Capítulo 3 Héroe
De todas las personas que pasan por mi mente después de descartar el hecho de que claramente la persona que se encuentra justo frente a mí, no es Emma. Nunca — ¡Jamás! — Me imaginaria que él estuviera nuevamente frente a mi mientras yo sostengo mi bata para que no se abra. Él sonríe burlona mente mientras observa como intento cubrirme de todas las maneras posibles —Huir al baño sería una opción. — Si tan solo no tuviera que dar la vuelta y con ello dejar de nuevo a la vista mis calzoncillos de gatitos. Lo miro aún más confundida cuando toma asiento y sigue sonriendo. — Como si no supiera hacer otra cosa más que eso. —Me dedico a obsérvalo, lleva puesto unos jeans oscuros y una camiseta blanca al igual que sus tenis, su cabello esta despeinado y sus ojos — ¡Son azules! — Abro mi boca y la cierro inmediatamente al notar como arruga sus cejas — ¿Cómo no lo pensé antes? — Esto no puede ser una coincidencia, porque el claramente es Daniel.
—Cariño, ¿ya le agradeciste a Daniel?— Mi madre aparece de la nada confirmando así mis sospechas.
—Entonces ¿él es Daniel? —pregunto como si ya no me hubiese quedado claro.
—Daniel Stone a tu servicio—Exclama el castaño desde el sofá — aunque Clarise y yo ya nos conocíamos, no había tenido la oportunidad de presentarme.
— Así que ya se conocían ¡eh! — indica mi madre.
— Algo así. — Me apresuro en contestarle. — Fue en el colegio — informo al ver su cara de confusión.
Aprovecho que mi madre se ha parado justo frente a Daniel, y vuelvo a sentarme en la camilla, mientas me arropo rápidamente de pies hasta cubrir mi estómago. Observo la gelatina verde de la mesa —Creo que ahora deberé esperar un poco más para comerla.
—Clarise amor— se dirige mamá hacia mí. — Tengo que ir a firmar los papeles de la orden de salida, no te importaría quedarte un rato con Daniel —Le sonrió a mamá mientras niego con mi cabeza — bien, entonces vuelvo en un rato y nuevamente gracias— se dirige hacia el castaño. — Por traer a Clarise al hospital.
—No hay por qué agradece— sonríe y mi madre sale de la habitación. — ¡Y bien! ¿Cómo te encuentras Clarita? —Pregunta a lo que yo respondo aun un poco sorprendida.
—Primero, no es Clarita es Cla-ri-se — Lo imito tal y como él se dirigió hacia mí el día de ayer, él sonríe divertido al darse cuenta. — Segundo gracias y tercero lo siento — expreso.
—Qué curioso es agradecer y pedir disculpas al tiempo Clarita, ¿Por qué lo sientes? —pregunta confundido e ignorarlo que me ha llamado nuevamente ¨Clarita¨— Si es por el hecho de que dejaste mi camiseta llena de sangre, no hay problema, puedo dártela para que la laves.
— ¡Oh! — Expreso tras su confesión. — ¡Enserio derrame tanta sangre! Lo siento por eso también, no hay problema yo puedo comprar una nueva camisa... tan solo — pienso — tendría que ahorrar un par de días de mi mesada— murmuro.
— ¡Oye clarita espera! — me asusto con su repentina expresión. — Era broma, sí, derramaste mucha sangre, y no, no tienes que comprarme una camisa nueva. — Muestra nuevamente su sonrisa, mientras pasa su mano por su cabello. — Ya sabemos que no te disculpas por eso, entonces quiero saber el motivo.
— Respecto a mi primera disculpa, aclarado que lo hice dos veces — El asiente. —Me quiero disculpar por ser tan grosera contigo el día de ayer. —Aclaro. — Es que estaba muy molesta.
— Con respecto a tu primera disculpa, aclarando el hecho de que lo hiciste dos veces. — Se acomoda en su asiento mientras me imita, no puedo contenerme y suelto una carcajada. —No tienes por qué disculparte, no eres ni la primera ni la última persona que... no sí, sí eres la primera persona que me invita a unirme al club de ¿Qué era? —cubro mi cara con mis manos, mientras alzo mis hombros en modo de inocencia. — ¡A sí! Ya recordé de chismosas, el club de tus vecinas. —Cubro aún más mi cara de la vergüenza. —Yo lo siento por ser tan metiche, ¿estamos a paz Clarita?— yo asiento e intento acomodarme nuevamente mi cabello.
