Una vez que acabó la temida reunión, salí a caminar con Agnes para que sus nervios terminaran de estabilizarse. Todo había salido mucho mejor de lo que esperaba y a pesar de mis temores iniciales, una vez que me metí en mi papel todo fluyó solo, no era la primera vez que tenía que actuar de alguna manera.

—Ya ves que todo ha salido bien. ¿Ahora estás más tranquila? —le pregunté a Agnes, ya que la veía algo pensativa, ella suspiró.

—En realidad, sí.

—No tenías por qué estar tan nerviosa, he estado en misiones mucho más difíciles que entrevistarme con una familia.

—Es que temí que las cosas se pusieran peliagudas y que ellos... —guardó silencio.

—Descubrieran que pertenezco a la Unión —terminé por ella—. No tienes que preocuparte por eso, no es algo que me avergüence.

Me miró algo incrédula

—Entonces, ¿por qué no les dijiste cuál era tu verdadero trabajo?

—Ellos no lo preguntaron directamente —Contesté, encogiéndome de hombros—. Entendieron algo en mis palabras y no indagaron más.

—Les mentiste —corrigió ella, más risueña que molesta en realidad.

—No, solo les dije cierta información de cierta manera, ellos hicieron el resto.

Agnes se giró para rodear mi cintura con sus brazos, atrapándome. Me gustaba sentir su calor tan cerca de mi cuerpo, su olor tan apetitoso y tentador. La suavidad de su pecho solo un poco por debajo del mío.

—¿Y alguna vez me has dicho a mí solo "cierta información"?

—Tampoco es que hayamos platicado demasiado, ¿no crees? —no dijo nada—. Pero no, nunca te he ocultado nada ni lo haré.

—¿Por?

—Por la misma razón por la que hoy vine y hablé con tu familia. No dejaré que nada te aleje de mí.

Me encantaba también la manera en que se azoraba por algunas cosas mientras que en otros momentos se mostraba segura y hasta demandante. Era divertido no saber exactamente cómo reaccionaría, como ocurría con la mayoría de humanos.

Agnes se soltó y reanudó la caminata, tomé su mano y me acoplé a su ritmo tranquilo. Vaya que esto era un muy delicioso cambio de mi habitual rutina violenta, pero ¿cuánto duraría este pequeño oasis?

—¿Así que nunca me mentirás? —su pregunta me sacó de mis cavilaciones y me extrañó bastante.

—Al menos no a propósito —contesté dubitativa.

—¿Y si te preguntara a cuántas personas has matado?

Casi me atraganto al oír su pregunta, volteé a verla pero ella mantenía la mirada clavada en el suelo.

—¿Qué?

—¿Qué me contestarías si te hiciera esa pregunta? —su voz había bajado bastante.

—Pues... que no creo que en realidad quieras saber algo así, por lo que no tendría sentido que lo preguntaras.

Se detuvo y levantó por fin aquellos hermosos ojos grises, ahora marcados por la consternación.

—Adria, quiero saberlo, quiero conocerte por completo, toda tu vida.

—Mi preciosa Agnes, soy una vampira cazadora de la Unión, habrá muchos aspectos de mi vida que serán bastante oscuros y quizá aterradores... —A pesar de mis palabras ella seguía impasible, cuando sus ojos comenzaron a brillar suspiré—. 512 —dije al fin.

—¿Qué?— fue su ocasión de preguntar.

—He estado en 512 misiones desde que me acoplé a la Unión. Y en cada una de ellas ha muerto por lo menos una persona, ya fuera humano o vampiro.

Esta vez fue mi turno de desviar la mirada, era cierto que no me avergonzaba de lo que había hecho, todas esas muertes eran necesarias para mantener la paz, para mantener seguros al resto de personas, pero sabía que al grupo al que pertenecía Agnes todo aquello le repugnaba y no quería ver esa expresión en su rostro. Y estaba segura de que lo vería cuando ella se quedó sin respiración.

—Has matado a más de quinientas personas... —susurró, como si necesitara repetirlo en voz alta para creerlo— ¿Y alguno era... alguno no tenía nada que ver con las drogas?

—¡No! jamás he siquiera tocado a ningún civil, por el contrario me he esforzado siempre para ayudarlos y mantenerlos a salvo.

Agnes me miró intensamente por unos momentos antes de que una sonrisa coqueta asomara a su rostro.

—Bueno, eso no es del todo cierto... —hizo una pausa dramática—. A mi me tocaste bastante.

No pude evitar la sonrisa boba que apareció en mi rostro. No sabía si Agnes me estaba perdonando o solo estaba aplazando el tema, pero me alegré de que lo hiciera. Sería demasiado triste que ella me odiara como hacían el resto de los suyos.

Pero en el medio mes siguiente ella no volvió a tocar el tema, aunque algunas veces se quedaba con la mirada perdida en el horizonte y, gracias a nuestro vínculo, podía sentir que algo la consternaba, sin embargo en cuanto la llamaba por su nombre su alegría habitual regresaba.

Durante ese medio mes yo tuve una recesión en las misiones para poder terminar de sanar mi herida, por lo que pasé mucho más tiempo con Agnes. Entre semana solo eran un par de horas luego del anochecer o antes de que amaneciera pues ella no debía descuidar sus clases. Pero los fines de semana iba a quedarse a dormir conmigo y aunque yo no dormía realmente, me encantaba sentir su cálido y blando cuerpo pegado al mío, palpitando y respirando con la tranquilidad del sueño; era una sensación maravillosa.

Compartimos sangre en otro par de ocasiones, todas igual de eróticas que la primera vez, pero nunca me animé a llegar a más hasta que ella me diera la indicación de que era lo que deseaba. Sabía que estaba insegura al respecto y yo no iba a aprovecharme de ella, a pesar de que la deseaba intensamente esos intercambios eran bastante satisfactorios.

Y adoraba también el momento posterior, cuando Agnes dormitaba relajada y confiada entre mis brazos. En esos momentos el vínculo era bastante reciente y aún podía sentir su amor recorriendo mi propia mente, podía sentir su confianza y su ternura, era exquisito.

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Un pequeño salto temporal, pues ya se vienen cosas buenas en la historia. Aunque centrándonos en éste capítulo:

¿Les dio tanto miedo como a Scar la pregunta de Agnes?

¿Ustedes también lo hubieran confesado?

Y en el lugar de Agnes ¿Se animarían a preguntar algo así? ¿Y qué harían con esa respuesta?

Muchas gracias a todos los que leen la historia, a los que comentan y a los que dejan estrellitas, me hace muy feliz ver cómo va avanzando.

¡Sean felices!