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Inocencias Arrebatadas

Izuku salió de su apartamento, afortunadamente, Ochako todavía tenía el brazalete que el chico le dio, lo cual le permitiría ubicarla, y al tener una dirección a la cual ir, comenzó su ataque.

Corría por las calles como un endemoniado, no sabía que le habían hecho, pero si aún la detectaba significaba que todavía seguía viva… Pero le aterraba saber en qué estado.

Sin intenciones de verse obstruido por las personas que recorrían las calles, subió a los techos, y comenzó a correr.

Estaba furioso, habían secuestrado a su mejor amiga, la única persona en la que confiaba a estas alturas, una de las pocas personas que conocían su historia por completo… O casi…

Habían osado robar a una de las personas más importantes para Izuku, quien sea que lo haya hecho…

“¡Se arrepentirá!”

Las calles se notaban ajetreadas, mucha gente recorriendolas, uno que otro conflicto entre transeúntes, atascos…

Izuku no podría estar menos interesado.

Corrió hasta una zona residencial al otro lado de la ciudad, era conocida por no ser muy segura, pero Izuku no recorría seguido esa área…

Se encontró con un edificio de 4 pisos, estaba aterrado, no por las personas a las que se enfrentaría, sino por como encontraría a Uraraka…

Sabía que se encontraría con cosas horribles ahí dentro… Y uso uno de sus Quirk…

Una figura oscura se acercó a la puerta y golpeó firmemente.

Una pequeña ventanilla corrediza se abrió en la puerta.

“Contraseña.” Exigió una voz intimidante al momento de abrir.

“Abre antes de que te arranque la garganta…” Dijo la persona.

“Contraseña equivocada pedazo de mierda.” Dijo el tipo al otro lado de la puerta.

Justo cuando iba a cerrar la ventanilla, una mano atravesó la puerta con violencia y tomó al tipo desde su cuello.

“¡Te lo advertí!” Dijo con rabia, apretando con inmensa fuerza, destruyendo al instante la garganta del tipo, el cual no alcanzó a reaccionar en su defensa.

Abrió la puerta con violencia y la silueta del Segador hizo acto de presencia en el lugar... Comenzó a avanzar por el edificio, justo como lo temía… Este lugar era un prostíbulo… Uno que difícilmente se preocupaba de que al menos las personas trabajando fueran adultos…

Escuchaba gemidos, quejidos, llantos… Golpes de diferente tipo, cuerpos en el acto, o siendo masacrados a golpes…

Odiaba hacer esto, pero el Segador entró el la primera habitación del lugar, y lo que vio lo horrorizo más de lo que esperaba, un hombre anciano, teniendo relaciones con dos niños que no superaban los 12 años… Un niño y una niña.

“¡¿Qué mierda quieres?! ¡Dije que no me molesten! ¡Además aún me queda otra hora!” Dijo el anciano con rabia.

El Segador, al instante de oír esto, salió de su trance, se abalanzó contra el, lo tomó del cabello y lo arrastró afuera de la habitación mientras lo golpeaba brutalmente.

Tras unos segundos, habiendo dejado a esos niños confundidos y asustados, la puerta se abriría de nuevo para mostrar a otra imponente y oscura figura.

Ayudó a los niños a calmarse y los cubrió con unas mantas limpias que encontró en el cuarto que tanto le estaba haciendo enfadar.

Una habitación tras otra, se encontraba con distintas escenas, clientes hombres, mujeres, grupos, y casi siempre encontrándose con menores, el Segador estaba furioso.

Al llegar al segundo piso ya se había encontrado con todo tipo de… “Clientes…” A la vez que distintas personas que eran usadas en ese lugar para satisfacer los asquerosos caprichos de gente asquerosa…

Al llegar a una habitación casi al fondo del segundo piso, tuvo que contenerse para no destruir todo con sus propias manos…

Abrió la puerta y encontró a dos tipos golpeando a bofetadas a una chica castaña de cabello corto…

Su cuerpo temblaba, pero debía mantener la compostura… Sin que los bastardos se dieran cuenta, se acercó a ellos por la espalda, y cuando uno de ellos trató de tocar a la chica nuevamente, el Segador lo derribó, tomando la misma mano que planeaba usar para tocarla, y con fuerza, comenzó a jalar hasta arrancarle el brazo.

El otro tipo iba a atacar al Segador, pero otras manos se acercaron a él y lograron dejarlo inmóvil el tipo sintió una fuerte descarga eléctrica en su cuerpo, se le hacía eterno, la descarga no se detenía, y hasta que quedó inconsciente, no dejó de sentirla.

Entre ambos atacantes, se llevaron a los dos tipos que estaban tirados ahí, con un charco de sangre bajo el cuerpo del primer tipo.

La chica estaba inconsciente, y ante la tal escena, estos se retiraron…

Los minutos pasaron, y se escuchaban los pasos de una persona corriendo…

La puerta se abrió de golpe.

Y ahí apareció Izuku.

“¡URARAKA-SAN!” Gritó con fuerza.

