-¡Gestöber!, ¡No huyas de lo inevitable!- Corría alegremente Hanadori mientras perseguía por los pasillos de la preparatoria a su persona más preciada del mundo.

-Pudrete idiota ¡Y deja de seguirme!- Gritaba Seri sintiendo vergüenza por la gente que veía la escena de él intentado escapar del loco con parche.

¿Cómo había terminado Koyuki en esta situación? Simple: Tsukimiya.

El rubio le había mentido a Hanadori diciéndole "Seri quiere tu ayuda para confrontar algo que tiene aprisionado su corazón, pero le da pena pedirte ayuda porque siente que no lo merece."

Y como era de esperarse, Hanadori sin siquiera molestarse en confirmar si era verdad o no, fue como el buen (autoproclamado) mejor amigo de Gestöber a su rescate. Mas tuvo que parar al escuchar el sonido de la campana avisando que quedaba una última clase para terminar el día.

-Seguro encontraré a Gestöber en el salón.- Se convenció el peli naranja caminado como si nada al salón.

No obstante, Hanadori no contó que Seri se estaba ocultando realmente en un armario de escobas que estaba cerca de él.

-Maldición, dudo mucho que me dejen entrar tan tarde al salón, además, no quiero ver la cara de ese pseudo Dios...- Maldijo a lo bajo Koyuki mientras se sentaba en el frío piso del pequeño cuarto.

¿En dónde se iba a quedar el resto de la hora? No quería quedarse más tiempo en esa habitación de escobas, pues estaba muy oscuro todo.

Luego recordó la azotea. Realmente no iba bastante gente ahí, y mucho menos en horario de clases. Era perfecto para esconderse de mientras terminaba la jornada escolar.

Así que Seri fijo su mirada a los pasillos, asegurándose de que no había profesores o prefectos, y comenzó su camino al último piso del edificio.

Pasaron 20 minutos hasta que al fin llegó. Tuvo que tener mucho cuidado con los salones que tenían ventanas dirigidas al pasillo y con los prefectos. Subió con satisfacción las escaleras que llevaban a la entrada de la azotea y la abrió sin problemas (en este punto, empezó a dudar sobre la seguridad en su escuela).

Normalmente en las series anime y manga que acostumbraba a ver, se veía el paisaje de la azotea con un cielo de tonalidades cálidos y hermosos; sin embargo, no fue así esta vez. El cielo estaba grisáceo y parecía que pronto iba a llegar una tormenta, pero de ahí en fuera, todo se veía regular. Incluso se atrevía a decir "triste".

Seri caminó con calma hacia los barandales y colocó sus manos en ellos. Tomó una respiración profunda y observo el cielo preguntándose ¿Porque siempre tenía que verse envuelto con Hanadori?

-Me pregunto incluso como paso secundaria con sus fantasías del otro mundo.- Habló al aire sintiendo como la brisa lo golpeaba levemente en la cara. Empezaba a hacer frío.

Miró hacía abajo sintiendo ciertos escalofríos, la altura era algo aterradora cuando se veía todo desde el último piso. Luego se pregunto, en el hipotético caso que quisiese saltar para terminar su vida ¿Realmente esa altura lo mataría o solo lo dejaría en coma?

Ni siquiera el sabe cómo llego a esa pregunta para empezar. Supuso que era una vaga curiosidad.

No obstante, empezó a pensar seriamente ¿Cómo se sentiría estar al otro lado del barandal?

-Definitivamente estaré loco si lo hago.

Se lo replanteó. Aunque estaba seguro de algo; se sentía aburrido de estar esperando a que la clase concluyera. Y por si fuera poco, le quedaban aún 20 minutos.

-Estoy loco.- Murmuró, sólo iba a saltar el barandal (que le llegaba hasta la cintura) y sostenerse por un rato. Luego de eso, regresaría a casa. Nadie lo notaría.

Primero colocó una pierna fuera del espacio que tenía permitido pisar. Luego siguió la otra, hasta que sus pies pisaron el borde del suelo. No lo iba a negar, la adrenalina por hacer algo prohibido se sentía bien. Hasta había olvidado el miedo de hace poco. Mientras no mirara hacia bajo, no tendría problemas.

El viento soplo un poco más fuerte esta vez en su cuerpo, sentía sus manos enfriarse ante el frío y la presión que aplicaba al barandal.

-Supongo que ya fue suficiente.- Se convenció dispuesto a regresar por sus cosas e irse.

Pero el estruendo de la puerta casi lo hizo soltarse. Era Hanadori, quien sudando frío, lo veía con miedo.

