O26: Talla Grande
Pareja principal: Todoroki Shoto x Ochako Uraraka
Autora: -YESYESCHAN
Día 26.
« Llena de Amor »
Habían llegado a las 14hrs.
Y aún así llevaban más de dos horas con cinco minutos en el sector de compras del centro comercial de Musutafu.
Sí, Shoto contó cada mínimo segundo mientras aún sostenía con pesar cada bolsa y compra que había hecho su novia durante el recorrido.
— ¡Shoto, mira!.— exclamó Uraraka corriendo hacia el carrito de helados.
De nueva cuenta el bicolor suspiro al ver la rapidez con la que la castaña se había ido de su lado, manteniéndose callado se acercó a paso lento y cuando estuvo frente al vendedor que le ofrecía algunas muestras a su novia, fue que se detuvo para admirarla.
La castaña tomó entre sus manos la pequeña cucharilla de plástico ofrecida y con el helado color celeste en ella la aproximó hacia su boca, luego de saborearla ronroneo gustosa.
— ¡Está delicioso! Cariño, prueba esto.
Shoto parpadeo al visualizar lo que quedaba de helado en la misma cuchara hacia su dirección para así desviar la mirada del objeto hacia la que le pertenecía a la castaña, encontrándose con esos orbes cafés tan brillantes, únicos y cálidos que sin dudarlo le regaló una sonrisa cerrada sintiéndose afortunado.
Acepto el gesto, y probó el helado. Al estar degustando el dulce entre sus papilas gustativas cerró los ojos ya que al sentir la mirada intrigante de Uraraka encima suyo supo que estaba esperando algún comentario, se mantuvo en silencio disfrutando de su curiosidad.
— ¿Y?
— ¿Es de menta?.— Uraraka afirmó rápidamente en respuesta.— no está nada mal, quiero una.
— Muy bien, quiero dos de este sabor, por favor.— pidió la castaña dirigiéndose ahora al señor, quien con una sonrisa imborrable les vendió el alimento congelado.
Luego de agradecer el servicio, la pareja se dirigió hacia un costado del carrito de helado dispuestos a disfrutar de sus pedidos. Shoto colocó a un lado las bolsas, y al voltearse hacia su acompañante vio como le extendía su helado ya que al tener las manos ocupadas su novia tenía los dos helados en sus manos, en espera del bicolor.
Uraraka con una gran alegría comenzó a comerse el suyo, dirigió la mirada hacia el frente observando a la gente pasar para luego subirla hacia el cielo azulado que estaba sobre sus cabezas, aquella que pasaban nubes blancas de varias formas y tamaños mientras tarareaba una canción cualquiera y todo bajo la atenta mirada heterocromática de Shoto.
Era un ambiente cómodo, tranquilo y agradable el que los envolvía. La castaña distraídamente tomó la mano libre de Shoto, y esté afianzó el agarre, otorgándole amor con una simple caricia.
— El clima está perfecto.
— Si.
— ¿Alguna vez te has preguntado a qué huelen las nubes?
— No, ¿Tú sí?
— Sonará gracioso pero siempre pensé de pequeña que las nubes huelen y sabían a algodón de azúcar.— comentó con gracia al regresar la mirada hacía su novio y ocultó su sonrisa detrás de su helado con cierta pena.— años después descubrí que no era así.
— Es normal.
— Mi papá tiene un amigo que estudia la consistencia del cielo y las nubes, creo que es un ¿Técnico ambiental? o.. ¿Era un educador ambiental?, bueno no lo recuerdo...
— ¿Te refieres a Técnico en Medio Ambiente y Educador Ambiental?
— ¡Eso! ¿Cómo sabes?.— preguntó la castaña curiosa.
— Eso es una carrera.
— ¿¡En serio!? Bueno, lo que quiero decirte es que él nos visitó y me contó muchas cosas interesantes de las nubes, ¿Sabes lo que me dijo?
Shoto rió bajo enternecido.— No, ¿Qué te dijo?
