Capítulo 4Gafas de sol
El paso de la semana se resume en, ir a clases, copiar de la tarea de Ben cuando se me olvidaba, soportar la voz chillona de Verónica cuando interrumpía las clases de química que ahora se ha vuelto un tipo de show de televisión para los demás alumnos quienes, siempre están pendiente de lo que va a suceder en la próxima clase entre la peli negra y yo. El miércoles Emma se enojó a tal grado que le saco su dedo corazón delante de la misma Señorita Palmer, quien no realizo comentario alguno, para mi parecer no alcanzo a verlo dado que su miopía está sumamente desarrollada. Y ahora ya es viernes, y me encuentro acostada en mi cama con mi perrito a mis pies, la laptop sobre mi regazo y una taza con cereal al lado.
Introduzco unas cuantas hojuelas en mi boca mientras observo unas cuantas fotos de mi Facebook, la puerta de mi habitación se abre y veo a mamá con un plato de lo que creo que es un emparedado.
—Clarise, llevas toda la tarde aquí encerrada, pareces un oso en su cueva.
¡Oso, enserio mamá! ¿Soy alta y robusta? ¡No! Podrían confundirme fácilmente con un Oompa-lompa, y peluda, tampoco soy.
—No debiste preocuparte mamá, hoy cenare con Daniel y Emma no tenías que traerme cena.
—Oh esto— señala el plato, luego toma el emparedado y lo acerca a mi cama. —Quien te dijo que era para ti. —Coco baja cuan estrella fugaz de la cama y se apresura en devorar la comida que mi procreadora ha colocado en el suelo. —Para ti hay avena.
La miro indignada al mismo tiempo en que dejo la laptop sobre la cama y me pongo de pie—Con que a mí me hace avena y a mi perrito lo consiente con emparedados de, sea lo que sea que le haya dado.
—Debo informarte que me siento totalmente celosa. —Informo. lo que hace que mi mamá sonría. —Además no me gusta la avena, por eso siempre se la doy a Coco. —Confieso sin pensar.
— ¿Y por qué no me habías dicho antes? —Aclara ofendida. —Como siempre tu taza estaba limpia, jure que te encantaba, y hasta ahora me dices que estaba cocinándola en vano.
—No es así, Coco disfrutaba —observo al perrito que saborea su comida, pero al ver a mamá noto que se ha cruzado de brazos. — ¿Estas molesta? —No contesta. — Oh mami, lo siento, no quería herir tus dotes de cocinera. —Lo que dije le causo gracia, pero sigue cruzada de brazos y eso no me agrada.
—Igual fui engañada.
La tomo por su cintura y la abrazo, ella se hace la fuerte hasta que empiezo a decirle cuanto la amo.
—Te traeré pizza. —Digo besando su mejilla.
—Espero que sean varios trozos.
Salir con Emma es un gran problema, nunca sabe que ponerse y tarda más de una hora en maquillarse, yo soy un poco más simple en ese sentido y es por ello que no comprendo por qué ella está sentada en la cama, mientras yo tengo un tipo de crisis por no saber que ponerme, se supone que Daniel y su hermano vengan a recogernos dentro de media hora y yo tengo el cabello más alborotado que el pelaje de mi perro y llevo más de cuarenta minutos con una toalla envuelta en mi pecho.
— ¡Señor de las santas blusas! Ayuda a Clarise a decidirse que ponerse. —Exclama Penélope.
—No es mi culpa Emmy, no tengo que ponerme.
— ¡Y yo no tengo hambre! —Se levanta se la cama por un momento. —Y estoy hablando de cosas imposibles, tienes ropa y mucha, solo escoge algo y ya— Pasando sus manos por su cara vuelve a aventarse a la cama.
Sacudo un poco mi cabello y doy vuelta para mirar nuevamente en mi closet, el pantalón gris no me agrada, la camisa roja me queda ancha, el vestido azul, bien ese es lindo, pero solo iremos por pizza así que no. Bueno y si voy en pijama, son cómodas y no es que sean feas. — ¡Que estoy pensando! —Paso mis manos con frustración sobre mi rostro y vuelvo a mi tarea de buscar algo.
¡Bingo!
