Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[CHILDHOOD]

Narra Seri.

El atardecer se veía cada vez más cerca conforme caminaba cerca del parque. Las clases habían terminado y solo rogaba por ir a casa y cenar algo.

Volteo mi vista hacia los juegos infantiles de la zona; entre columpios y resbaladillas me encuentro con una cabellera naranja que reconozco con facilidad. El pseudo Dios Hanadori.

Mi primer pensamiento es caminar disimuladamente y largarme del lugar, pero me llama la atención que el chico de parche se encuentre de rodillas en frente de uno de los cientos de árboles plantados.

Mi curiosidad no puede y me acerco más a él, estando a un metro puedo notar unas pequeñas flores recién colocadas cerca del árbol. Tengo muchas dudas.

—En este parque solía haber un gato, por desgracia murió hace 10 años. – Empezó a hablar de la nada Hanadori. Al parecer no fuí muy discreto.

—Ya veo. Debo suponer que lo querías mucho. – Me sentí apenado por escuchar aquello.

—Sí. Yo y otro niño del parque solíamos cuidarlo, pero...

Hanadori se quedó callado por unos segundos, estaba confundido y no sabía si preguntar qué le pasaba (como usualmente hago).

—¿Puedo contarte algo?– Preguntó sin previo aviso Hanadori.

—E-Eh. No lo sé, siento que se hará más tarde si me quedó...

—Fue hace 10 años.

—¡No me ignores!– Hablé molesto y resignado al saber que ni siquiera me haría caso.





Narra Hanadori.

El calor del verano estaba en su punto. Te alegraba sentir sus rayos de sol, pero tampoco era exagerado.

Era un perfecto día de parque y, como todas las semanas, me fuí a darle de comer al felino que residía en el parque. Era un gato castaño con manchas amarillas y ojos verdes, que me hacía recordar al jade.

Aquel animal siempre rondaba bajo los árboles del parque, no le gustaba exponerse al sol. Y cada vez que lo visitaba, me daba un maullido y se acercaba para frotarse en mis piernas. Lo llevaba conociendo por meses.

—También te extrañé Pākukyatto*.– Acaricié la cabeza del felino al cual le había apodado así.

Me separé un poco de él para darle en una pequeña tapa croquetas para gato. Al recibir la comida, el felino dió un maullido de agradecimiento y empezó a devorar la comida.

Mientras veía al gato, sentí que me observaban, fijé mi vista en uno de los árboles cercanos y noté como un niño de mi edad se ocultaba inútilmente detrás de la flora. Se veía nervioso.

Decidí en acercarme al chico que seguía sin moverse de su escondite.

—Hola, ¿Quieres ir a ver más de cerca a Pākukyatto?– Pregunté esperando una afirmativa.

—No lo sé... ¿Y si me muerde porque no me quiere?– Aquel niño aferró más sus pequeñas manos en el tronco del árbol donde se ocultaba.

—¡No pasa nada! Llevo cuidando a Pākukyatto por mucho tiempo y se que te querrá.– Tomé la mano de aquel chico que no se decidía y lo dirigí cerca del felino que casi terminaba de comer.

—Ho-Hola... – Intentó saludar el chico del parque al gato.

Pākukyatto lo miró y volteó su cabecita con curiosidad. Acto seguido comenzó a maullar y frotar su cuerpo en el niño nuevo pidiendo mimos (o más comida tal vez).

—Hace cosquillas.– Sonrió el chico dejándose llevar y acariciando finalmente al gato.

—Te dije que no pasaba nada.– Hablé con un poco de superioridad mientras cruzaba los brazos.

—Gracias, eh...

—Cierto, me llamo Kabuto, pero prefiero que me llamen Miguel ¿Y tú?

—Yo soy...

—Hijo, ya es hora de irnos.– Habló una voz ajena, al parecer era su madre. —Perdón, debo irme.

—¡No te preocupes! Estoy en este parque todos lo viernes para ver a Pākukyatto. Espero volverte a ver.

—¡Yo también, eres muy agradable!– Me sonrió de nuevo el niño antes de ir corriendo hacia su madre.

Así pasaron las semanas, aquel misterioso chico del parque llegaba, saludaba a Pākukyatto, jugábamos hasta cansarnos y antes del atardecer se iba siempre dejándome la incógnita de como se llamaba.

Hasta que llegó el 4 de agosto.

Mi rutinario viernes se vio irrumpido por la ausencia de Pākukyatto que no se encontraba durmiendo bajo su árbol favorito. Me confundió bastante, ya que por ningún motivo se despertaba antes de que yo llegara.

—¡Hola Miguel!– Corrió a abrazarme el chico del parque. Ya me había acostumbrado a sus saludos sorpresa. —¿Y Pākukyatto?

—No sé. Es extraño que se vaya de la nada... Deberíamos buscarlo.

El chico del parque asintió y nos pusimos a buscar por media hora en los alrededores alguna señal del felino.

