Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

24. Una mano amiga

Capítulo 24

Una mano amiga

Varios meses después

—Estás loca, totalmente loca—repitió Lauren.

— ¿Por qué?

—No creo que sea buena idea—comenzó a servir la cena en los platos. Suspiré rogando a los cielos que me diera mucha paciencia—Pudiste haber ido en las vacaciones de verano.

—Sabes muy bien que no podía sacarlo de casa, estaba muy enfermo y la mayor parte del tiempo estuve metida en el hospital...

—Con Eric, ¿Ya lo olvidaste?—rodeé los ojos—No puedes negar que ha sido muy bueno con ambos. Realmente te quiere, ¿Por qué le niegas a estar contigo?

—Lionel no me abandonó, sé que lo piensas de ese modo pero el hombre ni siquiera sabía sobre el embarazo—tuve que mentir. Habíamos tenido esta discusión desde hace meses, quería ir a Alaska en noviembre, el próximo mes. Sí, es cierto, pude haber ido en verano pero algunas cosas se complicaron, además el nacimiento de Diego en agosto fue inesperado—No puedes juzgarlo, él es su padre.

—Y no te ha llamado siquiera—serví la mesa acomodando todo—Está muy preocupado por ti, enserio.

—Te recuerdo que eras tú la que insistía en que tuviera algo con él.

— ¿Estás diciendo que es mi culpa que no usaran protección?—me miró molesta.

Lauren tenía un carácter diferente en esta ciudad. Era muy exigente, muy estricta, muy...correcta. No lo sé. Quería mudarme pero no terminaba de decidirme, nada extraño en mí.

—No voy a discutir.

—Porque sabes que tengo razón.

— ¡No!—alcé la voz intentando contenerme—Es cierto, Eric ha sido bueno conmigo y más desde que supo sobre el embarazo pero no puedo negarle al chico que conozca a su hijo, Lauren.

—Creí que habías dicho que no tenías comunicación con él—frunció el ceño.

—Hablamos hace unas semanas atrás—me apresuré a armar una mentira. Sí había tenido contacto con la abuela pero nunca con Leo. Por las noches podía saber lo que soñaba, suponía que el collar nos mantenía unidos de esa forma. La abuela afirmaba que todo iba bien pero pocas veces veía al hombre lobo cerca. Aquello me comenzaba a preocupar. ¿Habría pasado algo?—Está en Juneau.

— ¿Por qué mentiste? ¿Qué estás ocultando Naomi?—se cruzó de brazos. Cuando usaba mi nombre era porque estaba realmente molesta.

—Estoy acostumbrándome a esto de ser madre, deberías entenderlo.

—Nunca terminas acostumbrándote...

—Tienes a Vincent, te ayuda con Mike y lo ama.

—Pero nunca me dejó con un embarazo y no desapareció sin llamadas—señaló—Papá lo detesta y lo sabes.

— ¿Crees que me importa lo que piensen ellos?—aquello salió sin previo aviso pero me sentí bien diciéndolo— ¿Crees que me importa lo que piensen todos? ¡Durante toda mi vida llevan planeando lo que debo hacer y lo que no! Decidí venirme a Chicago, comencé la carrera y sabes muy bien que no ha sido sencillo hacerlo. Estar al tanto con los deberes de la universidad pero al mismo tiempo cuidar de Diego no es fácil. Lo sabes—respiró profundo mirándome en silencio—Le prometí que nos veríamos pronto. Creo que he roto esa promesa lo suficiente...

—No entiendo a las chicas que prefieren el malo de la película...

—Algunas veces el bueno finge ser bueno—la interrumpí siendo cortante—No hables de Lionel así porque no lo conoces.

—Cierto, no fue a mi quien embarazó ni engañó—sentí las ganas de golpearla—Lo siento, Omi, no quise decirlo...

Me giré saliendo de la cocina. Subí las escaleras escuchando como Vincent llegaba del trabajo, la puerta de la habitación de Mike estaba abierta. Allí en la alfombra jugaba con sus carros teniendo diferentes juguetes a su alrededor. Me acerqué a ambos niños interrumpiendo el juego. Cargué a Diego notando la mirada triste de Mike.

