19. Organización
Capítulo 19
Organización
En todo el día me mantuve lejos del celular. No quería saber sobre nadie sólo quería quedarme con Lionel y listo. Así fue, después de la confesión me llevó en sus brazos a la habitación. Se encargó de cocinar torpemente pero lo hizo sorprendiéndome, todavía estaba algo sensible pero suponía que era natural. Mientras almorzábamos en silencio, tomé un trozo de manzana llevándolo a mi boca cuando preguntó.
— ¿No te da miedo?—lo miré masticando la fruta—Me refiero a...—bebió algo de jugo—Un embarazo es serio, traerás a un niño al mundo, no se trata de un objeto o una simple cosa que nos desharemos después.
Sonreí un poco al notarlo nervioso. De la cintura para abajo estaba cubierta por las sábanas de la cama, Leo se mantenía sentado frente a mí con la bandeja en medio.
—Sé que ninguno de los dos pensó en esto pero...—no supe que decir. Me encogí de hombros.
— ¿Aún así te irás?—noté los ojos triste de su parte. Suspiré sintiendo que mi garganta tardaba en permitir que la comida bajara—Sí, sé que nos volveremos a ver pero será en agosto, Naomi—buscó mi mirada—Habrán pasado meses...
—No podría impedirte que conocieras a tu hijo—soné segura—Eres su padre, lo sé.
—Tus padres no estarán muy contentos.
—Mejor dicho mi padre—suspiré mirándolo—Tu padre se enfadará contigo, lo siento.
—No nos preocupemos por él, debe aceptar la realidad—le restó importancia—Lo que debemos pensar es en ese bebé—señaló mi vientre—Te irás a Chicago, estarás sola...
—Lauren me ayudará.
— ¿Le has dicho?
—No—mordí mi labio para luego cruzarme de brazos. Tomó la bandeja dejándola sobre la mesa de noche regresando a su puesto—Nadie más lo sabe—preferí no contarle sobre su hermana—Quiero estudiar y voy a hacerlo, el embarazo no me impedirá eso.
—Omi—tomó mi mano acariciándola—No quiero que tu salud se vea afectada por el estrés de la universidad.
—Estaré bien—sonreí dulcemente. No sólo se preocupaba por mí, también por el bebé— ¿Qué harás en este tiempo mientras no esté?
—No lo sé—se mostró pensativo mientras veía nuestras manos—Probablemente encuentre otro lugar en el bosque...
—Puedes quedarte aquí—se sorprendió por eso. Muchísimas veces le había dicho que ni loca lo dejaba solo en mi casa—Estarás bien, puedes salir a correr cuando quieras, al regresar estaremos juntos de nuevo.
—Pero es tu casa...
—Y luego será del bebé, debes quedarte para mantenerla lista para él—acarició su mejilla—La abuela podrá ayudarte si necesitas algo. Dilara podría venir e incluso tu hermana, Mayra.
—Omi...
—Ya está dicho, te quedarás aquí—besé sus mejillas para luego encargarme de sus labios. Sonrió entre el beso colocando una de sus manos en mi cuello, lentamente sentí caer en la cama con delicadeza con Lionel sobre mí. Acaricié su cintura con mis piernas cuando sus labios bajaron a mi cuello pero al ver que se detenía me preocupé— ¿Qué sucede?
Tomó el collar que me había colocado antes de subirme a la habitación, sus cejas casi se juntaron cuando frunció el ceño.
— ¿Cómo es posible que no estés enamorada con todo lo que ha pasado?—susurró.
—No lo sé—acaricié su brazo—Eso mismo me pregunto.
— ¿No sientes nada por mí, acaso?—sus ojos azules se fijaron en mí.
—Claro que sí—me apresuré a responder—Te quiero, Lionel, quiero que estés conmigo.
—Yo también te quiero—depositó un delicado beso en mi frente. Sentí una de sus manos introducirse por mi blusa acariciando mi vientre—A ambos.