—Miguel, hay mucho ruido en ese lado del parque, ¿Será que se encuentre ahí?– Preguntó curioso el chico señalando una de las salidas del parque donde había un tumulto de personas.

—Puede ser... Aunque siento algo malo.– El chico tomó mi mano para darme confianza y caminamos hacia los adultos que murmuraban.

—Niños, deberían quedarse atrás.– Habló uno de los adultos poniéndose en frente de nosotros.

Solté la mano del chico y corrí a ver el escándalo de cerca.

Ví a Pākukyatto acostado en el suelo, había muerto.

—¡Miguel...!– Intentó acercarse el chico hacia mí. Corrí a su dirección y lo detuve.

—¡No lo veas! Por favor, no lo veas...– Empecé a llorar en su hombro y el comenzó a acariciar mi espalda en forma de consuelo.

—Perdon niños, al parecer el gato al intentar cruzar la calle fue atropellado.– Habló apenado el mismo adulto que nos advirtió.

Después de calmarme, aquel señor nos ayudó a darle un buen entierro al felino debajo del mismo árbol donde lo solíamos visitar.

El niño y yo decidimos vernos la siguiente semana, ya que perdimos todas las ganas de jugar después de aquello.

Pero no volví a ver al chico de nuevo.



















Narra Seri.

—Por eso cada 4 de agosto vengo al parque a dejar flores. Me sentiría bastante mal si Pākukyatto fuera olvidado, de la misma forma que lo fui yo con aquel chico.– Terminó de narrar Hanadori levantándose del suelo.

Yo en cambio, tenía una crisis mental. ¿Cómo le explicó que ese mocoso del parque era yo?

Recuerdo bien que no lo volví a ver porque me mudé por un tiempo, y por no saber alguna otra cosa más que su "nombre" (encima me había dado un apodo y no un nombre completo) jamás pude contactarlo. Esto parece un mal chiste.

—B-Bueno, si yo fuese aquel chico, te aseguro que jamás te hubiera olvidado.– Intenté reconfortarlo.

—Gracias Gestöber. Lo siento si me ves así de serio, debe ser raro ¿No?

—Un poco. Pero entiendo porqué...– El silencio de su parte me incomodaba. Obviamente recordar al chico que lo dejó sin aviso le dolió. —Si quieres, el siguiente año puedo acompañarte a dejarle flores.

—¿Que te asegura que estarás conmigo el siguiente año? Estamos a nada de ir a la universidad... – Habló volteando al suelo donde se encontraban las flores recién puestas.

—Te digo que lo prometo, ¡Confía en mí idiota!– Le sostuve de los hombros para que me mirara.

Hanadori se exaltó por mis palabras y me abrazo por sorpresa.

—¿Qué te pasa ahora?– Hablé con un poco de molestia.

—Perdón, se que siempre estarás conmigo.– Su voz se oía quebrada, pero no dije nada.

Solo correspondí mientras el atardecer se volvía noche.

















Extra:

—¿No te gustan los gatos? ¡Pero Pākukyatto es un gato! – Hablaba exaltado un niño de cabellera naranja mirando sorprendido a su amigo.

—¡Pākukyatto es una excepción!, Si no fuera por él no te hubiese conocido.– Habló sonrojado el pequeño castaño volteando a otro lado.

—Creo que con o sin él nos hubiésemos conocido después de todo. Antes de hablar contigo siempre veía que jugabas solo; me recordabas mucho a mí. Siempre me diste curiosidad.

—Es porque no me gusta que me molesten. No es como si no tuviera amigos, o así lo veo yo.

—Al menos puedes hacer amigos, creo que puedo contar con mis dedos los pocos amigos que tengo y me siguen sobrando dedos.

—¡Por suerte somos amigos!– Intentó confortar el chico castaño a Miguel.

—¿Realmente me consideras tu amigo?

—¡Claro, eres bastante genial Miguel!

—¿Podrías prometerlo...?

—¡Lo prometo, confía en mí idiota!– El chico castaño sostuvo las manos de Hanadori para darle confianza. —Pase lo que pase seremos mejores amigos, ¡y si el destino se niega le daré un golpe en la cara!

—¿El destino tendrá cara?

—No lo sé, ¡pero si la tiene lo golpeare muy fuerte!

Hanadori rió por las palabras de su amigo y volvió a acostarse en el césped con él.

—Creo que el destino nos querrá juntos después de todo.

Proclamó Hanadori el 27 de Julio.



















*Pākukyatto: Gato del parque.

Algo corto pero me sentí mal por dejarlos sin actualización TuT

Por cuestiones del culero semestre, no estaré disponible hasta el 18 de diciembre. Sin embargo, cuando termine recuperaré el tiempo perdido (se los prometo UwU).

¡Los veo en vacaciones y suerte a los que también están sufriendo por el semestre como yo! :'D

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro