OO7: Juguete sexual
Pareja: Hitoshi Shinso x Kaminari Denki.
Autora: NatsukiHaru
Día 7.
« Experimento del Placer »
Estaba incómodo como nunca antes en la vida había estado incómodo, su novio tan cruel como siempre y tan pervertido como nunca se le había ocurrido esa brillante idea que ahora lo mortificaba a niveles que no se imaginó jamás, claro estaba que él mismo había cavado su propia tumba con su insistencia de querer experimentar. Si tan solo pudiera viajar en el tiempo antes de que todo eso sucediera estaba seguro de que se cerraría la boca de un puño si fuera necesario.
El estúpido tren dio un movimiento brusco y él solo pudo sostenerse con fuerza de las correas de su mochila mientras en su interior despotricaba contra su novio con palabras tan sucias como el basurero detrás del local de comida marina donde trabajaba de mesero.
Para entender la situación en la que se encontraba Kaminari Denki, es necesario ir un día atrás en el tiempo donde el rubio de ojos ámbar aún no sabía que sus palabras marcarían su propia perdición.
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—Vamos Shinso, siempre es lo mismo entre nosotros, tú arriba, yo abajo, mete y saca para al final corrernos. ¿Acaso no te gustaría un poco más de diversión? —dijo el rubio mientras veía con un puchero el techo de sus habitaciones.
—No le veo ningún problema a eso, la fórmula funciona, ¿o es que te quejas de cómo lo hago?—Era más que obvia la respuesta que recibiría el joven de cabello violeta y ojos púrpura, pero tenía la esperanza de estar equivocado.
—Pues sí, eso es lo que digo —dijo Kaminari sacándole una mueca a su novio—. Quiero algo más.
Denki no tenía queja alguna en su relación, Hitoshi Shinso era un chico agradable, cortés, apuesto e inteligente, y a pesar de su carácter serio que rayaba en lo frío era alguien realmente amable.
El rubio había amado cada uno de los dos años de relación que llevan, nunca iba a olvidar el día en que se conocieron, su primer encuentro fue como una escena de película.
Kaminari había estado caminando con sus amigos rumbo a su siguiente clase, cruzando el edificio de medicina de un lado al otro. Él, como siempre, le había parecido buena idea caminar sobre los pequeños muros que protegían el jardín, entonces tropezó con sus propios pies yéndose de bruces al suelo, sin embargo, su caída fue interrumpida por unos fuertes brazos, los de su ahora novio Hitoshi.
Después de perseguir al joven como un acosador, según la opinión de su amigo Bakugo, el rubio logró conseguir una cita con el pelivioleta y posteriormente una relación.
Si bien en el campo amoroso Kaminari sentía que se había ganado la lotería, en lo sexual la historia era otra. ¿Y quién podría culparlo si siempre estaba escuchando a sus dos amigos hablar de sus muy emocionantes aventuras sexuales? Denki quería un poco de eso en su vida, aunque fuera una simple probada.
—Corazón no te pido que tengamos sexo salvaje y alocado, lo que quiero es solo un poco de emoción —pidió Denki, pero solo recibió un gruñido de molestia de su novio, para después verlo levantarse de golpe y empezar a vestirse—. ¿Te enojaste?
—Me voy a mi casa con mi monótona forma de tener sexo —dijo Shinso poniéndose el pantalón.
—¡Tienes que estar bromeando! ¿Qué hay de malo en que te pida más? —preguntó el rubio indignado sentándose en la cama cubriendo su desnudo cuerpo con las sábanas de Pikachu.
—¡Desde hace una semana no paras de hablar de cómo tus amigos se meten mano hasta en la biblioteca de la universidad! —gritó el Shinso llegando al límite—. ¡Si tanto te gusta la forma en que lo hacen ellos ve y pídeles que te incluyan, no vengas a molestarme a mí!
—¡Sal de aquí! —ordenó en un grito el rubio antes de cubrirse con las sábanas. Varios minutos después oyó la puerta de la habitación ser cerrada.
Luego de eso solo hubo malestar, malestar y reflexión. ¿Quién fue el que actuó mal? ¿Quién era el que estaba equivocado?
—Por supuesto que él —dijo Kaminari dando la décima vuelta en la cama sin poder dormir—. Yo solo le dejé saber lo que quería.
