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[IT'S A NO-DATE!]

¿Recuerdan cuando dije la última vez que no me iba a atrasar en actualizar?

Si, yo tampoco.

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Narra Seri.

25 de diciembre. El reloj de mi recámara marca las 7 de la noche y yo estoy tranquilamente jugando Animal Crossing en la consola. En la otra habitación, mi madre se prepara para una fiesta que están organizando en su oficina por las fechas. Y mi hermano mayor se encuentra en la sala leyendo algún manga que le regalaron sus amigos.

La pacífica noche se vio interrumpida por el golpeteo de la puerta de nuestro departamento. Decido ignorarlo y espero a que mi hermano se encargue de revisar quien es.

— ¡Seri, es para tí! – Grita mi hermano desde la entrada.

Pongo pausa confundido, preguntandome quien diablos sería. Aunque en el fondo, siento que la respuesta es obvia.

Camino hasta la sala donde se encuentra la entrada del departamento y veo a mi hermano sonreír y volver a su lectura. Decido ignorarlo y ver que del otro lado de la puerta se encuentra Hanadori.

¿Ni siquiera en fechas festivas puede dejarme en paz?

— ¡Feliz navidad Gestöber! – Me abraza de inmediato el pseudo Dios por sorpresa y casi dejándome sin aire.

— Fe-Feliz navidad, ¿Qué haces aquí? – Intento hablar tratando de calmar mi respiración.

— Fuí a la fiesta de intercambios del salón y Tsukimiya me contó que decidiste no ir, y como mi regalo de intercambio era para tí, decidí traerlo. – Habló el de parche extendiendo un papel en mis manos.

Mi curiosidad pudo más y decidí leerlo. Parecía una nota de recibo. Después de unos segundos leyendo, caí en cuenta que era una reservación para dos personas en un restaurante, y no se veía barato.

Recordé la navidad pasada en la cual habíamos hecho lo mismo, pero con la excepción de que más gente nos acompañaba. Ahora seríamos solo los dos. Parecía una cita.

Espera ¿Me está pidiendo una cita?

— E-Entonces ¿Que dices? – Pregunta Hanadori aún esperando mi respuesta.

La cual obviamente es un no.

— Lo siento, pero... –

— ¡Hola Hanadori, hace tiempo que no te veo! – Habla una voz a mi espalda. Era mi madre, ya lista para salir.

— Buenas noches señora Koyuki. – Saluda con respeto el pseudo Dios bajando la cabeza.

— ¿Qué te trae por aquí?, ¿Como está Tsukimiya? – Empezó a interrogar mi madre.

— Se encuentra bien, me dijo que le mandara saludos de su parte.

¿Desde cuándo mi madre socializa con Tsukimiya y Hanadori?

— Solo venía a invitar a Ges... Seri a salir por navidad, espero no tenga problema con eso. – Contestó avergonzado el pseudo Dios.

— ¡Para nada!, Seri está disponible ahora ¿No cariño? – Se alegró mi madre al oír la invitación.

La miré unos segundos esperando que captara mi indirecta de que no planeaba salir, pero sus ojos me contestaban "irás aunque no quieras".

Quedé acorralado.

— S-Sí. Estoy libre... – Sonreí forzosamente.

— ¿En serio? ¡Muchas gracias! – Hanadori planeaba volver a abrazarme, mas logré apartarme con rapidez.

— Iré a cambiarme.








Al llegar al restaurante y pedir la mesa que Hanadori había apartado de antemano, un curioso cartel pegado en la entrada del local llamó mi atención.

"¡Sólo por las fiestas navideñas!

¡Se hará un descuento de 40% a las parejas que hagan reservaciones para el día 25 de diciembre!

También se invitará por parte del restaurante un pedazo del tradicional "Christmas Cake" como parte de la reservación.

¡Celebra las fiestas románticamente está blanca navidad!

*Reservaciones válidas hasta el 23 de diciembre. Consulte nuestro sitio web si tiene dudas al respecto a la promoción."

No es cierto. No creo que haya hecho la reservación sabiendo la promoción, ¿Verdad?

Debe ser mera coincidencia.

— Toma asiento Gestöber. – Me ofreció Hanadori jalando una silla de nuestra mesa.

— Gracias... – Me límite a decir al ver miradas curiosidad de comensales metiches.

Vea por dónde vea, la mayoría de las mesas solo tienen parejas que vinieron con intenciones románticas. El ambiente me parece incluso algo empalagoso.

— Buenas noches, ¿Qué les puedo ofrecer? – Apareció una camarera dándonos a ambos la carta del restaurante.

— Veamos... – Empezó a murmurar Hanadori mientras veía la carta.

Me dediqué a ver de igual forma y los precios me daban cierto ataque de pánico. ¿Cuánto habrá ahorrado Hanadori para invitarme a un lugar tan lujoso?

— Pediré este platillo, por favor. ¿Qué vas a pedir tú Gestöber? – La atención fue puesta en mí de nuevo.

— A-Ah... – Miré rápidamente la carta en busca de algo barato. — Pediré el pollo con ensalada.

— En seguida les traigo su pedido. – La camarera recogió las cartas y se retiró amable.













