigue siendo algo temprano. Además, después de economía doméstica toca el primer receso. Lo que nos daría...

—Aproximadamente una hora con veinte minutos.– Completó el cálculo Hanadori.

—E-Eso mismo.

—Sonará algo precipitado pero... No te gustaría, tal vez, quiero decir...– Hanadori nerviosamente intentaba preguntarme si quería una segunda ronda.

No negaré que, después de haber hecho realidad aquél sueño húmedo con él, no suena tan mal. Sin contar que, no es como si tuviéramos mucho que hacer.

—Te-Tenemos algo de tiempo, además, siento que podría hacerlo un poco más.

—¿No te duele nada?– Habló preocupado Hanadori.

—Solo un poco. Pero se me pasará pronto.

—Entiendo, ¿Y que le decimos al resto? Notarán tarde o temprano que...

—Si alguien pregunta, me acompañaste a la enfermería porque me sentía mal.– Interrumpí a Hanadori algo ansioso por continuar.
Es un poco difícil pensar y, a la vez, tener nuestros cuerpos así de cerca.

—De acuerdo. Pero no pienso contenerme esta vez, Gestöber.– Habló Hanadori usando su mano para delinear mis labios y besarme rápidamente.

—Espera ¿Te estabas conteniendo?– Pregunté pensando que era una broma.

No obstante, en la siguiente hora con veinte minutos me dí cuenta de lo salvaje que podía ser el Dios de la destrucción.






















Extra:

Era un nuevo día concluido en la escuela y ya habían pasado dos días desde aquel encuentro con Hanadori. Por el bien de ambos, acordamos no hablar del tema y seguir como siempre. Al menos, hasta saber que fue realmente lo que sentimos al respecto.

Era una tregua tranquila. Pero como siempre, la paz no perdura mucho.

Tsukimiya nos llevó al aula de reuniones dónde los del consejo estudiantil realizaban sus juntas y nos mostró una USB.

—¿Les gustaría ver una película conmigo?– Preguntó de manera alegre el rubio.

—Debo ir a casa, los exámenes se acercan y no tengo tiempo para juegos.– Hablé decidido a irme.

—¿Eh?, Qué mal Seri, pensé que te gustaría ya que es reciente.– Contestó ignorando mis quejas y colocando el archivo en el proyector del salón.

Mis ojos se negaban a creerlo y Hanadori estába igual o peor que yo. Era una grabación de lo sucedido en el baño.

—¿Me pregunto si nuestros compañeros les gustan la películas eróticas?– Cuestionó burlonamente Tsukimiya viendo la cinta como si nada.

—I-Imposible... No somos nosotros ¿Verdad?– Intenté darme falsas esperanzas, pero el audio de la cinta no mentía.

—¡Ah!, ¡ma- más rápido!

—¿Te gusta que lo haga adentro?

—¡Si, po-por favor, córrete adentro!

Quiero oír que grites mi nombre Gestöber. Eres un buen chico...

—Vaya Seri, eres un desvergonzado, y pensar que en la siguiente toma empiezas a jadear cuál gato en celo.

—¡Basta Tsukimiya, entendí tu punto!– Grité molesto y casi llorando por la pena.

—¿Qué quieres a cambio de la grabación?– Preguntó Hanadori abrazando mi cuerpo tembloroso e intentando negociar.

—No pensaba hacerlo, pero tomaré tu palabra y pediré algo.– Contestó el rubio haciendo referencia a lo que me dijo Hanadori en los baños.

Vi al pelinaranja apretar su mano contra la mía, pues bien sabía que Tsukimiya era impredecible y quién sabe que locura nos iría a pedir.

—Bien, ya tengo algo. Lo siento, tener mucho poder en mis manos suele ser complicado a veces. Seri me invitará lo que yo pida en la cafetería por el resto del año, sin importar lo que sea; y Hanadori, me deberás un favor cuando se trate del consejo estudiantil y harás parte de mis deberes lo que queda del ciclo escolar, ¿Les parece justo?

Hanadori y yo nos vimos unos momentos, resignarse no era opción y menos si se trataba del rubio que podía leer mentes.

—Entendemos, haremos lo que pidas.– Habló el pseudo Dios por ambos. —Pero cumple tu palabra de que no enseñarás a nadie el vídeo.

—Lo prometo Hanadori, ¿Qué clase de persona sería si me aprovechara de ustedes así?– Juró, entre comillas, Tsukimiya alzando su mano como si hiciese un pacto. —Pero, reduciré la sentencia de ambos hasta que lo oiga de la boca de Seri.

Ambos chicos miraron espectantes a mi respuesta, esperando a que hablara. A lo cual, más calmado, contesté.

—Prometemos cumplir nuestra parte, ¿Contento?

—Ahora ponte de rodillas.

—Pudrete.

—¡Solo jugaba, se que después de tantas cosas que hiciste con Hanadori apenas puedes caminar bien!– Se burló Tsukimiya haciendo que mi molestia se volviera ira.

Hanadori notó eso y tomó mi brazo sabiendo que era capaz de lanzarme encima de Tsukimiya para golpearlo.

Bueno, es culpa de ambos por excedernos, pero por suerte no estoy solo en esto.
Con eso en mente, tomé la mano de Hanadori dispuesto a abandonar la sala con él.

—Si eso era todo, nos vemos Tsukimiya.– Me despedí del rubio como si nada, jalando a Hanadori para que nos fuéramos del aula.

Al diablo Tsukimiya, al diablo los demás, prefiero compartir esta codena con Hanadori que con cualquier otra persona.
















Maldición, admití que me gusta Hanadori.















____________

Quería que fuera un One-shot corto pero se me extendió :'D

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro