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23.- Secuestro

Esperaba, oculta entre las sombras del callejón frente al edificio donde vivía Agnes. Hacía un buen rato que ella y Scar se habían despedido, y ella había entrado a su casa.

Me sentía molesta, a pesar de que mi cocinero ya había perfeccionado el potente paralizador que le había ordenado y los nuevos traficantes estaban casi listos para salir a las calles, si no creaba una distracción para cuando eso ocurriera los chicos correrían peligro.

Y tenía planeada la distracción perfecta, solo necesitaba una pequeña oportunidad.

Oportunidad que buscaba en aquel callejón desde hacía una semana.

Oportunidad que se me presentó justo en aquel momento, cuando Agnes salió de su casa sola. Debía darme prisa pues no faltaba mucho para que amaneciera, di la vuelta al edificio para cruzarme en su camino.

—¿Agnes? —ella se quedó mirando algunos instantes antes de reconocerme.

—Eres Angel, ¿No es así? —Sonrió.

—Me alegra volver a verte. ¿Cómo te fue con tu incursión de aquella noche?

—¡Oh, Angel! Fue muy genial, y ahora he estado viendo a Scar más frecuentemente.

«Claro, van agarradas de la mano y se besan a cada rato, y eso es solo "verla más frecuentemente"» pensé molesta.

—Me alegra escucharlo —dije en su lugar.

—¡Y todo gracias a ti! —se acercó para abrazarme con efusividad.

Ese era todo el movimiento que necesitaba, la rodeé con mis brazos para detenerla con fuerza, a la par que hacía una seña a uno de los vampiros que habían venido conmigo.

—¿Angel? —ella intentó soltarse, pero no pudo apenas moverse.

En ese momento el vampiro puso un trapo lleno de cloroformo en su rostro, se resistió algunos instantes, incluso pude sentir su magia intentado salir, pero nuestra sustancia modificada tardó apenas un par de segundos en surtir su efecto.

Un ruido en la esquina nos llamó la atención, al levantar la vista ví a un joven humano.

—¿Agnes? —preguntó sorprendido.

—¡Maldición! —mascullé antes de dar un salto con el cuerpo desvanecido de la chica.

Pude escuchar que el chico gritaba su nombre, bueno, eso haría que Scar se enterara de lo ocurrido mucho más rápido, lo cual me sería de bastante utilidad. Aunque eso era adelantarme, lo primero era salir de allí antes de que nadie pudiera detenernos, cosa en realidad no tan complicada pues conocíamos muchas de las zonas más oscuras y escondidas de la ciudad, por lo que no fue tan difícil ocultarnos y movernos con rapidez.

Ocupando las mismas rutas que ocupaban mis traficantes para moverse por la ciudad sin ser detectados, nos movimos hasta llegar al gran almacén que serviría para todo mi plan. Allí ya me esperaban tres vampiros más así como el cocinero.

Entregué a Agnes a uno de ellos.

—Ayron encárgate de que esté bien amarrada antes de que despierte —ordené— Evan ¿Tienes la droga?

El cocinero se arrodilló frente a mí.

—Lo tengo mi señora, tres dosis de la más potente tal y como me los pidió. Solo hay una advertencia que debo hacerle...

—¡Habla! —ordené con ímpetu, tenía la adrenalina de la prisa en mis venas todavía.

—Después de una primera aplicación, los efectos de la droga disminuyen drásticamente.

—¿Cuánto dura ese primer efecto?

—Varias horas, un promedio de siete a cinco horas dependiendo de la antigüedad y la fortaleza del vampiro.

—Es todo lo que necesito.

—Mi señora... en lo que respecta a mi familia...

Lo silencie con un gesto molesto de la mano.

—¿Acaso me estás condicionando, Evan?

El cocinero palideció, pude escuchar como su corazón se disparaba

—¡No! Jamás se me ocurriría, mi señora, sólo quería saber de mis hijos...

—Encárgate de cumplir con tu trabajo, Evan, yo cumpliré mi promesa. Entrega a mis chicos las otras dos dosis y prepárate para tu función con la última. Ella llegará en cuanto anochezca de nuevo.

