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OO3: D'OH

Grupo: DekuSquad.
Mención leve de parejas: IidaTodo y Dekuchoka.

Autora: NatsukiHaru

Día 3.

« Pastel de Cumpleaños »

Un pastel, ¿qué podía salir mal con un pastel? Era harina, huevos, mantequilla, polvo de hornear, azúcar y alguna esencia, mezclas todo y lo metes en el horno hasta que esté listo. Bueno, sonaba fácil hasta que la alarma contra incendios comenzó a sonar haciéndole ir corriendo hacia la cocina para ver su carbonizado bizcocho.

Él tenía una misión, una única misión, debía llevar el pastel de cumpleaños para celebrar los 24 años de su amiga Uraraka Ochaco. Pudo escoger las bebidas, las decoraciones, los bocadillos o incluso la reservación del lugar, pero no, él tenía que pedir el pastel. ¿Cómo carajos se le ocurrió pedir el pastel cuando no sabe cómo hacer uno? Todoroki Shoto era un idiota, al menos así se sentía.

—Solo necesito un plan B —dijo antes de mirar la hora en el reloj de pared al lado del refrigerador.— Estoy perdido.

Eran las doce y quince de la noche, no había forma de que alguna pastelería estuviera abierta a esa hora, pero igual no había afán, podía ir al día siguiente después de sus clases, tenía tiempo. Él salía a las cinco de la tarde y la fiesta sorpresa sería a las ocho, lo lograría, de seguro que sí, nada malo iba a pasar.

Con aquella tranquilizadora idea en mente, Shoto echó a la basura el carbonizado bizcocho y suspiró con calma. Compraría el pastel más lindo que pudiese encontrar, ya no fallaría, él tenía una misión y estaba dispuesto a cumplirla, no iba a arruinarlo otra vez.

—Ya verás Uraraka, no te defraudaré.

Al día siguiente, ya por la tarde Todoroki aprendió la lección de no dejar todo para lo último, tres pastelerías y casi dos horas de búsqueda se lo dejaron más que claro. No encontraba un pastel y en la única parte en que halló algo simplemente no le alcanzaba el dinero.

—Soy un completo idiota. —se reprendió a sí mismo mientras pasaba una de sus manos por su particular cabello de dos colores, un lado blanco y el otro rojo.

Miró con sus bellos ojos de distintos colores las vías del tren, estaba desesperando para ese momento, tenía casi nada de tiempo y debía cruzar la ciudad para llegar a otra pastelería, rogando que en aquella ocasión si hallara algo, daba gracias al cielo que esta se encontrara bastante cerca al lugar de la reservación.

El tren llegó insólitamente con retraso, para colmo estaba repleto a reventar. Shoto fue literalmente empujado dentro con fuerza para que pudiera caber en este. Sentía que el aire le faltaba, tenía calor y algo de miedo por la mano que sospechosamente estaba muy cerca de su trasero.

Ese fue el viaje más abrumador e incómodo de su vida, duró exactamente cuarenta minutos, solo faltaban veinte para las ocho cuando por fin pudo poner un pie en la pastelería casi a punto de cerrar.

—Disculpe, ¿cuánto cuesta este pastel? —preguntó el bicolor señalando un lindo pastel color rosa claro, decorado con algunas fresas y arándanos.

El joven detrás del mostrador, el cual estaba a punto de cerrar caja para el momento en el que Todoroki entró, observó con molestia al bicolor antes de acercarse a este y mirar lo que señalaba.

—El precio lo tiene al frente.—dijo el muchacho sin educación alguna mientras rodaba los ojos.

—Lo siento.—El heterocromático estaba cansado y empezaba a sentirse torpe, aun así, no le agrado la actitud de quien le atendía.— ¿Me lo podría empacar?

Con el mismo desgano con el que le había hablado, el chico tomó el pastel y lo llevó a la parte de atrás de la pastelería para empacarlo en lo que el bicolor sacaba su billetera para pagar.

Algunos minutos después estaba de camino al restaurante con paso apresurado y muriéndose de frío, le quedaban menos de diez minutos para llegar.

Su celular sonó una y otra vez, no pretendía contestar, pero el incesante sonido lo hizo detenerse para atender la llamada. Con mucha dificultad, acomodó el pastel para poder sostenerlo con una sola de sus manos y sacar el aparato de su bolsillo.

Una vez contestó siguió caminando a toda prisa mientras llevaba el aparato a su oído listo para decir con un simple "hola", pero no pudo ni hablar porque el grito que provino del otro lado de la línea casi le rompe su tímpano derecho.