Ahí estaba la chica, tirada en una cama, inconsciente, casi totalmente desnuda, solo una prenda tenía puesta todavía y con un líquido que Izuku supo de inmediato cual era, cubriéndola.

Con lágrimas en los ojos se le acercó, y pudo notar con más detenimiento las heridas y los moretones en el cuerpo de la chica, cortes provocados por golpes y herramientas que tenían esos sujetos…

La vista de Izuku se nubló, la ira lo hizo perder el control, su cuerpo se expandía y comprimía, luchando por no liberar una devastación al momento de dejar salir su ira…

Pero estaba perdiendo la batalla contra si mismo…

“No…” Dijo una suave y débil voz.

Izuku miró a Ochako nuevamente y vio que se retorcía, como si estuviera asustada… Está acción lo hizo salir de su trance, y sin esperar un solo momento más… Se acercó a ella para tomarla en brazos, se veía débil, quería usar su Quirk para curarla, pero estaba cansado.

La sostuvo en sus brazos y usando un par de brazos extra gracias a otro Quirk, comenzó a buscar por la habitación alguna prenda o algo para cubrirla y abrigarla.

Tras encontrar una sábana limpia, comenzó a caminar hacia afuera de la habitación…

Unos minutos después, Shota Aizawa, el profesor principal de la clase A, el cual era el primer héroe que estuvo en el caso de secuestro de su alumna, se alarmaría por una notificación llegada a su teléfono.

Una llamada de emergencia del sistema de GPS que entregó a sus alumnos, al ver el dueño de la señal se sorprendió aún más.

“Midoriya…” Dijo impresionado.

Comenzó a buscar su teléfono y procedió a llamar al teléfono de Izuku.

Tras unos momentos de tono, se escuchó como alguien contestaba.

“Diga…” Dijo una voz conocida.

“¡Midoriya! ¡¿Qué demonios pasó?! ¡Deberías estar en tu casa ahora!” Dijo Aizawa alarmado.

“La encontré…” Dijo tajante.

“¿Qué?” Dijo con impresión, asumiendo a qué se refería.

“Encontré a Uraraka-san… Te mandé la ubicación Sensei… Vengan rápido antes que esos tipos asesinen a todo el mundo…” Dijo Izuku seriamente.

“¿Esos tipos?” Cuestionó Aizawa.

“El Segador… Y el Night Stalker…” Dijo con dificultad.

La sangre de Aizawa se heló… ¿Cómo que ambos a la vez?

“¿Los viste?” Cuestiono.

“Me los encontré de frente…” Dijo Izuku.

“Quédate dónde estés Midoriya… Y por el amor de Dios… ¡No se te ocurra enfrentarte a ellos!” Dijo en tono de súplica prácticamente.

Izuku se quedó en silencio por unos momentos, haciendo dudar a Eraser.

“No soy tan estúpido como para enfrentarlos cuando tengo a Uraraka-san en mis brazos… Solo apúrense…” Dijo Izuku, calmando así a su maestro.

La llamada se cortó y luego Aizawa informó de inmediato el lugar al que debían ir.

30 minutos después… La policía y los héroes llegaron al lugar, al bajar del vehículo, Aizawa vio con alivio a su alumno con la castaña en brazos…

Se acercó a ellos, pero algo le decía que no debía…

Al llegar con ellos le habló a Izuku directamente.

“¿Qué haces aquí?” Dijo Aizawa.

“Vine a rescatar a mi amiga.” Dijo Izuku sin dejar de verla.

“¿Tienes alguna idea de lo peligroso que fue eso que hiciste Midoriya?” Preguntó su maestro con algo de enojo.

“¿Y tu tienes alguna idea de lo poco que importa?” Preguntó con rabia el peliverde. “Mi mejor amiga estaba en peligro, tienes que ser un estúpido si piensas que me quedaré sin hacer nada mientras ustedes inútiles ni siquiera estaban cerca de encontrarla…” Dijo Izuku.

Algunos de los héroes y policías que estaban cerca escucharon al chico, y a los héroes en particular no les gustó lo que dijo.

“¡Oye! ¿Acaso tienes un problema con como hacemos las cosas mocoso?” Dijo un héroe que se acercó para increpar la chico.

Izuku lo miró con obvio enfado.

“¿Acaso no fui lo suficientemente claro como para que lo entiendas?” Dijo con seriedad. “¿Acaso debí haberlo dicho como si fueras un niño pequeño? Pues déjame decírtelo claro… Yo enojado, porque tú inútil…” Dijo de la forma más lenta posible para que fuera muy claro que lo estaba insultando.

El héroe sentía gran rabia por la actitud del chico, pero lo dejó pasar porque habían varias personas cerca.

“Suficiente chico…” Dijo tratando que calmarse, para luego extender los brazos tratando de tomar a Ochako. “Déjame llevarla a la ambulancia.” Dijo acercándose.

Pero Izuku se quitó de su camino rápidamente, ignorando por completo al héroe.