—Bueno Daniel, ya que nos disculpamos, por así decirlo. Vuelvo a agradecerte por traerme al hospital luego de ya sabes, caer de mi bicicleta— le explico y me percato de que el observa la manera en que muevo mis manos al explicarle mientras hablo. — Y quería preguntarte, si no te molesta claro. — Él niega y yo prosigo. — ¿Me estabas persiguiendo?
Veo que la pregunta lo toma por sorpresa y por un momento hace el intento de levantarse del asiento, yo en realidad la hice en forma de broma, pero por lo que puedo percibir él se ha puesto incomodo, mi sonrisa desaparece cuando él se levanta del sillón y empieza a acercarse — ¡Y a este que mosquito le pico! —Como un reflejo he empezó a correrme hacia atrás de la camilla y cuando no encuentro como seguir corriendo, me preparo para bajar y más cuando se acerca a la orilla de la camilla — ¡Sus ojos! — Se han puesto aún más azules de lo que ya son —Para nada estoy asustada. —Bajo una pierna por el lado derecho de la camilla cuando el posa sus manos sobre la parte baja de esta. —Traigan a Coco — Él ha empezado a morder su labio y yo, quiero correr.
—Si Clarise. — Exclama y juro que mi piel se acaba de erizar —Te perseguía.
Oh por los mil demonios de Tasmania. — ¿Cuántos son en realidad? —Me da igual, él me está asustando, él y sus ojos y yo debería golpearlo — ¿No?— él observa la manera en que mi pie hace contacto con el piso y corre rápidamente frente a mí.
— ¡Mamá! —es lo único que se me ocurre gritar pero el tapa mi boca de inmediato, trato de zafarme pero se me es imposible, aún más porque al moverme con brusquedad siento que mi cabeza empieza a doler fuertemente. — Su...el— Intento decir que me suelte, pero el empieza a susurrar algo, me quedo quieta un instante y me percato de que me está pidiendo que no grite, como si le fuera a hacer caso —Mmmmaaa —pero mi grito aún sigue ahogado.
— ¡Clarita, Clarita lo siento! — ¡Ah! Me callo cuando el empieza a hablar —Era una broma, no era para que pusieras así lo siento, lo siento. —Repite, ¿Broma? ¡Broma mi sujetador! —Nunca te perseguí, nunca te perseguiría solo fue una casualidad lo siento —Dice casi murmurando. —Solo jugaba no quería asustarte. —Me relajo un poco al escuchar eso, pero igual estoy preparada para el ataque —Te voy a soltar y me prometes que no gritaras ¿vale? —Asiento con mi cabeza.
Pero al momento en que afloja su mano de mi boca — ¡Acción! —Mis dientes presionan su mano de una manera increíble, creo que puedo romperlo. —"Pero eso sería canibalismo mis niños"—Repite el Willy Wonka de mi mente, y entonces suavizo un poco la mordida, más cuando veo a Daniel apretando sus ojos por lo que creo que es dolor.
—Clarise, te lo juro, por favor suéltame, no te perseguía ni nada por el estilo ¡aush! Clari, clari...ay ay —Exclama el castaño apretando aún más fuerte sus ojos. —Te encontré por casualidad, yo solo me dirigía hacia la casa de mi abue, debes conocerla vive en tu ay..ayy vecindario es la señora Rebecca.
Al percatarme que su nombre se me es más que familiar lo suelto, el lleva rápidamente su mano a su camiseta y la limpia, luego se la revisa y empieza a sobarla para quedarse viéndome como si fuera una total desquiciada, como si él no me fuera dado un susto terrible al hablarme de esa manera y al insinuarme que me había perseguido. Vuelvo a recostarme en la camilla mientras lo sigo observando con cierta desconfianza, él solo soba su mano, acomodo mi cabello nuevamente y me siento.
— ¿Entonces eres nieto de la señora Rebecca? —Pregunto haciendo de la situación algo más incómoda, él me mira quejándose por su mano pero sin embargo vuelve a tomar asiento en el sillón café. Él asiente con la cabeza rápidamente y yo me apresuro en hablar — ¡Y porque carajos! No me dijiste antes de darme ese susto de ¡mil demonios! Daniel ¿Quieres tocar mi corazón? Está a punto de estallar.
