[LUCK AND RAIN II]
Me gusta sufrir arhe.
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Narra Koyuki.
Es curioso como funciona el cerebro; se centra mayormente en avisarte cuando hay peligro, pero hay ocasiones dónde se desconecta por completo y quedas en un trance en el cuál no sabes, y no te interesa, cuando saldrás.
Así me siento yo en estos momentos. Estoy en un trance con Hanadori dónde no quiero que se separe de mi.
Seguíamos en la habitación, estábamos acurrucados en la gran cama por la tormenta y por decisión propia. Mi cuerpo no quería separarse de los cálidos brazos de Hanadori y por el agarre que él tenía en mi, tampoco tenía intenciones de separarse.
Quién sabe en qué momento ambos nos despertamos por uno de los varios truenos que resonaban junto con las furiosas gotas de lluvia. Pero algo era seguro, apenas despertamos, nuestros ojos se cruzaron y nos perdimos en el trance de la belleza del otro.
No era un duelo de miradas, no era incomodidad, y mucho menos era para molestar al otro. Simplemente ambos caímos en un limbo dónde nuestras miradas perdidas encuentran satisfacción con saber que seguimos juntos.
Puede que no vea mucho por la oscuridad del cuarto, sin embargo, por el destello de los truenos hay momentos dónde puedo apreciar la cara de felicidad y calma que me da Hanadori. Sus ojos parecen brillar también cuando se da cuenta de que toda mi atención está en él. Aunque era de esperarse; en cualquier otra ocasión le hubiera gritado o escapado por invadir mi espacio personal.
Pero ahora no hay profesores, no hay compañeros de clase, no hay Tsukimiya u otra persona que me moleste por "estar en las nubes". Solo estamos Kabuto Hanadori y yo.
Con ese pensamiento, mi cuerpo comienza a acercarse más a Hanadori, tengo la osadía de acercarme más de lo que debería y comenzar a cortar el pequeño espacio entre sus labios y los míos.
—Gëstober...– Murmura Hanadori deteniendo mis acciones. —¿Estás seguro?
Esa pregunta me toma por sorpresa al igual que su actitud preocupada pero a la vez deseosa.
Comienzo a reaccionar por mis acciones recientes, pero sigo en la misma posición. Tal vez sea el sueño, tal vez sea el trance.
O tal vez sea el cansancio.
El cansancio de pensar que es lo que pasará después, cuáles serán las consecuencias o que me deparará si continúo haciendo algo sin ningúna disputa.
"Al diablo todo", digo en mi mente fugazmente. Por primera vez, se lo encargaré al Koyuki Seri del mañana. Después de todo, no tengo intenciones de detenerme. No tengo intenciones de abandonar este pequeño momento de valor que conseguí gracias a una tormenta.
Hanadori sigue esperando a una respuesta mía, no obstante, abre sus ojos con sorpresa cuando tomo su mejilla con mi mano derecha y sello mis labios con los suyos en un beso largo y temeroso.
Al ser mi primera vez besando, soy algo torpe y aguanto la respiración, hasta que decido separarme sintiendo que en cualquier momento me voy a desmayar.
Otro trueno resuena y, a la vez que lo hace, mi trance desaparece.
...
¿Qué acaba de pasar?
Mi corazón está latiendo tan rápido que siento como si fuera a vomitarlo en cualquier segundo. Sigo esperando cualquier reacción del pseudo Dios y, por suerte (o desgracia), parece también haber despertado del interminable trance.
Estamos en un silencio esperando a ver la reacción del contrario, mientras las gotas de lluvia parecen sonar cada vez más fuerte por el pasar de los segundos.
Me quedé sorprendido al notar que Hanadori sonreía de una forma calmada para ocultar su emoción y felicidad verdadera. Inmediatamente, pone una de sus manos en mi cabello y comienza a acaríciame como si fuera un felino. Inconsciente, e irónicamente, busco más contacto y coloco mi mano encima de la suya mientras muevo la cabeza de manera mimada.
