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21.- Reunión


Estaba bastante nerviosa, lo confieso. Tenía miedo de que mi madre o Elías se percataran de que Scar pertenecía a la Unión y me prohibieran salir con ella, además también de que ellos hicieron algo que incomodara a Scar y ella ya no quisiera verme de nuevo.

Pensaba en todas estas posibilidades cuando de pronto la mezcla frente a mi comenzó a bullir y a expeler un humo gris, antes de que siquiera pudiera entrar en pánico Elías apareció a mi lado, añadiendo un catalizador que detuvo la reacción de la fórmula aunque también la volvió inservible.

—Estar enamorada no te ayuda, hermanita —me molestó.

—¡Cállate! Es su culpa que esté tan nerviosa. No sé por qué se les ocurrió semejante idea. ¡Y tú la ayudaste! —le di un golpe en el brazo aunque él no hizo el menor gesto de haberlo sentido.

—Es normal que queramos conocer a tu novia.

—¡Pero solo he salido una vez con ella!

—Eso no te impidió escaparte con ella toda una noche. —Solté un bufido como única respuesta—. A ver, ya ¿Qué es lo que te preocupa tanto?

—Pues que pase algo y que ya no me quiera volver a ver... o que ya no pueda volver a verla.

—¿Estarías más tranquila si prometo ponerme de su lado y evitar que nada de eso pase?

Volteé a ver a mi hermano fijamente, sabía que si me lo estaba prometiendo cumpliría su palabra... al menos hasta que se enterara que Scar era miembro de la Unión, entonces él la repudiaría tanto como los otros. No pude contener un suspiro con lo que me gané un par de palmadas en la cabeza.

—No seas dramática, Agnes, ya verás que todo saldrá bien. Mejor ve a arreglarte que sospecho tardarás un buen rato.

Resignada, fui a seguir su consejo pues no faltaba mucho para que anocheciera. Intenté no arreglarme demasiado para no acarrear más burlas de mi madre o de Elías, por lo que me conformé con una blusa blanca con algunos encajes y un pantalón de mezclilla claro.

También opté por el minimalismo en el maquillaje pues solamente me puse un poco de máscara para pestañas y un gloss brillosos. Mientras me miraba en el espejo me repetí varias veces que debía confiar en ellos, ya Scar me había demostrado que podía responder a sus preguntas de ágil manera y mi familia tampoco podía ser muy persistente con ella pues solo querían conocerla, no interrogarla y mucho menos alejarla de mi... al menos mientras no supieran lo que ella era.

Estaba tan enfrascada en mis pensamientos que cuando la puerta sonó di un brinco, salí casi corriendo y llegué al recibidor justo cuando mi mamá abría la puerta, Scar esperaba en la entrada con un contenedor en la mano derecha.

Me acerqué con curiosidad mientras mi mamá la invitaba a pasar.

—... he recordado que es tradición llevar algo de comer como regalo para los anfitriones que te han invitado, por lo que he traído un pay de limón. Es claro que no pude probarlo pero espero que haya quedado rico —alcancé a escuchar mientras ella le daba el contenedor a mi madre.

Me puse a pensar en lo que había dicho "Que haya quedado rico", esas habían sido sus palabras exactas, ¿Sería acaso que...?

—¿Tú lo hiciste? —pregunté sorprendida, terminando de llegar a su lado.

Sin la menor inhibición ella me tomó de la cintura y me dio un rápido beso en los labios. Me vi muy tentada a profundizar aquel contacto pero me contuve por la presencia de mi familia detrás de mí.

—Así es, yo lo hice. Espero que quedara bien para ser hecho por alguien que no puede comerlo.

Sonreí pues ese hecho me daba bastante ternura, pero antes de que pudiera contestarle Elías entró también al recibidor.

—Solo espero que no intentes envenenarnos —comentó con una gran sonrisa mientras le tendía la mano.

Lo miré, enojada y asombrada a la vez por su comentario, pero Scar le tendió la mano sin quitar su propia sonrisa inmutable.

—No me atrevería, y espero que no sea tan malo como para que lo sospechen.

Ambos rieron, aunque tanto mi mamá como yo miramos seriamente a Elías él no se molestó en hacernos caso. De manera que mejor fuimos a sentarnos a los silloncitos de la sala. En ningún momento Scar me soltó la mano por lo que me senté a su lado en el sillón doble.