Tomo la blusa floreada que me regalo Jer hace casi un año para mi cumpleaños y que no me he puesto mucho porque, porque simplemente me había olvidado se su existencia, me la coloco junto a un pantalón negro y unos zapatos bajos —Solo iremos por pizza está bien. —Me detallo en el espejo y si no fuera por mi cabello diría que luzco ¨Aceptable¨.
—Y bien, ¿Qué opinas? — Pregunto. Y Emma se levanta para quedarse observándome como siempre lo hace, de esa manera que me hace sentir incomoda. —Vale no te gusto, me pondré otra entonces. —Empiezo a quitármela pero mi amiga la hala nuevamente de un solo tirón, le reprocho y ella me golpea suavemente en mi frente.
—Luces hermosa Clarise, y ni se te ocurra quitártela, es más si no la usas más seguido vendré y la robare, estas advertida.
De verdad que después de que Emma me hiciese una trenza en mi cabello dado el hecho de que se encontraba un tanto despeinado, puedo decir que me veo linda, la blusa es corta, no mucho pero si lo suficiente para dejar expuesto mi ombligo, no me da pena enseñar un poco mi cuerpo, no tengo vergüenza de él, siempre estuve conforme de como soy, porque creo que todos somos especiales de una u otra manera tanto físicas como mentalmente , entonces es por ello que estoy en contra de cualquier estereotipo yo estoy conforme con lo que soy y me acepto y aprecio mi propia belleza así que estoy feliz de sentirme linda en el espejo.
— ¡Demonios Emmy! —Gruño y poso mi mano sobre mi ojo. —Te dije que no.
Emma se aleja rápidamente de mi al percatarse de que tengo una mano sobre mi ojo y la otra preparada para golpearle. Le dije que no quería aplicarme mascara de pestaña pero ella insistió tanto que cedi pero termino incrustando la brocha en mi ojo izquierdo y juro que arde mucho.
—Te dije que te quedaras quieta. —Le gruño nuevamente y termina por salir de mi cuarto corriendo.
Reviso mi celular luego de quitar la mancha negra que rodeaba mi ojo y hablando de este, se ha tornado de un suave color rojo. —Penélope te dije que no quería. —El reloj marca las seis y tres minutos, Daniel no tardará en llegar y aunque no lo crea estoy un poco ansiosa y más por el hecho de que su hermano vendrá también, no soy tan buena para conocer otras personas —Que lo diga la mano de Daniel. —Pero no iré sola así que estaré bien.
Mi madre nos ha informado que los chicos están abajo en la sala esperándonos, Emma termina por aplicarse labial y después empieza a hacer un bailecito muy extraño llamado —¨Debo ir al baño¨—Niego con mi cabeza y le doy señas de que puede ir sin ningún problema, la espero al otro lado de la puerta mientras ella hace de las suyas y empieza a hablarme a gritos desde adentro.
—Siempre te he dicho que amo tu cabello. —Grita. —En serio es muy suave, estoy pensando seriamente en entrar por tu venta en la noche, asegurar que Coco este dormido para que no me vuelva a morder. —Aclara. —Y cortártelo, después me haría unas geniales extensiones ¿Qué dices?
—Estás hablando de, —Ella abre la puerta del baño y yo quito mi cara de diversión. — ¡Cometer cabelloisidio! Enserio Emma, ¡Quieres ir a la cárcel! —Ella se detiene en la puerta y pone su dedo índice en su mejilla. —Es muy enserio. —Emma salta repentinamente y pone su mano en puño cerca de su boca. — ¡Oye! —Exclamo porque se lo que va a hacer.
—Probando, un dos— Carraspea al mismo tiempo en que palmea su puño con la otra mano como si fuese un micrófono. —Bueno si señores. —Dice con una voz ronca haciendo el intento de parecer alguien del noticiero. —Estoy aquí el día de hoy para informarles que Emma Penelope Hoult, la dulce chica de diecisiete años del condado de Orange, ha sido arrestada luego de cometer "Cabelloisidio" a su mejor amiga Clarise Lorens, narra la misma victima que ella siempre tuvo envidia ¡De la buena! —Aclara, lo que me causa gracia. —Por su cabello. Aunque es importante destacar que sus extensiones quedaron, ¡Woou! ¿Ese es Daniel?—La pregunta me toma por sorpresa y me apresuro en mirar escalera abajo. —Sí que es lindo. —Murmura al mismo tiempo en que empezamos a bajar los escalones.
Ambos chicos están en la sala de mi casa, Daniel habla con mamá y el otro se encuntra de espaldas a la escalera. Me repito a mí misma que no debo estar nerviosa, solo son dos chicos que nos acompañaran a comer, solo eso, tomo aire y termino de bajar el último escalón. Daniel detiene su conversación con mi madre por un instante al notar nuestra presencia y plasma su mirada en nosotras, y el segundo chico allí presente acaba de dar vuelta. — ¡Al demonio! —Y así es como todos mis sentidos se alteran.
El castaño que se supongo que es el hermano de Daniel avanza lentamente hacia mi persona, trago saliva al apreciarlo. —Es muy guapo. —Describirlo físicamente no se me es fácil, simplemente puedo decir que es muy... ¿Impactante? , froto mis manos con disimulo sobre mi pantalón. Veo que Emma lo percibe al momento en que me da un pellizco en la parte baja de mi espalda. Arrugo mi cara por el repentino gesto y giro mi cuerpo hacia su dirección.
—Hola Clara de...— Daniel mira mi madre y toma compostura antes de proseguir. —Digo —Carraspea—Clarise, ¿lista para irnos? Digo, no sin antes presentarme a tu amiga claro.
Emmy no espera que yo diga algo cuando extiende su mano en su dirección y el otro joven quien estaba caminando hacia mí se detiene justo detrás de ellos. Lo curioso del hermano de Daniel es que tiene puestas unas gafas de sol y no es necesario recordar que ya es de noche. —Pero cada quien con sus gustos, —Aunque también es importante destacar que no se le ven para nada mal.
—Mucho gusto Emma, soy Daniel pero puedes decirme Dan y él es Jhoe mi hermano. —Expresa al mismo tiempo en que el castaño le da su mano a mi amiga.
—Un placer— Responde Emma estrechando sus manos.
—Y si, ella es Clarise, Clari él es mi hermano Jhoe. —Dice al tiempo en que ambos extendemos nuestras manos, no puedo evitar sentir un cosquilleo en mi palma al saludarlo.
Benditas hormonas
—Un placer. — Expreso.
—El placer es todo mío.
Si él dejara de sonreír tal vez mi mano acatara la orden que ha estado enviando mi cerebro desde hace ya unos segundos sobre soltarle su mano, pero no, mi mano no obedece y mi cerebro en vez de insistir prefiere analizar el rostro del extraño de nombre Jhoe, es por ello que Emma acaba de interrumpir mí ya alargado saludo, tomándome de la muñeca y haciéndome salir de mi casa, me despido de mamá antes de pasar la puerta y sigo a mi amiga quien me lleva a rastras, típico de Emma.
—Para la próxima procura utilizar babero—Susurra mi amiga.
La volteo a ver para hacerle reproche y ella solo alza sus hombros —Te odio, por lo que acabas de insinuar Penélope— sí, el chico es lindo, pero tampoco voy a babear al verlo.—Me retracto.— Mis ojos tienen una hermosa vista a sus...
—Bien, las chicas irán atrás.
Daniel interrumpe mí no tan sano pensamiento. —Añade risa malévola, ¿a quién engaño? Añade mi cara más roja que un tomate. —Y me giro en dirección al auto, pero Emma se queda parada de brazos cruzados y algo me dice que está apunto de reprochar lo que Daniel acaba de decir.
—Es por seguridad—Indica el castaño con gafas.
Una risita nerviosa se escapa de mi boca y él lo nota ya que voltea a mi dirección, paso mis manos en manera de disimulo por mi cabello, y antes de que me dé un tipo de colapso nervioso por el hecho de que él se ha quedado mirándome decido ir al lado de Emmy quien aún debate en si puede ir de copiloto. Luego de una no tan larga discusión sobre el cinturón de seguridad Emma sede a sentarse en el asiento trasero conmigo, con la condición de que ella pondría la música.