“Ninguno de ustedes le va a poner una mano encima…” Dijo Izuku comenzando a caminar en dirección a la ambulancia.

El héroe quiso detenerlo, pero Eraserhead lo detuvo antes de que hiciese algo, dándole el pase libre al chico, para que se fuese a la ambulancia…

Una vez el vehículo se llevó a ambos, los héroes junto con la policía hicieron ingreso al edificio, al entrar, notaron que Ochako no era la única víctima que hubo en este sitio, personas de todas las edades, siendo tapadas por una sábana, los héroes ayudaron a los civiles a salir del lugar, Eraser se mantuvo al margen, pues sabía que su aspecto no era muy de fiar…

Luego de un rato escucharon un grito de terror que los alteró demasiado, el origen del grito se encontraba en una especie de anfiteatro subterráneo, en el que tras entrar, supieron de inmediato la razón de tal grito.

Algunos tuvieron que contener las arcadas, mientras otros no aguantaron y vomitaron en el lugar…

Al menos 30 personas, desnudas, con sus extremidades cercenadas, las cuales dejaban caer un poco de sangre pues estás se encontraban amarradas para reducir el sangrado…

Todos colgados de cabeza, con un olor a carne quemada llenando la habitación…

“Esto… Es horrible.” Dijo un policía, aterrado por la escena.

Nunca habían visto tantos cuerpos desde el incidente de los niños del año pasado, esto era menos impactante, pero ciertamente era horrible.

“Pero… ¿Quién provocaría una muerte tan horrible?” Dijo Present Mic, el cual recién llegaba.

“El Segador…” Dijo Aizawa.

Todos lo voltearon a ver, la mera mención de ese sujeto era suficiente para helarle la sangre a la gente.

“Tiene sentido… Esto es demasiado cruel como para ser causado por cualquier otro, además, de ser solo una venganza de otra banda, no habrían dejado sobrevivientes… O se los habrían llevado…” Dijo Tsukauchi, el cual llegó junto al héroe rubio. “¡Muy bien! ¡Inspeccione el lugar, quiero que revisen hasta el más mínimo detalle, alcancé a ver algunas cámaras de camino aquí! ¡Quiero que busquen la sala de vigilancia!” Ordenó, ante lo cual, varios policías y héroes comenzaron su labor…

Habían pasado unos minutos, pero Present Mic de pronto se quejó de escuchar un ruido.

“Debe ser una corriente de aire, no te quejes tanto.” Le reclamó Eraser.

“Es en serio Shota… ¡Guarden silencio un momento!” Alzó la voz.

Los demás hicieron caso, y de pronto…

“Haaaa…” Escucharon un quejido.

Varios de ellos trataron de buscar el origen, pero no lograban identificar de dónde venía, parecía venir de todos lados… Tsukauchi se acercó a uno de los cuerpos colgados, y sin querer, pasó cerca de la cara de uno de ellos… Entonces lo escuchó de nuevo.

“A… A…” Escuchó el hombre, sabía que los cadáveres dejaban salir sus gases tras un tiempo, pero aún debía ser muy pronto…

Y tras acercarse un poco más, decidió tocarlo… Buscando un pulso…

Y lo encontró…

“Santo cielo…” Dijo con terror. “¡REVISEN EL PULSO DE TODOS LOS QUE ESTÁN COLGADOS AHORA!” Gritó desesperado.

Uno a uno, los demás comenzaron a buscar el pulso en los cuerpos, uno, luego otro, luego otro más…

“¿Acaso están todos vivos?” Pregunto un policía. “¡Hay que llamar a las ambulancias!” Dijo un héroe. “¡Esto es inhumano!”

Impresionados por la aterradora escena que se estaba desarrollando frente a ellos, incluso Tsukauchi se aterró.

“Santo Dios…” Dijo con miedo.

“Dios no está aquí…” Respondió una voz tétrica.

Los presentes voltearon alterados en dirección a la voz, y al ver su origen quedaron paralizados, ya fuera por la impresión… O por el miedo.

Frente a ellos, se alzaba la oscura figura del Segador de Musutafu… Aquel que a tantos villanos y criminales había asesinado…

“Tu hiciste esto…” Dijo Tsukauchi.

“Por supuesto…” Dijo con seriedad.

El silencio abundaba la sala… Hasta que uno de los héroes decidió romperlo.

“¡Hay que arrestarlo!” Dijo con urgencia.

“¡Alto!” Dijo Tsukauchi. “No ataquen…” Dijo el oficial.

“¡¿Pero por qué?! ¡El asesino está frente a nosotros!” Dijo el héroe que había reclamado a Izuku.

“Hay muchas personas heridas en esta habitación, personas que necesitan atención urgente… O morirán… No podemos darnos el lujo de luchar contra el, aunque solo sea uno…” Dijo Eraser.

Los héroes menos experimentados, entendieron un poco la situación, pero aún así, sentían la necesidad de ir a buscarlo…

“Además… ¿Quién dice que estoy solo…?” Preguntó con burla.

