La exposición final de Freen sería en un mes, después de estar trabajando por seis meses más.

Sí, Becky se quedó con ella todo el tiempo.

Había aprendió mucho de Freen: como prefería el té sobre el café, lo fácil que era para ella encontrar inspiración, lo bien que maneja las palabras y lo buena que es para amarla. Freen amaba a Becky con todo el corazón y era algo que Becky también hacía.

Se quedaba a su lado por las noches cuando Freen pintaba todo el día. La abrazaba al dormir, sentía cosquillas al despertar porque a la pelinegra le gustaba hacer eso cuando era la primera en levantarse y por más que había preguntado e intentado espiar, Freen nunca le mostró la pintura que había hecho de ella

Quería que fuera una sorpresa

Con el paso de las semanas, Freen intentó sacar a Becky de ese desastroso bar. Le habló de una amiga que tenía uno mucho mejor, Irin era la duela de varios en la ciudad y le podía dar buena paga y le aseguraba buen recibimiento del público. Freen intentaba que Becky finalmente fuera reconocida.

Sin embargó, Becky dijo que no. A ella no le importaba el dinero, y tampoco el lugar donde tocase. Podía vivir bien con lo poco que tenía, podía ser feliz con su teclado y Freen.

—Mereces mucho más de lo que recibes, Becbec

Becky miró su rostro preocupado, como los ojos de Freen parecían decaídos ate la idea de que no fuera feliz realmente con eso. En la cama, con la noche cayendo de a poco, Becky acarició el rostro de Freen con tranquilidad y sonrió

Ella no necesitaba reconocimiento, no necesitaba nada de eso, solamente quería que ese momento fuera eterno.

—¿Y si me enamoro de otra pintora que pase por ahí?

Freen se acercó y la besó lentamente, sus cuerpos calientes tocándose como cada noche y sus manos inquietas como cada vez.

—Enamórate cuantas veces quieras, Becbec. Enamórate de cualquier persona que pase. Mi corazón siempre será tuyo incluso si lo rompes.

Obviamente Becky bromeaba, jamás podría haber otra pintura igual. Jamás podría encontrar a otra persona que la amase de esa forma y lo sabía muy bien, Becky tenía en sus manos a Freen quien tendí a Becky en su corazón.

—No podría amar a otra persona en mi vida. Te diría que te amaré lo que la vida me permita, pero ni siquiera eso alcanza. Te amo hasta que el universo no exista

Y Freen tal vez no debería haber lagrimeado, pero lo hizo. Soltó pequeñas gotitas de sus ojos. Después de tanto, Freen podía pintar la cura porque conoció la calma

Y Becky, ella solo quería amarla