— ¿Y tú quieres ver mi mano? Está a punto de sangrar. —Dice extendiéndola hacia mí —
¡Demonios Clara de huevo! —Y dale con mi nombre. —Casi me arrancas un pedazo —Se lo merece. —Vale está bien, se lo que piensas, sí me lo merezco, no debí asustarte. —Asiento y sigo mirándolo. —Lo siento. —Dice y relaja su expresión.
— ¿Puedo hacerte una pregunta? —Deslizo mis pies por la camilla y empiezo a balancearlos, puesto que después de morder al castaño, el ambiente se vuelve un poco tenso. —Bueno solo si quieres responderme.
—Solo si no vuelves a morderme. —Responde a lo que yo asiento rápidamente —Pregunta lo que quieras Clarita.
—Me ayudaste cuando caí desmayada, por lo que entendí, me alzaste y me trajiste aquí puesto que tu camiseta se manchó de sangre según lo que dijiste —él afirma. — Aún no sé cómo me trajiste al hospital, y tampoco es lo que voy a pregunta, no me malinterpretes te agradezco un montón en verdad por ayudarme, otra persona podría haberme dejado tendida allí en el suelo. Pero tú no lo hiciste y aunque me acabas de dar un susto terrible de verdad aprecio tu gesto. A lo que va mi pregunta es el hecho de ¿cómo llamaste a mi madre si mi celular tiene contraseña?—Indago — ¿Eres del FBI o algo? —Digo y acabo con la tensión que estaba en el ambiente ya que Daniel se hecha a reír. — Y esta pregunta va muy enserio.
—Primero te persigo, y ahora según tú podría pertenecer a algún servicio especial del gobierno —Alzo mis hombro y tuerzo mi boca un poco hacia la derecha. —Me sorprendes Clarita, pero para tú decepción ninguna de las dos es cierta, ya te explique que me dirigía a casa de mi abuela Rebecca y de casualidad te vi en tu bicicleta, supuse que vivías en su vecindario cuando doblaste la esquina y yo solo vi la situación como ya te lo dije anteriormente, una simple casualidad. Pero cuando caíste de tu bicicleta, lo único que pensé fue en ayudarte, sangrabas mucho y eso me asusto no te lo negare, así que no lo pensé dos veces antes de alzarte y correr hacia la casa de mi abue, pero antes de llegar a ella un taxi paso y no lo dude en llevarte directo al hospital, previo a eso había tomado tu mochila y la había puesto en mi hombro, pues aunque te distinguía, no sabía absolutamente nada de ti, y supuse que en ella encontraría algún dato. —Me sorprendo al escuchar como pasaron las cosas, pero no lo interrumpo puesto que quiero saber aún más. —Tú seguías inconsciente aun estando en el taxi, no dude dos veces en abrir tu mochila y buscar algún indicio de cómo te llamabas pero debía primero preocuparme por tu herida. —Poso mi mano en mi herida que ahora está cubierta por gasa. — Como te dije sangrabas mucho y yo debía hacerle algún tipo de presión así que lo siento pero tu pañuelo quedo cubierto de sangre.
>>Lo primero que hice después de que te atendieran en urgencias, fue buscar en tu mochila nuevamente y también porque necesitaba dar tu nombre en recepción, lo primero que tome fue uno de tus cuadernos, allí estaba tu nombre y apellido anotados, di la información a la enfermera y seguí en mi búsqueda para poder comunicarme con algún familiar tuyo y así es como llegamos al segundo punto.
— ¡Mi teléfono! —Exclamo.
—Tu teléfono, sí bien lo primero que vi era que tenía contraseña, algo muy malo para este tipo de casos de emergencia. —Sugiere. — Ahora respondiendo a tu pregunta de cómo descifre tu contraseña, algo que aprendí en internet es que muchas de las contraseñas se derivan a los gustos personales tales como, cantante favorito, comida favorita o algún otro tipo de gusto, y debido el hecho de que no conocía absolutamente nada de ti, no supe como comenzar y así fue como lo descubrí —Arrugo mi cara porque no entendí esa parte —Como no sabía que hacer simplemente me quede observando la foto de fondo y hablando de ello ¡ Qué lindo es coco!
— ¿Cómo sabes que así se llama mi perro? —Pregunto sorprendida.
— Bueno Clarita, otro dato del internet es que además de gustos, los nombres de mascotas también son muy utilizados por muchas personas como contraseñas y al observar la foto de tu perrito no dude ni un segundo en imaginar que tu entrabas entre esas personas, y bien, si aún crees que soy adivino o algún tipo de hacker por saber el nombre de tu perro, no es así, solo tuve que acercar el teléfono a mis ojos para leer el nombre de "Coco" en su collar.
No sé si reír con el asunto o reprocharme por poner una contraseña en mi teléfono que se pudiera descifrar viendo el fondo de pantalla, o agradecer que Daniel pudiera descifrarla y con ello llamar a mi madre, bueno la última es la indicada. —Lo miro aún muy sorprendida. — Este chico es muy astuto, le doy una sonrisa un poco torcida a lo que el inmediatamente responde alzando sus cejas y sonriendo. Y digo lo único que pudo salir de mi boca en este momento.
Gracias.
Mi madre se ofreció amablemente en darle un aventón a Daniel hasta casa de su bue Rebecca, a quien se me había olvidado mencionar siempre le he hecho favores en mi bici. Y hablando de ella. —La bici, no la señora Rebecca. —No le pasó gran cosa, unos vecinos la habían guardado y luego se la entregaron a mi mamá cuando volvió a casa por unas cosas. Daniel se encuentra sentado justo a mi lado en el asiento trasero del auto, no hice reproche porque el chico se sentara justo a mi lado pues aunque me haya dado un susto terrible en el hospital sigue siendo por así llamarlo mi Héroe.
—Lindo parché, combina con tus ojeras y tú morado, Clara de huevo—Arrugo mi frente y lo miro indignada.
— ¡Muy gracioso Daniel!—Que se note el sarcasmo. — Además es una venda, no un parche —El chico se queda mirándome y alza sus cejas. — Ah—Susurro al ver su actitud.
— ¿Te parezco atractivo verdad?
¡Santa Coca cola! ¿Qué acaba de decir?
— ¿Qué? —Le susurro para que mi madre no, nos escuche. Pero él omite ese punto y se suelta a reír.
—Veo que se llegan bien chicos— Mamá nos observa a través del espejo retrovisor.
—Oh Claro que si, Clari y yo nos llevamos muy bien, es más me acaba de decir que le agradó mucho.
¿El no acaba de decir eso Verdad? ¿Verdad? Si en algún momento dije que este chico me agradaba, retiro lo dicho ¿entendido? —Volteo a verlo y está oprimiendo una sonrisa. — ¿Es que acaso no sabe hacer algo más? —Miro a mamá a través del espejo, ella mantiene la vista fija hacia la carretera.
—Eso no es... —Él se ha acercado y puesto su boca cerca de mi oreja — ¿Qué demonios crees que haces?—Le susurro.
—Solo ver tu cara me causa gracia Clarita, es broma lo anterior, solo quería ver tu expresión de asombro y sabes, fue fantástica. Pero ahora dile a tu madre que me amas o le diré que tienes fotos no muy aptas para todo público en tu celular cariño.
—Me decías amor.
—Maldito—Le reprocho. —Nada madre, que sí, Daniel y yo nos llevamos muy bien.
—Me alegra mucho amor.
¡Esperen! Yo no tengo ese tipo de fotos en mi teléfono, lo más sensual que tengo es una de Shawn Mendes sin camisa. —Lo miro mientras niega divertido y posa su mano en su frente. —Acaba de jugar conmigo, él sabe muy bien que no tengo nada inapropiado en mi teléfono, y que nunca tendría nada inapropiado en él —Y vuelve a acercase.
—Ay Clarita, ¿Qué pensaste? —Se burla de mí, mientras alza ambas cejas — Aunque señora, Clarise también me ha pedido varias veces unirme a un grupo de...espera de ¿que era? —Dice girando su cara hacia mí. Le golpeo la rodilla y sonrió al percatarme que mi madre acaba de voltear a vernos.
—De matemáticas mamá. —Miento. —Pero Daniel puede ser un tanto —Estiro mi mano al observar que está apunto de hablar nuevamente y le pellizco un pierna. — ¡Testarudo! —Exclamo apretando con más fuerza.
Me le acerco aun sin soltarlo y viendo que hace cientos de muecas y repito su gesto al acercar mi boca en su oreja.
—Tu cara justo ahora me fascina, no lo se me dan ganas de reírme. —Digo burlándome, él logra quitar mi mano de su pierna y aprieta tus labios en modo desafiante — ¡Nos llevamos tan bien! —Expreso.
— ¡Tan bien! —Repite.