Volvemos nuevamente al trance, sin ninguna objeción.
Volvemos a una burbuja invisible dónde no es necesario decir mucho y dónde las acciones lo dicen todo.
Volvemos a ser Kabuto Hanadori y Koyuki Seri.
Un par de tontos estudiantes, que por azares de la suerte y la lluvia, terminamos de caer en cuenta que el mundo sería bastante frío sin la presencia del contrario.
Creo que es lo más cursi que he pensado en mi vida.
Pero en este punto dónde estoy intercambiando besos inexpertos y dulces con Hanadori, me da igual.
Mis ojos comienzan a cerrarse nuevamente, finalmente el sueño me está ganando y, poco a poco, voy perdiendo la consciencia. Pero afortunadamente alcanzo a darle un último beso a Hanadori, junto un leve "buenas noches".
Siento las manos del contrario en mi cintura y un beso en mi frente, para finalmente escuchar un "Buenas noches Gestöber".
Y así, vuelvo a dormir sabiendo que estoy sonriendo de forma boba mientras Hanadori me acaricia la cabeza esperando a que me duerma.
Mis ojos se abren de manera cansada. Siento que mi cabeza duele y mis tímpanos me molestan por las gotas golpeando la ventana del cuarto.
Observo la ventana y noto un gris oscuro cubriendo los cielos de la ciudad junto la interminable lluvia. Giro mi cabeza al notar la ausencia de Hanadori y me doy cuenta que estoy sólo en la habitación.
Reviso el reloj electrónico que está en una pequeña mesa y miro la hora sorprendido.
"7:22 a.m.". Me cuestiono si el reloj está mal ya que el cielo sigue viéndose nocturno por la tormenta.
Dejo de pensar en aquello y me centro en lo importante. ¿A dónde fue Hanadori?
Me levanto, estirandome un poco en el proceso, y comienzo a caminar hacia la puerta del cuarto, la cual, se encuentra entreabierta.
Escucho ruidos y comienzo a dirigirme en la cocina. Pero me oculto rápidamente al ver a Hanadori y a una señora conversando. ¿Será acaso su madre?
Empecé a oír su plática.
—Te lo digo Kabuto, la oficina cada vez nos pone trabas más absurdas día tras día a tu padre y a mí. Me sorprende que incluso tuvieran el descaro de hacerme abandonar la junta solo por haber olvidado unos cuando archivos del mes pasado.
—El trabajo es trabajo madre. Aunque sea duro, hay que cumplirlo.– Escucho a Hanadori contestar de manera formal y fría con su mamá.
Parece otra persona. Me dió escalofríos con solo oírlo.
—Eso lo sé bien... Por cierto, ¿Ya pensaste la propuesta hijo?
¿Propuesta?
—Sí. Pero mi respuesta sigue siendo la misma madre. Realmente no tengo interés en ella.
—Hijo, es una gran candidata. Piensa a futuro, terminando la carrera podrás dirigir la empresa con ella y mayor parte de las acciones las tendrás tú al ser su esposo. Además, se dice que es una chica dulce y hermosa ¡Cualquiera pediría su mano y te estamos dando la oportunidad en bandeja de plata!
—Cualquiera excepto yo... Siento que mi respuesta no sea la que buscabas madre. Pero niego a casarme con alguien de forma arreglada.
Cuando entendí la "propuesta" sentí mis piernas temblar. ¿Están obligando a Hanadori a casarme por una empresa?
¿En serio sus padres siguen teniendo esa rancia tradición del matrimonio arreglado?
¿Porque parece esto una trama de novela barata?
Silencie las inquietudes de mi mente para seguir prestando atención a su conversación.
—Hanadori Kabuto, tu padre y yo hemos sido pacientes con tu decisión y los 9 rechazos de propuestas que te hemos aconsejado. Además, aún no nos has dicho a qué universidad piensas ir. Es cierto que has realizado exámenes de prueba y te ha ido excelente, pero no quita el hecho de que las universidades son elegidas al azar. ¿Al menos tienes algo que decir a tu favor?
—... Con esta propuesta sería la número 10, madre.– Oí murmurar a Hanadori.
Miré de reojo la escena y note que la madre de Hanadori miraba de forma desaprobatoria la vaga respuesta. No lo entiendo, Hanadori ha demostrado ser bastante bueno en la escuela. Sí, puede que cometa estupideces, pero cuando se trata de ser responsable en las materias u otras cosas escolares le termina yendo bien (de alguna extraña manera).
¿Porque no le es suficiente?
—Hablaremos después hijo, con todo esto olvidé la junta. Tu padre y yo llegaremos en la noche. Nos vemos Kabuto.
—Nos vemos madre. – Escuché hablar a Hanadori despedirse de su madre mientras que se oía la puerta principal cerrarse.
Mierda, estoy seguro que no debí escucharlo a escondidas. ¿Debería regresar a la habitación y fingir que no oí nada?
—Ya se fue Gestöber, puedes salir. –Habló Hanadori mientras tragaba en seco. ¿Cómo lo supo?
Fuí hacía él con pasos nerviosos y una cara avergonzada. Pero al mirarlo a los ojos, más bien, a su único ojo descubierto; me llevé la sorpresa de ver qué no estaba molesto, en cambio, lucía cansado.
Aún así, eso no impidió que me sonriera como siempre lo hace.
—L-Lo siento Hanadori. Sé que está mal escuchar conversaciones ajenas...
—No te preocupes Gestöber. Pero, me dolió un poco que conocieras a mi madre de esa forma. No fue una buena primera impresión.– Agachó la cabeza evitando mirarme.
—¡Eso no importa! Me preocupa más el hecho de que te estén haciendo comprometerte con gente que no conoces... Es algo triste.
—¡Descuida!, haré lo posible para no casarme por obligación de mis padres. Además, ya tengo a alguien en mente que podría interesarles si es mucha su insistencia por verme casado.
—¿A-Ah?, ¿Con quién?– Hablé titubeante. ¿En serio se va a comprometer con una de esas chicas? ¿Después de lo sucedido a noche?
Hanadori me tomó de los hombros y se acercó a mi oído para decirme.
—Me casaré con Gestöber.
Me separé de él y lo ví decidido con su respuesta. Esto está pasando bastante rápido, ¡Ni siquiera me ha pedido ser su novio!
—E-Espera Hanadori. ¿Estás seguro que...?
—Perdón hijo, ¿Has visto las llaves del auto..?– El momento se volvió bastante incómodo cuando la mamá de Hanadori entró de la nada y nos observó sin decir otra palabra.
Hanadori aún tenía sus brazos en mis hombros y yo llevaba aún puesta la camisa que me había prestado. Esto es muy malinterpretable.
—Entonces... ¿No me presentarás a tu amigo?– Habló la señora remarcando la palabra "amigo" y reposando en el marco de la puerta en espera de una respuesta.
Hanadori carraspeó un poco antes de empezar a explicar.
—Madre, el es Ges... Koyuki Seri. Es el chico del cuál siempre te hablo. Se quedo aquí en la noche porque la tormenta no le permitió ir a su casa. Siento no haberte avisado.
Miré con un poco de miedo a Hanadori esperando la respuesta de su mamá. Ella solo me miró de pies a cabeza, como si me estuviera evaluando.
—¿Así que tú eres el tan famoso Seri? Mi hijo no para de hablarnos de tí desde hace un tiempo.– Pude notar un poco de recelo en sus palabras.
—E-Es un gusto conocerla.– Mis palabras tropezaron mientras intentaba mantener mi mirada fija en ella.
