OO5: Cuentos de hadas
Pareja principal: Katsuki Bakugo x Midoriya Izuku
Autora: -YESYESCHAN
Día 5.
« Calidez »
— ¿Qué pu...?
— ¡Bakugo-kun, no enfrente del niño!
La castaña recelosa con ambas manos cubre los oídos del ahora infante peliverde, quien estaba muy confundido, tanto que se podía visualizar en sus orbes esmeraldas pequeñas gotas cristalinas de lo asustado que estaba.
Uravity al ver esto se alejo, el peliverde al estar libre de la mano desconocida fue que corrió a los pies del rubio ceniza y se escondió detrás de ellos tratando de ocultarse de la mirada de todos tímidamente.
Katsuki no sabía que estaba pasando, a lo mejor fue porque hace tres horas atrás se había despedido con un beso de su novio antes de partir a su agencia.
— ¿Alguien me puede decir que mierda pasó con Deku?
— Un quirk.— comentaron todos al unísono, acostumbrados a este tipo de accidentes mientras que el rubio ceniza se palmeaba la frente agotado.
¿Por qué tuvo que pasar esto justo en su aniversario?
Bakugo Katsuki nunca había sido de celebrar alguna fecha en especifico, pero si era el día en que pudo declararse a ese hermoso peliverde con pecas tiernas en sus mejillas y por muy increíble que suene ser correspondido, era obvio que sería un día para celebrar y quizás, creer en los milagros.
Pero ese no era el caso aquí, hace dos años todos los estudiantes de la UA se graduaron y ejercieron su profesión con todas las oportunidades que se les presentaron. Apenas aún recién salido de la UA, llegó al ranking en el top diez de los mejores héroes de todo Japón.
No es por presumir, pero al rubio ceniza no le sorprende este logro a sus muy cortos 20 años y para añadirle más diversión a la competencia, tanto como el peliverde y el bicolor no se quedan atrás, ambos iban detrás de él en el mismo top siendo su fama aumentar con los meses.
En fin, muchas cosas, poco tiempo.
La cuestión aquí, ¿Por qué estaba viendo la versión pequeña de su novio?
Al menos lo recordaba porque eso explicaba porque se aferraba a su traje de héroe, dando leves tirones para así él inclinarse y tomarlo entre sus manos. Katsuki al tener al pequeño Izuku en sus manos fue que lo observó de cerca y viceversa, esas esmeraldas relucientes le miraban con un brillo especial, él lo conocía demasiado como para saber que estaba emocionado pero por alguna extraña razón permanecía callado.
Un "Aww" colectivo se escuchó en la sala, y Katsuki les gruñó en advertencia.
Sí, definitivamente sería un día muy largo.
.
.
.
Según los doctores, Deku volverá a la normalidad al final del día al ser un quirk débil y no tendría secuelas.
Era demasiado bueno para ser verdad. Pero, ¿Quién era él para quejarse? Solo debía cuidar de un infante alrededor de unos cuatro años, mientras debía de ser paciente.
Lo malo es que la paciencia y Katsuki no se llevan tan bien que digamos.
— Bakugo-san.
— ¿Qué quieres?.— preguntó arisco, mientras lavaba los platos sucios debido a la cena de hace unas horas servida.
Ignoro que el niño a duras penas se sentó en el comedor, y llevaba rato mirándolo como si fuese lo más interesante del mundo.
Si lo era, pero su mirada de niño le incomodaba.
— ¿Tienes libros?
Dejó su labor en pausa al estar extrañado por la pregunta del peliverde, volteó a mirarlo intrigado porque por amor al cielo. ¿Un niño de cuatro años preguntando si hay libros? Él recuerda que Izuku a esa edad solo se interesaba por ver a su héroe favorito en la televisión, nunca leer un estúpido libro... ¿O quizás...?
— ¿Ah?
El pequeño empezó a jugar con sus manos tímidamente luego bajó la mirada.— Quiero escuchar un cuento antes de dormir, mi mami siempre lo hace... ¿Puedes leerme un cuento, Bakugo-san?
Maldición, él no puede negarse a esos ojos.
— Dime Katsuki. Solo así te leeré el cuento.
El niño ladeo la cabeza para así empezar a hacer un mohín tierno, el rubio ceniza alzó la ceja nuevamente intrigado por esa expresión.
— Katsuki-san.
— Solo Katsuki.
— Uh, Katsuki me recuerda a Kacchan.
— Yo soy Kacchan, mocoso.
— No, no lo eres.
— Si, si lo soy.
El peliverde frunció el ceño intentando parecer enojado, pero a los ojos de Katsuki le era sumamente adorable hasta incluso estaba tentado a tomarle una foto de recuerdo, al mismo tiempo que sonreía con suma burla ante la situación.— Que no.
— Que si.
— ¡No!
— ¡Joder, que si!.— subió el tono de su voz asustando al infante.— Ahg, como sea. ¿Quieres que te lea el maldito cuento si o no?
— Kacchan no es tan alto, y no da tanto miedo...
Los hombros del rubio ceniza se tensaron a las palabras del infante, sintiéndose culpable pero al mismo tiempo maldecía al pequeño peliverde por ser tan terco ante sus palabras. Chasqueó la lengua demostrando su irritación e iba a retomar sus quehaceres y así quizás, el niño se iba a hacer cualquier otra cosa que le distraiga lejos de él.
O eso creyó.
— Pero si de verdad eres Kacchan... Eres muy cálido.