Hace unos pocos días que había comenzado a arreglar las maletas, había invitado a la abuela para pasar el fin de año aquí. Sin dudarlo aceptó ya que la mayoría de sus nietos estaban de viaje, mis padres junto a Lauren vendrían también. Lionel se sentiría algo incómodo cuando lo viera pero debía recordarle que ninguno de ellos sabía la noticia.
— ¿Vas a extrañarme Lucy?—acaricié sus orejas haciendo que ronroneara. Estaba sobre el mesón de la cocina mientras preparaba el almuerzo. Sonreí un poco abrazándola—También te extrañaré pero volveré, ¿De acuerdo?
—No creo que pueda contestarte—miré a la persona que había hablado. Sonreí al ver que era Mayra, fui hasta ella abrazándola llevándome otra sorpresa cuando Lionel apareció con Dilara.
— ¡Felicitaciones!—chilló rodeándome con sus brazos de inmediato—Es una pena que debas irte, Naomi.
— ¿Qué...?
—Tuve que contarles—explicó Lionel dando un corto beso a mis labios. Al caer en cuenta de lo que me estaba hablando, comprendí.
—Espero conocer a mi sobrino o sobrina muy pronto—señaló Mayra con un guiñó de ojo.
— ¿Qué están haciendo aquí?
—Mayra prometió venir a verte, quise regresar en cuanto supe que estabas embarazada—explicó Dilara con una sonrisa dulce—Realmente me alegro por ambos. ¿Han pensado en lo que quieren que sea?
Lionel intercambió algunas miradas conmigo. No habíamos hablado de eso siquiera.
—Creo que estaremos bien con lo que venga.
—Opino lo mismo—apoyó Leo— ¿Te parece si las chicas se quedan hoy?
—Claro.
— ¡Lucy!—Dilara fue hacia la gata cargándola. Ésta parecía emocionada de verla— ¿Vas a dejarla también?
—No me digas que te la llevarás a casa—bufó Mayra. Recordé que tenía la cocina encendida, fui hacia ella apagándola—No creo que dure mucho con lo salvajes que son...
—Mi padre la cuidará, fue él quien me la regaló de niña—la interrumpí.
—Entiendo—Dilara la soltó al dejarla en el suelo. El animal comenzó a acariciar sus piernas— ¿Cuándo regresarás?
—Lionel dijo que sería en agosto—asentí sentándome en el comedor con ellos—No disfrutaremos tu embarazo. No es justo.
—Lo sé pero podrán disfrutar del pequeño cuando nazca.
—Creo que será niño—opinó Dilara—Esperemos que no sea tan obstinante como el padre.
—Muy graciosa.
—Y terco—siguió Mayra.
—Y arrogante.
—Y gruñón.
—De acuerdo, ya entendimos—las interrumpió Lionel tomando mi mano sobre la mesa. Aguanté una risita mordiendo mi labio.
—Intenta cuidarte mucho—pidió Mayra con una pequeña sonrisa—Las mujeres en estado son muy delicadas, no se trata de cualquier cosa, se trata de un niño que descansa en su vientre.
—Suenas como mamá—se burló su hermano ganándose un golpe en el brazo de su parte.
—Hablamos sobre eso, lo sé, tendré cuidado—una parte de mí se sentía conmovida de que aquellas dos chicas se preocuparan. No importaba si eran lobas o no, criaturas buenas o malas, importaba los sentimientos que tenían—Los meses pasan volando, en poco tiempo me tendrán aquí.
—Lionel debe avisarnos—recordó Dilara entrecerrando sus ojos de repente— ¿Aún tienes el collar? Pensé que no...
—Costumbre—me apresuré a decir. No quería dar explicaciones sobre el tema— ¿Todo bien con tus hermanos?
—No mucho—hizo una mueca. El rostro de Mayra cambió a uno serio, como si se hubiera dado cuenta de algo— ¿Ya has preparado tu maleta?
—Estoy en eso. ¿Quieren algo de beber?
—Té—se apresuró a contestar la chica— ¿Te ayudo?
—Claro—me levanté sintiendo una especie de tensión en el aire. Algo sucedía con Mayra, lucía tensa, Lionel en cambio pareció no haberlo notado.
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