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✿; Capítulo único.

Siento un torrente de emociones, una avalancha que se lleva mi alma, me duele los dedos de tanto estrujarlos y hago una mueca para evitar llorar. Mi corazón esta quemando, mi vida se desmorona y no encuentro ese soporte, ese soporte esta huyendo, abandonándome.

Trato de alejar esta tristeza y hacer el dolor aún lado, pero es tan difícil como asfixiante, aunque duele más no poder sonreír viendo como mi mejor amigo se casará y hará una vida con una bella chica y quizás un hijo... ¿No debería ser eso un momento de dicha? Para mi no lo es... Es lo contrario. Antes imaginaba cosas diferentes, antes podía haber sonreído al ver este hecho, pero horita solo puedo brindar una sonrisa rota y torcida.

Jungkook ha sido mi mejor amigo desde la infancia, él siempre me comprendió y me aceptó tal como era, aunque no pudiera hablarle y decirle todos mis sentimientos en palabras, él me entendía y sonreía. Tanto así que aprendió por mi el lenguaje de señas y ese día fue tan especial, tan emotivo, un día que guardare en mi memoria. Siempre o bueno casi siempre supe que le amaba, todo tomo fuerza en la adolescencia, pero nunca tuve la oportunidad de decirle, sabia que no seria correspondido.

Y nunca lo seria.

Hoy era un día donde Jungkook estaba resplandeciente, hermoso y cautivador con su traje negro, un traje hecho a su dulce medida y su cabello castaño estaba bien peinado hacia atrás, no podía descifrar su mirada al esta ser neutra pero había una diminuta sonrisa, al verme la múltiplo y yo solo me trague el aliento y sonreí o lo intente, porque en vez de querer sonreirle como siempre lo hacia, solo quiero largarme a llorar. Suspiró, limpio mis ojos rápidamente y observo el gran espacio estar repleto, las personas tenían sonrisas apreciativas, el color lila adornaba el recinto sagrado con majestuosidad y una alfombra blanca teñida de flores donde venia una hermosa novia con su vestido azul marino ajustado, que resaltaba su silueta y su velo largo transparente donde se podía vislumbrar una sonrisa y en ese momento como quise ser yo en su lugar, en vez de ella. Quería sentir esa desmesurada emoción arrebatadora y cosquillante, en vez de este desgarrador dolor incesante.

Mi corazón esta sangrando, mis lágrimas arden; pero no salen, se esconden, mi pecho se encoge por aire ¡Dios que difícil es esto!...Todo duele tanto, porque ahora Jungkook no estaría más a mi lado y aunque él estuviera cansado de decir que no lo haría, que seguiría tan leal como siempre, yo sabia que mentía, siempre supe que el matrimonio era algo especial; principal y esencial. Él tendría ocupaciones y el tiempo conmigo disminuiría, hasta terminar en nada, en la neblina, en el despecho y la desesperanza de lo que pudo ser y no fue.

Ambos vivíamos juntos antes de esto, pero hoy solo seria yo y el desolado apartamento que él dejo atrás; con su risa, sus ronquidos, su olor a vainilla. Quisiera hallar alguna forma de evitar esto, pero no puedo, soy cobarde, mis sentimientos morirán conmigo atascados con cadenas férreas hasta mi muerte.

Quizás en los días intente pensar positivo, muchos días atrás pensé que Jungkook desistiría de casarse, que yo seria suficiente aunque sonara egoísta y lo quisiera junto a mi por siempre, pero no era así, me mentí como un ciervo encandilado. Y lo entiendo, lo entiendo tanto que no lo culpo, que no puedo recriminarle, mi culpa es amarle, es mi culpa albergar sentimientos como estos que lastiman y no me llenan de dicha solo de miseria.

Acomodo mi traje vinotinto y suelto un poco la corbata tintada que corta mi respiración. Observo fijamente como ambos están al frente, se sonríen, agarran sus manos, un contraste tierno, un ajuste fuerte y a la vez fugaz, mientras el padre reza y recita algunas palabras.

Y lo siento en todo mi cuerpo, se las palabras que serán recitadas a continuación. Esas palabras que los unirán con un acepto. Una promesa sagrada y valiosa, que no sera rota, ni ultrajada.

Ella lo mira dulce, hermosa, vibrante de luz. Ese destello azul en su mirada volverse fosforescente que hace juego con su vestido y con un tono decidido y amoroso dice:

Acepto.

