
Capítulo 12
Las fichas de dominó cayeron en cascada.
Kim Seojoon.
Ignorar los demás mensajes de Lee Seung que parecen no decir nada más interesantes, que el simple hecho de preguntar estupideces, lo que me provoca bloquearlo, cosa que no hago, por simple lógica. Sin embargo una llamada errante hace que sea imposible ignorar el teléfono. Frunzo el ceño un poco al ver un número desconocido, y de inmediato cuelgo, es casi un reflejo ya que nunca me ha gustado atender llamadas, quizás tienen que ver con el hecho de ver demasiadas películas de terror.
El mismo número vuelve a llamar, y contestó por simple curiosidad.
—Kim —Escuchó la voz nítida de Daehyun, y mi cuerpo de inmediato reacciona, haciendo que mi garganta se cierre y mi corazón se acelere, pero respiro hondo, antes de volver a escuchar como me llama por el teléfono—. Kim escucha, lo siento...
— ¿Por qué me llamas Daehyun?
—Me enteré de lo que pasó...
Obviamente que el chismoso de Min Yeong diría algo.
—Si quieres disculparte, olvídalo, no debí contratar a unos chicos para esto... —Me regaño, nunca debí de ser tan estúpido para subestimar a un chico que mandó a muchos otros chicos a golpearme. Eso debió decirme algo, pero como siempre me confié.
—No, escúchame, esto no volverá a pasar. Te lo aseguro, estaré más pendiente, puedo protegerte.
—No es algo que se pueda evitar —suelto recordando el trato casi macabro e increíblemente imposible que hice con Lee Seung—, y ahora, si me disculpas necesito dormir.
—Baja —escucho en un hilo de voz, haciendo que aparte el teléfono del oído, para escuchar como mi corazón está demasiado acelerado por aquellas palabras.
Parece una de esas frases cliché que me ofrecen una libertad fácil de tomar, nadie me preguntara a donde voy, a mi madre no le importara y mi padre solo intentara que los medios no le importe lo suficiente. Sin embargo, mi mente no deja de relacionarla con el típico: "¿Y de qué viviremos? De amor" Y es que yo no amo a Park Daehyun, y estar con mi tipo de amor parece causar un mar de problemas.
—No lo haré, mi casa está rodeada de cámaras y de guardias —suelto una excusa que no es mentira, pero tampoco una verdad absoluta. Una mentira disfrazada de miedo y cobardía.
—Vámonos entonces.
—No me crees tan estúpido como para irme contigo, ¿verdad?
—No —reafirma—, pero espero que la próxima vez que te lo diga, quieras venir conmigo.
—Yo también lo espero.
Cuelgo de inmediato, para volver a acostarme y cerrar los ojos con fuerza. Me quiero ahogar en las suaves y caras sábanas de seda. Pero una sensación de intranquilidad me recorre la médula espinal, así que de inmediato me levanto, intentando no hacer ruido, aunque la cama está vacía, puedo presenciar como mi cuerpo vuelve a entrar en contacto con la laptop, que yace apagada. La dejo así mientras abro los cajones buscando la libreta que permanece oculta entre sus fondos. Agarro el cuaderno y el lapicero, para sentir la firmeza de este contrastar con el suave papel que yace quieto, mientras las ligeras palabras vuelven a retumbar entre mis pensamientos difusos. En realidad no estoy escribiendo nada que pudiese compararse con una historia, solo son palabras sin sentidos, que hacen que una sensación se arremoline en mi pecho, para cortar las frases con el último trazo, escribiendo la última palabra como si fuera una especie de mantra.
"Creo que tengo demasiada fé en la humanidad"
Dejo la palabra en suspenso, intentando hilar algo más de esta, pero yace vacía después de un rato. Cierro la libreta y me acuesto.
