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Capitulo 15

El sol de la mañana se filtraba a través de las cortinas de la habitación de Yaito, iluminando cada rincón con una cálida luz dorada. Yaito se encontraba frente a su espejo, ajustando cuidadosamente el uniforme de la U.A.. El distintivo traje azul con líneas verdes lo hacía sentir una mezcla de nervios y emoción. Hoy era el día en que su sueño de convertirse en héroe comenzaría a hacerse realidad. Miró su reflejo por un momento, sus ojos brillaban con determinación.

Yaito: Por fin llegó el día... —dijo en voz baja, una sonrisa llenando su rostro.

Giró hacia su escritorio, donde había una foto enmarcada. En ella, aparecía junto a su madre, su padre y su hermana, todos sonriendo en un día soleado. Era uno de esos momentos felices que siempre guardaba en su corazón. Yaito tomó la foto entre sus manos y la observó con cariño, sintiendo la presencia de su familia, incluso de su padre, quien siempre estaba ausente por trabajo.

Yaito: Gracias a ustedes por confiar en mí... Prometo dar lo mejor de mí cada día.

Colocó la foto de vuelta en su lugar, tomó una bocanada de aire y salió de su habitación con paso decidido. Al llegar a la sala, encontró a su madre Katsumi y su hermana mayor Emi esperándolo. Ambas lo miraban con orgullo y emoción. Katsumi tenía los ojos vidriosos, no podía creer lo rápido que había crecido su hijo.

Katsumi: Mi pequeño héroe, estás tan guapo con ese uniforme. —dijo con una sonrisa mientras se acercaba a él.

Emi le sonrió con una mezcla de alegría y nostalgia. Para ella, Yaito siempre sería su pequeño hermano, pero verlo así, tan decidido y seguro, le llenaba el corazón de orgullo.

Emi: Hoy comienza una nueva aventura, hermanito. Recuerda divertirte y no dejar que nada te detenga.

Antes de que Yaito pudiera responder, ambas se acercaron y le dieron un beso en cada mejilla, deseándole suerte en su primer día en la academia. Yaito sintió el calor del cariño de su familia envolviéndolo; era justo lo que necesitaba antes de dar ese gran paso.

Yaito: Gracias, mamá... Gracias, Emi. Prometo dar lo mejor de mí.

Katsumi lo miró con ojos llenos de amor y, sin poder contenerse, lo abrazó con fuerza. Era su manera de decirle que siempre estaría allí para él, sin importar lo que sucediera.

Katsumi: Estamos tan orgullosas de ti, Yaito. No olvides que siempre tendrás un hogar al cual volver.

Con el corazón lleno de esperanza y amor, Yaito se despidió de su madre y hermana, dirigiéndose hacia la puerta con una energía renovada. Sabía que ese día no solo comenzaba su camino como héroe, sino también la promesa de cumplir los sueños que su familia había depositado en él.

Al salir de casa, Yaito miró al cielo despejado, el sol brillando como una señal de buenos augurios. Aquel era solo el inicio de su gran aventura.

Yaito salió de su casa con un entusiasmo que no podía contener. Cada paso que daba hacia la academia lo llenaba de emoción, pero antes de eso, tenía un pequeño desvío que hacer. Corriendo por las calles, los recuerdos de todo lo que había pasado hasta ese momento pasaban por su mente: los años de esfuerzo, el apoyo incondicional de su madre y hermana, y la reciente alegría de haber sido aceptado en la U.A. Todo parecía valer la pena ahora.

Mientras corría, no podía evitar sonreír, sintiéndose más ligero que nunca. Finalmente, llegó a la casa de Akemi, su amiga de toda la vida. Se detuvo un momento para recuperar el aliento antes de tocar la puerta con energía. No tuvo que esperar mucho; la puerta se abrió lentamente y, para su sorpresa, no era Akemi quien lo recibía, sino una mujer mayor con el mismo cabello oscuro y ojos brillantes que su amiga. Era la madre de Akemi, la señora Kamei, una mujer que siempre irradiaba calidez y amabilidad.

Señora Kamei: ¡Yaito, qué alegría verte! —exclamó con una sonrisa radiante, sus ojos reflejando la misma amabilidad que Akemi.

Yaito sintió una oleada de familiaridad al verla. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que visitó la casa de los Kamei, pero siempre había sentido una calidez especial al estar allí. Devolvió la sonrisa, inclinándose ligeramente en señal de respeto.

Yaito: Buenos días, señora Kamei. ¿Está Akemi? Quedamos en ir juntos a la academia en nuestro primer día.