El corazón comienza a latirme rápido, mis costillas estrujándose, el sudor alterando cada parte de mi, lleno de ansiedad.

Creo que me ahogaré, terminare de hundirme más en este pozo, creo que desde hoy he muerto y no seré yo mismo nunca más, estaré solo y me asusta como nada me había asustado, me siento tan inútil, me siento tan cobarde. Tengo tanto miedo y mucho dolor, mis ojos grises los siento empañados y creo que ese color que los hacia luminosos ha decaído.

Pero aunque me engañe, se que ella es mejor. Dulce, considerada y tan perfecta para mi amado Jungkook. Ella lo hará feliz, ella le podrá decir te amo y llenarlo de palabras tiernas y mimosas. Yo jamas podre decirle nada, no podre hablarle y reconfortarle con palabras llenas de miel y azúcar, como las que mi hermoso Jungkook merece, porque no lo merezco y nunca seré capaz de decir te amo.

Odio no poder hablar, nunca me había sentido de esta manera, siempre había aceptado el ser mudo, viví con esto y fui un chico tranquilo con el genuino amor de sus padres, que nunca vio aquella condición como algo vil, caótica o impotente, pero ahora mientras me hago añicos como cristales romperse agrietadamente, me siento tan inútil.

Quiero llorar tanto, pero no puedo... Él no merece eso. Él no merece que lo haga angustiarse, lo que siempre supe hacer fue preocuparle. Debo calmarme, debo aparentar no sentir, debo ser feliz porque Jungkook lo va a ser, porque su felicidad esta primero que la mía.

El padre le pregunta a mi dulce ángel y cierro mis ojos, se que dirá que si, el aceptó que hará que mi corazón se paralice y definitivamente me largue a llorar, porque siento que me pierdo en la angustia, que mi limite culminante ha caducado, que no podía más con esto, no soportaría verlos besándose y ver el recordatorio permanente de aquel anillo dorado en sus dedos. Pero hay silencio, tanto silencio que abro mis ojos y lo veo, lo veo temblar temeroso y como sus manos se apartan de las delicadas y suaves de su prometida, como sus labios se fruncen y sus ojos brillan llorosos y se aleja como una oveja asustada con lágrimas en aquellos ojos almendras alegres, que ahora están llenos de desesperación y tanto temor.

Se acerca a mi y agarra mi brazo con prisa, mientras el bullicio en el recinto se hace fuerte, dejando una novia destruida y llorosa y en vez de sentirme feliz, de sentirme victorioso y ganador, no lo hace, no entiendo y me preocupa ver bajar como cascadas esas lágrimas en el rostro de Jungkook, su agarre se hace más fuerte y me quejo pero él no me suelta, parece desesperado y enojado.

Y no entiendo.

Hasta que para, se detiene y me mira.

El brillo en aquellos ojos llenos de lágrimas me aterroriza y a la vez me ilusiona.

—No podía dejarte, yo nunca lo he querido. Prometí estar a tu lado siempre y lo haré—su voz rota pronuncio aquellas palabras bonitas que me sumergieron de dicha y ternura sublime, pero a la vez con tristeza porque algo me decía que me tenia lastima y me veía como una responsabilidad y quizás me odiara toda la vida por amarrarle, así que intente manejar mis pensamientos para hacer las señas, pero él me detuvo—No es lastima, no lo es, deja de mirarme con esa mirada llena de tristeza, que me duele ver ese dolor en tus ojos—se seco las lágrimas para preguntar—¿Sabes por qué no me case, Jiminnie?

Y no, yo no lo sabia, así que negué.

El me miro dulcemente y ese brillo seguía ahí, tan nítido y bonito, haciendo sus ojos almendras verse mas celestiales de lo que ya eran. Espere, quería escuchar la razón, pero el río entretenido y sus manos se apretujaron mientras con determinación hacia una seña que me dejo sin aliento y todas las lágrimas que contuve durante horas salieron.

Mi corazón se altero, el golpeteo haciéndose fuerte y mis mejillas ardieron, mi sonrisa se extendió y repetí la misma seña que mi Jungkook me dedico a mi y con euforia le abracé tan fuerte, rompiendo en llanto, podía sentir sus manos subir por mi espalda calmándome.

Jungkook me amaba.

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