Intento no pensar en la mentira que me dijo Lee Seung sobre que no era letrado o su propuesta de idol, o menos en el encuentro de mañana; o en la extraña confesión de Park, en el próximo encuentro con la psicóloga o en el encuentro con el profesor de escritura creativa mañana temprano, o en las tres tareas pendientes que no tengo ganas de escribir y que son para el lunes.
Porque mi vida es demasiado complicada sin la necesidad del mañana, y por más quiera puedo presentir que esto es solo la punta del iceberg.
En resumen no dormí nada anoche.
Apenas nuestros ojos se conectaron podía deducir que el profesor Holland era algo, algo como la maldad encarnada. Trago grueso cuando el profesor que por nombre es Arnold, pero no podía conectar bien las neuronas, a las 7 de la mañana, y mucho menos, para escuchar su voz, que era parecida a una música vieja y extremadamente lenta, algo que solo pueda ocasionar sueño, pesado, adorado y provocativo sueño.
Parte de mi cuerpo está tenso, y más de una vez mis ojos se cerraron solos, pero una punzada firme se mantenía en mi sien, como una picada de abeja, cada vez más fuerte, que me mantenía despierto.
—Espero que mi presentación no lo esté aburriendo, Sr, Seojoon.
—Nunca, porque saber los.. ¿73?
—74 —corrige con una sonrisa presuntuosa.
—74 premios y diversos diplomas que secundan su carrera como profesor es mejor que enseñarme a hacer algo útil a las 7 de la mañana, por favor, continúe.
—Puedo comprobar que tienes la habilidad de hablar con franqueza ante cualquier situación, pero, espero que se abstenga de decir cualquier comentario mordaz.
Oh, el profesor quiere jugar al del mejor léxico, bien puedo hacer eso.
—Mordaz o no, la franqueza es como cualquier otro derecho... —me interrumpe a mitad de la frase.
Para ser un profesor nunca le enseñaron las reglas del buen hablante y buen oyente.
—Pero, no es un deber obligatorio...
—Y abstenerse sería delimitar, y eso para un profesor de escritura creativa es hilarante, la creatividad nos manda a abrir nuestras mentes.
Arquea una ceja al percibir como mi sonrisa se vuelve presuntuosa, es casi inexplicable la sensación de victoria que acarrea mis huesos. Hacer que la cara del profesor se convierta en una desesperada y molesta, parece ser un buen objetivo esta mañana.
—La creatividad y la mente es más complicada para solo encasillarse en la frase monótona de "abrir la mente".
—Intenta decirme que existen palabras que no pueden ser dichas.
—Intento enseñarle que no siempre tiene que abrir la boca, entonces sí, existen palabras que no tienen que ser dichas —me da una sonrisa suave, pero que parece decir: "si dices algo no estaremos bien", y asiento—. Y temas que no pueden ser tocados sin saber hacerlo, pero dejemos la presentación de lado y enfoquémonos en su libro. Y tengo algunos puntos a tratar.
Los puntos a tratar fueron cerca de 20 distintos, de como la relación de los protagonistas deben declinar en un final trágico, de cómo la muerte del villano debe ser tratada con "cautela" de como un nuevo poder empieza a parecer en la raza, de volver a mi protagonista mágicamente "la elegida", cuando lo era su mejor amiga, la falta de apoyo paterno haría una protagonista más fuerte.
Esa última fue como un golpe en la cabeza, sin ninguna cautela.
Porque yo no deseo que mis protagonistas tengas 50 mil problemas psicológicos, variados traumas mentales y una estúpida actitud que sea justificada con estos, porque necesito que mis lectores sepan que los humanos son crueles aunque no médicamente hundidos. Puedo deducir que Kim Doyu no tiene un trauma mas que ser un idiota, con un ego agrandado y una sed de justicia gris, y asi como él, existen otros, humanos que no son mas que idiotas.
Un personaje no necesita trastorno mentales que no sepan ser tratados para hacerlos más interesantes, solo es el sed de morbo de una planilla médica atractiva para el espectador.