La señora Kamei lo miró con ternura, notando el uniforme de la U.A. que Yaito llevaba puesto. No pudo evitar sentirse orgullosa de verlo así, listo para comenzar una nueva etapa en su vida, al igual que su hija.

Señora Kamei: Claro que sí, Akemi ya casi está lista. Ha estado hablando de este día sin parar. —respondió, mientras se apartaba para dejarlo pasar—. Sabes, Yaito, Akemi ha estado tan emocionada desde que supo que ambos irían juntos a la U.A. Es bueno verla tan feliz y con amigos como tú.

Yaito sonrió con modestia, sintiéndose agradecido por las palabras de la señora Kamei. La casa tenía ese ambiente familiar que lo hacía sentir como en su propio hogar, algo que siempre apreciaba. Justo en ese momento, se escucharon pasos apresurados bajando por las escaleras.

Akemi: ¡Yaito! ¡Pensé que ya te habías ido sin mí! —dijo, apareciendo con su uniforme impecable, su cabello recogido en una coleta y una sonrisa entusiasta que iluminaba todo su rostro.

Yaito se echó a reír al verla tan emocionada y respondió con alegría.

Yaito: Jamás me iría sin ti. Vamos, Akemi, hoy comienza nuestra gran aventura.

Antes de que Akemi pudiera reaccionar, la señora Kamei aprovechó el momento para hacer una última petición a Yaito, su tono lleno de cariño y un toque de preocupación.

Señora Kamei: Yaito, sé que mi hija es muy capaz, pero aún así... ¿Podrías cuidarla allá en la academia? No puedo evitar preocuparme, ya sabes cómo es Akemi.

Akemi, que estaba ya preparada para salir, se quedó paralizada al escuchar a su madre. Un sonrojo comenzó a subirle por el rostro, transformando sus mejillas en un vivo color rojo, casi tan intenso como su cabello. No le gustaba que su madre la tratara como si aún fuera una niña, especialmente frente a Yaito.

Akemi: ¡Mamá, no digas esas cosas! ¡No soy una niña!  —protestó, claramente avergonzada, mientras se cubría el rostro con las manos.

Pero Yaito, con su habitual inocencia y sinceridad, no captó el tono incómodo de Akemi. En cambio, asintió con una sonrisa genuina, su mirada reflejando toda la sinceridad y seriedad de sus palabras.

Yaito: No se preocupe, señora Kamei. Prometo que cuidaré de Akemi. Ella es muy importante para mí y haré todo lo que esté a mi alcance para mantenerla a salvo, sin importar lo que pase."

Las palabras de Yaito, llenas de sinceridad, resonaron profundamente en Akemi, haciéndola sentir una mezcla de gratitud y una intensa vergüenza. El rubor de sus mejillas se intensificó hasta el punto de rivalizar con el color de su cabello, y no pudo evitar bajar la mirada, demasiado abrumada para responder. No esperaba una respuesta tan honesta y protectora de Yaito, y esa declaración le hizo sentir cosas que no podía expresar en palabras.

Sin decir nada más y para evitar que su madre siguiera con comentarios incómodos, Akemi tomó la mano de Yaito con rapidez.

Akemi: ¡Vámonos ya, Yaito! —dijo con determinación, tirando de él mientras salían corriendo de la casa, intentando disimular lo sonrojada que estaba.

Yaito apenas tuvo tiempo de reaccionar, siguiendo a Akemi mientras esta lo guiaba con rapidez. La señora Kamei se quedó en la puerta, observando a los dos jóvenes con una sonrisa llena de ternura. Sabía que Akemi estaba en buenas manos. Mientras corrían hacia la academia, Akemi, aún con su mano entrelazada con la de Yaito, no pudo evitar sentirse afortunada. No solo por haber pasado al U.A., sino también porque tenía a su lado a alguien que siempre la apoyaba y cuidaba, sin importar la situación.

Mientras corrían, el entusiasmo de ambos se notaba en cada paso. Akemi seguía sosteniendo la mano de Yaito, y aunque aún estaba un poco sonrojada, se sentía más segura de sí misma. Después de unos minutos, finalmente llegaron a la imponente entrada de la U.A., la academia que marcaba el comienzo de sus sueños como héroes.

El lugar estaba lleno de estudiantes, cada uno con la mirada llena de emoción, nerviosismo y determinación. Las puertas de la U.A. eran enormes y estaban adornadas con el icónico logo de la academia, un recordatorio constante de que solo los mejores entrenarían allí.

Yaito: ¡Guau, es más grande de lo que imaginaba! —dijo, mirando con asombro la academia mientras intentaba asimilar que estaba a punto de cruzar esas puertas como estudiante oficial.

