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Capítulo 6

Cuando eres joven asumen que no sabes nada

Kim SeoJoon

Rasco mi muñeca, mientras permanezco con la mirada baja al caminar por las instalaciones, teniendo a Min Jung-Hee detrás de mí. Como un perro guardián, esperando cualquier señal para defenderme. Giro la vista para notar como su mirada luce perdida, pero igual se mantiene erguido. No me había dado cuenta, pero Min Jung-Hee tiene unas ligeras manchas más blancas que el tono de su piel que brotan desde su cuello.

—Nunca dejes que lo vean —dice de repente, haciendo que suba la vista.

— ¿Qué?

—Nunca dejes que vean que estás destrozado —Alzo la ceja y este me da una pequeña sonrisa—, me han dicho que si estás en el fondo, sólo puedes subir.

Llegamos a mi salón, y camino hasta mi taquilla para ver como esta sobresale de las demás por las marcas en marcador con la palabra "lárgate" y "vete a la mierda" en él. Reprimo las ganas de llorar al ver como puedo escuchar ligeras risas resonar a mi alrededor, casi como soy señalado con el dedo. Se supone que debería ser más fuerte que esto. Se supone que debería ser un hombre. Abro la taquilla para encontrar una sustancia morada chiclosa en todas mis pertenencias, tocó con los dedos aquella sustancia para comprobar que está en todos mis útiles escolares, en cada libro, cuaderno y lápiz.

Me sobresaltó al escuchar como Min Jung-Hee golpea una taquilla a la derecha, logrando que todos se callen, solo algunos se quedan con la sonrisa sarcástica, pero se dan la vuelta para pensarlo mejor.

—Solo alguien de primaria hace estas cosas —habla Min Jung-Hee, pero no me está mirando—, déjalo, le diré a alguien que lo limpie.

—¡No hagas nada! —le gritó intentando modular la voz, pero esta sale horriblemente grave haciendo que se sobresalte—, no te necesito.

Camino a la salida con la frente en alto, para sentir el ligero golpeteo en cada una de mis terminaciones, ocasionando que mi cuerpo se mueva de forma rápida justo como esta mi corazón. No puedo distinguir lo que está al frente de mi cuerpo, hasta que empiezo a caminar hasta dar con la puerta del baño. Mi pecho se siente sofocado detrás del blazer, apenas llego me lo quito, haciendo lo mismo con la corbata para quitar uno de los botones superiores.

Me recargo contra el lavamanos al sentir como una una posible arcada, desea surgir del fondo de mi cuerpo. En eso, el choque de una patada en la puerta hace que logre ver a unos tres sujetos que puedo reconocer como parte de los Hyung.

— ¡Miren a quien tenemos aquí! —dice uno de ellos, el que está en el centro de los dos chicos. Parece ligeramente intimidante, pero no comparado con Lee Seung—, ¿te comió la lengua el ratón o te la corto tanta prensa amarillista?

— ¿Qué quieren? —puedo sentir la bilis subir a mi garganta.

Una arcada hace la función de salir, pero en eso la puerta es nuevamente abierta, logrando que me asuste y el reflejo ocasiona que una nueva arcada, vacíe mi estómago en el piso.

Puedo sentir como el vómito escapa entre mis labios y parte de mi nariz, por la fuerza de la contracción. Como todo mi cuerpo sufre de los espasmos dolorosos de mis músculos. Apenas puedo escuchar y menos ver lo que pasa a mi alrededor, hasta que una mano se posa en mi espalda, haciendo que suba la vista para encontrar los ojos de Park Daehyun dándome una suave mirada, puedo ver la lástima en sus ojos, casi al instante.

— ¿Estás bien? ¿Comiste algo?

Niego sin recordar nada evidente, para sentir las fuertes manos de Daehyun en mi cintura y en mi brazo izquierdo para ayudarme a levantarme.

Me ayuda a apoyarme contra el lavamanos y abre el agua, mis manos agarran el agua, haciendo que de inmediato me lave el rostro y la boca, puedo ver como la sustancia que está en mi mano.

Y es cuando me doy cuenta: somos los únicos en el baño y el olor a vómito empieza a intensificarse. Puedo ver como mis ojos están ligeramente rojos y mis mejillas igual. Distingo mis piernas moverse, y como mis oídos pitan de forma sutil.

Dios, hace calor.