—No le fallaré, mi señora.

Lo despedí con un nuevo gesto de la mano para dirigirme al fondo del almacén. Donde ya podía escuchar que Agnes comenzaba a forcejear. La habían amarrado a una silla de metal bastante firme y con fuertes amarres de plata en varias zonas como en los brazos, piernas y torso. Al acercarme Agnes me miró con los ojos aterrorizados, brillosos por las lágrimas. Era bastante apetecible verla así, pero aún no era el momento para jugar con ella.

—Angel ¿Qué significa todo esto? ¿Qué quieres de mí? —preguntó con la voz temblorosa.

—¿De ti? Solo quiero que seas un apetitoso señuelo para nuestra querida pelirroja

—¿Scar? —pareció envalentonarse un poco—. ¿Qué quieres con ella?

—Venganza, pero no te preocupes, te enterarás de todo en cuanto ella llegue.

—En cuanto ella llegue te va a matar... —se vio sorprendida por sus propias palabras.

—¿Te preocupas por mí? No debes hacerlo, estoy bastante preparada para su llegada. La cual por cierto tardará todavía un buen rato —Señalé a una de las altas ventanas donde ya se veía el cielo comenzando a clarear—. Nuestra amiga no podrá salir hasta que el sol se ponga, pero estoy segura que la inquietud no la dejará dormir bien —sonreí, satisfecha ante la idea.

Rebusqué entre sus bolsillos hasta encontrar el pequeño teléfono móvil que durante todo ese tiempo había estado vibrando. Sin hacer caso a esas llamadas busqué entre sus contactos el número de Scar, en primera instancia no lo reconocí pues lo había guardado como "Adria", casi había olvidado su nombre real.

Marqué y me contestó apenas al segundo timbre.

_ ¿Agnes? ¿Dónde estás? ¿Estás bien?

_ No soy Agnes

Dije, solo el silencio me contestó por algunos instantes.

_ ¿Dónde está?

Preguntó con la voz tan fría y calculadora que incluso estuvo a punto de darme un escalofrío.

_ Aunque lo supieras, por hoy no podrías hacer nada, el sol ya está saliendo. Estoy segura que mañana te veré por aquí. No necesito decirte nuestra ubicación, su vínculo te la dará.

_ Te advierto que si la tocas tan siquiera, desearás nunca haber existido

No pude evitar reírme de su gruñido, vaya que ésta niña la tenía medio enloquecida.

_ Bueno, eso ya lo veremos. Te veré por la noche, querida Scar.

Rompí el teléfono con solo una ligera presión de la mano antes de arrojar los trozos al suelo. Agnes solo bajó la cabeza, podía ver cómo las lágrimas caían por su rostro hasta sus piernas.

—No te pongas triste, no sufrirán por demasiado tiempo. Y por cierto, será mejor que no intentes ninguno de tus trucos alquímicos, mis chicos también son magos y tienen instrucciones de mantenerte aquí por cualquier medio posible. Aunque quizá sea buena idea que lo hagas. —Me acerqué hasta pasar la punta filosa de mis garras por su cuello—. Si sientes dolor eso perturbará más a nuestra querida pelirroja.

La vi estremecerse de miedo aunque intentó mantenerme la mirada. Vaya que era una chiquilla por demás interesante y deliciosa, lástima que Scar no podría disfrutarla por más tiempo.

Mientras me alejaba incluso pensé en poder divertirme un poco con ella una vez que acabara con Scar. A fin de cuentas, probablemente estaría de muy buen humor una vez que eso pasara.

********************

¡Las cosas se ponen intensas! ¡Nuestra bonita Agnes corre peligro!

¿Cómo se imaginan que llegará Scar a rescatar a Agnes?

¿Y qué opinan del plan de Angel?

Les prometo que no los dejaré con la intriga mucho tiempo y subiré pronto el siguiente capítulo. Solo debo darle una revisada para corregir errores de ortografía y dedazos. Mientras tanto déjenme saber sus opiniones al respecto

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