Akemi soltó la mano de Yaito lentamente, sintiéndose un poco más tranquila ahora que estaban en la entrada. Se tomó un momento para observar a los demás estudiantes; muchos de ellos parecían tan emocionados como ellos, y algunos ya estaban interactuando entre sí.

Akemi: Es increíble pensar que por fin estamos aquí, ¿verdad? —comentó mirando de reojo a Yaito y sonriendo.

Yaito asintió, todavía un poco sobrecogido por la vista. Recordó todos los obstáculos que había superado para llegar hasta ese punto: las largas noches de estudio, el duro entrenamiento, y la constante duda de si lo lograría. Todo valía la pena ahora.

Yaito: Sí... todo lo que hemos hecho nos ha traído hasta aquí. Prometí darlo todo, y pienso cumplirlo.

El ambiente a su alrededor era vibrante y lleno de energía; estudiantes de todos los tipos, con quirks únicos, comenzaban a formar grupos y compartir sus emociones sobre el primer día. Yaito y Akemi intercambiaron una mirada de complicidad.

En ese instante, la campana sonó, indicando que era hora de entrar. Los enormes portones comenzaron a abrirse lentamente, revelando el camino hacia el interior de la academia. Sin pensarlo dos veces, Yaito y Akemi avanzaron juntos, sintiendo que, por primera vez, sus sueños de convertirse en héroes estaban a solo unos pasos de distancia.

Akemi: Este es solo el comienzo, Yaito. Vamos a demostrar lo que valemos.

Yaito sonrió y asintió, sintiendo el calor de la determinación en su pecho. Estaban listos para enfrentar lo que la U.A. les tenía preparado, dispuestos a darlo todo para convertirse en los héroes que siempre soñaron ser.

Yaito y Akemi caminaron por los pasillos de la U.A. en busca de la clase 1-A. Ambos estaban emocionados y nerviosos por ver a quiénes serían sus compañeros de clase. Después de algunos minutos buscando, finalmente encontraron la puerta, pero justo antes de entrar, notaron a dos personas frente a la entrada.

Uno de ellos, para sorpresa de Yaito, era Izuku Midoriya. Junto a él estaba una chica de cabello oscuro que Yaito no reconocía. Izuku parecía concentrado en su conversación, hasta que escuchó que alguien lo llamaba.

—Yaito: ¡Izuku! —dijo con una sonrisa, llamando la atención de ambos.

Izuku y la chica se giraron, sorprendidos por el saludo. Izuku lo reconoció de inmediato y su rostro se iluminó.

Izuku: ¡Yaito! ¿Qué haces aquí? —preguntó con sopresa, aunque rápidamente se dio cuenta de lo obvio—. ¡Oh, claro! ¿También entraste a la U.A.?

Yaito: Sí, estaba buscando la clase 1-A. Parece que estaremos en la misma clase. —respondió Yaito con una sonrisa, emocionado de estar en el mismo curso que Izuku.

Mientras tanto, tanto la chica junto a Izuku como Akemi se miraron, sintiéndose un poco fuera de lugar. La chica parecía tímida, mientras que Akemi se acercó a Yaito y le susurró.

Akemi: ¿De dónde lo conoces? —preguntó, intrigada por la repentina familiaridad entre ellos.

Yaito: Lo conocí mientras entrenaba. ¿Recuerdas la playa que estaba llena de basura? —dijo, y cuando Akemi asintió con la cabeza, continuó—. Pues Izuku la limpió completamente solo, y yo entrenaba allí. Así fue como lo conocí.

Akemi abrió los ojos con sorpresa, impresionada por la hazaña de Izuku.

Akemi: ¿Izuku hizo eso solo? ¡Vaya, no lo habría imaginado!

Izuku: Ah... bueno, fue mucho trabajo, pero valió la pena. —dijo Izuku, rascándose la nuca con una sonrisa tímida, claramente un poco avergonzado por los elogios.

La chica que estaba al lado de Izuku observaba la interacción con sorpresa. Parecía intrigada de que Izuku tuviera más amigos.

??: ¿Izuku tiene más amigos? —preguntó la chica, casi en tono de broma, pero con una sonrisa genuina. Luego se presentó—. Soy Seiryoku Sachi, amiga de la infancia de Izuku. Mucho gusto.


Yaito y Akemi intercambiaron miradas antes de sonreír y presentarse.

Yaito: Mucho gusto, Seiryoku. Yo soy Yaito Yamanaka.

—Akemi: Y yo soy Akemi Kamei.  —agregó  sintiéndose un poco más cómoda—. Es bueno conocer a más personas el primer día.

