Reto de amor
Él era un villano, ella una heroína, pero el destino los junto, quién sabe si para amarse u odiarse, pero ambos tenían una cosa clara, tenían fuertes sentimientos hacia su contrario.
Shigaraki, quién le había pedido una cita a Itami, la acompañaba a casa después de cenar, con un brazo alrededor de su cuello y otro en el bolsillo, ella, simplemente, lo miraba, esperando alguna palabra hiriente.
- Deja de mirarme- sentenció el más alto- ya sé que soy horrible.
- Eres guapísimo... pero no es por eso- Shigaraki la miró- ¿Quién te puso el reto? ¿Dabi? ¿Twice?
- ¿Reto?- Itami asintió- ¿Crees que me han obligado a salir contigo?- asintió de nuevo- Bueno... realmente no te equivocas, me obligaron a pedirte una cita.
- Lo sabía- respondió ella cabizbaja.
- Yo no me atrevía a hacerlo, me ponía nervioso al pensar en que pudiésemos estar a solas... es la primera vez que me enamoro, Itami- tras estas palabras a la chica le brillaron los ojos- y me gustaría que fuese la última- y la besó- se mi novia.
- ¿Novia? Yo... em... vas a tener que soportar como me enamoro de otros y otras, como miro sus fotos sin camiseta... o sin ropa, como intento besarles o lo consigo.
- Ya lo sé, me pondré celoso, pero tú eres así y me gusta, te da igual lo que piensen de ti, solo prométeme que jamás me abandonaras.
- Lo prometo- y le dio otro beso.
Poco tardaron en llegar a la casa de la chica, era momento de despedirse, pero ninguno quería. Se miraban aun abrazados, hacía algo de viento y la temperatura era baja, pero no tardó en aumentar ante las palabras de la azabache.
- Mis padres no están en casa.
Quién sabe cómo fue que llegaron a la cama, pero allí estaban, con solo la ropa interior, besándose, tocándose, expresando amor y deseo al mismo tiempo.
Las manos de Shigaraki, cubiertas en parte por los guantes que le regaló su, ahora, novia, bajaron hasta las bragas de la chica y se las quitó en un momento, al igual que el sujetador, que desapareció segundos después. La observó, desnuda bajo su cuerpo.
- Eres preciosa- y se dispuso a morderle el cuello, dejándole chupetones en él.
Su boca fue a parar a uno de los senos de la chica, mientras que su mano masajeaba el otro. Para Itami, aquel tortuoso placer la volvía loca, necesitaba más.
Las manos de ella tampoco estaban quietas, se deshizo de la última prenda que los separaba y agarró el miembro de su novio, guiándolo a donde quería estar.
- Espera, ¿así sin más? Te va a doler.
- Me da igual, te necesito Tomura- rogaba ella con cara de cachorrito.
- ¿Sin protección?
- Luego me tomo una pastilla, y si es por las ETS, estás limpio
- ¿Cómo lo sabes?- se asustó el peliazul.
- Eh... cosas mías.
Tampoco le dio más vueltas al asunto y la penetró con fuerza, logrando que Itami diera un pequeño grito al sentirlo en su interior. Comenzó a moverse lento, esperando a que el cuerpo ajeno se acostumbrase a los movimientos para comenzar con su tortura. Una vez pasó aquello, la azabache necesitaba más.
- S-Shigaraki...- gemía rogando por más.
- Dime aquello que quieres- su mirada estaba llena de lujuria.
- Shigaraki, por favor...- apenas podía hablar, y odiaba verse tan vulnerable, rogando por más. Gruñó al sentir como él dejó de moverse y salió de ella.
- Dime lo que quieres o me voy- ella lo miró, totalmente sonrojada, le daba vergüenza, pero debía decirlo.
- Fóllame duro.
Ante tal petición, el peliazul la tumbó bocabajo en la cama, pero con el culo levantado. Sin pensárselo dos veces la embistió con más fiereza que la vez anterior y comenzó a moverse de forma brusca.
- ¡Ahhh!- Shigaraki le acababa de dar una nalgada- por dios- volvió a gemir- Shigaraki...
- Ese no es mi nombre- dijo mientras ralentizaba sus embestidas.
- T-Tomura...- La volvió a embestir duro, haciendo rechinar la cama. Ella mordía la almohada intentando acallar sus gemido, imposible- dios Tomura...
- Eso es perra, di mi nombre- mientras la embestía, una mano se agarraba a su cadera y la otra agarró su pelo, tirando de él para levantarle la cabeza y poder morderle el cuello.
- Q-quiero verte... la cara, Tomura.
- No...- ante la negación, Itami frunció el ceño- no hasta que digas lo que eres.
- ¿Lo que... soy?- intentaba hablar entre jadeos.
- Eres mi perra, mi maldita perra- le colocó sus manos en el cuello, ahorcándola- dilo.
- S-soy... tu perra...
Shigaraki le dio la vuelta y la embistió cada vez más rápido y más fuerte, mientras que ella le arañaba la espalda. Al poco rato ambos llegaron al orgasmo, liberando él su semilla en el interior de ella, pero daba igual, después se tomaría una pastilla, ¿verdad?
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