Él toma mi mano de un momento a otro y vuelve a acercarse a mí, pero esta vez también pega su cuerpo hasta que quedamos hombro a hombro. —Intento zafarme de su agarre, pero no puedo —El empieza a apretar mis dedos hasta que me veo obliga a hacer una mueca de dolor, y entonces la suelta.
— ¿Estamos a mano? —Expresa, mientras que yo sobo mis dedos.
—La paz entonces hermano. —Indico y el vuelve a sonreír, repito su gesto.
—La paz Clara de huevo, con ojeras.—Ruedo mis ojos y luego sonrió divertida.
Veo que Daniel aparte de ser astuto es un bromista de primera, además si hay que admitir que es guapo, aunque un tanto presumido y un poco burlón, pero nada que no pueda soportar.
Me quede dormida sobre su hombro y no me percato de ello hasta que me sacude porque hemos llegado a casa. Limpio el rastro de lo que creo que es baba de mi cara y procedo a observar con total disimulo si la camisa de Daniel ha quedado mojada —Ya sería más que suficiente , haberle manchado una con sangre y otra con babas. —No quiero que algún fluido proveniente de mi boca quede adherido a su ropa. Mi madre lo invito a pasar a nuestra casa, a lo que el joven se rehusó con la excusa de que debía de ir a casa de su abuela porque ella requería de su ayuda para cierto deber del que no dio explicación, él agradeció el hecho de la invitación, mi madre volvió a darle las gracias por ayudarme y yo hice lo mismo y así nos despedimos no sin antes sonreírme y dar la vuelta mientras sacudía su cabello.
Entrar en mi casa después de una noche no tan agradable en el hospital es lo mejor del mundo, me apresuro en subir a mi habitación, escuchando un claro regaño por parte de mi madre por subir tan rápido, me encuentro con Coco a la orilla de mi cama. — ¿Estaría esperándome? —Tomo a mi lindo perrito en mis brazos y lo abrazo, el mueve su colita y empieza lamer mi cara, lo retiro solo un poco de mi rostro y sigo acariciándolo.
—También te extrañe Coco bonito, ¿quién es el perrito más lindo quién? —Digo mientras lo dejo reposar en mi cama para sentarme justo a su lado.
Es una ternurita esponjosa, lo que me hace reír al pensar que mordido a Emma por intentar ingresar a mi habitación —Una ternurita muy salvaje. — Me dejo caer boca arriba en mi cama, mientras sigo acariciando a mi mascota, increíblemente tengo sueño y quiero descansar pero antes de hacer cualquier intento de cerrar mis ojos escucho a mamá llamarme desde la planta baja de la casa.
—Clari, es Jer ¡ha llamado! —Escucho a una entusiasta Rosaline Lorens desde el borde de la escalera. — Dijo que quiere hablar contigo, ya le he contado sobre tu accidente, solo descuelga el otro teléfono cariño.
—Está bien mamá y gracias, te dije que Jeremy estaba bien.
—Si amor, ahora habla con él, mientras tanto yo prepare algo para el almuerzo. —Asiento y me doy prisa para contestar el teléfono.
—Clarise Fiorella Lorens Lombardi ¡Dime que te encuentras bien! —Es lo que escucho al otro lado de la línea al descolgar el teléfono. —Mamá me dijo que sufriste una contusión, lo cual te puede ocasionar aún mareos, náuseas y un poco de jaqueca, nada que no se pueda controlar con medicamento, debes tener reposo por unos días, recuerda también evitar utilizar aparatos electrónicos que te puedan causar un gran cansancio visual. Ahora también tenemos que tener presente tus heridas, los raspones sanaran puesto que los tejidos se reconstruirán en poco tiempo es por ello que se forman los que llamamos costras. Una costra es una formación cutánea, se constituye por plaquetas de sangre que cubrirán la herida para proteger la dermis en regeneración, evita en todo sentido arrancártelas, ya que tomara mucho tiempo en volver a sanar, podemos proseguir por los hematomas, mamá me dijo que tenías uno grande en tu mejilla para ello debes...
— ¡Jer! —Lo interrumpo. —Estoy bien, ahora respira y no te preocupes. — Mi hermano suelta un suspiro al otro lado de la línea. Acaba de dejar expuesta su clara preocupación por mi bienestar, al igual que un poco de sus conocimientos en el área médica Jeremy estudia medicina.
—Entonces princesa ¿Segura de que te encuentras bien? —Pregunta.