Sachi: Lo mismo digo. Estoy segura de que va a ser un año emocionante. —dijo con una sonrisa mientras todos se relajaban un poco más.

Con la energía renovada, los cuatro amigos se prepararon para entrar juntos a la clase 1-A, conscientes de que este sería el primer día de un nuevo y emocionante capítulo en sus vidas.

Izuku permanecía inmóvil frente a la puerta, sintiendo la creciente tensión de lo que encontrarían al otro lado. Sachi, a su lado, soltó un suspiro preocupado.

Sachi: Espero que Bakugo no esté aquí… —murmuró, mordiéndose el labio con nerviosismo.

Yaito: ¿Bakugo? ¿Quién es él? —preguntó, notando la preocupación en el rostro de Sachi.

Akemi: Yo solo espero que no esté ese tipo de lentes tan estricto... —agregó, recordando al estudiante que los había regañado durante el examen.

La puerta se abrió lentamente, revelando un aula llena de energía caótica. En el centro del bullicio, un chico de cabello ceniza tenía su pie descansando despreocupadamente sobre su escritorio, mientras un joven de lentes se esforzaba por mantener la compostura.

??: : ¡No pongas tus pies en el escritorio! —exclamó, indignado por la actitud del chico.

Bakugo: ¿Eh? — sentado cerca, observaba la escena con una sonrisa desdeñosa, disfrutando del conflicto que se desarrollaba.

??: ¿No crees que es descortés lo que estás haciendo?

Bakugo: ¿Y a ti qué rayos te importa, cuatro ojos?

Iida: Mi nombre no es cuatro ojos. Soy Tenya Iida, de la academia privada Somei.

Bakugo: Je....—sonriendo maliciosamente— ¡Uy, uy, uy! ¡Tenemos aquí a un maldito élite! ¡Me divertiré mucho aplastándote!

Iida:........ —espantado— ¿A-Aplastarme? ¿Realmente quieres ser un héroe?

De repente, toda la atención de los presentes, incluidos Iida y Bakugo, se desvió hacia la entrada. Izuku, Yaito, Sachi y Akemi estaban parados ahí, sintiéndose incómodos bajo la mirada de toda la clase. Izuku comenzó a sudar, su nerviosismo evidente ante la atención no deseada.

Sachi: Tranqui, Izu-kun. Es la primera vez aquí. —intentó calmarlo con una sonrisa de apoyo.

Yaito: Vaya —murmurando mientras observaba a los otros estudiantes— no pensé que fuéramos a atraer tanta atención...

Akemi asintió, sintiéndose también fuera de lugar, pero determinada a seguir adelante. Bakugo se fijó en Izuku, su expresión cambiando a una de enojo.

Bakugo: ¡Tú otra vez, Deku!

Izuku bajó la cabeza, recordando sus interacciones pasadas con Bakugo, mientras Yaito y Akemi observaban con cierta curiosidad. La clase 1-A se perfilaba como un lugar lleno de personalidades intensas y desafíos inesperados, pero todos sabían que este era solo el comienzo de su aventura en la U.A.

Iida se acercó al grupo que aún estaba de pie en la entrada, con su característica formalidad.

Iida: —acercándose con energía— ¡Buenos días! Soy de la academia privada Somei. Mi nombre es...

Yaito: —interrumpiendo— ¡Sí, escuché quién eres! Soy Yaito Yamanaka. Es un placer, Iida-kun.

Iida se detuvo un momento, observando a Yaito e Izuku con una mirada seria y respetuosa.

Iida: Midoriya-kun, Yamanaka-kun, ambos descubrieron el verdadero significado del examen práctico, ¿cierto?

Izuku y Yaito intercambiaron miradas de sorpresa, claramente confundidos.

Izuku: ¿Cómo?

Iida: Yo no tenía idea... Discúlpenme por haberlos juzgado mal. Al principio, creí que solo eras un buscapleitos, Midoriya-kun y Yamanaka-kun, pero al ver que fueron los único que descubriendo el objetivo real del examen, comprendí que los juzgué sin conocerlo. ¡Odio admitirlo, pero eres mejor que yo!

Yaito: —volteando hacia Akemi, perplejo— ¿De qué está hablando?

Akemi: Siendo sincera, no lo sé.

Izuku: Perdón, pero yo no me di cuenta de...

Antes de que Izuku pudiera terminar, una voz alegre interrumpió desde atrás.

???: ¡Oh! ¡Eres tú! ¡Te estaba buscando!