Está frase confundió a muchos…

“La idea de una misión encubierta… Es que no te descubran…” Dijo otra voz.

Al voltear, vieron a otra persona, alguien que se decía desaparecido o muerto desde hace tiempo…

“Night Stalker…” Dijo Present Mic.

La gente que estaba dentro del salón podía sentir su sangre helándose, dos de los criminales más buscados del momento, juntos, en la misma habitación…

“Ya vámonos…” Dijo Night Stalker.

El Segador se acercó a los héroes y policías, con intenciones poco claras… Pero al acercarse al vigilante…

Ambos salieron a gran velocidad en dirección a una puerta que llevaba a un oscuro callejón…

Cuando uno de los héroes salió a verlos, estos no estaban… Solo una fría, oscura, silenciosa y aterradora noche…


Llego la hora del amanecer, la luz del alba iluminaba la pared frontal del Hospital General de Musutafu…

Ochako se encontraba en una camilla, durmiendo, con algunas heridas aún en su rostro.

Izuku se encontraba sentado en una silla junto a ella, observándola, como un guardián, uno arrepentido.

La luz del sol ilumina su rostro, se la ve en calma, a pesar de todo por lo que debe haber pasado…

Un ligero golpe en la puerta lo saca de su trance, se levanta con duda, inseguro de si acaso la chica despertará en cualquier momento… Al abrir la puerta se encuentra con su maestro.

“¿Qué sucede Sensei?” Preguntó con calma.

“Midoriya, la policía necesita hacerte algunas preguntas.” Dijo el Héroe.

“¿Para que?” Dijo con sospecha.

“Deja de ser tan paranoico Midoriya, fuiste una de las personas que se encontró con esos dos vigilantes, necesitan hacerte algunas preguntas.” Dijo el hombre algo irritado.

Izuku hizo caso, y siguió a un oficial de policía hasta otra sala.

Aizawa vio por la ventanilla de la puerta, como su alumna dormía… Descubrir que habían cámaras en todo el edificio en el que la chica estaba encerrada, y en particular, en cada habitación, le provocaba rabia, náuseas incluso, y cuando hubo que revisar las cámaras de las habitaciones… No pudo, por respeto a las víctimas y por respeto a su propia alumna…

Mientras trataba de calmarse, unas voces a lo lejos le llamaron la atención.

“¡Me dijeron que mi hija está aquí y quiero verla ahora!” Gritaba una voz masculina.

“Señor, debe decirme el nombre de la paciente para poder darle su ubicación.” Dijo la enfermera que trataba de calmarlo.

“¡Ochako Uraraka! ¡Ya se lo dije antes maldita sea!” Gritaba el hombre con clara impotencia.

El héroe, reconociendo quienes eran, se les acercó.

“Señor y señora Uraraka…” Dijo el héroe con calma.

El padre de Ochako lo miró, con lágrimas en los ojos.

“Soy el maestro de la clase de su hija, soy Shota Aizawa…” Dijo el hombre presentándose… Esto parecía calmar un poco al hombre. “Soy también el héroe que fue asignado a la búsqueda y rescate de su hija.” Dijo aclarando un poco más la ciudad.

“¿Dónde está nuestra hija?” Dijo la madre de Ochako.

Aizawa los llevó hasta la habitación en la que Ochako dormía, al verla por la ventanilla, no pudieron evitar llorar.

“¿Qué le hicieron?” Preguntaba su padre.

“Su hija fue secuestrada para llevarla a… Un prostíbulo…” Dijo el héroe con dificultad.

Los quejidos de impotencia de sus padres podían oírse claramente.

“Gracias por encontrarla y rescatarla…” Dijo la madre.

“En realidad… No fuimos nosotros…” Confesó el héroe. “Fue un compañero suyo… Midoriya… El salió a buscarla por su propia cuenta, y luego de encontrarla y sacarla, nos informó sobre el lugar…”

“Midoriya…” Dijo con ojos abiertos el padre.

La madre de Ochako entró a la habitación al ser llamada por uno de los doctores… Su padre quiso entrar también, pero otra doctora le pidió que se quedara para darle el informe.

“Muy bien, tengo entendido que usted es el padre… ¿Cierto?” Dijo La doctora.

“Correcto…” Dijo el hombre con seriedad.

“Y usted sería…” Preguntó al maestro.

“Soy el héroe asignado a su búsqueda y rescate, necesitaré también el informe para transmitirlo a la policía.” Explicó el héroe.

“Perfecto… Bueno, lo que les voy a contar es bastante delicado… La joven fue abusada, eso quedaba más que claro… Al hacer los exámenes se comprobó que fue golpeada con diferente intensidad en rostro, cabeza, abdomen, espalda y cerca de la parte genital, además de marcas de diferente índole en la zona de sus pechos.” Comenzó explicando con seriedad, aterrando al padre de la chica, el cual comenzó a llorar apenas oírla. “Hay rastros de… Esperma… Habiendo sido cubierta por este, además de haber sido encontrado en la zona de su boca…” Ambos sabían perfectamente lo que esto significaba…

Pero nadie notó al joven que se había acercado a ellos, y comenzó a escuchar todo.

“El… Lado positivo, es que la zona genital se encuentra intacta… Desconocemos el motivo… Pero los atacantes evitaron su zona genital a propósito, no encontramos rastros de penetración en la zona genital o anal…” Dijo con algo más de calma.

El padre de Ochako y Aizawa estaban extrañados, en caso como este… Debería ser obvio que trataría de hacerlo… ¿Por qué no lo hicieron en el caso de Ochako?

“Lo siguiente que voy a hablar, tiene que ver con el resto de personas que se vieron involucradas, por eso señor Uraraka, debo pedirle que nos deje a solas un momento.” Dijo la doctora indicando que podía ir a ver a su hija.

Una vez el hombre se marchó, la doctora siguió.

“Bueno, con respecto a las demás víctimas… Notamos que la condición de la joven se repitió, por algún motivo, algunos pocos no sufrieron ataques en su zona genital, desconocemos si acaso habrá sido por algún motivo en específico…” Dijo la doctora.

“Es bueno saber que algunos no sufrieron tanto…” Dijo el héroe con sentimientos encontrados.

Tras unos minutos más, los padres de Ochako salieron de la habitación, mientras la joven aún dormía.

Se encontraban el héroe hablando con su alumno, y al verlo, los padres de la chica corrieron hacia el.

“¡Midoriya!” Exclamo el padre de Ochako.

Mientras Izuku se volteaba a verlos, notó como estos se acercaban a gran velocidad, y sin poder reaccionar realmente, solo se dejó atrapar por ellos.

“Midoriya, me dijeron que… Que tú fuiste el que rescató a Ochako… ¿Es cierto?” Preguntó el hombre.

Izuku vio en los ojos del hombre las lágrimas que probablemente no habían dejado de caer desde que le informaron que su hija desapareció… La madre de Ochako con los ojos hinchados de tanto llorar… Izuku sabía muy bien como era eso…

“No podía… Quedarme sin hacer nada… Sabiendo que ella estaba ahí afuera expuesta a quien sabe que peligro…” Decía el chico.

El pesar se notaba en el rostro del chico… Izuku aún se sentía culpable, de haberle pedido que lo espere… Esto no habría pasado, Ochako no habría sufrido eso…

“Gracias por cumplir tu promesa chico.” Dijo el hombre con una sonrisa genuina.

Izuku lo recordaba aún, prometerle que estaría allí si ella lo necesitaba…

“De haberla cumplido… Esto ni siquiera habría pasado… De haberle pedido esperarme habría podido protegerla…” Decía con pesar.

“Tal vez no habría pasado nada… Tal vez habrías podido protegerla… Tal vez podrías haber muerto… No podemos saber eso chico… Te agradezco que la salvarás, pero aún así, tu mismo te expusiste al salir a buscarla…” Decía la madre de Ochako.

Entonces ambos padres hicieron una reverencia, agradeciendo al chico con lágrimas en sus ojos.

Izuku iba a pedirles que se levantarán… Pero antes de poder decir algo…

“¡AHHHHH!” Se escuchó el grito desgarrador, producido por una voz conocida para ellos.

Sin dudar un solo momento, Izuku entró a la habitación de la chica, dónde la encontró luchando por liberarse de los instrumentos médicos que tenía encima, incluso haciéndose algo de daño en el proceso, el personal médico trataba de tranquilizarla sin éxito, y ante la situación, Ochako no podía hacer más que gritar tratando de liberarse mientras lloraba.

Izuku salió de su trance y se acercó a la chica rápidamente, tras de el aparecían los padres de la chica.

“¡Uraraka-san!” Exclamó con preocupación. “¡Uraraka-san ya está bien! ¡Estás a salvo!” Le decía el chico, pero la castaña no escuchaba.

Luchaba por tratar de liberarse, para sorpresa de Izuku, Ochako era mucho más fuerte de lo que aparentaba, viéndose obligado a sujetar sus muñecas para detenerla un momento.

“¡Ochako escúchame! ¡Soy yo Izuku! ¡Soy Deku!” Le dijo Izuku con desesperación, mientras que la sostenía para que la chica pudiese verle la cara.

Temblando, la chica posó su vista sobre Izuku, viendo esos ojos verdes se quedó quieta.

“¿Deku-kun?” Preguntó la chica con impresión.

“Ya estás a salvo… Ya no podrán hacerte nada.” Le dijo con calma y con una sonrisa para tranquilizarla.

Ochako lo vio por unos segundos más, y luego comenzó a llorar, sollozando, y cuando Izuku libero sus brazos, se abalanzó a abrazarlo al instante.

Izuku solo pudo corresponder al abrazo, sujetándola firmemente, llorando en silencio junto a ella…

Tras unos minutos, Izuku se encontraba afuera de la habitación de hospital, mirando por la ventanilla para que Ochako pudiese verlo, pues aunque sus padres estaban dentro para calmarla, parecía no poder quedarse en calma a menos que Izuku estuviese cerca.

Luego llego la policía para poder tomar declaraciones a la chica, y aunque costó, Izuku pudo retirarse para poder descansar un poco.

Aizawa se encontraba hablando con Tsukauchi, informando lo que le había dicho el personal médico sobre el caso de Ochako.

“¿Pudieron descubrir algún motivo por el cual algunas de las víctimas no sufrieron tanto como otras?” Preguntó el maestro.

“Según lo que dijeron otras víctimas, los que parecían ser guardias, estaban permitidos por su jefe a hacer lo que quisieran con ellos, pero no tenían permitido… Estrenarlos, fue la palabra que usaban, tal parece que el era el único que podía tener relaciones sexuales con ellos que implicaran penetración…” Explicó el detective.

El relato le hacia hervir la sangre al héroe… Tratarlos como si fueran simples juguetes que el jefe debía estrenar antes de prestarlos…

“¿Y los que llevaban más tiempo?” Preguntó luego.

“Algunos decían tener vagos recuerdos de lo que les había pasado, algunos solo tenían recuerdos de algunas ocasiones en las que se vieron involucrados en los actos sexuales… Era como si alguien los hubiera puesto como en un trance.” Explicaba.

“Efecto de algún Quirk de control mental probablemente…” Concluyó Aizawa. “¿Y con respecto a los que estaban colgados?” Preguntó luego.

“Cada uno de ellos era un… Cliente por así decirlo, de todas las edades… Algunos jóvenes y otros más viejos, algunos eran bastante adinerados y…” Hizo una pausa.

“¿Y…?” Prosiguió el héroe.

“Funcionarios públicos… Gente que tenía trabajos en el gobierno, algunos policías o detectives e incluso…” Dijo el detective.

“Héroes…” Terminó la frase Aizawa.

“Hombres y mujeres, como quisiera decir que no puedo creerlo…” Dijo Tsukauchi.

“¿Y estaban todos vivos?” Preguntó Aizawa.

“A duras penas, pero si, evidentemente el Segador se tomó esto muy personal…” Dijo el detective. “Extremidades cercenadas, al igual que les arrancó los dientes, les quemó los genitales y les destruyó los ojos… Todo indica que es el mismo modus operandi del tipo al que torturaron hace un año…” Comentó el detective.

“¿Y sobre el Night Stalker?”

“Desconocemos la razón por la que se aliaron… Pero si está involucrado en este caso, nada asegura que no haya estado haciendo lo mismo que el Segador… Tendremos que seguir con las investigaciones para saber más sobre ellos… Son demasiado peligrosos por si solos, juntos son aterradores…” Explicó.

“¿Pudiste descubrir por qué ninguno pudo moverse durante ese momento?” Preguntó el maestro al recordar cómo nadie pudo moverse.

“Si tú mismo no pudiste moverte… Tal vez no haya sido efecto de algún Quirk…” Dijo Tsukauchi.

“¿Estás diciendo que solo escucharlo fue suficiente para paralizarnos de miedo a todos?” Dijo Aizawa con preocupación.

El detective no dijo nada, pero la seriedad con la que miró al héroe le dejó todo en claro…

Ya habían terminado con la interrogación a Ochako, los padres de la chica llamaron a Izuku para poder hablar con el y con su hija.

“Midoriya… Con mi esposa estábamos hablando, y hemos decidido sacar a Ochako de la academia.” Dijo su padre.

Esto causó gran impresión en Izuku y en Ochako, la cual se notaba que no tenia idea de esto… Izuku quería negarse, decirles que el mismo la protegería, decirles que así ella no podría cumplir su sueño de ayudarlos… Pero no era una decisión que el debiera tomar.

Cuando miraron a Ochako, notaron que está quería hablar… Y comenzó.

Pero Izuku se sorprendió al notar que la chica estaba escribiendo en una libreta en vez de hablar.

“No quiero.” Escribió tajante.

“Lo siento Ochako, se que este es tu sueño… Pero no quiero que te expongas a tanto riesgo… Cuando seas una profesional vas a estar involucrada en casos aún peores… No puedo… No quiero que te arriesgues tanto… Eres mi hija, mi niña, mi princesa… No podría soportar perderte hija…” Dijo el hombre, comenzando a llorar.

“Debes entendernos hija, somos tus padres, es nuestra obligación, nuestra responsabilidad el asegurarnos de que estés a salvo… Y te fallamos… En el momento en que supimos que tendrías que venir a vivir aquí sola tuve un muy mal presentimiento… No quiero que te pase nada hija… Y aunque te opongas y nos odies por esto… Abandonarás esa escuela…” Dijo su madre.

Ochako se quedó ahí, pensativa… Pero pasado un momento comenzó a escribir en la libreta.

Aprovechando, Izuku comenzó a hablar.

“¿Hay algo que yo pueda hacer para convencerlos de lo contrario?” Dijo el chico con lastima.