— Me dijo que las nubes no se disponen en el cielo al azar, sino que están ahí arriba por algo en concreto, mandándonos señales y que nosotros sepamos interpretar estas señales que nos mandan puede tener mucha importancia en nuestras vidas.
Shoto afirmó escuchando atentamente, luego desvió la mirada hacia el helado sin terminar de la castaña al percatarse que se derretía y lo señaló.— Tu helado.
Uraraka chilló sorprendida al sentir parte de sus dedos pegajosos, con rapidez intentó comerse lo que quedaba del postre hasta que finalmente terminó con la copa de galleta crujiente.
— Iré a pedirte una servilleta.
— ¡No es necesario!.— exclamó después de terminarse de comer el último pedazo de galleta, y lamer sus dedos infantilmente.— ¿Ves? Problema resuelto.
El bicolor negó divertido.— Igual lo haré, también necesito una de todos modos.
Después del pequeño momento que tomaron, retomaron el camino y Shoto cargó entre ambos hombros y manos las bolsas con tranquilidad. Uraraka se ofreció nuevamente en ayudarlo pero el bicolor se negó ya que la castaña iba con dos bolsas, argumentó que eran livianas.
El cielo en las cercanías del horizonte comenzaron a cambiar de color, y en lugar del anterior color azul que minutos atrás estaban admirando presentó tonalidades amarillentas, anaranjadas y rojizas. Los candilazos* que acompañaban a aquel crepúsculo era sorprendente y hermoso a la vista de todo aquel que estuviera presente.
Casi daban por terminada su cita de aquel día, pero antes de irse y que todas las tiendas de ropa cerrarán algo llamó la atención de la castaña. Uraraka tomó el brazo de Shoto para así guiarlo hacia la tienda que aún se encontraba con las puertas abiertas y luces encendidas, otorgándoles a sus muestras y maniquís cierto brillo llamativo.
Al ingresar Uraraka corrió hacia el mostrador, mientras ella hablaba tranquilamente con la chica encargada de atenderlos Shoto fue a sentarse en una de los sillones cerca del probador sabiendo lo que se avecinaba, después de todo, cada vez que se adentraban a una nueva tienda él no podría salir de allí hasta que la castaña se decidiera por lo que se iba a comprar.
El bicolor se deshizo de las compras con una expresión de aparente tranquilidad, como siempre inmune a las miradas de soslayo que recibía de algunos clientes.
Con cierto desinterés se dejó caer en el mueble junto a las bolsas, y suspiró agotado. Sin darse cuenta que la castaña había pasado con varios atuendos para probarse e ingresar al vestidor.
Shoto al transcurrir unos minutos mirando el techo, fue que la voz de su novia lo sacó de su ensoñación.
— ¿Qué opinas?
La mirada heterocromática viajó del techo blanco hacía la figura femenina que modelaba frente a él, ladeó la cabeza sin mostrar alguna sorpresa en su apacible expresión.
Uraraka tenía puesto un vestido rosa claro. El vestido era sencillo sin dejar de ser elegante abarcando su figura sin problemas, sin tirantes y con un escote de lentejuelas invadiendo el mismo hasta perderse en su cintura.
Sin lugar a dudas...
— Eres hermosa.
El sonrojo invadió sus mejillas regordetas, más de lo habitual.— ¿Y el vestido?
— Te queda bien.— comentó Shoto tranquilamente.
— ¿Solo bien?
Nuevamente Shoto ladeo la cabeza confundido al visualizar la expresión dudosa de su novia, luego de que él se quedara en silencio volteo a analizarse en el espejo frente a ella con una mirada de disconformidad e inseguridad.
— No, me hace ver gorda. Me iré a probar otro con una talla menos.
El bicolor no pudo añadir más cuando Uraraka se volvió a encerrar en el probador, dejándolo con la palabra en la boca.
Shoto se preguntó si había escogido las palabras equivocadas.
— ¿Y este?