Yaito se giró, reconociendo de inmediato a la chica de cabello castaño que lo había ayudado durante el examen. Antes de que pudiera reaccionar, fue envuelto en un abrazo lleno de entusiasmo.

Yaito: (¡Es la chica amable!)- penso a reconocer la chica.

Uraraka: —sonriendo ampliamente— ¡Me alegra mucho que nos haya tocado en el mismo salón! ¡Espero que nos llevemos bien de ahora en adelante!

Yaito: ....—devolviéndole la sonrisa— Je, yo también espero lo mismo.

El resto de los estudiantes observaban la escena con interés, mientras que Bakugo se mantenía apartado, irritado por la presencia de Izuku. Mientras tanto, otra voz familiar resonó desde la entrada.

???: Vaya, Yaito, tú siempre tan animado como siempre.

Yaito miró hacia la entrada y vio a Lila, quien se acercaba con una pequeña sonrisa.

Yaito: Supongo que es la primera vez que estamos en un lugar como este.

Sin embargo, una voz áspera y desinteresada rompió la atmósfera animada.

???: Si solo vienen a jugar a los amiguitos, mejor váyanse.

Yaito y Lila se voltearon para ver a una persona tirada en el suelo, envuelta en un saco de dormir. Parecía más una oruga que un ser humano, lo que dejó a todos perplejos.

???: Este es el curso de héroes, no la guardería.

Todos los presentes pensaron lo mismo, impresionados y desconcertados.

Estudiantes: (¿U-Una oruga?)

La persona, con aspecto agotado, se levantó lentamente del piso y salió de su saco, revelándose con una expresión apática.

???: Soy Shota Aizawa, y seré su maestro de homeroom. No tengo tiempo para tonterías, así que espero que todos estén listos para lo que se viene.

Aizawa miró a todos los estudiantes con expresión aburrida mientras se acomodaba su saco de dormir en el hombro.

Aizawa: Como sea, sé que es repentino, pero pónganse sus uniformes de deportes y vayan al patio.

Todos los estudiantes se quedaron en silencio, mirándose unos a otros con incredulidad.

Estudiantes: ¿Eh?

Sin decir otra palabra, Aizawa salió del salón, dejando a los alumnos confundidos y apresurados para cambiarse. Los estudiantes corrieron hacia los vestidores, cambiándose rápidamente antes de dirigirse al enorme patio de la academia. Al llegar, vieron a Aizawa esperando con su habitual expresión indiferente.

—Aizawa: "Bien, ahora les haré un examen diagnóstico."

—Estudiantes: —gritando al unísono— "¡¿QUÉ?!"

—Uraraka: —levantando la mano nerviosamente— "Pero, ¿qué hay de la ceremonia de ingreso?"

—Akemi: —asintiendo en acuerdo— "Sí, ¿qué pasa con eso? Se supone que es parte del primer día, ¿no?"

Aizawa los miró sin el más mínimo interés, su mirada fría y calculadora transmitía que no tenía tiempo para esas preguntas.

—Aizawa: "Si van a volverse héroes, no tienen tiempo para esas cosas inútiles. Además, ustedes han hecho esto desde la secundaria, ¿no es así? Hablo de pruebas físicas donde no se les permite usar sus Quirks."

El silencio se apoderó del lugar mientras los estudiantes asimilaban las palabras de Aizawa. No les estaba dando respiro; esto no era como cualquier otro primer día de clases.

Aizawa revisó su lista y alzó la voz.

—Aizawa: "Yamanaka."

Yaito, al escuchar su apellido, rápidamente se adelantó, poniéndose frente a su profesor con una mezcla de curiosidad y nerviosismo.

—Aizawa: "Tú obtuviste el primer lugar en el examen de admisión, ¿no?"

Yaito: —rascándose la cabeza— Sí, aunque me sorprende mucho ese suceso, jeje...

Las palabras de Aizawa hicieron que todos los presentes se sorprendieran. Algunos susurraban entre ellos, pero Bakugo estaba visiblemente enfadado, apretando los dientes y mirando a Yaito con odio contenido.

Aizawa: En secundaria, ¿cuál fue tu mejor resultado en la prueba de lanzamiento?

Yaito: Creo que fue unos 40 metros.

Aizawa asintió levemente y sacó una pelota, entregándosela a Yaito sin más explicaciones.

Aizawa: "Ahora, hazlo con tu Quirk. Puedes hacer lo que quieras mientras estés dentro del círculo, así que apúrate."

Yaito tomó la pelota y se dirigió al centro de la pista de lanzamiento. Sintió las miradas de todos los demás estudiantes sobre él, especialmente la de Bakugo, que ardía con una mezcla de frustración y rabia. Respiró hondo, enfocándose en la pelota y en cómo podría maximizar su "Quirk"para este lanzamiento.