“No chico… Realmente te pedimos que entraras con nosotros para que pudieras explicarle a tus compañeros el motivo por el que Ochako se irá… No queremos arriesgarnos a qué esto vuelva a pasar.” Dijo el hombre con pena, incluso con vergüenza.

Tras unos momentos más, Ochako terminó de escribir.

“Mamá, papá… Entiendo que, estén asustados… Yo también lo estoy… Estoy asustada, estoy enfadada, en estos momentos incluso… Soy incapaz de hablar… Pero hay algo de lo que estoy segura en este momento…” Comentó llamando la atención de los presentes. “Quiero ser una heroína… Si bien, antes lo hacía porque quería que nuestra familia tuviera un buen futuro… Está vez es por otro motivo…” Comentó.

Izuku la miraba con seriedad, la chica le sonrió con timidez, y como si le suplicara, le extendió la mano, para que esté la tomara.

Izuku la quedó viendo unos momentos, hasta que lentamente, decidió tomarla suavemente, pero a la vez con firmeza…

“Quiero ser una heroína, no por dinero o por fama… Quiero ser el tipo de héroe… Que pueda calmar los corazones de la gente cuando está sienta miedo… Así como Deku-kun hace un momento me hizo tranquilizarme hace un rato, quiero ser alguien que pueda darles a las personas la fuerza para seguir…” Escribió la chica.

Sus padres se vieron el uno al otro, para luego ver a Izuku y como estaba tomando la mano de Ochako, viéndose el uno al otro, como si tuvieran una conversación…

“Pero… También quiero ser un ejemplo a seguir… Lo que me pasó… No deseo que nadie más lo sufra, pero se que este mundo es cruel y despiadado, y por mucho que luchemos, estas cosas van a seguir pasando…Quiero ser un ejemplo a seguir para esas personas…Sin importar si son hombres, mujeres, niños, ancianos o lo que sea… Quiero demostrarles que, no por haber pasado por esto, me voy a derrumbar, quiero demostrarles que sin importar cuánto daño nos hagan… Mientras podamos levantarnos… Podremos devolver el golpe con aún más fuerza… No quiero abandonar la UA y en el futuro pensar el que pudo haber sido de mi de no haberlo hecho… Quiero graduarme, recordar este incidente, y demostrarle al mundo que aunque yo haya sufrido esto… Que aunque cualquiera lo haya sufrido… Siempre debemos levantarnos y y demostrarle al mundo… Que estamos aquí… Y podrán derribarnos… Pero jamás nos podrán doblegar…” Las letras de la chica mostraban decisión, seriedad, demostraban que su hija no planeaba darse por vencida…

“Y yo estaré ahí… En cada paso que ella dé… Yo estaré ahí para ayudarla, protegerla y si es necesario, para salvarla…” Dijo Izuku con seriedad.

Los padres de Ochako los quedaron viendo, sabían que si hija era decidida, pero esto definitivamente superaba todas las veces anteriores…

“Pero… Tengo miedo…” Dijo su padre, ante lo cual, Ochako volvió a escribir. “Tengo miedo de perderte hija, de no ser por Midoriya tal vez jamás te habrían encontrado… Tengo mucho miedo…” Dijo el hombre entre lágrimas.

“También tengo miedo… Pero si no me enfrentó a el… No creo poder superarlo jamás… Y siento que… Me arrepentiré toda mi vida si simplemente renuncio ahora…” Escribió Ochako. “Por favor…”

Los padres de la chica la quedaron viendo, y junto a ella, a Izuku, el cual los miraba con confianza.

“¿Puedes..?” Comenzó la madre. “¿Puedes asegurarme que mi hija no sufrirá? ¿Puedes asegurarme que mi hija no se verá envuelta en cosas como está? ¿Puedes asegurarme que no volverá a estar en peligro?” Dijo finalmente.

Izuku la miro por un momento.

“No… No puedo jurárselo, porque así como todos los demás héroes… Ninguno de nosotros estará a salvó…” Dijo el chico. “Pero… Puedo asegurarles… Que U- Ochako-san… Siempre me tendrá junto a ella… Cada vez que haya peligro, que necesite mi ayuda, lo que sea… Le juro, que siempre estaré para ella…” Izuku entonces hizo una reverencia frente a ellos. “¡Por favor! ¡Permita que su hija siga en la academia! ¡No puedo asegurarles que todo será fácil ni que no habrá peligro en nuestro camino! ¡Pero le aseguro que siempre estaré allí para ella!” Exclamó con fuerza.

Los dos adultos lo quedaron viendo.

“¿Qué tanto estás dispuesto a hacer por mi hija?” Dijo el padre.

“Por su hija, por mi familia, mis amigos, mis seres queridos… Por todos ellos, y por su seguridad estoy dispuesto a todo… No importa que tanto deba contenerme, que tan cruel deba ser, no importa que límites deba cruzar o que tan grande sea el sacrificio que tenga que hacer… Mientras sea por la seguridad de aquellos a quienes aprecio… No importa el costo…” Dijo el chico con seriedad y convicción.