Entonces para el segundo libro de lo que se supone que sería una trilogía que no presentaría problemas psicológicos, mató a los padres de la chica, su interés romántico es asesinado y a ella casi la viola el mejor amigo que juró protegerla, por no decir más. Su vida se jodió de forma completamente innecesaria.
Se volvió una mierda el libro, así como las películas de Star Wars, bajo mi criterio.
—No escribiré esta mierda, ¡Es horrible! —suelto después de terminar los temas que él, y según él, la editorial quiere que trate en el nuevo libro.
—Es mejor tener ventas, y el Dark Romance está abriendo mucho espacio para que se pueda tratar este tipo de temas.
—No escribiré dark romance, no me gusta. No es mi estilo de escritura.
—Hiciste que tu protagonista se quedará con el villano de la historia.
—Porque cambio, no haré que en el segundo libro su proceso se vaya a la mierda.
—No tiene sentido lo que me dices.
—No tiene sentido lo que usted está hablando, mis libros se juegan bajo mi norma. Ahora si se quiere quedar tiene que esperar sentado a que se me ocurra una buena idea porque la mierda que puso, no la escribiré.
—Esperaba que tuviéramos estas diferencias Sr. Kim, pero no para llegar al punto de decir vulgaridades.
Busca el maletín que dejó en el escritorio para sacar un folio, y mi estómago se hunde con fuerza. Me entrega el documento que está envuelto en una carpeta amarilla, y tiene el título de "Derecho y Deber del escritor con el profesor creativo Arnold Holland." Muerdo mi labio y al final puedo ver la firma de mi madre en la parte de abajo. Cierro los ojos e intentó ahogar el estremecimiento que me embarca. Puedo sentir su presencia en mi espalda, como una pesada sombra, que hace que me quiera hundir en el escritorio, me hace querer hundirme y traspasar las paredes para no tener que soportarlo.
—Deberías saber que tienes que mostrar respeto a tus mayores cuando se te habla, esa no es la cultura occidental— Agarra mis muñecas desde atrás de mi espalda y quiero vomitar, las posiciona en el escritorio para después pasar sus manos por mis brazos de forma lenta, logrando que mi respiración sea superficial. Quiero vomitar, deseo vomitar y hundirme en la tapa del inodoro—. Pero en donde si creo que estás consciente es en lo valioso que es un papel en la corte.
—No puedes hacerme nada —suelto con un hilo de voz.
—18 años, pero no por eso muy inteligente. Se me ha dado potestad de métodos educativos más pragmáticos para tu caso, y está autorizado por tu representante legal.
Puedo ver como saca una regla de plástico para posarla en mis manos, y de repente dar el primer golpe. Intento no gritar, pero el escozor es tan fuerte que de inmediato, chillo.
—Manos quietas, recibirás 5 de estas por cada mala palabra dicha, asi quizas te concentres en escribir.
Fueron 5, solo 5 latigazos con las reglas, pero mis nudillos de inmediato quedaron rojos vivos, como si una maldito hierro caliente se hubiera pasado por este lugar. Intento no respirar porque el calor y el escozor solo hacen que mis nudillos estén hinchados a más no poder.
—Espero no tener que volver a mostrarte como es el respeto Sr. Kim, pero por el momento seguiremos escribiendo, como usted gusta.
Mis manos se posaron en las letras, pero un recorrido de dolor en las articulaciones me hacen estremecer ligeramente. Intentó apartar las manos de las teclas, pero el oído del latigazo llegó antes del dolor, haciendo que no me pueda mover y el golpe impacte en mis manos, chilló de nuevo intentando quitar las manos, pero, Holland las agarra y las deja quietas cerca de las teclas.
—En la psicología esto se conoce como una técnica de condicionamiento clásico, te golpeare las manos cada vez que tus dedos se aparten de las teclas —dice poniendo la regla sobre mis hombros y pasarla lentamente como una amenaza tácita—, ahora veamos, deberías cambiar esa palabra por algo no tan fuerte, pon peligroso, no letal, no queremos que sea extraño.
Mis dedos se quedaron quietos en las teclas por un momento, pero cuando escuché el sonido de la regla cortar el aire, volví a modificar lo que dijo. Se mantuvo sentado a mi lado leyendo lo que escribía con una constancia dañina.
Escribí y escribí tantas palabras sin sentido, escenas de las que no podía relacionarme solo conjugando palabras al aire y esperando que con una edición pueda ser capaz de hallarle sentido. Porque en algún momento hubieron tantos: "modifica esto", "no uses esta palabra" y "suena feo el significado", que lo más probable es que haya escrito la idea de él, sobre lo que el libro tenía que hablar. La ira y la preocupación me inundaba, ya no podía pensar claramente sobre lo que estaba escribiendo, solo palabras y más palabras de un persona que no sentía como mis personajes. Los dedos me empezaron a doler, y el pulso con cada roce de la regla, solo hacía que me acelerase el corazón, logrando que me distrajera lo suficiente, para perder el hilo de lo que escribía.
No pude pensar con claridad hasta que se hicieron las 12, y el profesor se terminó de ir, acabando con el capítulo del día. El cual tenía una cantidad obscena de página, para ser alguien que le resultan mejor los capítulos cortos a la hora de hacer un libro.
Ni que fuera la Biblia.
La cabeza empezó a latir con más fuerza y junto con los párpados que me pesaban podía presentir un nuevo dolor en todo mi cuerpo. por primera vez me sentía exhausto y agotado al terminar de escribir, podía reconocer fácilmente el sentimiento como algo que no pertenecía al perfecto mundo que me causa escribir, esa sensación se volvió una horrible mancha fea que dañaba mi imagen de lo que mi pasión, representaba en mi vida. No, la escritura es mi hogar, esa sensación es solo por hoy, no volverá a ser así nunca más.
Escucho el estridente ruido de una llamada entrante, ocasionando que me detenga en seco de cualquier pensamiento o acción. Agarró el teléfono y revisó quien me marco, al ver el nombre de la persona, cuelgo en seguida y le mandó un mensaje.
Kim Seojoon: ¿Para que me llamas? 12:10 pm.
Vuelve a llamar, pero de inmediato cuelgo.
Kim Seojoon: ¡Deja de llamarme! ¡No te atenderé! 12:10 pm.
Vuelve a llamar, y tal y como antes cuelgo.
Kim Seojoon: ¡Hablo en serio! ¡Deja de llamarme! Pedazo de idiota insufrible. 12:10 pm.
Vuelve a llamar, y atiendo de inmediato.
Las palabras se atoran en mi garganta cuando lo que parece ser su voz un tono más profundo de lo que me acordaba, me contesta.
—Hasta que al fin contestas, cielito —la voz gruesa, pero suave de Lee Seung me deja por un momento en shock, pero no le terminó de prestar atención, porque el nuevo apodo por el que me ha llamado me resulta aún más denigrante.
¿Cielito? Debería mejorar en su originalidad.
— ¿Quién mierda te dio derecho a llamarme de esa forma? o mejor aún, ¿para que me estas llamando, bastardo infeliz?
—Eres siempre tan risueño y encantador —se burla Lee Seung, e interiormente ruedo los ojos, para levantarme del escritorio. Mi cuerpo pesa, y el hambre nunca llega, así que de inmediato, caminó hasta la cama. Acostándome, sintiendo como la mullida cama vuelve a dejarme en un estado de paz—. Si no supiera bien, podría deducir que estas a punto de tener un orgasmo, casi te escucho ronronear.
—Podría tenerlo, bastardo asqueroso, pero no sería asunto tuyo.