— ¿Debe dormir?

—Debe comer primero antes de descansar—le sonreí un poco—Mañana tendrán tiempo de jugar. Tu madre estaba sirviendo la mesa, deberías bajar a cenar.

— ¿No bajarás?

—No tengo mucha hambre, ve—le indiqué. Al verlo salir de la habitación me dirigí a la mía cerrando al entrar, suspiré mirando al niño en mis brazos— ¿Tú si tienes hambre, cierto?—sonrió aplaudiendo con sus manitos. Tomé asiento en la cama acomodándolo mientras desabrochaba algunos botones de mi camisa. Su pequeña boca no tardó en aferrarse a uno de mis pechos, realmente estaba hambriento, como la mayor parte del tiempo—Igual a tu padre—susurré.

Diego había nacido el 20 de agosto. Los dolores habían aparecido mientras Lauren y yo esperábamos para pagar todo en el supermercado. Había entrado en pánico, mis manos temblaban, el corazón me latía a gran velocidad, comencé a sudar mientras mis manos estaban frías. En sí, estaba asustada y durante el parto deseé por un segundo tener a Lionel conmigo para no sentirme tan sola.

Mi hermana y su esposo habían estado ayudándome durante todo este tiempo. Seguía asistiendo a la universidad, la etapa de los exámenes era la más estresante para mí. Significaba pasar horas sin dormir, atender a Diego, hacer que dejara de llorar, alimentarlo si eso quería, acunarlo entre mis brazos hasta hacer que dejara de llorar y se quedara dormido. Después regresaba a los libros y cuadernos estudiando de nuevo.

Mi celular vibró haciéndome salir de mis pensamientos. Lo tomé rodando los ojos al ver el nombre. Eric había ido a Alaska en Enero, mis padres le contaron lo que había pasado conmigo, en ese momento ya todos sabían sobre el embarazo. El chico no perdió tiempo y tomó un avión a Chicago. Me llevé una gran sorpresa al verlo en la puerta de la casa. Lauren tenía razón, era dulce y no se había molestado al saber que esperaba un hijo de otro pero ella no terminaba de entender que no lo quería.

—Hola—saludé al responder la llamada.

Hola, ¿Está todo bien?—tuve que alegrar mi voz un poco— ¿Llamé en un mal momento?

—No, claro que no—miré a Diego. Sus cachetes se movían mientras sus ojos de color avellana se mantenían fijos en mí. Su cabello era un poco más claro que el de su padre. Hace poco había cumplido los tres meses. Todos caían rendidos a sus pies. Era muy hermoso y tierno. Por supuesto, era su madre, era algo típico que pensara así—Hablé con Lauren sobre ir a Alaska el próximo mes.

No salió tan bien como esperabas.

—Ya lo sabes—sonreí sin ganas.

¿Sigues queriendo ir?—Eric sabía toda la mentira que le repetía a todos. Lionel estaría furioso de saber que todos creen que fue él quien se fue dejándome sin una llamada. No entendía su odio hacia el chico, nadie conocía nuestra historia, no tanto como la abuela— ¿Naomi? Oye, tranquila—no me había dado cuenta que había comenzado a llorar—Todo estará bien—sentí un nudo en la garganta recordando a Leo cuando lo decía para calmarme.

—Ella debería entenderme más que nadie y sólo para reprocharme por lo que he hecho—dije con dificultad queriendo detener el llanto. No me gustaba andar así frente a Diego.

Escucha, respira profundo, no te preocupes por eso—lo escuché decir con voz dulce. Hice lo que dijo secando las lágrimas manteniendo el celular entre mi hombro y mi oído— ¿Estarás muy ocupada mañana? Podríamos vernos para hablar sobre lo que quieras. Necesitas dejarlo salir.

—Está bien—asentí.

Pasaré a recogerte mañana, puedes llevar a Diego si te hace sentir mejor.

—De acuerdo, ¿Eric?—hubo un minuto de silencio—Gracias.

No me agradezcas, lo hago porque quiero—lo imaginé sonriendo de lado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro