Capítulo 2
Shuntarō abrió los ojos con lentitud, sintiendo una luz cegadora sobre ellos junto con sonidos de camillas y las voces de algunos doctores.
Al despertar completamente, logró divisar a... Hikari, quien estaba sentada en una silla al su lado, a la vez, sus ojos se dirigieron al reloj que marcaba las séis y media de la tarde, haciéndolo preguntarse por cuanto tiempo estuvo inconsciente.
─Chishiya. ─La voz de la mujer de rastas lo trajo de vuelta a la realidad, la cual pareció aliviarse de que él estuviera bien. ─Realmente me asusté cuando te vi caer, por suerte a una cuadra había una clínica y una de las enfermeras me dijo que trabajas aquí, ¿Cómo te sientes?
─Bien, necesito levantarme e iniciar mi turno. ─Dijo, ignorando lo que ella le preguntó, tratando de salir de la camilla pero Hikari lo detuvo.
─Uno de los doctores me dijo que te vayas a casa y descanses, no estas en condiciones de hacer tu trabajo y corres riesgo de volverte a desmayar. ─La joven intervino, poniéndose de pie adelante suyo y mirándolo seriamente. ─Yo te voy a acompañar a casa, podemos tomar el tren y luego ir caminando.
─No tengo dinero y puedo ir solo.
─No dejaré que vayas solo en ese estado, pagaré el viaje y te voy a acompañar ¿De acuerdo?
« ¡Solo acepta y ya, se ve que es capaz de golpearte si dices que no! » Se dijo a si mismo mentalmente y suspiró.
─De acuerdo...
Aunque su tono de voz sonó molesto, ella sonrió victoriosa.
[...]
Cuando subieron al tren luego de que le dieran el alta, se mantuvieron en silencio hasta que llegaron a la parada correspondiente, después de esto bajaron entre la multitud y aunque Shuntarō esperaba perderse con tal de volver a casa solo, Hikari lo encontró fácilmente, aparte de eso, le preguntó dónde quedaba su casa para empezar a caminar.
Durante la caminata, la mujer de rastas empezó a hablar bastante, contándole algunas cosas de su vida como si se conocieran desde hace bastantes años. El rubio intentaba no escucharla pero era inevitable, así que solo fingió desinterés.
─Oye, Chishiya. ─La joven lo miró y le sonrió. ─Cuéntame algo de ti, ya creo que hablé demasiado de mí.
─No creo que tenga tanto para decir como tú. ─Dijo con tranquilidad, evandiendola y ella suspiró.
─¿Ni siquiera un color favorito?
─No tengo color favorito. ─Fue lo que le respondió, intentando apurar el paso nuevamente con tal de llegar a su casa y no verla más.
No le gustaba estar manteniendo demasiada conversación si no era por cosas de la clínica.
─Qué aburrido... ─Suspiró de nuevo, sacando otro dulce de arándanos de su bolso pequeño. ─¿Quieres uno?
« Dile que si y dejará de molestar de una buena vez » Se dijo a si mismo.
─Está bien. ─Respondió y aceptó el dulce, el cual miró unos segundos antes de llevárselo a la boca.
Ella imitó la acción, asimismo, tal parecía tampoco podía callarse comiendo un dulce.
─Oye, Chishiya. ─Volvió a repetir por tercera vez desde que la vio al inicio del día, aún con el caramelo en la boca. ─¿Al menos tienes un animal favorito?
Él asintió y tragó el caramelo antes de hablar. ─Me gustan los gatos...
─Ya me parecía, tienes facciones similares a uno. ─Bromeó, dejando escapar una pequeña risita pero notó que él seguía inexpresivo con eso. ─Es broma, es broma.
Al ver que Shuntarō no le prestaba la más mínima atención, ella optó por sacar esta vez una cajetilla de cigarrillos, junto con el encendedor, para luego llevarse uno a la boca y prenderlo, volviendo a sacarlo segundos después para quitarlo de su boca y exhalar el humo, a la vez, miró al rubio y le pasó la caja.
─¿Fumas? ─Le preguntó Hikari, volviendo a darle otra calada al cigarrillo mientras caminaba.
─No. ─Respondió secamente.
─Yo empecé a fumar hace unos años, sin embargo, cuando me enteré de que mi mamá estaba enferma decidí dejarlo... y ahora que falleció, volví a recaer. ─Explicó, dejando ir el humo. ─Realmente no es algo que me enorgullece...
« No te pregunté nada de eso » Fue lo pensó el rubio, apurando el paso y ella dio una última calada.
─No deberías fumar en zonas donde no está permitido, podrías recibir una multa. ─Habló, recogiendo el cigarrillo que la joven tiró en la vereda y se lo dio. ─Cuando llegues a tu casa tiralo, no dejes basura aquí.
─Que aguafiestas... ─Hikari rodó los ojos, para luego cruzar la calle con él hasta finalmente llegar a su destino, un complejo de apartamentos viejo y no muy grande. ─¿Es aquí?
Shuntarō asintió con la cabeza y entró, no sin antes escucharla gritar "Adios Chishiya, mejórate pronto" pero él no le dio importancia.
[...]
El domingo, después del día de ayer, inició de una manera... particular.
Como no podía ir al trabajo hasta la semana siguiente, decidió al menos ir al parqué, sin embargo, cuando salió de su apartamento dispuesto a empezar a caminar, se encontró con la sorpresa de que Hikari estaba sentada en una banca que estaba afuera y le sonrió felizmente.