Unas cuantas vueltas más y un poco más de reflexión hizo al rubio sentarse de golpe en la cama para agarrarse el cabello con ambas manos.
—Fui un idiota, ¿cómo vine a decirle algo así? —concluyó al final sintiéndose como una basura—. Debo disculparme con él ahora mismo.
Salió de la cama con rapidez y buscó entre su ropa esparcida por la habitación su celular, al encontrarlo inmediatamente lo desbloqueó solo para quedarse viendo la pantalla fijamente.
—Son las tres de la mañana, si lo llamo a esta hora solo lo enojaré más —dijo antes de caminar de regreso a su cama y tirarse en esta—. Creo que lo mejor es levantarme temprano, hacerle un delicioso bentō y poner mi mejor cara de cordero a medio morir.
Pudo dormir por fin con esa idea en mente, pero sus planes se fueron al caño cuando a la mañana siguiente, justo en el momento en el que estaba preparando el arroz para los bentōs, la puerta de su apartamento fue tocada antes de ser abierta sin darle tiempo de dar su permiso.
—¿Shinso? —dijo el rubio al ver a su novio entrar en su diminuta cocina.
—¿Ya estás listo para salir? —preguntó el pelivioleta mirando a Denki con su pantalón de jean clásico y su camiseta roja con estampados de rayos.
—Sí, sólo falta que termine el arroz —contestó Kaminari aún sorprendido, pero rápidamente salió de su impresión—. Shinso, corazón, tengo que pedirte una disculpa por lo de ayer porque fui un verdadero idiota y...
—Te perdono —dijo Hitoshi sin dejarlo continuar y sonrió antes de proseguir—, pero con una condición.
—Claro, ¿qué quieres? —Apagando el fuego de la lumbre, Denki se acercó a su novio, pero grande fue su sorpresa cuando este le tomó del brazo para empujarlo contra el respaldar del viejo sofá de la sala de estar.
—Solo quédate quieto Denki.
—¿¡Qué haces!? ¡Shinso!
El pelivioleta lo ignoró y simplemente se dedicó a desabrocharle el pantalón antes de bajarlo hasta las rodillas junto con la ropa interior. Una mano fría se pasó por las redondas posaderas del rubio, quien de inmediato se puso tan rojo como el feo vinilo del mueble en el que se encontraba apoyado.
—¿Quieres vengarte? —preguntó el rubio con miedo justo antes de que una nalgada le fuera propinada haciendo salir de sus labios un pequeño chillido.
—Te perdonaré si puedes llevar esto todo el camino desde aquí a la universidad —indicó Hitoshi mientras ponía frente a los ojos de Denki un consolador de un tamaño considerable.
—¿Quieres que lleve eso dentro de mí en el viaje de cuarenta y cinco minutos en tren? —Estaba incrédulo, Kaminari realmente no podía creer que su tranquilo novio estuviera pidiéndole algo como eso.
—Exacto —afirmó Shinso y sin darle tiempo al rubio de replicar, pues ya tenía su consentimiento, bañó el pequeño círculo de músculos en medio de sus glúteos de lubricante antes de comenzar una tortuosamente lenta preparación.
Los gemidos de Kaminari lo llenaban todo, extrañamente se hallaba más excitado que de costumbre, estaba tan sumergido en la sensación agradable de placer que no se dio cuenta de que era penetrado hasta que la mitad del consolador ya estaba dentro de él.
—¿En serio haremos esto? —dijo en un jadeo el rubio.
—Tú eras el que quería hacer algo diferente —comentó con tranquilidad Shinso.
—Estás molesto, ¿cierto?
—Al principio lo estuve, pero después de pensarlo bien llegué a la conclusión de que sería divertido molestar a mi ratoncito eléctrico.
—¡Hitoshi Shinso! ¡Ese no es el punto!
Un gemido se interpuso en la réplica del rubio, el objeto frío fue introducido completamente dentro de él y otra palmada le fue propinada. Estaba completamente erecto, excitado y desesperado.
—No puedes correrte hasta que yo me deshaga de esto —comentó Shinso mientras le volvía a acomodar la ropa.
—¡Pero tú dijiste que solo era hasta llegar a la universidad! —exclamó Denki desesperado. ¿Tenía que resistir hasta volver a su apartamento? ¡Su pobre pene iba a reventar!