Recordando su entrenamiento y con determinación en sus ojos, Yaito activó su "Quirk". Su cuerpo se tensó, y un aura de energía conformado por rayos naranjas  se formó a su alrededor, manifestando la fuerza y velocidad de su técnica. Con un grito de esfuerzo, lanzó la pelota con todas sus fuerzas, enviándola a toda velocidad hacia el cielo, superando fácilmente su anterior marca de 40 metros.

El sonido del aire cortado y la increíble distancia del lanzamiento dejó a todos impresionados.

Aizawa: con un pequeño destello de aprobación en sus ojos— Veamos si pueden mantener este nivel, el resto. Esto es solo el comienzo.

Aizawa observó el medidor tras el lanzamiento de Yaito, y el número proyectado en la pantalla dejó a todos sin palabras.

Aizawa: ..... —mirando los números— Vean esto.

La distancia registrada era impresionante, mucho más de lo que cualquiera esperaba para un primer día.

Todos: —con los ojos abiertos de par en par— "¡OHHHH!"

???: ¡Superó los 700 metros!

Uraraka: —saltando emocionada— ¡Es un récord de héroe!

??: —con una sonrisa traviesa— ¡Se ve divertido!

??: —con su habitual expresión serena— Kero, impresionante.

Aizawa, sin embargo, mantenía su actitud seria.

Aizawa: ..... —mirando con una sonrisa cínica a sus alumnos— ¿Divertido, eh? Recuerden, tienen tres años para convertirse en héroes, y el tiempo es un recurso importante.

Los estudiantes aún intentaban procesar la magnitud del lanzamiento de Yaito, pero lo que Aizawa dijo a continuación fue como un balde de agua fría.

Aizawa: Pero antes, déjenme decirles algo muy claro: el que quede en último lugar en este examen será expulsado.

Todos: —atónitos y en pánico— "¡¿EHHH?!"

Aizawa los miró con una sonrisa tétrica, disfrutando del impacto que causó su anuncio. No había dudas: este curso no iba a ser como ningún otro.

Akemi: —alzó la voz, intentando defender la situación— "¡Espere un momento, sensei! ¡No puede hacer eso, es injusto!"

Aizawa dirigió su mirada fría hacia Akemi, quien sintió un escalofrío recorrer su espalda.

Aizawa: En esta vida, para un héroe nada parece justo. La realidad es cruel y no perdona errores, y esta academia es solo el primer paso hacia esa realidad.

El profesor caminó lentamente frente a sus estudiantes, observando cada una de sus reacciones mientras se detenía al centro del grupo.

Aizawa: ¡Bienvenidos al curso de héroes de la U.A.! Este es el lugar donde decidirán si tienen lo necesario para convertirse en verdaderos héroes. Así que mejor den lo mejor de sí, o no estarán aquí por mucho tiempo.

El silencio se apoderó del grupo. La tensión era palpable, y todos sabían que la U.A. no era solo una escuela, sino un campo de pruebas donde solo los más fuertes y determinados sobrevivirían. La emoción del primer día había desaparecido, y en su lugar, una sensación de urgencia y miedo se instaló en sus corazones.

Aizawa: Desastres naturales, grandes accidentes, sin mencionar a los molestos villanos, todas esas son calamidades impredecibles. Japón esta lleno de injusticias, los héroes son quienes voltean esas situaciones, si quieren hablar con amigos, vinieron al lugar equivocado. Durante los siguientes tres años, la U.A. les dará pruebas difíciles una tras otra. Ve mas allá, Plus Ultra- Hace una seña con el dedo- Vengan con todo lo que tienen.

Las pruebas comenzaron rápidamente, y cada una reveló más del talento y el esfuerzo de los estudiantes. Yaito destacaba sin mucho esfuerzo en cada actividad. En la prueba de velocidad, dejó atrás a varios de sus compañeros; en fuerza física, demostró una destreza impresionante, superando a los demás en las flexiones y levantamientos. Cada movimiento que hacía parecía calculado y preciso, lo que no pasó desapercibido para los otros estudiantes, especialmente para un chico explosivo que lo miraba con creciente frustración.

Bakugo: —apretando los dientes y observando cómo Yaito terminaba la prueba de salto largo con facilidad— “¡Maldito show-off!”