Elías fue a ayudarle a mi madre para traer los platitos de la cena. Cuando estuvimos solas, Scar llevó mi mano que sostenía hasta sus labios.

—No es necesario que estés tan nerviosa mi dulce Agnes, esto no es nada —me susurró.

—¿Por qué dices que estoy nerviosa? —pregunté, era muy claro que lo estaba pero me estaba esforzando por actuar con normalidad.

—¿Bromeas? Pude escuchar tu corazón aún antes de entrar, además puedo sentir el sudor de tus manos —murmuró bastante bajo.

Avergonzada quité mi mano para limpiarla pero ella volvió a atraparla antes de que pudiera hacerlo.

—Lo lamento...

—No es necesario, solo quiero tranquilizarte un poco y que estés bien. En realidad no me molesta.

—¿Cómo podría no molestarte el sudor? —Pensé que solo ponía pretextos pero...

—Piensa que es como lo que el olor de una deliciosa comida sería para ti —se acercó a mis labios—. Y es una comida muy deliciosa.

Me dio un rápido beso antes de volver a acomodarse relajadamente en el sillón, justo en el momento en que los otros entraron al cuarto y dejaron en la mesita tres platos con el pay de limón y cuatro tazas; tres de ellas con café caliente y una con la mezcla alimenticia para vampiros que mi mamá le tendió a Scar.

—Aquí tienes, Adria.

—Muchas gracias, señora —contestó ella con aquella peculiar manera que tienen los vampiros de sonreír para que no se les vean los colmillos.

—Llámame Marie, por favor, somos una familia muy pequeña como para tener ese tipo de formalidades.

—Entonces, gracias también por la confianza, Marie.

Poco a poco mis propios nervios se fueron diluyendo en la normalidad de la conversación. Los tres alabamos el pay de Scar sorprendidos de que lo hubiera hecho ella personalmente, aunque intentó restarle importancia diciendo que sólo había seguido los pasos de un vídeo de internet.

Mi madre le hizo algunas preguntas pero en ningún momento Scar se mostró incómoda por ellas, al contrario contestaba con soltura y confianza. Según su historia ella venía de Escocia y una vez en Valquiry se encontró con su maestro quien la transformó, había viajado por muchas partes del mundo y apenas hacía alrededor de un año que había vuelto a la ciudad.

—He de confesarte que desde la primera vez que te vi me pareciste conocida —le comentó Elías.

—Hace algunos años estuve en la ciudad por algo de tiempo, quizá nos encontramos en alguna calle —contestó con naturalidad Scar a pesar de que a mí se me había detenido el corazón al escucharlo.

Scar estiró la mano para entrelazar sus dedos con los míos, tranquilizándome. ¿Cómo podía ella estar tan calmada con todo esto?

—Sí, es probable. Difícilmente podría solo olvidar una cara y un cabello como los tuyos.

—Hermano, ¿querrías dejar de coquetear con mi novia? —pregunté, algo molesta al inicio, pero solo terminamos riendo todos.

Luego de algunos minutos más de charla Elías bostezó aunque intentó esconderlo.

—Creo que es hora que me retire —comentó Scar dando el último sorbo a su bebida.

—-¿Tan pronto? —preguntó Elías pero un nuevo bostezó lo atacó, por lo que los demás reímos—. De acuerdo. Lo siento creo que debí echarme una siesta en la tarde.

—No te preocupes, entiendo que cada uno tiene sus ciclos de sueño. —Se levantó para despedirse, mientras daba la mano a mi madre preguntó—. ¿Me permitiría dar un paseo rápido con Agnes?

—Claro —contestó mi madre sonriendo—. Solo no la traigas muy tarde.

Ella asintió y se despidió de mi hermano mientras yo subía por un suéter. A los pocos minutos ya estábamos caminando ambas por una de las calles solitarias de la ciudad.

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Listo, lo prometido es deuda. Dos capítulos el día de hoy.

Solo espero que no se les haga muy raro que una vampira cocine ¡Lo que hace una por amor!

¿Qué piensan de Elías, el hermano de Agnes? Él intenta aligerar el ambiente con sus bromas pero creo que ni a su hermana ni a su madre les da mucha gracia.

¿Y de Marie qué opinan?

Déjenme leer sus opiniones, siempre me hace muy feliz hacerlo.

¡Sean felices!


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