“Por favor no hagas eso… No me gustaría que el mejor amigo de mi hija sufra tanto, por hacer algo que deberíamos nosotros…” Dijo su padre.

Vio a los ojos a su mujer, como si hablasen solo con su mirada…

“Ha… Está bien… Puedes quedarte…” Dijo su padre.

Izuku alzó la vista con sorpresa y luego vio a Ochako con una sonrisa.

La chica también sonreía, no estaban muy seguros de que aceptarán, pero no pensaban desperdiciar la oportunidad.

“Supongo que… Si están tan comprometidos en esto… No podemos oponernos realmente…” Dijo el hombre.

“Entonces ahora habría otro problema…” Dijo la mujer. “Necesitas otro lugar donde quedarte.” Sentenció.

Los tres se quedaron sorprendidos por lo que dijo, pero su esposo estuvo de acuerdo de inmediato.

“No creo que sea tan malo el lugar en el que me estoy quedando…” Escribió la chica.

“No pienso dejar que te quedes en ese barrio, es peligroso, en cualquier momento podría volver a pasarte algo… Vamos a buscar otro lugar.” Dijo con severidad su padre.

Los padres de Ochako comenzaron a discutir sobre dónde debería rentar un apartamento para Ochako, algún lugar cerca a la academia, cerca de una comisaría, que tuviera seguridad, cosas que querían verificar…

Izuku en ese momento pensó en algo, una solución que tal vez mantendría tranquilos a los padres de Ochako y a él mismo a la vez.

“Si quieren…” Comenzó llamando la atención de la familia Uraraka. “Ura- Ochako-san podría quedarse en mi casa… Hay una habitación sin usar que ella podría tomar, no queda tan lejos de la academia y así estaría más tranquilo al saber que la tengo cerca…” Dijo Izuku proponiendo la idea.

Los padres de Ochako, y la misma, quedaron impactados por el ofrecimiento.

“¿Tu familia no tendrá problemas con eso?” Dijo la madre.

“Vivo solo, mi madre trabaja lejos y me la paso solo la mayoría del tiempo, puedo llamarla para saber su opinión….” Dijo el chico.

“Por favor…” Dijo el padre.

Izuku llamó a su madre, y comenzó a explicar la situación.

“Por favor… ¿Dejarías que Uraraka-san se quede en nuestra casa?” Dijo en tono de súplica.

“¿Tan importante es esa chica para ti?” Preguntó su madre.

Izuku se quedó congelado por un momento, era cierto, hace mucho tiempo que no se preocupaba por alguien de tal manera… La chica, sin que Izuku se diera cuenta, se había convertido en alguien tan importante para el, que quería protegerla a toda costa…

“Si… Siento que… Ella es la única persona en quien puedo confiar realmente…” Explicó el chico. “No se porqué, pero no quiero que se aleje… Quiero protegerla…” Dijo Izuku sin pensar.

Inko tenía una idea de lo que pasaba, no podía asegurarlo y no quería decírselo a su hijo… Pero tenía una ligera sospecha.

“No pasará nada inapropiado… ¿Verdad?” Preguntó.

“Mamá por favor… Acabo de contarte lo que le pasó…No me atrevería a hacerle nada…” Dijo Izuku con molestia.

“Bueno… Son un chico y una chica adolescentes, vivirían juntos y solos en un departamento, creo que puedes entender a qué me refiero…” Dijo la mujer.

“Mamá por favor…” Dijo Izuku está vez con más vergüenza.

“Está bien, discúlpame… Ponme con ellos en el teléfono.” Dijo la mujer tras burlarse un poco de su hijo.

“Esta bien…” Dijo, entrando a la habitación y dándoles el teléfono a los padres de Ochako.

“¿Pero que dice..? No es así para nada… Si creo que Uraraka-san es una chica linda y muy amable… Pero no la veo de esa forma…” Pensaba Izuku, mientras comenzaba a ver a Ochako.

La chica cruzo la mirada con el, y en el momento en que lo hizo, podría jurar que vio sus ojos brillar… Y luego la vio sonreír.

Por algún motivo… Sintió su cara calentándose… Así que decidió desviar la mirada…

“No es eso para nada… ¿Verdad?” Pensaba avergonzado por algún motivo.

Tras haber hablado con la madre del chico, los padres de Ochako decidieron aceptar la oferta, al menos estarían más seguros de que Ochako estaría a salvo junto a Izuku.

Esa tarde, llamarían a un servicio de mudanza, aunque tampoco era como que fuesen a transportar muchas cosas…

Izuku se marcharía primero para preparar algunas cosas para recibir a Ochako, pero su plan se arruinó en el momento en que Ochako se comenzó a desesperar por la partida del peliverde…

Sin que ambos lo notaran del todo… Ambos se estaban haciendo más importantes en la vida del otro…

Y las hazañas que cumplirían solo por proteger al otro, serían la prueba…

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