Mientras tanto, Izuku también estaba dando su mejor esfuerzo, utilizando su Quirk con mayor control y precisión que nunca. Aunque su dominio del One for All aún no era perfecto, se notaba una mejora significativa. Durante la prueba de carrera de resistencia, logró impulsarse lo suficiente para mantenerse entre los mejores, lo que sorprendió a muchos de sus compañeros que antes lo habían subestimado incluso bakugo que estaba en shock pensando que izuku de había escondido su don, pero antes de hacer algo aizawa intervino.

Izuku: —jadeando pero con determinación— No puedo quedarme atrás. No más.

El sudor y la concentración eran visibles en cada uno de los estudiantes, pero Bakugo no podía apartar la vista de Yaito. Cada vez que veía cómo Yaito superaba una prueba, la rabia en su interior crecía. Bakugo, acostumbrado a ser el mejor, no podía soportar la idea de que alguien como Yaito estuviera destacando más que él.

Finalmente, llegaron a la última prueba: el lanzamiento de la pelota. Todos estaban agotados, pero sabían que esta prueba era crucial.

Aizawa: —con su tono monótono y sin emociones— Muy bien, el lanzamiento de la pelota es lo último. Recuerden, pueden usar sus Quirks. Vamos a ver de qué están hechos.

Bakugo se adelantó rápidamente, ansioso por demostrar su poder y recuperar algo de su orgullo. Con una explosión feroz en sus manos, lanzó la pelota con toda su fuerza.

Bakugo: ¡Miren y aprendan, perdedores! ¡Esto es un verdadero Quirk de héroe!

La pelota voló por los aires, y el medidor marcó una distancia impresionante.

Aizawa: —mirando el resultado— 705 metros. No está mal.

Bakugo sonrió satisfecho, seguro de que había recuperado su posición como el más fuerte. Sin embargo, su sonrisa se desvaneció cuando vio a Yaito acercarse al círculo de lanzamiento.

Aizawa: Yamanaka, tu turno.

Yaito tomó la pelota y se concentró por un momento. Con su "Quirk", potenció sus músculos y lanzó la pelota con una fuerza increíble. La pelota desapareció rápidamente de la vista de todos, y el medidor tardó unos segundos en registrar la distancia.

Medidor: 1000 metros.

Todos: —con asombro— ¡¿1000 metros?!

Bakugo: —furioso y golpeando el suelo con su explosión— ¡¿Qué demonios?! ¡No puede ser!

Mientras tanto, Izuku observaba con admiración. Aunque sabía que no tenía la misma fuerza, no podía evitar sentir inspiración por el desempeño de Yaito. Ahora, era su turno.

Aizawa: Midoriya, adelante.

Izuku respiró hondo y se preparó. Recordó todo lo que había practicado para controlar mejor su Quirk y enfocó su energía en el brazo. Lanzó la pelota con una explosión de poder que resonó en todo el patio. Todos los presentes observaron con atención cómo la pelota volaba.

Medidor: 702 metros.

Aunque no alcanzó la distancia de Bakugo o Yaito, Izuku estaba feliz con su resultado. Había superado su propio límite y había demostrado que podía usar su Quirk sin lastimarse gravemente.

Aizawa: —con una ligera sonrisa de aprobación— No está mal, Midoriya. Pero todavía tienes un largo camino por recorrer.

La tensión en el aire era palpable, con cada estudiante sintiendo el peso de la competencia. Sin embargo, la verdadera batalla parecía estar gestándose entre Yaito y Bakugo, cuyas miradas de segundo ardían con rivalidad pura, marcando el comienzo de una competencia que apenas comenzaba.

La tensión que había dominado el patio comenzó a disiparse mientras los estudiantes recuperaban el aliento tras la intensa sesión de pruebas. Aizawa, con su expresión habitual de desinterés, se acercó a una pantalla que mostraba los resultados finales de las evaluaciones.

Aizawa: —con un tono monótono— Aquí están los resultados.

En la pantalla, una tabla de posiciones apareció, mostrando los cinco mejores lugares:

1. Yaito Yamanaka

2. Momo Yaoyorozu

3. Katsuki Bakugo

4. Akemi Kamei

5. Shioro Todoroki

El nombre que destacaba en último lugar era Minoru Mineta, lo que hizo que el pequeño chico comenzara a sudar frío, temiendo lo peor.

Mineta: —con pánico— ¡No puede ser! ¡Voy a ser expulsado!

Aizawa: —bostezando ligeramente y mostrando un atisbo de diversión— Por cierto, estaba mintiendo sobre la expulsión.

Todos se quedaron en silencio por un momento, procesando lo que acababan de escuchar.

Todos: —con una mezcla de confusión y alivio— ¿QUÉ?!