—¿Tus amigos ya lo hicieron en el baño y la biblioteca? ¿Qué me dices de la sala de estudios del edificio de biología? La que tiene la fotocopiadora dañada —preguntó el pelivioleta mientras ayudaba a su novio a levantarse—. Te estaré esperando allí, intenta no tardar.
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Un tortuoso viaje en el tren, una incómoda erección y el temor constante de ser descubierto con la carpa entre sus piernas, hizo del viaje un tormento para Denki. Ahora el rubio casi corría escaleras arriba hacia el cuarto piso del edificio de biología, aquella cosa en su trasero se movía dentro de él a cada paso haciéndole soltar delicados gemidos, para su suerte no había nadie a esa hora en el edificio o sino todos habían notado que pasaba algo extraño con su persona.
Al llegar al cuarto piso sus pasos acelerados resonaban estrepitosamente en las grises baldosas, la soledad del lugar le estaba poniendo los pelos de punta a Kaminari, pero quería deshacerse rápido del consolador y de paso de su terrible erección.
Un zumbido seguido de la sensación de algo moviéndose en su interior lo hizo dar un fuerte gemido mientras se sostenía de la pared, el placer que lo recorrió era demasiado y lo peor de todo, aquella cosa no se detenía.
—Denki, recuerda que no te puedes correr hasta que te lo quite. —Se escuchó la voz de Shinso salir de la sala de estudios al final del pasillo.
Kaminari no dijo nada, solo siguió avanzando a paso lento, rogando a sus rodillas no fallar y a sus pies avanzar. La sensación en su interior era estupenda, la excitación que ya traía consigo desde el momento en el que salió de su apartamento solo aumentaba su placer.
"Estoy en la universidad con un puto consolador enterrado en el trasero", pensó un sonrojado Denki mientras sonreía con picardía, dentro de su novio había un completo pervertido. ¿Acaso era legal ser tan perfecto?
Cuando por fin estuvo frente a la puerta, la abrió de inmediato entrando a la sala de estudio con rapidez para después cerrarla con seguro tras de sí. La velocidad del consolador dentro de él aumentó antes de que pudiera darse la vuelta para encarar a su novio quien lo abrazó desde la espalda y comenzó a besar su cuello con lentitud.
—Bien hecho Denki —susurró el pelivioleta en su oído.
—Sácalo por favor —suplicó Kaminari al sentir la lentitud con la que Shinso desabrochaba su pantalón.
—Desesperado —regañó Hitoshi, sin embargo, le hizo caso al rubio.
Rápidamente bajó su pantalón y bóxer antes de inclinarlo lo suficiente como para poder sacar de forma cómoda el consolador, pero no le dio tiempo a Denki de respirar pues en el instante en el que el objeto estuvo fuera lo penetro de una sola estocada y empezó un vaivén rápido y profundo, disfrutando del cálido interior de su novio, el cual lo apretaba más de lo normal.
—Veo que te gusto tu viaje en el tren —comentó Shinso entre gruñidos.
El rubio no le contestó, este solo gemía de forma contenida moviendo sus caderas al compás de las embestidas.
En una rapidez sorprendente los dos llegaron al orgasmo más arrebatador que alguna vez hubieran sentido, cayendo sobre el suelo al mismo tiempo, estando agotados, pero satisfechos. En ese momento ambos estaban seguros de algo, querían experimentar más cosas como esa.
—Blasty creo que alguien nos ganó —Se escuchó la voz de Kirishima al otro lado de la puerta.
—Intentémoslo luego esta noche, pelo de mierda —comentó Bakugo antes de que dos pares de botas se alejasen de la puerta—. Por cierto, ¡cara de idiota aprende a moderar mejor tus gemidos! ¡lo mismo para ojeroso!
Cuando los pasos se alejaron a tal punto que ya no se oían, ambos amantes soltaron a reír con carcajadas nerviosas mientras se abrazaban, aún con sus pantalones abajo y sus respiraciones agitadas.
—Es verdad lo que dicen en las películas, esta es la mejor manera de terminar una pelea —comentó Kaminari antes de besar a un sonriente Hitoshi.
Hola, soy Natsuki, dos días seguidos conmigo \(°o°)/.
Pasamos de lo romántico a lo rikolino.
Una temática fuerte la de este día, espero que les gustara esta historia ya me siento más suelta con esto de la escenas subidas de tono, pero no se pierde la vergüenza.
Nos leemos luego, los quiero.
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