Está bien, no debería de sorprenderse tanto. Katsuki suspiro dejando todo en su lugar y sacar de su bolsillo su celular marcando un número.— Pelo de mierda, tráeme un puto libro de las pequeñas maravillas* o cualquier mierda..— y cortó la llamada.— Muy bien mocoso, anda a lavarte la cara antes de dormir.
— ¡Si!
El peliverde se perdió en el pasillo a una velocidad sorprendente, y fue allí cuando escuchó el timbre sonar para así aproximarse a abrir sabiendo quién era.
— ¡Bakubro!
— Si, si. El cuento.
El pelirrojo sacó de su bolso un libro celeste entregándolo al rubio ceniza sin dudar.— Tienes suerte, este era uno de los cuentos que Midoriya le leía a Eri cuando...
— Como digas, adiós.
— ¡Oi!.— Kirishima detuvo la puerta antes de cerrarse en su cara.— ¿No piensas invitarme a pasar? Hace frío afuera, muy mal hermano.
— Vete con el pikachu, para mi mal gusto eres mi vecino.
— Per-
Cerró la puerta de golpe, y se tomó el tiempo de ver al menos la portada del cuento.
Peter Pan.
Katsuki le dio una ojeada mientras avanzaba por el pasillo, y al escuchar al pequeño peliverde aún en el baño se recostó en la pared mientras analizaba los capítulos cortos del cuento preguntándose cuánto tendría que leer para que Izuku finalmente se durmiera.
Al menos son cortos. pensó el rubio ceniza con alivio, también tenía rastro de sueño colarse en sus ojos debido al agotamiento del día.
— ¡Ya termine, Kacchan!
— Muévete.— le indicó mientras caminaban hacia la habitación que compartían él y el peliverde.
Por ese día Katsuki dormirá en el sofá.
Izuku se subió a la cama matrimonial para así acostarse con emoción latente, y Katsuki se encargó de cubrirlo con la sábana gruesa que vestía a la cama anteriormente al ver que el peliverde se encontraba cubierto fue que se sentó frente a él.
— ¿Qué cuento leerás?.— preguntó Izuku ansioso, con una sonrisa grande.
— Peter pan.
La sonrisa de Izuku se amplió aún más, resplandeciente como unas perlas preciosas que incluso el Capitán Garfio robaría por ambición. Katsuki ante la nueva vista sonrió de lado y se aclaró la garganta dispuesto a leer.
— Capítulo uno: El comienzo de un increíble día.— comenzó con una tranquilidad muy inusual e Izuku prestó atención cubriendo la mitad de su cara con la manta.— Hace ya muchos años, tantos que la mayoría de nosotros pensamos que nunca ocurrió, llegó hasta una educada familia londinense... Un niño que poseía el quirk de no tener que nunca crecer.
— genial...— musitó Izuku maravillado.
— Ese pequeño, a quien alguien puso el nombre de Peter, se convirtió en poco tiempo en el símbolo de todos los soñadores, de aquellos que nunca quieren perder la magia que tiene ser un niño. Poco a poco su presencia invadió todos los hogares en donde había niños, les hizo soñar, y les recordó que la infancia es la época más maravillosa de nuestra existencia, especialmente si pueden realizar algún viaje al País de Nunca Jamás, esa segunda estrella a la derecha todo recto hasta el amanecer...
Al transcurrir una hora y media sumergido en la lectura infantil fue que Katsuki al ver por el rabillo del ojo que el espectador del cuento se había quedado finalmente dormido, con una pequeña caricia apartando los rizos verdes de su frente le dio un pequeño beso en la coronilla con el sentimiento de querer despedirse esa noche y cuando Katsuki estaba dispuesto a irse un leve movimiento brusco del niño hizo que lo viera.
Izuku se acurruco si más se podía entre las mantas en su cuello, dándole la espalda.
Katsuki con demasiado sueño salió de la habitación hacia la sala, arreglo a medias el sofá para así recostarse en el mismo y poder cerrar los ojos tranquilamente, dejándose caer en los brazos de Morfeo.
Los rayos del sol chocando con su rostro daba como indicación de que era un nuevo día, suspiró para sí mismo al sentir que las horas de sueño que logró tener fueron insuficientes para él pero parpadeo cuando sintió un peso extra en su pecho siendo el mismo que él abrazaba sin darse cuenta siquiera.
Al enfocar bien su vista fue que se encontró a Izuku dormido sobre él.
Y no, no al infante del día anterior, sino a su Izuku; el mismo adulto del que se enamoró.
Los mismos rayos del sol igualmente chocaban con las hebras verdosas con toques de color negro del chico haciendo que se vieran más brillantes que nunca, y mejilla pecosa estaba recostada sobre su pecho tranquilamente con los ojos cerrados, por fortuna su rostro daba espalda a la ventana evitando que la luz lo despertara.
Katsuki sonrió ante la vista, la misma que le encanta admirar cada mañana al despertar. Con una suave caricia en los brazos del contrario se relajó hasta caer nuevamente dormido, disfrutando de la calidez que solo su novio podía proporcionarle.
*Pequeñas maravillas. Otro término alternativo para "cuento de hadas" es "cuento maravilloso", del alemán Wundermärchen. Esta expresión atrapa una cualidad del género más elocuentemente que "cuento de hadas" o "cuento popular".
¡Buen día! Jess se reporta con un nuevo os. Siento que estoy entregando una tarea tarde^^;
Escribí todo de golpe, porque ayer me acorde que no tenía listo el día 5 y quede "Ay, valí" JAJAJ Espero les haya gustado, les deseo un lindo día y ¡Nos leemos luego!
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