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Le pareció retroceder en el tiempo al atravesar el umbral de la puerta. Sintió un escalofrío por la espalda al entrar en la habitación.

Había una cuna y un osito de peluche dentro de ella. En la repisa de la chimenea había una cajita de música. Estaba abierta y asomaba un muñeco que parecía un payaso. Sin duda llevaba así muchos años y a nadie se le había ocurrido cerrarla para que volviera a sonar cuando se abriera de nuevo.

 Cerca de la caja, había una muñeca con los ojos muy grandes y vidriosos. Llevaba un vestido de color rosa, tan desvaído por el paso del tiempo que casi parecía ya blanco.

Más de treinta años atrás, habían dejado en aquella cuna, bajo la ventana, a una niña llamada Yoonji y a la mañana siguiente, Namjoon, su hermano mayor, había entrado en el cuarto y la había hallado sin vida.

Jimin podía sentir una sensación de dolor en el ambiente. Era como una presencia invisible en la habitación. Le recordó lo que él ya había experimentado en el cuarto de su madre cuando le dijeron que no volvería.

 Había vuelto allí muchas veces sólo para comprobar si era verdad lo que le habían dicho. Miraba entonces su lápiz de labios, convencido de que su madre volvería otra vez a casa para pintarse como hacía habitualmente. Había sentido la presencia de su madre como si no hubiera muerto realmente, como si estuviera esperando la ocasión propicia para regresar. 

Solía ponerse los trajes de su madre siempre que podía, hasta el día en que su padre ordenó que los llevaran a una institución benéfica. Le había llevado muchos años tener que aceptar que nunca más volvería a ver a su madre. 

Años de callada desesperación hasta que acabó perdiendo finalmente toda esperanza.

Las lágrimas rodaron por sus mejillas al acercarse a la cuna. Había una manta de color rosa bordada con motivos florales. Pasó un dedo por la tela, preguntándose cómo sería ahora la niña si no se hubiera muerto a aquella edad tan temprana. Quizá se habría casado y tendría uno o dos hijos. Seguramente le habría dado la bienvenida a la familia como habían hecho su madre y sus hermanos, a pesar de su mala reputación.

–¿Qué estás haciendo? –dijo Yoongi desde la puerta.

Jimin se giró, sobresaltado con el corazón en un puño.

–Estaba... echando un vistazo –contestó Jimin sin demasiada convicción.

Los ojos de Min recorrieron la habitación. Su cara carecía de expresión.

Parecía una máscara, la cara de un ciego asomado a una ventana.

–Este lugar necesita una limpieza y un arreglo. Llevo años diciéndoselo a mi madre.

–¿Por eso insististe en casarte aquí? –preguntó Jimin–. ¿Para obligarla a enfrentarse a su dolor?

–Treinta y un años es mucho tiempo –replicó Yoongi mirando al osito de peluche–. Mi madre nunca llegó a recuperarse del todo de su pérdida. Yo lo comprendo. Ningún padre debería perder a un hijo, es algo que va en contra de la naturaleza. Por eso comprendo lo que tu padre tuvo que pasar. Pero creo que ya es hora de mirar hacia adelante. Solíamos venir aquí de vacaciones. Yo era demasiado pequeño para recordarlo, pero Nam y Hobi me dijeron que pasábamos aquí todos los veranos. Pero ahora no tiene sentido mantener la villa todo el año sin hacer uso de ella.

–¿Por qué no la habéis vendido? - Pregunto Jimin consternado.

–Ha pertenecido a nuestra familia durante generaciones. Cuando Nam y Jin estaban en proceso de divorcio, Jin quería la villa, pero Nam se opuso rotundamente. Bajo ninguna circunstancia nos desharíamos de ella.

Ahora que había visto la mayoría de las habitaciones y se había asomado a casi todas las ventanas para ver las vistas, Jimin comprendía al fin por qué. Y además estaba el hecho de que la villa fuese el último lugar en que habían visto a la pequeña sonreír. Les sería muy penoso venderla y dejarla, después de aquella experiencia. Se preguntó entonces si, tras la aparente superficialidad con que Yoongi se tomaba la vida, no se escondía quizá un alma más profunda. 

Él procuraba vivir el momento, pero había un lado de él mucho más sensible de lo que la mayoría de la gente pensaba. Se preguntó si la muerte de su hermana no le habría afectado más de lo que él creía. Era sólo un niño por entonces, pero sus padres habían quedado desolados. 

Tal vez Yoongi había sido abandonado a su suerte durante aquellos tristes años. Los niños pequeños son muy sensibles a cualquier cambio en el seno familiar y mucho más tras la muerte de una hermana. Pueden verse afectados de una manera que ni siquiera los expertos han llegado a descubrir totalmente. La sensación de abandono a tan tierna edad podía producir un trauma psicológico irreparable. ¿Sería ésa la razón por la que Yoongi no quería exteriorizar sus sentimientos, porque no había tenido entonces a nadie a su lado para escucharle y consolarle? Yoongi era por entonces más pequeño que Suran ahora.

Resultaba triste pensar en él, vagando solo por aquella villa tan enorme sin nadie que se ocupara de él, aparte de las niñeras y los sirvientes.

–¿Por qué te gusta tanto este lugar si eras demasiado pequeño para recordar nada? –preguntó Jimin.

–Yo no soy tan sentimental como mis hermanos, pero creo que no debería permanecer vacía la mayor parte del año.

–¿Cómo crees que tu madre afrontó el hecho de volver aquí después de tanto tiempo?

–Estuvo muy emotiva, como pudiste ver, pero mi madre siempre ha sido así. Creo que, a pesar de todo, se lo tomó bastante bien. Estuvo incluso aquí en este cuarto con Tae. Mi cuñado dijo que quizá había sido un punto de inflexión para ella, como una catarsis. Tenía que volver a este sitio para despedirse de manera adecuada. La otra vez, no tuvo la oportunidad. Todo sucedió muy de prisa. Entonces era todo muy diferente. No se sabía gran cosa sobre el síndrome de muerte súbita del lactante. Durante años, mi madre se sintió culpable de su muerte. Creo que pensaba que todos le echábamos también la culpa.

–¿Por eso no quieres tener hijos? –preguntó Jimin.

Él se puso muy tenso, como si le hubieran estirado por dentro con unas cuerdas invisibles.

–No, Jimin, es sólo por egoísmo, como dijiste. Valoro demasiado mi libertad. Este matrimonio es sólo un medio para conseguir un fin. No te hagas ilusiones de que pueda ser otra cosa diferente.

Jimin abrió la boca para responder, pero, antes de que pudiera salir una sola palabra de su boca, Yoongi se dio media vuelta y lo dejó solo con los mudos fantasmas del pasado.

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