Mierda. Pensó Seri. Pues se podía obviamente malinterpretar su posición actual.

-¡Ha-Hanadori!, ¡No es lo que crees!- Trató de calmar la mirada de pánico que le daba el peli naranja.

-Gestöber... ¡Por favor reconsidéralo, tienes muchas cosas por las cuales vivir!. ¡Si esto es porque Sumiso no te quiere como pareja, déjame decirte que este no es el camino!- Gritaba Hanadori preocupado y al borde de las lágrimas.

-No tenías que decirlo de esa forma...- Pensó Koyuki molestándose un poco por el comentario. Pero sabía que debía regresar antes de que la situación fuera peor.

¿Porque tuvo que pensar eso?

Su mano derecha se resbaló del barandal y comenzó a perder el equilibrio, su pie derecho estaba en el vacío y el pobre Koyuki trataba desesperadamente de aferrarse nuevamente a la barra de seguridad.

-¡Gestöber!- Fue corriendo Hanadori hacia su amigo jalando su brazo izquierdo y regresando a Koyuki a la parte segura de la azotea.

Para esto, lo jaló tan duro que Seri cayó encima de él. Ambos estaban respirando de forma agitada y sólo querían recuperar el aire. Ninguno hablo hasta que Hanadori decidió hacerlo.

-¿Porqué?, ¿Fue porque te insistí hasta que te harté?- Hablaba firme el del parche.

-Hanadori...

-¿Fue porque siempre te molesto?, ¿Porque me interpongo cada vez que estás con esa chica Sumiso?, ¿Porque te distraigo tanto que no puedes sacar buenas notas?, ¿Porque me peleo con Mogami?- la voz del peli naranja empezó a quebrarse a tal punto que empezó a llorar.

-¡No, no es eso!- Intentó en vano Koyuki evitar que Hanadori llorara más.

-¡Deja de mentir! Se que siempre me quieres lejos, ¡Pero simplemente no puedo dejarte Gestöber!- Abrazó a Seri por la cintura sorprendiendo al más bajo.

Ya había recibido abrazos de Hanadori antes, pero este se sentía muy distinto. Se sentía la tristeza y frustración de no poder ser suficiente (según Hanadori).

Seri trago en seco, nunca se había sentido tal mal de hacer sentir a Hanadori miserable hasta ahora. Le estaba asustando.

-Ahora lo entiendo, si realmente me quieres lejos, esta vez cumpliré con lo que quieres Gestöber. Te prometo jamás mirarte si es lo que deseas...- Empezó a separarse el peli naranja de Koyuki, quien al sentir eso, hizo algo que jamás había hecho antes.

Regresarle una muestra de afecto a Hanadori.
Rodeó con fuerza sus brazos en los hombros del de parche dejando confundido al contrario.

-Escuchame idiota, ¡Jamás vuelvas a decir algo tan estúpido como eso!. Puede que si me causes problemas, y a veces me hagas perder la cabeza, ¡Pero nunca serían razones para que te odiara!

-¿Entonces porque...?

-Dejame terminar Hanadori.- Interrumpió Seri al peli naranja. -Sólo hice esa tontería por curiosidad, también soy un humano que se tienta por lo estúpido... Fuí un estúpido al hacerlo. Pero, no fue algo con segundas intenciones. Así que, por favor, nunca vuelvas a decirme eso... No me gusta verte así.- Con la última oración tuvo que ocultar su cara en el pecho de Hanadori, quien sólo veía impactado a Seri por esas palabras (extrañamente) confortantes.

-Ta-Tan sólo te perdonaré si prometes no volver a hacer eso...- Correspondió el abrazo el pseudo Dios.

-Después de casi morir, no tengo quejas con prometerlo.- Contestó Koyuki sintiendo que el abrazo ya había durado mucho y dispuesto a romperlo.

-¡Espera!- Aplicó un poco de fuerza Hanadori al cuerpo de Seri. -Sólo un poco más. Estuve a nada de perderte hace poco, quiero asegurarme de que sigues bien.- Confesó avergonzado y triste el peli naranja esperando una respuesta positiva.

-Esta bien... Me parece justo.- Por esa vez, decidió dejar que Hanadori hiciera lo que sea con él. Además, empezaba a sentirse a gusto con el calor corporal del contrario.

Aunque claro, era algo que jamás admitiría.

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Algo cortó, pero estoy medio satisfecha con el resultado...

Soy sarasolidussnake diciendo, buenas noches.