Estoy sorprendida por el hecho de no sentirme incomoda, estos chicos son muy agradables—Y lindos. —Ignorando que ya me parezco a Emma por estar admirándolos físicamente podemos llegar a la conclusión de que son amigables. Mi amiga se encuentra en una larga discusión con Daniel sobre sus gustos musicales, pues al parecer ninguna canción que ha seleccionado la castaña de la lista de reproducción de su teléfono le es agradable al chico de ojos azules.
—Eres un anticuado, ¿Cómo no te va a gustar mi música? Es ilógico, inaceptable...
—Dramatico —Añado al ver la escena que está haciendo Penélope.
—Dramatico —Indica ella. — ¡No espera eso no! —Dice al percatarse de lo que acaba de decir. — ¡Clari! —Reclama y yo ahogo mi carcajada tapando mi boca, pero me doy cuenta de que alguien no se toma el tiempo de hacer lo mismo, pues suelta una carcajada muy estruendosa que hace que el auto quede en silencio por la impresión, y así es como todos volteamos a ver a Jhoe quien al darse cuenta de lo incomoda que fue la situación se acomoda en su asiento sin quitar la vista a la calle. —¡Eso si fue dramático! —Indica Emma al mismo tiempo en que Daniel y yo nos carcajeamos.
No he dejado de reír en un buen rato, Emma y Daniel al fin han llegado a un acuerdo al escuchar una canción que para mi suerte le gustaba a los dos, bueno no solo una canción, en realidad les gusta una banda en común y ya van como tres canciones de dicha banda resonando en el reproductor sin embargo aún me causa gracia que cada nada, uno le reprocha al otro por no cantar la parte correcta de la canción.
Mientras ellos discuten o más bien mientras que Daniel se ríe de Emma o viceversa, yo decido apoyar mi cabeza en el asiento, cerraría mis ojos pero sé que probablemente me quedaría dormida, siempre que viajo duermo más de lo que disfruto la vista. Pero esa sensación de que alguien me observa me invade y sin dudarlo dos veces hecho un vistazo al espejo retrovisor y así mi sospecha se confirma, aunque las gafas de sol me hacen dudar si es cierto lo que estoy pensando, cuando su sonrisa se extiende doy por sentado que Jhoe era quien me estaba observando, le devuelvo la sonrisa con cierta inquietud y sobre todo pena y rápidamente quito mi vista del espejo y doy vuelta a mi cabeza hacia la ventana.
Y es allí cuando todo se revuelve nuevamente en mí, allí esta esa canción nuevamente, esa que amo y detesto tanto, esa que remueve tanto recuerdos y hace que todo se nuble, que ocasiona miles de sensaciones en mí, muchas de ellas que no quisiese sentir jamás, pero allí está sonando de fondo, invadiendo el auto de su dulce y a la vez amarga melodía. Todo está en silencio a excepción de la canción a la que me rindo y empiezo a tararear mientras observo el alrededor, trago saliva un par de veces y me concentro en enumerar los autos para evitar sentir, para intentar no revivir aquello que me lastima. Y entonces no puedo más y me doy vuelta a su dirección, ella sabe lo que tiene que hacer y murmura un ¨lo siento" cuando aprieto su brazo.
Su mano se extiende hacia su teléfono quien reposa en la guantera, tiene que levantarse y casi quedar sobre Daniel para poder cambiarla, el chico la mira con cierta confusión y da vuelta para reclamar.
— ¡Ey! Esa si me gustaba, no es justo.
—Pero a mí no.
— ¿Y por qué la tienes entonces?—Pregunta a lo que Emma responde alzando sus hombros.
— ¡Jhoe! ¿Puedo preguntarte algo? —Exclama Emma cambiando el tema, lo que agradezco. —Bueno técnicamente ya estaría preguntado algo, así que, qué más da, ¿Por qué usas gafas?, si claramente no estamos de día y por ende no hay nada de sol. —El castaño aclara su garganta con incomodidad. —Bueno solo si quieres responder.
—Es que, bien...—Se queda pensando por un instante lo que hace que lo vea extrañada. —No me gusta el color de mis ojos. —Confiesa.
—¡Puff, acaso de qué color son! —curiosea Emmy.