Me acuesto en el medio de la cama, entre las almohadas, aun escuchando la suave carcajada de Lee Seung que podrían fácilmente hacerse pasar por un murmullo. El cabrón tiene una linda risa, con el toque justo de gravedad, volviéndola como un canto de cuna, o al menos a mis oídos, sonámbulos.
—Deberían ser asuntos míos.
— ¿Por qué?
—Porque los ocasionará yo.
Jadeo en voz alta al poder captar la oración completa, ocasionado que se ría con fuerza.Y logrando que de inmediato cuelgue. Es un bastardo asqueroso, ruedo los ojos para volver a escuchar el estridente timbre del móvil anunciando una llamada, ni me molesto en revisar cuando la contesto.
— ¿Te has puesto nervioso?
—Me ha dado asco y me he ido a vomitar.
—Si claro —dice con un evidente sarcasmo, pero dejó pasar por alto al sentir los párpados pesados y el envolvente aroma de mi colonia impregnarse con suavidad en la tela. Me estiro en la cama para después cerrar los ojos y escuchar un murmullo en mi oído, es demasiado tarde cuando el sueño me vence.
Me despierto con dolor en la espalda y la cabeza pesada, pero sin el insistente dolor de aguijón, reviso el teléfono que está tirado al lado, para recordar como la última conversación que tuve fue con un borracho Lee Seung. Lo agarro para revisar la hora, pero un pinchazo de dolor en mis manos hace que recuerde en la regla golpear con fuerza en mi piel marcándose. El escritorio yace calmo en la esquina del cuarto, y una sensación de incomodidad se queda en mi espalda baja, al no poder deshacerme de esta sensación, vuelvo la vista al telefono dando las 3:16 pm, mi estómago ruge al acordarme que no logre comer nada por el sueño que me venció, y mi cuerpo esta sufriendo por eso, parece que se está comiendo al él mismo.
Agarró el teléfono y bajó por la casa, encontrándose vacía como siempre, pero encontrando una variedad de platos tapados en el mesón de la cocina, con una nota en la parte de afuera de la cocinera.
Deberías cuidarte más dulzura. Fuerza.
Dejo la nota en el lugar para comer los platillos con gran apetito, casi como una bendición. Dios, amo la comida, con gran fuerza, y aunque a veces no nos llevemos bien, puedo decir que es uno de mis momentos felices. Apenas terminó todo cuando un mensaje entrante vuelve a mi teléfono.
Hijo de puta: Pasaré por ti a las 8, espero que estés listo, estaré a unas cuadras fuera de tu casa. Visto 15:35 pm
¿Cómo mierda sabe donde vivo? ¿Cómo mierda me iré de aquí? Muerdo mi labio ante la cantidad obscena de preguntas que surgen en mi mente, y casi con temor de lo que me pueda decir, decido dejar pasar el tema, quizás sea un tema para hablar en persona, donde quizás puedo convencerlo de decirme cómo consiguió mi estúpida dirección.
Kim Seojoon: ¿En serio crees que el papel de chico malo te queda sexi? Visto 15:35 pm
Hijo de puta: Cuento con ello. Ponte bonito. Visto 15:35 pm
Kim Seojoon: Siempre lo estoy. Visto 15:35 pm
Respondo casi por inercia, y es que es algo que nunca negaría, esa clase de belleza tradicional, está bien, no es espectacular, pero está bien.
Hijo de puta: Si. Visto 15:35 pm
¿Sí qué? Cuando quisiera que hable más no dice una mierda útil.
Esperen, eso fue raro, eso fue demasiado raro, eso fue tan raro que hasta se podría decir que estoy coqueteando con Lee Seung cuando me parece el ser más repulsivo y violento del mundo. La falta de sueño, está teniendo un efecto en mi. Pero, tengo que recordar porque estoy haciendo esto, tengo que recordar que un escándalo más y puedo ser acabado, de nuevo.
Que patética, estúpida y delirante situación me vine a meter.
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