─Quise llamarte pero no tengo tu número. ─Habló con calma, estaba masticando uno de esos dulces de arándanos. ─Así que decidí esperar sentada aquí, hoy no tengo trabajo.
Pero Shuntarō no se quedó a oírla y empezó a caminar, lo cual la mujer notó y decidió seguirlo, pero él la ignoró hasta ver que ella no dejaba de caminar a su lado y se detuvo.
─¿Qué quieres ahora? No tengo dinero para pagarte por el hospital.
─No es eso, tonto. ─Le respondió con un intento de sonar obvia. ─Quería ver como te encontrabas después de ayer, el cansancio suele agotar.
« Entonces ella no sabe nada... » Fue lo que pensó y luego suspiró.
─Si, estoy bien. ─Respondió, estando inexpresivo, queriendo seguir su camino pero la mujer de rastas parece seguirle el paso. ─¿Qué?
─Nada, solo... quería ir hasta esa cafetería, ¿Tú a dónde te vas?
─Al parqué. ─Simplemente le dijo y al darse cuenta quiso golpearse a sí mismo, no tenía que decirle nada.
─¡Qué bien, te acompaño! ─Exclamó enganchado su brazo con el suyo.
Sin embargo, Hikari notó que él se encontraba incómodo y lo soltó de manera disimulada, sin embargo, siguió caminando a su lado.
─El día está hermoso, no hay que desaprovecharlo. ─Dijo la joven con una bonita sonrisa en su rostro y lo miró. ─Podremos ir a la cafetería más tarde, dicen que sirven unas buenas galletas de chocolate.
« ¡¿Cuando le dije que quería ir?! »
Shuntarō suspiró, solo la ignoraría y después tendría otra excusa para irse y que ya no lo moleste.
[...]
No fue tan mala tarde... o eso al menos pasó por la cabeza del rubio.
Hikari era una persona bastante expresiva, tenía mucha facilidad para sacar tema de conversación o confianza para contar algunas cosas básicas de ella a pesar de haberlo conocido hace muy poco tiempo. A la vez, no era alguien muy formal y era muy extrovertida, una persona libre a la vista de él.
Aunque le fue difícil ignorarla, eso no evitaba que Shuntarō se pregunte a si mismo el porqué ella seguía hablándole y era tan amigable, cualquier persona normal ya hubiera seguido con su vida desde el primer día y no volverían a verse.
Después de la tarde en el parqué, en la cual ambos pudieron ejercitarse un poco, los dos fueron hasta la cafetería de la que la mujer le había comentado anteriormente. Él no lo diría en voz alta, pero no fue tan malo como había pensado, de hecho, podría decir que se divirtió.
Ahora mismo estaban sentados en una de las mesas del lugar, él había pedido un café simple, pequeño y sin mucha azúcar, contrario a ella quien había pedido un batido de chocolate con unas galletas dulces, siendo Hikari quien quiso pagar todo, a pesar de que el rubio se negó.
A decir verdad, era una buena cafetería con una bonita temática, solamente que no le prestó atención la primera vez que vino, pero ahora admiraba los detalles y cuadros de diferentes artistas que había en las paredes del lugar.
─Oye, Chishiya. ─La voz de la mujer de rastas lo sacó de su pensamiento, volteó a verla y ella le pasaba el pequeño plato que contenía las galletas que pidió. ─¿Quieres una?
─No... gracias. ─Negó, bebiendo otro sorbo de su café nuevamente.
─Bueno... ─No muy convencida, y ya habiendo hablado mucho de ella, intentó buscar algún otro tema de conversación. ─Dime algo de ti.
─¿Otra vez con eso? Te he dicho que no tengo mucho que decir.
Hikari pensó unos momentos y luego dijo. ─¿Prácticas alguna actividad fuera del trabajo?
─A veces voy a ejercitar en el parque o leo algún libro, pero hasta ahí.
─Yo no soy mucho de leer, pero si me gusta hacer ejercicio, también salgo de compras o pasó el rato con mis dos mejores amigas. ─Sonrió.
─Ya veo. ─Volvió a beber de su café.
─Son agradables, creo que deberías conocerlas algún día, también a otros dos amigos que tengo. ─Le dijo, a la vez, comiendo un pedazo de una de sus galletas. ─Lamento si... te incomodé cuando te agarré del brazo, normalmente suelo entrar en confianza demasiado rápido.
« Wow, me sorprende saber eso, de verdad no lo noté. » Pensó él de una manera sarcástica, conteniendose para no decirlo en frente suyo.
─No importa. ─Le dijo. ─¿Tomas esa confianza con todo el mundo?
─Es probable, aunque no lo hago con personas que me dan una muy mala vibra, o eso intento. ─Respondió con calma, asimismo, mordiendo con cierta inquietud la bombilla de plástico que tenía su bebida.
─Tal vez soy yo el desconfiado.
Ella se rié y asiente con la cabeza, dándole la razón.
─Lamento también haber revisado tu lista, es que el titulo llamó mi atención y fue preocupante. ─Se disculpó Hikari, para luego beber nuevamente de su batido y sus ojos se abrieron un poco más al ver que tuvo una idea. ─Chishiya.
─¿Qué?
─Completemos tu lista, como tú dijiste, no sabes cuando puede ser el último día de tu vida y siento que sería divertido en parte.
« Yo sé cuando lo será » Pensó, poniendo atención a sus palabras.
Inconscientemente, Shuntarō le sonrió por un momento.
─Bueno... no me parece mal.
WRITTEN BY ALICE...
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