—¿¡Dónde estás Todoroki-kun!? ¡Uraraka- san está por llegar! —Era su amigo Midoriya Izuku quien había gritado casi al borde del pánico.

El peliverde novio de Ochaco, era un joven muy nervioso y dulce, demasiado amable para su propio bien, es por ello que Todoroki estaba seguro de que sería el mejor pediatra que pudiese existir.

—Estoy a algunas calles, es que casi no consigo el pastel, lo siento ya no tardo —aseguró el bicolor cuando por fin pudo regresar el celular a su oído.

—No corras con el pastel puede caérsete —pidió Izuku con voz desesperada.

—No te preocupes todo está bajo control —dijo el heterocromático en un intento de calmar a su amigo.— Nos vemos allá en unos minutos.

Colgando la llamada puso el celular de nuevo en su bolsillo para volver a sujetar el pastel con ambas manos. No le tomó mucho tiempo antes de ver al otro lado de la calle el bello restaurante decorado con luces blancas y algunos adornos navideños.

Pasó la calle casi sin cuidado alguno haciendo a los autos detenerse para sonar sus bocinas. Aquello le asustó, pero estaba más preocupado por llegar a tiempo, solo quedaban cuatro minutos para las ocho, su amiga estaba a punto de llegar.

De puro milagro logró pasar sano y salvo la calle para acercarse a la puerta donde le esperaba su novio Iida Tenya, un muchacho de cabello azul oscuro, alto, de hombros anchos y sumamente bien parecido, según el bicolor, quien le veía con el ceño fruncido mientras acomodaba sus gafas sobre su nariz con el regaño listo en la boca.

—Shoto como se te ocurre cruzar la calle de esa forma, pudiste...—Tenya no pudo continuar con su regaño, pues su novio le pasó de largo entrando directamente al local.

—¡Llegué! —gritó al ver a sus amigos importándole muy poco el resto de los comensales dentro.

—Justo a tiempo Todoroki-kun, Tsuyu-chan me acaba de mandar un mensaje —habló Midoriya ayudando a su amigo a sacar el pastel de la caja.— están a la vuelta de la esquina.

Pusieron las velitas con el número 24 en el pastel y se dispusieron a esperar a que la cumpleañera llegase.

—Ya la veo, está por entrar —comentó Yaoyorozu Momo sonriendo al ver el castaño cabello de Ochaco.

Cuando Uraraka entró lo primero que hizo fue fijar sus ojos en su grupo de amigos en un rincón del restaurante completamente decorado con globos, guirnaldas y un cartel que decía: Feliz cumpleaños.

—¡Sorpresa! —gritaron todos.

Hitoshi Shinso, un reciente amigo de Izuku, se acercó a la castaña para ponerle un gorrito de fiesta mientras los demás le cantaban Feliz cumpleaños.

Uraraka estaba felizmente sorprendida, había creído que todos olvidaron su cumpleaños pues ninguno de sus amigos la felicitó en todo el día, incluso hasta se enojó con Izuku por no recordar algo tan importante para ella.

El bicolor encendió las velas y se acercó a Ochaco, todavía cantando, para que esta las apagara, pero, para su mala suerte o por el descuido de uno de sus amigos, terminó por tropezar con un maletín tirado en el suelo haciéndole ir para adelante cayéndosele el pastel de las manos, el cual terminó a parar sobre el lindo vestido azul cielo de la cumpleañera.

El canto terminó de inmediato y todos en el restaurante posaron su mirada en la muchacha castaña quien tenía los ojos muy abiertos.

Todoroki miraba a su compañera sin poder creer lo que acababa de ocurrir, de pronto su rostro se puso completamente rojo y boqueó intentando hacer salir de sus labios alguna disculpa.

—¿Estás bien Uraraka-san? —dijo el peliverde a su lado acercándose a su novia quién parecía estar a punto de llorar por la vergüenza.

Cuando el primer sollozo brotó de la boca de la cumpleañera, Shoto no lo resistió más y solo salió corriendo del lugar sintiéndose como el ser más terrible del mundo.

—Estúpido, estúpido —murmuró Todoroki deteniéndose en la esquina de la calle mientras miraba a su preocupado novio correr hacia él— No vuelvo a decir que me encargaré del pastel.

Hola a todos, aquí aparecí yo, el fantasma del tercer día, soy Natsuki y me encargué de esta historia. No sé por qué cuando hago historias cortas casi todas se inclinan a algo un poco más relajado, pero bueno.

El lindo Shoto sufriendo por un pastel, esto sé me ocurrió al entender lo de D'OH, espero les gustara lo que salió de mi imaginación.

No siendo más nos leemos luego.

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