Ahora fue presentado ante él un vestido de dos piezas, camisa sin mangas que llegaba a rodear hasta el cuello de la castaña y dejaba al descubierto por milímetros su abdomen. La falda se acentuaba a su cintura hasta caer con gracia hasta sus rodillas.
En esta ocasión Shoto tardó en responder.
— Me queda mal... ¿cierto?.— Shoto negó de inmediato.— No me mientas, Shoto.
— Es solo que la belleza que irradia en ti al pasearte con aquel vestido me deja sin palabras, por lo excelente que te queda.
Uraraka abochornada hace movimientos erráticos con su mano derecha mientras que con la izquierda cubría su mejilla y todo cerrando los ojos, evitando verlo por lo bien que le hicieron sentir sus palabras pero cuando desvió su mirada café hacia el espejo, Shoto detectó nuevamente la misma mirada de hace unos minutos atrás.
— Mejor me pruebo otro...
Un suspiro escapó de el heterocromático apenas la chica volvió a encerrarse en el probador, y luego de pensarlo mucho, Shoto recordó uno de los varios consejos de Natsuo para ese día.
— ¿Qué tal este?
— Me encanta tu camisa, creo que combinaría a la perfección con mis sábanas.
Un breve silencio los rodeó.
— Shoto es un vestido, no una camisa.— comentó Uraraka para luego volver a perderse de su vista nuevamente.
Suspiró nuevamente preguntándose que había dicho ahora mal, y luego recordó que Fuyumi le había dicho que no siguiera los consejos estúpidos de su hermano.
¿Cómo pude olvidarlo? Fuyumi me había preparado justo para esta situación.
— ¿Qué te parece ahora este?
Un nuevo vestido fucsia con un diseño floral camuflado con el color, nuevamente sin tirantes y cubría sus brazos hasta las muñecas, dejando el pecho cubierto del mismo diseño hasta la cintura y la falda con solo el color llegaba hasta su rodillas con libertad.
Shoto de inmediato se levantó en silencio, acercándose hacia Uraraka quien se encontraba concentrada en su figura en el espejo.
— Sí, estoy de acuerdo. Es demasiado para mi figura, me hace sentir con más kilos encima.— comentó con una mueca triste, toqueteando de vez en cuando su barriga dando por hecho que estaba gorda y nada le quedaba bien.
Uraraka hasta considerando ir en jeans y camisa holgada a la fiesta de cumpleaños de su amiga Momo, ella piensa que nunca podrá ser digna de vestir tan elegantes vestidos como los que porta la pelinegra que hasta logran cautivar a cualquiera.
Si, definitivamente nunca seré...
Unos brazos externos rodearon su cintura para después ser apegada hacia el cuerpo de su pareja, quien al tener entre sus manos a la castaña se recargó en ella y colocó su mentón entre su hombro izquierdo para después mirarse mutuamente a través del espejo.
Shoto mostró una sonrisa abierta, aquella que solo Uraraka Ochako logra ocasionar en él.
— Uraraka, cariño, eres la más linda, la más hermosa y también la más preciosa novia. Que nada en este mundo te haga pensar lo contrario pero tranquila, cuando tengas dudas aquí estaré para recordártelo.
A Uraraka de repente le picaron los ojos, y colocó sus manos encima de las de su novio, enternecida hasta la médula.
Como dice la frase: Ella no esta gordita, solo está llena de amor. Un amor tan grande como el de su novio es tan incondicional, que logra hacerla sentir completa.
*Ocasionalmente los colores cálidos del crepúsculo son muy intensos, lo que hace recibir el nombre de candilazos.
¡Saludos preciosuras! Si existen personas que shippean a la cara redonda con Kacchan ¿Por qué yo no puedo shippearla con el mitad mitad?
¿Lo irónico de este os? Es que a mi no me gusta el helado de menta XD pero si mis personajes me dicen que quieren comer helado de menta, pues helado de menta tendrán.
El final de este libro está a la vuelta de la esquina, ¡Nos leemos luego!
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