Cuarentena con Kirideku
Año 2040, un nuevo villano amenaza al mundo entero. No es un villano normal, es un virus, el coronavirus, también conocido como covid-19. Ante esta biológica amenaza, los gobiernos de casi todo el mundo se han visto obligados a imponer un estado de alarma, así como la prohibición de salir a la calle a menos de que sea imprescindible.
Ya llevaban más de cuarenta días de cuarentena, y los que quedaban por venir. Cada familia lo afrontaba como podía.
En una no muy pequeña gran casa japonesa, vivían en compañía dos héroes, uno era el símbolo de la paz, Deku, mientras que el otro era su marido y amante Red Riot.
Era bastante pronto, las ocho de la mañana más o menos, en el domicilio de los Kirishima todos dormían plácidamente, excepto dos de sus hijos. De pronto un olor a humo inundó la casa, despertando casi al instante a ambos progenitores, que salieron rápidamente al gran jardín de su casa.
Una vez en el exterior se encontraron con su hijo mayor, Dansei, que "peleaba" con una gran dragón negro de ojos rojos, su hermano menor, Ryu. Era una tradición de ambos hermanos enfrentarse a escupirse fuego encima, y por muy fuerte que fuese el menor, nunca ganaba a su hermano.
- ¡Dansei! ¡Ryu!- gritó su pelirrojo padre, ambos hermanos lo miraron al instante.
- Chicos, es muy pronto para vuestras peleas, y sabéis que en casa está prohibido el fuego desde que quemasteis el pollo de Navidad- esta vez fue el pecoso quien habló.
- Lo sentimos mucho- se disculpó el mayor.
Decidieron entrar a desayunar, puesto que el caos del jardín les quitó el sueño. Una vez en la cocina todo era un caos, los cubiertos volaban a causa de la telequinesis de Chikara, mientras que su hermano gemelo, Kodo, intentaba, inútilmente, preparar unas tortitas.
- ¡¿Qué ha pasado aquí?!- Deku estaba horrorizado ante el desastre que había en su cocina, masa de tortitas goteaba del techo, mientras que ambos gemelos iban llenos de harina.
- Buenos días- sonrió Kodo intentando quitarle leña al fuego
Desde lo alto de las escaleras el pequeño Same reía al ver lo irresponsables que eran sus hermanos, aunque el no era mejor, siempre se metía en algún lío. Únicamente su hermano Kuro era responsable, seguido de los lanzafuegos familiares, y por último iban los gemelos dinamita junto al tiburón, que eran un desastre.
- Vale, vale, no pasa nada, os daremos un baño para quitaros la harina y la masa- el peliverde intentaba no alarmarse, pero este confinamiento hacía desearle volver a romperse los huesos.
- Yo me encargo de Kodo, Dasei, curale las quemaduras a tu hermano- habló el pelirrojo al ver que, una vez más, Ryu se había hecho leves quemaduras a causa de su pelea con su hermano mayor.
Todo se hizo según se mandó, Deku lavó a Chikara, Kirishima a Kodo, Dansei curo a Ryu y Same recogió el desastre como castigo por reírse.
Una vez todos hubieron desayunado a excepción de Kuro, quien seguía dormido a pesar del jaleo que había en aquella casa, todos salieron al jardín, donde tenían una gran piscina, el único lugar en el que toda la familia al completo se encontraba a gusto.
Same fue el primero en entrar, amaba bañarse. Todo eran risas, pasaron en el agua toda la mañana. Kuro no tardó en bajar al escuchar el chapoteo del agua. El problema fue cuando a los seis hermanos, y al varonil padre se les ocurrió la maravillosa idea de comer pizza.
El pecoso peliverde salió del agua el primero, entrando a la casa seguido de su marido, pues ambos harían la comida, y así fue, entre besos y caricias hicieron dos pizzas, una tamaño normal, y otra gigante.
- ¡Que asco, se están besando!- exclamó Kodo con una mueca asqueada
- Eso significa que se quiere mucho- los excusó el mayor de los Kirishima
- Sigue dando asco
- A mi me parece muy bonito- añadió Ryu con un leve sonrojo
- ¡Tu quieres besar a la hija del tío Kacchan!- le respondió su gemelo mientras se abalanzaba sobre él
- NO- su sonrojo aumento
- ¡Mirad!- todos miraron a la dirección en la que Kodo señalaba, observando como Eijiro besaba el cuello de Izuku mientras su mano se introducía por su pantalón. Todos, inmediatamente, hicieron una mueca de asco.
Una vez la pizza estuvo lista, ambos padres llamaron a todo sus retoños a la mesa, seis críos hambrientos pedían con impaciencia la comida. Kirishima, haciendo uso de su quirk, colocó la gran pizza sobre la mesa, recibiendo varios mordiscos de sus hijos una vez se abalanzaron sobre la comida.
Regresó con su esposo, y ambos disfrutaban de su pequeña pizza en la cocina mientras sus hijos destrozaban el comedor entre gruñidos y gritos.
Tras terminar la comida, una vez hubieron limpiado todo lo anterior llegó una temida situación, elegir una película para ver en familia aquella tarde de verano.
El peliverde preparó unos cuantos kilos de palomitas mientras que el pelirrojo sorteaba la peli entre las diferentes opciones que había, ocho para ser exactos: Titanic, por parte de Deku, Kirishma eligió Acero Puro, Dansei quería ver El Rey Arturo, Kuro eligió Annabelle Creation, Chikara quería Star wars, Kodo prefería Karate Kid, Same eligió Tiburón, mientras que su gemelo quería Eragon. Tras el sorteo fue Kuro quien gano, por lo que la familia entera tuvo que una espeluznante película de miedo.
Todo se resume en gritos de terror por parte de Chikara, Ryu y Dansei, quien tienen la parte genética más Arriagada a Deku, quien también gritaba de terror. Todo finalizó con Kodo y Same escondidos tras Kuro mientras veían el final por encima de sus hombros y este reía por lo cobardes que eran sus hermanos, los tres anteriores abrazados cubriéndose con una manta y Deku abrazado a Kirishima, que le acariciaba la espalda.
El día llegaba a su fin y llegaba ese momento que ambos padres temían, el momento de acostar a sus hijos.
- Bien, cada uno a su sitio- ordenó el pelirrojo
- Kuro, duerme conmigo- rogó su hermano mayor a causa del miedo de la película
- Eres un medica, se supone que tu deberías protegerme
- Vete a la mierda y duerme conmigo
-Esta bien- ambos hermanos fueron a la habitación del mayor.
Por otro lado el pequeño Same fue a dormir a la habitación de los gemelos mayores, dejando a Ryu solo.
En el cuarto del matrimonio Izuku abrazaba fuertemente a Eijiro, tenía miedo de que aquella diabólica muñeca le hiciese algo, pero su marido lo conseguía calmar. Por su puerta apareció su pequeño y pecoso retoño, Ryu.
Se acostó en medio de la gran cama, con sus padres a ambos lados, tenía miedo, pero sabía que, pasase lo que pasase, ellos estarían con él, al igual que sus hermanos.
Y esto es un día normal de cuarentena en casa de los Kirishima.
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