— ¿Cómo sabías que estaba aquí? — Mi voz sale más gruesa de lo que pensé. Puedo sentir las manos de Park darme un calor en mi cuerpo que me resulta incómodo de recibir, haciendo que las aparte con un movimiento tosco.

—Min Jung-Hee me dijo que estabas aquí, así que decidí venir a ver como estabas, al parecer llegué a tiempo.

—Eres bueno para esto de venir en el momento correcto —puedo percibir mis labios más pesados, al igual que mis ojos, casi me sentía adormilado.

—Solo tengo suerte.

—No creo —le digo haciendo que frunza el ceño ligeramente—, yo tengo mala suerte, quizás se te contagie.

—No me importaría, dame todo lo malo, puedo convertirlo en algo bueno.

— ¿Así conquistas a las personas?

Muevo mi cuerpo para así acercarme a él, puedo percibir como el tono de sus ojos se vuelven oscuros y como una sonrisa suave se asoma de sus labios. Su mirada se baja hasta mis labios, y me doy el placer de hacer lo mismo. Aún cuando percibo un calor extraño cubrir mis orejas y mejillas.

—No soy bueno conquistando, por lo general ceden ante mi.

— ¿Nadie ha sido un reto para ti?

—Yo no quiero retos, yo quiero que sepan lo que quieran y vayan por ello.

—Debe ser aburrido.

—Me resulta gratificante.

Me recuesto en su pecho, sintiendo una nueva ola de calor, y soy incapaz de quedarme callado ante el sentimiento que me abarca. —Dios tengo calor —me quejo, sintiendo como su mano se posa en mi nuca, haciendo que suba la vista, su mirada me recorre la cara.

—No te vayas a angustiar, pero, estás drogado.

Abro mis ojos al instante y lo apartó.

—Yo no me drogo, nunca, pensar que yo y la palabra drogado, pueda tener una semejanza, es una idea equivoca.

—Esta bien, lo entiendo eres recto, pero te acaban de drogar y creo que fue por la sustancia que te dieron, entonces vas a tener que esperar a que se te pase el efecto.

Casi al instante puedo percibir como si mis respiraciones se hicieron más pesadas, y me costara llevar el ritmo de la misma. ¿Por qué no puedo respirar bien? Quizás sea por el hecho de estar drogado. ¡Dios porque me acaban de drogar! Puedo deducir que sería un pésimo drogadicto. Mi cara se siente con pequeños alfileres, intentó tocarla y la sensación viaja en corriente eléctrica. Una nueva oleada de calor me abruma, ocasionando que me pegue al cuerpo frío de Park Daehyun, mi mano busca con necesidad la fuente de origen del frío hasta llegar a una parte que conecta entre la clavícula y el cuello.

Alzó la vista para ver cómo el cuerpo de Park estaba tenso bajo mi mano. Dios, es como si pudiera percibir una sensación de frialdad salir de su boca. La resequedad de mi garganta hace que me acerque a él bajo su atenta mirada. Paso mis dedos sobre su cuello, para luego subirlo por su mandíbula. Su piel es más suave de lo que pensé, es como una tela suave. ¿Cómo se llama esa tela?

— ¿Satín? —pregunta Park Daehyun, haciendo que mis ojos se dirijan a sus labios. ¿En qué estaba pensando? si claro, la tela, ¿Cómo se llamaba? — ¿Satín?

—Seda —pronunció notando como mis labios están tan cerca de su piel que puedo percibir como huele.

Dios, huele muy bien. Puedo sentir la vibración de su pecho como si estuviera diciendo algo, pero no puedo captarlo del todo. Me gusta la forma en que huele, como colonia masculina y sudor corporal. Dios que envidia, ¿Por qué no puedo oler masculino? ya va, no existe eso de oler masculino, solo es un aroma, no tiene género. Pero de todas formas, todos los seres humanos deberían usar esa colonia para no sentir que Park Daehyun es especial, ¿Cómo si lo fuera? no lo es. Solo es alto, fornido, y tiene un aroma muy delicioso, y su cuerpo es frío, su aliento es mentolado, y sus labios se ven suaves, y sus ojos son tan negros.

¿¡Que mierda estoy diciendo!?

Park Daehyun se aleja de mí, al momento en que me doy la vuelta. Abro el grifo para esparcir agua sobre mi cara , intentando quitar la sensación de hormigueo y sueño que permanece en mi sistema. Que horrible todo.