—Sí Jer, estoy bien, te lo aseguro, solo he tenido un poco de dolor de cabeza, pero como lo dijiste antes, nada que el medicamento no pueda arreglar.
—Me preocupe mucho cuando mi madre me hablo de tu accidente, aún no puedo creer que te cayeras de tu bici, pensé que te había enseñado bien. — Suelta una risita y yo lo imito. —No sé qué haría si te llegara a pasar algo —Se confiesa, lo que me hace sonreír de inmediato.
—Pero no me pasó nada, nada muy malo en realidad, gracias por preocuparte, gracias por ser tan amoroso como siempre, te amo Jer.
—Y yo a ti Clari.
—Mamá, estaba muy preocupada por ti. —Le informo. —Le dije que de seguro estarías muy ocupado con la universidad y esas cosas, pero sabes cómo es, ella te extraña y yo también ¡Ah! y Coco igual —Le indico, cuando mi perro se dedica en pasearse cerca de mis piernas.
—Dile a esa bola de pelos que también lo extraño, dale muchos besos a mamá de mi parte y para ti te debo unos cuantos abrazos. Con respecto a la universidad tienes razón hermanita, he estado muy ocupado, pero prometo no desaparecer por tanto tiempo, si me prometes también que no volverás asustarme con tus caídas de la bici, te confiscare tu licencia cuando vuelva. —Suelto una risotada con su comentario. —De verdad me preocupe cuando mamá me informo, pero ya que me dices que te encuentras bien me siento aliviado, aunque aún tengo una duda ¿Cómo llegaste al hospital? si ya sé que te desmayaste luego del golpe. —Inquiere a lo que yo rápidamente le respondo.
—Daniel me llevo. —Se escucha un breve silencio en la línea ante de que Jeremy vuelva a hablar.
— ¿Y quién es Daniel? Acaso él, él es tu —No lo dejo terminar e interfiero pues ya se a lo que se refiere.
— ¡Oh no ¡ no ,no Daniel no es mi novio Jer, es solo un amigo, y el después de ver que me cai de mi bici me ayudo.
— ¡Puf! Qué alivio —Suspira. —Pensé que me darías esa mala noticia, no podría con tanto Clarise. —Dice a lo que yo respondo riendo.
— ¡Deja los celos Jer! Tengo diecisiete años, a unos meses de los dieciocho no crees que ya puedo tener novio.
— ¡Me rehusó! —Exclama. —Tienes permiso cuando cumplas treinta antes nada, ya he dicho —Vuelvo a reír y puedo imaginármelo entrecerrando sus ojos para decirme que no es una broma lo que acaba de decir, aunque sí lo es. —Princesa, ya debo colgar, además tú también debes descansar, recuerda tomar tus medicamentos, besos a mamá y dale muchos abrazos a esa bola de pelos blanca. Te amo.
—Te amo más Jer — y cuelga.
— ¡Clarise! Explícate, como es que no me contaste de tu maravilloso y sobre todo guapo, según tu mamá, héroe.
El grito repentino de Emma al entrar en mi habitación me asusta, esto hace que abra mis ojos de manera inmediata, verla a centímetros de mi rostro hace que de un brinco de la impresión.
— ¿Qué? tampoco soy tan fea para que te asustes de ese modo —Expresa cuando yo me he sentado. — ¿Cómo te encuentras Clari? —Hace el intento de tocar mi vendaje pero se arrepiente. —Tu cara me dice que no tan bien.
Se queda por un rato analizando mi rostro, soy consciente de ello cuando arruga su frente al detenerse justamente donde se encuentra mi gran hematoma, yo trato de persuadirla al moverme, pero ella sigue concentrada en examinarme como si tuviese la capacidad de tener rayos ¨x¨ en sus ojos. Y no tengo más opción ya que esto me pone incomoda. La golpeo con la almohada y ella cae sin previo aviso al suelo.
— ¡Maldición Clarise! Creo que necesitare una venda igual que la tuya. —Me aproximo a la orilla de la cama y al verla tendida en el suelo no puedo evitar burlarme. Ella empieza a reírse mientras me observa desde allá abajo. — Eso no fue gracioso, aunque debes omitir el hecho de que me estoy riendo, para así creerme. —En menos de cinco segundos, se sienta nuevamente a mi lado, mientras soba la parte trasera de su cabeza. —Tu hematoma es grande.
