17.- Nuestra lealtad es entre nosotros
Allí estábamos los tres, de pie uno frente a otro en un círculo más o menos amplio, en medio de la gran sala de entrenamiento, como habíamos estado ya en muchas otras ocasiones. La diferencia ahora, claro, era la chica de cabello plateado que nos observaba atentamente desde la plataforma elevada.
Intenté de momento apartar mi mente de ella, a sabiendas de que ni Drágon ni Dust perderían la oportunidad de acertar unos buenos golpes, por lo que me centré plenamente en ellos. Los tres nos mirábamos inmóviles, calculando cuál debería ser nuestro siguiente paso y sabiendo que en cuanto se diera el primer movimiento se desataría todo la corriente de ataques.
Respire hondo y me lancé contra Drágon mientras dejaba que mis manos se convirtieran en fuertes garras, ese ataque fue desviado por las propias garras de Drágon y antes de que pudiera contraatacar salté a un lado pues Dust me había atacado a su vez.
Me lancé de nuevo, ésta vez choqué contra Dust y cuando él intentó retirarse lo seguí sin dejar de soltar zarpazos a su torso, él lograba desviar mis golpes pero la fuerza lo estaba haciendo retroceder.
Logré acertar un golpe cuando Drágon cayó sobre mí y tuve que retroceder un par de pasos, movimiento que también Dust aprovechó por lo que me encontré defendiéndome de ambos. Todos los movimientos eran rápidos y constantes, bastante fluidos. Constantemente debíamos brincar e incluso llegábamos a tomar impulso en las paredes.
Hubo un momento, por ejemplo, en que una fuerte patada de Drágon me lanzó lejos a pesar de que la bloquee con ambos brazos, y mi espalda chocó contra la pared, apenas me recuperaba del golpe cuando tuve que girar para esquivar un zarpazo de Dust.
Siguiendo el giro acerté una patada a Dust segundos antes de que Drágon le diera otro golpe en la espalda, regresándolo al suelo en una fea caída. El segundo golpe de Drágon iba dirigido a mí pero fácilmente lo desvié y contraataque.
Tenía la respiración un poco más agitada que de costumbre en éste tipo de entrenamientos, pero no le presté atención hasta que un fuerte golpe de Drágon me dio en el brazo izquierdo, entonces el dolor se movió y explotó en mi costado. Me distraje a causa de ese dolor y con otro golpe terminé en el suelo, un segundo después Drágon estaba sobre mí, pisando mi abdomen.
—Has perdido Scar, ríndete
Mi respiración estaba demasiado alterada, intenté un par de movimientos pero fueron inútiles, sabía que Dust no atacaría hasta que yo me rindiera.
Pero antes de que pudiera decir nada, una luz rojiza lanzó a Drágon un par de metros y Agnes se arrodilló junto a mí.
—Agnes ¿Qué haces? No... —intenté hablar, pero en lugar de hacerme caso Agnes inició el vínculo.
Solté un suspiro de alivio cuando el dolor se desvaneció lentamente. Resignada pasé un brazo por la cintura de Agnes mientras terminaba su trabajo, bastante consciente de que Drágon y Dust nos miraban sin decir nada.
Cuando el vínculo se rompió me incorporé lentamente, apoyada en Agnes, para enfrentar a los chicos. Drágon estaba serio y tenía los brazos cruzados, Dust no podía ocultar la sonrisa de su rostro aunque parecía que lo intentaba.
—Ahora todo tiene sentido —comentó Drágon.
—Por favor chicos, no digan nada... —supliqué, podía sentir la consternación de Agnes, no iba a dejar que ella corriera peligro—. Podría ser peligroso para ella y su familia.
—¿Y si no queremos? —preguntó Drágon, abrí mucho los ojos pues no esperaba esa respuesta, casi me dolió hasta que escuché la risa de Dust, Drágon también sonrió en ese momento.
—¿De verdad crees que lo haríamos, Scar? Me duele que creas eso de nosotros —comentó Dust, divertido.
—¿Qué?— pregunté sorprendida.
—Somos un equipo, nuestra lealtad es entre nosotros sobre cualquier cosa.
—Además, no pondríamos en peligro a una chica tan bonita y que además ha salvado la vida de nuestra amiga —añadió Drágon.
Yo estaba demasiado sorprendida pero Agnes se adelantó y les tendió la mano mientras les agradecía.
Drágon se la estrechó con formalidad. pero Dust incluso la abrazó también.
—Nosotros somos los que debemos agradecerte. Sentimos que Scar estaba herida muy gravemente pero tú la salvaste, así que estamos en deuda contigo.
Me acerqué para quitar a Dust y ser yo la que abrazara a Agnes.
—Muchas gracias chicos, les debo una.
—Estamos a mano —nos dijo Drágon sin quitar su sonrisa—. Y por cierto, no quiero que pienses mal de mí, no iba a dañar a Scar, solo tenía que rendirse.
Me sorprendió que Drágon se excusara así.
—Los entrenamientos siempre son así, buscamos someter al enemigo pero en nuestro caso no nos dañamos realmente.
—Tiene sentido, además ustedes los vampiros tienen una resistencia mucho mayor. Lo siento, creo que mi cuerpo reaccionó antes que mi mente, solo quería proteger a Scar —comentó Agnes algo alborozada. Creo que una sonrisa bobalicona afloró a mi rostro al escucharla, los otros dos también sonrieron.
—Creo que es hora de que le lleves a su casa, no falta mucho para que el sol salga.
Asentí, agradeciéndoles una vez más antes de tomar la mano de Agnes y salir de allí.
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Y nuestra tierna Agnes ha salido en defensa de su amada Scar ¿No les da ternura?
Además de que Dragon y Dust han dejado en claro su lealtad ¡Todos deberíamos tener buenos amigos como ellos!
Déjenme saber qué les ha parecido la historia hasta el momento
¡Sean felices!
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