Eri
Espero que les guste~
Nota: En este libro habrá One-Short múltiples de cualquier cosa que se me ocurra. No todos los capítulos están relacionado entre sí, a menos que yo ponga numero. Solo es un aviso para evitar confusión ^_^
Eri esta teniendo un mal día, uno muy malo. Tuvo pesadillas, así que no durmió mucho, y tenía una presión que la molestaba en su pecho. Se siente usada, rota, molesta, hay muchas emociones que no puede describir en su interior y eso solo la hace sentir peor. Suplica con una simple mirada ir a la escuela con sus tutores, quienes no se ven convencidos pero la llevan, de seguro porque se ve como si estuviera al borde de las lagrimas. Necesita estar en la escuela pero hay demasiado ruido, la voz del hombre que la lastimo resonando en su cabeza, sintiendo un dolor sordo en todo su pequeño cuerpo y un miedo muy familiar invadiéndola. Hay mucha gente, puede escuchar voces que la llaman pero no quiere prestar atención, ella solo quiere que todo termine. Quiere deshacerse de la presencia de aquel hombre malo, deshacerse de todos los horribles sentimientos que se juntan en su interior. El pánico crece, las voces se hacen más fuertes, su respiración se vuelve corta, la presión en su pecho se hace más fuerte. Cae de rodillas, juntando todo el aire que puede en ese momento.
-¡ONII-CHAN!- grita, sabiendo que él vendrá por ella. Quiere a su héroe, quiere sentirse segura entre sus brazos y que su amable voz calle todo lo demás. Solloza, sintiéndose abrumada, viendo a los adultos a su alrededor, todos la miran con los ojos bien abiertos.
-Eri...- y antes de que alguno de sus tutores puedan moverse, la puerta se abre de golpe, la fuerza haciendo que las bisagras se rompan.
-¡Eri-chan!- levanta la vista ante la voz, un sollozo de puro alivio saliendo de sus boca al verlo. Ahí esta Deku, su héroe, con los ojos bien abiertos y mirándola con preocupación, unos pequeños relámpagos verdosos muy familiares a su alrededor y luciendo listo para luchar.
-¡Onii-chan!- extiende sus brazos hacia él, su cuerpo demasiado tembloroso para levantarse por si misma. Chilla, sollozando, al ser repentinamente alzada pero no duda en aferrarse a la ropa ajena, hundiendo su rostro en la tela, aquellos brazos fuertes rodeándola con amabilidad y su amable voz susurrándole con dulzura. Se siente protegida ahí, en los brazos de su héroe, sabiendo que la protegerá de lo que sea, incluso si son solo recuerdos o pesadillas, él estará ahí.
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