Aizawa: —esbozando una extraña sonrisa— Solo fue un engaño para hacer que usaran sus Quirks sin contenerse. Necesitaba ver de qué estaban hechos.

Los estudiantes soltaron un suspiro colectivo, sintiendo una mezcla de alivio y exasperación por la broma de su profesor.

Uraraka: —riendo nerviosamente— Menos mal... pensé que alguien realmente sería expulsado...

Iida: —ajustando sus lentes— Eso fue... ¡muy poco profesional, Aizawa-sensei!

De repente, una voz calmada pero segura se escuchó desde el grupo. Era Momo Yaoyorozu, una chica de cabello negro recogido en una coleta alta y una presencia serena.

Momo: —con una expresión pensativa— Si lo piensan, era obvio que era una mentira. No tiene sentido expulsar a alguien el primer día solo por una prueba de habilidades físicas.

Algunos estudiantes asintieron, dándose cuenta de que tenía razón, aunque la presión del momento los había hecho creer lo contrario.

Aizawa: —encogiéndose de hombros— Como sea. Con esto hemos terminado por hoy. En el salón encontrarán folletos con el plan de estudios, así que léanlos. Mañana habrá pruebas más rigurosas, así que prepárense.

Sin decir más, Aizawa se giró y comenzó a caminar hacia el edificio, dejando a los estudiantes con una sensación de incertidumbre y emoción por lo que vendría. Mientras algunos se dirigían de vuelta al salón, la competencia amistosa y las rivalidades se sentían en el aire. Cada uno sabía que este solo era el comienzo de un arduo camino hacia convertirse en héroes.

El sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo con tonos naranjas y rosados mientras los estudiantes salían de la academia tras un día agotador pero lleno de nuevas experiencias. Yaito, Akemi y Lila caminaban juntos hacia la salida, comentando lo intenso que había sido su primer día.

Akemi: —suspirando y estirando los brazos— Vaya, definitivamente fue un primer día muy intenso. ¿Quién iba a pensar que tendríamos que hacer tantas pruebas físicas desde el principio?

Yaito: —sonriendo con entusiasmo— Sí, fue agotador, pero también fue muy divertido. Pudimos ver a todos usando sus Quirks. Cada uno tiene habilidades únicas; es emocionante ver tanta diversidad.

Lila: —sonriendo suavemente y mirando a Yaito— Siempre encuentras lo positivo en todo, Yaito. Me alegra que pienses así, aunque el día haya sido tan difícil.

Yaito: —sonriendo de vuelta— Bueno, es lo que nos espera en la U.A., ¿no? Mejor acostumbrarse.

Justo cuando iban a cruzar la calle para dirigirse hacia la estación de tren, una voz alegre los detuvo.

Uraraka: —agitando la mano— ¡Oigan! ¡Ustedes tres! ¿También van a la estación? ¡Espérenme!

Los tres se giraron para ver a Ochako Uraraka corriendo hacia ellos con una amplia sonrisa en su rostro. Yaito la reconoció de inmediato como la chica amable que lo había abrazado más temprano.

Yaito: —saludando— Oh, eres la chica amable.

Uraraka: —riendo suavemente— Sí, esa soy yo. Pero no me he presentado correctamente antes. Me llamo Ochako Uraraka. Este… tú eres Akemi Kamei, tú Lila Shinohara, y tú eres Yaito Yamanaka, ¿cierto?

Akemi: —sonriendo— Así es. Un placer conocerte, Uraraka-san.

Lila: —con un tono amigable— Nos alegra verte por aquí. ¿Qué te pareció el primer día?

Uraraka: —pensativa, con una pequeña sonrisa— Bueno, ha sido mucho más intenso de lo que imaginé, pero todos aquí son tan increíbles. Yaito, te vi en las pruebas, ¡tu Quirk es impresionante!

Yaito: —rascándose la nuca, un poco avergonzado— Gracias. Solo hice lo mejor que pude.

Uraraka: —con entusiasmo— Eso es lo que importa. Estoy segura de que seremos grandes amigos y rivales también. ¡Todos tenemos mucho que aprender y crecer juntos!

El grupo continuó su camino hacia la estación, charlando animadamente sobre sus primeras impresiones de la U.A. y sus metas como futuros héroes. Aunque el día había sido agotador, todos compartían una misma sensación: estaban en el lugar correcto y tenían una oportunidad única para perseguir sus sueños.

Mientras tanto, en la U.A., cierta persona de cabello rubio y desaliñado se encontraba preparando algunas pruebas para los estudiantes.

???: Lo real empezará mañana... Veré el
potencial de cada alumno Con mis propios ojos!

Continuará........

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