—Vas a tener que tomar mucha agua, y lo mejor será que faltes a clases.

—No puedo ir a mi casa con estos ojos —suelto viendo como mis ojos se tornan rojos, al igual que mis mejillas y parte de mis orejas.

—Puedes quedarte en mi casa, hasta que se te pase.

—Prefiero quedarme en la biblioteca.

—¿Y hacer que tu imagen pública sufra aún más daño?Te recuerdo que estás siendo vigilado, quizás en el aula no, pero si en los pasillos y en el resto de tu vida diaria.

—Eso no tiene relevancia.

—Claro que la tiene, y deja de ser tan terco —voltea mi cuerpo para agarrar mis mejillas. Aunque mi cara permanece a metros de distancia, sus manos me dan un frío reconfortante al sentir el calor de la misma—. Joder, intento ayudarte. Me pagaste por ello, déjame ponerte a salvo.

Hago que sus manos me liberen, para volver a verlo: — ¿es tan fácil comprar tu lealtad?

—No tienes mi lealtad, pero tenemos un negocio y yo cumplo con lo cometido.

Daehyun me da una ligera palmada en el rostro haciendo que de inmediato intente golpearlo, acción que hace que termine de cabeza con el cuerpo sobre su hombro.

— ¿¡Estás loco!? ¡Vomitare!

—Ya lo hiciste, no tienes nada más en el estómago.

—Me acabo de tomar tres litros de agua, ahora bájame antes que vomite sobre tu espalda.

Me deja a un par de pasos de la puerta del baño, que se abre mostrando a Min Yeong, quien camina hacia nosotros con una una sonrisa divertida. Si no tuviera tanto calor y sueño, podría decir algo sarcástico, pero mi mente sigue sin darme motivos para pensar, así que simplemente coloco la cabeza en el pecho de Daehyun para sentir como su dedos rozan mi nuca de forma suave, para intentar "tranquilizarme" aunque no sé...

—Jung-Hee tiene cosas que hacer, puede reunirse con nosotros después de las 5 —informa Min Yeong, para pasarle unos lentes de sol a Daehyun.

—Toma, intenta no quitártelos.

Me los coloco, para sentir un ligero empujón en mi cuerpo, saliendo del baño. Caminamos por el pasillo vacío de la institución para tomar el otro rumbo, el rumbo que va al estacionamiento local que viaja hasta la parte baja. Nos dirigimos hasta una hermosa motocicleta, que a pesar de que no me interesa nada que tenga que ver con hidráulicos, me parece demasiado hermosa para no apreciarla. Puedo sentir el peso de mi cuerpo y el de mis ojos. Dios, no me puedo mantener despierto. Una nueva mano se posa en mi espalda para acercarme a la moto. Suelto un nuevo bostezo al sentir que unas manos se aferran a las mías. Un cuerpo caliente alberga mi alrededor. Me doy cuenta que acabo de cerrar los ojos cuando los abro para ver como estoy subido y la sensación de asfixia, me envuelve al chocar con el aire caliente.

—Haz el esfuerzo de mantenerte despierto —escucho la voz de Park Daehyun, intento concentrarme en la carretera, en cómo el visor del casco deja que vea todo de una tonalidad oscura, mientras una campera y manos en la cintura me dan un calor reconfortante contra el viento frío.

Es la primera vez que ando en moto y la sensación me resulta casi como volar, como si fuera un ave, y pudiera alzarme en vuelo. Solo quisiera levantar los brazos. En eso, la presión de una mano me impide alzarlas.

—Cálmate gatito, aún no existen paracaídas para ti.

Mi cuerpo deja de sentir el viento contra él. Mis piernas permanecen con un ligero aturdimiento, pero puedo ver como una mano me ayuda a bajar de la moto, para sentir como uno de los cascos es retirado de mi cabeza.

— ¿Cómo es que aún tienes las punta de la nariz roja?

—Por el frío —habló, como si hace mucho no hubiera escuchado mi voz, suena burbujeante y gruesa.

Miro alrededor, para ver el estacionamiento debajo de algún edificio, eso se nota. Pero este parece hecho de acero. Quizás no sepa de carros de lujo, pero puedo asegurarme que lo que estoy viendo son carros de lujo. ¡Por Dios! Yo ponía esos carros en mi fondo de pantalla de la laptop cuando pensaba que mi madre iba a decirme algo por ser poco varonil. Estoy casi seguro que los Mclaren, Ferraris y Toyotas son unas de las pocas marcas que me aprendí al momento de fingir ser hetero.