—Azules, igual a los míos. —Responde Daniel.
—No me hagas reír, como no te van a gustar.
—El azul es un lindo color—Me arriesgo a decir y por el retrovisor, él vuelve a sonreír.
—Claro que le gusta, ¡A quien no le gustan los ojos azules!—golpea su frente como gesto de que es algo obvio. —Les está mintiendo la razón por la que usa gafas es otra.—El auto se frena un poco y Jhoe gira su cabeza por primera vez en lo que va de camino en dirección a su hermano —¿Qué pasa Jhoe? Diles la verdad y ya.
Emma y yo nos miramos un tanto, muy confundidas y volvemos a prestar atención para saber qué respuesta dará Jhoe.
La incomodidad se puede sentir a kilómetros
—Bueno lo que pasa es que. —Se acomoda como por décima vez en su asiento.
—Lo que pasa es que, se fue de fiesta ayer, si ayer jueves !no pregunten!—Dice al tiempo en que voltea a ver a Emma, lo que me causa gracia — la cosa es que la resaca aún se le puede notar, así de simple.
La ¨o¨ que se ha formado en la boca de Penélope me hace reír, y así el olvidar lo amargo de la canción, todo vuelvo a estar en silencio nuevamente y solo se escucha la música, el recorrido ha sido largo, la pizzería más cercana está a unos veinte minutos de mi casa y el camino se me ha hecho muy extenso, no sé si es por la forma de conducir de Jhoe, quien se ha percatado de no quitar la vista de la carretera ni un solo segundo a excepción tal vez hace un rato, pero de la misma forma no se ha saltado ningún semáforo en rojo, sin duda alguna un ciudadano ejemplar al volante.
Al llegar, la seña que me hace Emma me deja boquiabierta, bueno esta chica, si mi doctorado en entender señas no falla me acaba de indicar que ¿Daniel es de ella?, después dice que la loca soy yo, vale nunca lo ha dicho .Nos instalamos en el lugar, lo que es importante aclarar es que para ordenar se tiene que ir hasta el mostrador.
—Emma y yo iremos. —Daniel hala de la mano de Emma, quien no se ve para nada molesta con el gesto, quien diría que hace tan solo unos minutos estaban discutiendo el auto. —Ustedes dedíquense, a yo que sé, ahora traemos pizza, procura no morder a Jhoe Clarita. —Abro mi boca para reprochar pero se van muy rápido.
— ¿Jhoe no?—.Intento expresar para romper el hielo.
—Te molestaría si pregunto algo. —Dice, lo que me toma por sorpresa, pero igual niego. —¿Qué sucedió en el auto? No es por ser entrometido, pero pude notar lo de la canción.
Mi respiración se acelera y sé muy bien que él lo nota, y mis manos son mi única herramienta para evitar ponerme más ansiosa de lo que estoy, empiezo a frotarlas sobre mi pantalón, él lo noto, él se dio cuenta que me afecto, ahora no sé cómo darle una respuesta, no sé, ni quiero darle una respuesta.
—Lo siento. —Se apresura en decir. —Soy un completo imbécil, no debí preguntar nada. —Dirige su mano en puño sobre su frente mientras arruga su nariz, un gesto algo tierno. — ¿Podemos empezar desde cero? —Yo asiento y el me da una sonrisa de boca cerrada. —Soy Jhoe, aunque eso ya lo sabes. —Vuelve su mano a su frente lo que hace que me ria. —Bien, me agradan las personas que se ríen de mis problemas de comunicación. —No puedo evitarlo y esta vez rio con más fuerza. —Me gusta la pizza, o si no, claramente no estuviera aquí ¿supongo? —dice arrugando su nariz, a lo que respondo alzando mis hombros. —Bien entonces Clarise, ¿Te gusta la pizza? Y aclaro en verdad me agradan las personas, bueno ¡claro que me agradan las personas! —Dice como si se lo hubiese preguntado así mismo y yo vuelvo a reír. — y me agradan las personas que se ríen de mi problema de comunicación. —Expresa antes de sonreír.
— ¿Puedo ver tus ojos?
— ¿Ah?
— ¿Qué si puedo ver tus ojos?
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