El pánico que tenía por la cena, se fue poco a poco mientras iba progresando. Si bien Hanadori salía con una que otra idiotez, fue muy atento en todo momento.

Tal vez la idea de que podría pasar una catástrofe eran imaginaciones mías.

— ¿En qué piensas Gestöber? – Preguntó Hanadori preocupado al ver qué deje nuestra plática de repente.

— Oh, nada... Creo que me distraje por el pastel navideño. Es la primera vez que lo pruebo. – Respondí con lo primero que se me ocurrió.

— ¿En serio? Y ¿Qué te parece? – Preguntó con emoción el pseudo Dios.

— Debo admitir que está muy bueno. Me encanta la fresa que le ponen de relleno.

— Me alegra que te guste...

— ¿Pasa algo Hanadori?

— Tienes algo de crema en la cara. – Rió a lo bajo el pelinaranja.

Antes de que lo quitará por cuenta propia, Hanadori utilizó una servilleta y limpió la crema restante por mí.

— Sabes que pude hacerlo por mi mismo...

— Lo sé, pero está es la única oportunidad que tendré para consentirte sin que me golpees. – Contestó directo Hanadori sin quitar su amable sonrisa.

— Eres algo empalagoso a veces.

— ¿Es algo que te molesta Gestöber?

— No. No realmente; sería raro si fuera lo contrario. – Contesté sin pensar.

Mi recompensa fue ver a Hanadori sorprendido y sin forma de contestar de vuelta. El resto de la cena fue tranquila.

O es lo que pensábamos antes de irnos.

— Esperen, antes de que se retiren. Nos gustaría pedirles que formen parte de una temática que realiza el restaurante cada año. – Habló apresurada una de las camareras deteniendo nuestros pasos a la salida.

— ¡Claro, será interesante! – Contestó Hanadori por los dos, antes de que me negara.

— En ese caso, siganme. – La camarera nos guío a una parte muy decorada cerca del mostrador. Parecía casi un set de fotografía.

— Y ¿Qué debemos hacer? – Habló Hanadori mirando con curiosidad la pared llena de detalles navideños.

— Como ustedes solicitaron una reservación de pareja, se les tomará una foto bajo el muérdago y será publicada para un álbum que hace el local cada año. – Señaló la camarera el muérdago que estaba encima de nosotros.

Me puse pálido. ¡Hanadori nunca había dicho nada de esto!

Voltee para preguntarle si esto era parte de una mala broma, pero me encontré una cara igual o más confusa que la mía. Al parecer tampoco sabía que había una temática incluida en la reservación.

Planeaba largarme por cuenta propia en esos instantes, pero la mano de Hanadori me detuvo.

— Déjamelo a mí. Ya se cómo saldremos de esta. – El pseudo Dios me dió una pequeña sonrisa para que me calmara, cosa que no sirvió. — ¡Cuando usted diga! – Pasó a hablar ahora con el camarógrafo que alzó un pulgar como confirmación.

— ¿Que diablos? ¡N-No pienso besarte! – Me quejé en voz baja sintiéndome rojo de vergüenza al solo imaginarlo.

— Solo cierra los ojos y piensa que soy otra persona. – Sugirió Hanadori tomando mis manos.

Sin más opciones y con el camarógrafo impaciente, cerré mis ojos y maldije el momento en que acepté venir en primer lugar.
Estuve esperando el contacto de mis labios juntándose con los del pseudo Dios pero, en cambio, sentí un tímido beso en la mejilla.

Abrí los ojos confundido y, sin que lo esperara, sentí el flash de la cámara a mi lado y un grito de que la foto estaba tomada.

Cuando Hanadori se separó, dió una risa nerviosa y separó sus manos de las mías.

— ¿Con eso está bien? – Habló el de parche con su voz flaqueando.

— Sí, no hay problema. No hay que presionar a los clientes, después de todo. – Contestó amable la camarera dándonos unas paletas de cortesía.

Ambos agradecimos el detalle y salimos finalmente del restaurante. Estando en la salida, Hanadori comenzó a hablar.

— ¡En serio lo siento, Gestöber! No sabía nada de la temática y menos del muérdago. En serio...

Antes de que terminara le atiné un golpe en la cabeza.

— ¡Nada de "lo siento"! ¿Qué diablos fue eso de besarme en la mejilla? ¡Si íbamos a fingir todo esto, al menos esperaba un beso de verdad y no un estúpido beso tímido! – Sacudía de un lado a otro al de parche.

— ¡Pero nunca especificaron en donde debía ser el beso, por eso dije que no te preocuparas! – Se defendió Hanadori asustado.

Dejé de sacudirlo y quedamos en silencio un momento. Después de todo, tenía razón. Aún así, la sensación de molestia al no recibir el beso como debía me seguía irritando. ¿Porqué?

— Espera. Gestöber, ¿No era que tú en verdad querías...? – Su pregunta quedó en el aire.

No sabía que contestar, entré en pánico y salí corriendo como si mi vida dependiera de eso.

No, no, no, no, no. ¡No me gusta Hanadori!

Repetía en mi mente una y otra vez tratando de convencerme de camino a casa mientras era perseguido por un Hanadori lleno de dudas.













_________

Fun fact: Me panique al buscar que chingados sirven en un restaurante y me puse a checar el menú del Vips en Google :'D

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