Espera, si estoy viendo autos de lujo.

— ¿Me trajiste como distracción para robar autos?

— ¿Qué?

Quizás por la cara que me acaba de lanzar Park Daehyun en este momento es quizás una de las razones por la que no tengo amigos. Quizás ese no es el motivo, pero por qué otra razón es que estaría aquí. Ya va, ¿y porque él puede estar aquí? Ya va, si lo dejaron entrar es porque... ¿Será hijo del conserje? Eso no tiene sentido Seojoon... No puedo esperar mucho de mi, estoy drogado. Ay Dios, ahora que lo pienso es posible que no pueda ir a la universidad después de esto.

—¡No podré ir a la universidad! Este será mi fin. No estudiaré literatura, seré vagabundo y estaré esperando la mota de los dealer de la esquina de mi casa, como si fuera pan caliente —mi mente vuelve a dispersarse—, ¡Ahora nunca tendré una familia, ni un perrito porque seré un vagabundo!

—Nadie le dice mota a la marihuana —me replica Park Daehyun.

— ¿Y como le dicen?

— ¿A que?

—A la marihuana.

—Marihuana.

—Ni siquiera podré pedir marihuana de forma decente, porque pensaran que soy un viejo.

Puedo escuchar una ligera carcajada que intenta contener, y al parecer lo hace con éxito, ya que empieza a caminar tomando mi mano. No puedo percibir más que una ligera tranquilidad en mi cuerpo y un calor en mi vientre bajo. Entramos por un pequeño complejo de vidrio polarizado, donde un único ascensor y dos guardias están en la parte baja, esperando.

Entramos a la caja metálica, puedo sentir la opresión en mi cuerpo y es cuando me aferro con más fuerza al brazo de Daehyun, para presionar con suavidad mi palma contra la chaqueta de la escuela. Creo que vomitaré.

—Por favor no lo hagas, no puedo soportar el vómito de la gente.

—Hace rato estaba vomitando y no dijiste nada —lo acusó para alzar la vista—. Me siento cansado, ya no quiero caminar.

¿Por qué se ve tan suave? Su piel se ve tan suave casi como el satín o la seda, algo muy bonito, muy profundo. Mis manos viajan hasta su cuero cabelludo, para sentir como el lacio cabello rubio, me comienza a picar en la mano. Mis manos vuelven a su nuca y de su nuca a la raíz de su cabella, hundiéndome en la sensación.

—Podría conseguir un orgasmo con tu cabello.

—Preferiría que fuera por mis manos, pero eso es un avance.

—No deberías decir esas cosas, suenas como gayyyyyy —mi lengua se siente pesada a medida que arrastró las última palabra. Me recuesto en su pecho al momento de sentir sus manos en mi nuca, intentando tranquilizarme o, a él mismo.

—Tú eres el que acaba de decir que llegaría al orgasmo con mi cabello.

—Pero estoy drogado.

Aceptando ese hecho, me dispongo a abrir los ojos al momento que las puertas del ascensor se abren. El lugar se ve oscuro, hasta que entramos, dejando nuestros zapatos en el recibidor. Una luz se enciende, y a medida que entramos otra igual para apagar la que estaba del otro lado. Puedo vislumbrar un solo piso blanco que conecta con la sala. Ventanales tapados con una cortina pesada. Sillones blancos y algunos retratos. La cocina solo es blanca con grandes mesones y estantes completos.

Nunca había visto tanto lujo desde que estaba en la casa de mi padre, porque este es un tipo de lujo que no está en casa de mi madre, es un lujo silencioso, uno que resuena a medida que piso cada mármol blanco. Dios, esto debe costar mi colegiatura a SNU*. Nos encaminamos hasta una nueva habitación, igual de oscura que el resto de los otros cuartos. En eso, el estomago, me gruñe de forma fuerte, haciendo que lo mire con suavidad.

— ¿Hambre? —inquiere Daehyun, haciendo que ruede los ojos, pero asiento—. En el centro está la cama, puedes acostarte, traeré algunas botanas.