Sus ojos daban escalofríos y parecían dominantes, por lo cual, me sorprendió al verla sonreír de manera leve.
—El gusto es mío... Oh, las encontré.– Dijo la madre de Hanadori agarrando unas llaves que se encontraban en uno de los muebles. —Se que es muy repentino, pero me agradaría conocer al mejor amigo de mi hijo con más calma ¿Podrás cenar con nosotros esta noche? Son muy pocas veces las que podemos convivir con Kabuto y ésta sería una excelente oportunidad para ver más a fondo con quién se junta mi querido hijo.
Quedé mudo unos segundos sin saber que contestar, sin embargo, por la impaciente mirada de la señora contesté con rapidez.
—Vo-Voy a preguntar en casa si me permiten primero. Aún así, agradezco la invitación.– Mis palabras salieron atropelladas, no obstante, intente ser firme con lo que dije.
Di una mirada rápida a Hanadori y me veía asombrado por mi seguridad (o el intento de seguridad que trataba de dar).
Por otro lado, la señora volvió a sonreír. De manera más natural, cabe aclarar.
—Espero puedan darte permiso Koyuki. Sería un placer que nos contarás cómo se comporta nuestro hijo en clases y si te causa problemas.
—Madre, ya lo entendió...– Contestó Hanadori algo avergonzado por el comentario.
—En fin, nos vemos Kabuto. – Se despidió la mujer cerrando la puerta tras de ella.
Hanadori y yo nos envolvimos en un silencio algo largo por la inesperada llegada, y partida, de su madre. Escuché un suspiro por parte del pseudo Dios.
—Si quieres, puedes mentir. Mi madre puede ser muy pesada a veces con los que me rodean... No me gustaría que te llegase a molestar.– Oí con un tono triste a Hanadori mientras acariciaba mi cabeza.
No pude soportar ver a Hanadori con una mirada tan vacía y triste y tomé la mano con la cual, anteriormente, me acariciaba. Pude percibir cierto temblor en ella cuando lo tomé por sorpresa.
—Espera Hanadori. Puede que no me agrade la actitud de tu madre, pero está sería una buena oportunidad para que puedas hablar con ella sobre lo que piensas de esas propuestas arregladas. No pienso meterme mucho, pero me quedaré a tu lado para darte apoyo. ¿Te parece bien?
—¿Estás seguro? No te aseguro que mi madre te deje en paz aún si no dices mucho. Realmente me preocupa que hable de más solo para hacerte sentir mal.
—Entonces ¿No tienes miedo de confrontarlos a tus padres solo?– Miré seriamente a Hanadori quien evitaba verme directamente. Era obvia su respuesta.
—Claro que lo tengo... Aunque me avergüenza admitirlo siendo un Dios de la destrucción. ¿No es patético, Gestöber? Aún después de innumerables retos que he pasado, considero que confrontarme a mis padres es peor que regresar del Inframundo.
Oh mierda, volvió con su alter ego de pseudo Dios.
Pero, aún diciendo incoherencias, puedo notar algo de miedo en su voz. Realmente le preocupa que va a suceder.
Doy un suspiro pesado ¿Cómo me metí en esto?
Dirijo un golpe firme en su cabeza y Hanadori empieza a quejarse del dolor.
—¿Y eso porqué fue, Gestöber?
—Porque necesitas poner tus pies en la tierra y darte cuenta que estaré a tu lado idiota. Sólo es una plática con tus padres.
Hanadori me ve sorprendido unos segundos y luego sonrió sonrojándose un poco.
—¿Que es tan gracioso?– Pregunté mirando a otro lado.
—Te estaba extrañando Gestöber. Gracias por hacerme reaccionar.– Sigue con esa boba sonrisa el de parche.
—E-Eres muy raro a veces.
—Pero aún así decidiste ayudarme, ¡No cabe duda que somos mejores amigos!– Hanadori me toma desprevenido y sostiene mis manos de manera animada.
Espera... ¿Seguimos siendo sólo amigos después de lo sucedido anoche?
—¡Un segundo Hanadori!, ¿No hablaremos sobre lo que hicimos anoche?
—Uh... ¿De que hablas?– Observo confusión en la cara del pseudo Dios. ¿Realmente se le olvidó que nos estábamos, casi, comiendo a besos anoche?
—¿No lo recuerdas?
—Solo recuerdo haberme levantado por algo de agua en la madrugada y, cuando volví contigo, te estabas moviendo de un lado a otro gimiendo. Admito que me asustaste un poco.
Todo eso... ¿Fue un sueño?
—En fin, ¿Pasó algo malo en ese sueño?– Me miró de forma inocente y preocupada.
Me puse totalmente rojo y cubrí mi cara con mis manos mientras gritaba por la vergüenza.
—¡Ahhh!, ¡Perdón! ¿Fue una pesadilla?
—¡Hubiera preferido que lo fuera idiota!– Grité escandalizado y corriendo por mis cosas para salir huyendo a mi casa.
—Gestöber, ¿No quieres que te acompañe a la salida?– Preguntó Hanadori viéndome correr de un lado a otro y abriéndome la puerta.
—¡Estoy bien!, ¡Hablamos luego, te veo en la cena, adiós!– Me despedí de golpe y me fuí corriendo a casa sin importar que la lluvia aún siguiera.
No puedo creer que todo haya sido fantasía mía, ¿Estar mucho tiempo con él finalmente me está dañando?
Se veía bastante real. Incluso parecía el inicio de algo. Y más por lo que dijo.
"Me casaré con Gestöber".
Entiendo que Hanadori sea muy infantil en ciertos temas, pero se veía bastante decidido...
Dejé de correr y comencé a caminar más calmado a casa.
¿Osea que realmente piensa considerar casarse conmigo?, ¿O soy yo el que espera casarse con él?
Mierda, desde que dijo "me gusta todo de ti", no he parado de darle vueltas al asunto.
¿Quiere decir que soy el único que lo vió como una confesión?, ¿Que me pasa?
Sin darme cuenta, llegué a casa y estoy mojado de cabeza a pies.
Subo los escalones del edificio y voy a mi departamento donde mi madre me ve preocupada por llegar todo empapado.
Después de un pequeño regaño, y un baño caliente, me acuesto en la cama hundiendo mi cara en una de las almohadas.
Siento que tengo un deja vu.
—Hijo, me llamó tu amigo Hanadori preguntando por tí. Me contó que sus padres quieren conocerte.
—O-Oh, eso... Planeaba decirte, pero lo olvidé.
—Koyuki, la pregunta es ¿Quieres aceptar ir a verlos? He notado que últimamente has estado tenso cada vez que hablas con él.
Miré algo perplejo la pregunta de mi progenitora, pero inmediatamente contesté.
—Se lo prometí. No quisiera dejar plantado a Hanadori después de todo lo que hizo por mi ayer. Además, no creo que sea tan malo conocer a sus padres... –Siento mi cara arder unos segundos al haber terminado mi declaración sin tartamudear.
Mi madre sonríe y empieza a salir de mi cuarto.
—A la próxima estaría bien que tú lo invitaras a venir. Después de todo, veo que es buena influencia en tí.
Mi madre cierra la puerta del cuarto y me quedo callado en la habitación pensando en lo que dijo.
¿Tan buena influencia es Hanadori?
Sonrío levemente al saber que me queda un largo camino para cruzar si quiero aclarar mis sentimientos hacía él.
Tal vez este primer paso me ayude a comprender que ya no puedo pensar un futuro sin que esté el pseudo Dios a mi lado.
Esa posibilidad no me molesta en absoluto.
—Me pregunto ¿Cómo nos irá, Hanadori?– Balbuceo mientras mis ojos comienzan a sentirse cansados.
En el fondo, no puedo esperar.
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