Asiento, para caminar derecho por la habitación, hasta que mis pies en medias dan con el comienzo de una cama, para después sentir la superficie mullida. Acerco mi cuerpo entre las mantas, que desprenden un ligero aroma de colonia masculina, precisamente esa que es Daehyun, me hundo de cabeza entre las mantas. Me acerco hasta donde están que el aroma se vuelve más fuerte y agarro una almohada colocando mi rostro sobre ella.

Una leve caricia en mi cara hizo que me levantara para ver a la persona a mi izquierda. Las luces encendidas solo hacen que mi mirada se desenfoque, para después alzar de nuevo la vista. Daehyun abre mi boca para dejar un pedazo de sushi, y aunque no me gusta la comida japonesa, mastico y trago al ver como el termina de comerse el otro pedazo. Dos pedazos masticados en mi boca para después darse por satisfecho.

Me acuesto en la cama y por inercia cierro los ojos, al sentir la luz sobre mis ojos, calentándome. En eso, la luz se evapora, y el sueño vuelve a mi, haciendo que me acueste.

Me recuesto para sentir como una fuente de calor logra que el frío en mi piel se vuelva menos fuerte, me aferro a la fuente. Para después sentirme un poco ahogado, y es cuando abro los ojos, para ver como me estoy aferrando a un cuerpo, como si fuera un necesitado.

Si tengo que admitir que es la primera vez que duermo con alguien, esperen, ¿Qué hora es? Nunca duermo de día, arruina mi sueño en la noche, es casi una regla impuesta. Bostezo, y muevo el cuerpo a mi lado, pero este no reacciona. ¿Dónde estaba? ¿Por qué no estoy en clase aunque tengo el uniforme puesto? ¿Qué hora es?

Vuelvo a empujar el cuerpo a mi lado, pero no se mueve de ninguna forma. Intento encontrar el borde de la cama, pero la cama parece ocupar demasiado espacio. Por fin encuentro el borde y con este una mesa de noche que tiene una lámpara de noche en la cual empieza a iluminar de forma tenue para volverse más brillante. Agarro mi teléfono que esta cargando en la misma mesa de noche.

5:30 pm

Mierda.

Miro al otro lado de la cama con velocidad, para ver el cuerpo del responsable de mi retraso en la escuela nocturna. Ruedo los ojos, para luego arrastrarme, hasta él con velocidad e intentar levantarlo, caso que parece perdido, ya que sin importar cuanto lo manoteó, golpee o mueva su cuerpo, parece que entró en un estado de coma.

—Vamos, Daehyun, necesito llegar al horario nocturno.

Al escucharme puedo ver que decide darme la espalda y acostarse sobre su pecho. Presiono mi mano sobre su espalda, para después ver su cuerpo se tensa, ocasionando que Daehyun se levante casi de inmediato.

—No deberías tocar a una persona sin su permiso —dice dejando la tensión a un lado, para verme—, ¿ya estás mejor?

—Aún me siento mareado, pero no tanto como para faltar a clases nocturnas.

—Deberías seguir durmiendo.

—Retenerme aquí contra mi voluntad es un secuestro.

—Dime que no quieres ser abogado, serías pésimo. —Se levanta, camina hasta la pared y enciende las luces. Una vez más aquella luz me dejó ciego por unos momentos—. Ve al baño y lávate los dientes, me cambiare en el otro baño y te espero afuera.

Asiento caminando hacia la segunda puerta que solo una persona que buscara, la conseguiría, no es algo que a simple vista se ve. De hecho el cuarto hace alusión a ser pequeño, pero no lo es. Solo que tiene una decoración en colores oscuros que lo hace ver pequeño. Pero tiene doble puertas que dan a un balcón, una cama casi el doble de una king, y un baño con las misma dimensiones que el mío.

Me cepillo los dientes para escupir y ver al espejo. Mis ojos tienen una tonalidad rojiza todavía, y mi cuerpo seguía sobre estimulado, pero nada que no pudiera soportar. Salgo para ver el bolso, mi bolso al comienzo de la puerta. Término de ponérmelo y salgo del lugar para ver en la entrada a Daehyun con el uniforme del colegio todavía.

Entramos al ascensor, y la curiosidad me termina de comer cuando le pregunto.

—¿Quién vive aquí, Daehyun?

—Solo yo —Subo la mirada para encontrar sus ojos mirándome—, y es todo lo que compartiré, gatito.

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3* SNU/ Universidad Nacional de Seúl. 

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