—Si lo sé, y no creo que quieras ver lo que se esconde detrás del vendaje —Sacude su cabeza con rapidez. —Duele, pero solo un poco — Tuerzo mi boca al ver que nuevamente se ha quedado viéndome. — ¡Penélope! — Ella se avienta sobre mí y me envuelve en un gran abrazo, al que yo correspondo de inmediato.
—No sé qué sería de mí, si te pasase algo Clarise, eres mi mejor amiga, más que eso eres como mi hermana y sabes que te amo, ¡Dios me preocupe tanto! —Yo la presiono más junto a mi pecho, aunque esto me ocasiona un leve dolor, no me importa, porque quiero expresarle que también la doro.
—También te amo Emmy, gracias por preocuparte. —Nos soltamos de modo tal que ambas quedamos sentadas sobre la cama y una frente a la otra. —Y me encuentro bien, solo fueron unos raspones.
—Es un alivio, ayer después de que me contaras intente salir de inmediato a verte, pero Theo había arrojado mis pantalones debajo de la cama.
La castaña se dedica en hablarme sobre cómo casi termina subiendo al auto de su madre en pijama para ir a verme al hospital, me causa gracia la manera en como explica el hecho de que no podía levantar a Theo para que le dijera donde estaba su pantalón. Se remueve en la cama mientras sigue narrando su historia, hasta el punto donde me dice que debe sacar con urgencia su licencia para conducir, puesto que su madre de lo contrario nunca le prestara su auto.
—Y así llegamos nuevamente a mi pregunta ¿Quién es tu Héroe y por qué tu madre dice que es simpático? Porque me estoy imaginando a un Zac Efron. —Aclara mientras mueve sus cejas con picardía.
—Recuerdas la vez en que casi mueres porque el peli negro de ojos cafés oscuros, del supermercado te sonrió —Afirma con entusiasmo. — Él era moreno, robusto y de cejas espesas.
—Créeme Clari, lo recuerdo perfectamente. —Muerde su labio inferior a lo que yo respondo golpeándola nuevamente con la almohada — ¡Qué! Era sexy —Se excusa.
—Vale, ahora imagínatelo a él —Emma abre sus ojos. —Daniel es totalmente lo contrario —La cara de Emma pasa de estar sorprendida a estar seria en cuestión de segundos, cubro mi boca con mi mano para ahogar mi carcajada. —Y eso no es lo más sorprendente. —Afirmo. —Lo más curioso es que ya conocía a Daniel.
— Nunca me hablaste de un tal Daniel, lo recordaría.
—Es porque lo conocí ayer. —Me explico. —Claramente antes del accidente, me refiero a que lo conocí en el colegio.
—Por lo que me cuentas tu Héroe estudia en nuestro colegio ¡woh!
—Sí, y también es nieto de la señora Rebecca ¿Sabes a la que siempre le hago mandados? —Asiente, mientras recoge sus piernas para así posicionar su cara en su barbilla, mientras afinca su codo en una de sus piernas. —Otra coincidencia más para mi Héroe de ojos azules.
— ¡Espera! Me dijiste que era todo lo contrario al chico del supermercado, pero nunca aclaraste que no era guapo, y además tiene los ojos azules según cuentas, habla ahora Clarise Daniel es simpático ¿verdad?
—Muy simpático. —Confieso.
El resto de la tarde me dedique en narrarle todos los acontecimientos que sucedieron en mi vida el día de ayer después de verme obliga a salir de la clase de química, desde mi pequeña discusión con el chico de globos oculares azules, así como también el hecho de que lo mordí por asustarme, también Emma me hizo darle detalles del aspecto físico del susodicho al igual que se dedicó en interrogarme pues según ella quería saber perfectamente cada una de las actitudes de Daniel Stone, o como prefiere llamarlo mi héroe de ojos azules.
El fin de semana paso muy lento, también se debe que no hice mayor cosa en esos dos días, mamá después de escuchar las recomendaciones de Jermy, no me dejo levantarme hacer absolutamente nada, más que comer, ir al baño y poner música en el estero, ya que no me dejo ni leer un libro, porque según ella debía descansar para estar bien hoy —El tedioso lunes. —Tomo a Emma por sorpresa del brazo y esta voltea en mi dirección para darme un corto abrazo, saludo a Benjamín quien me pregunta como estoy, mientras se dedica en observar mi herida que ya está muy bien cicatrizada. Sonrió al mostrarle con mi dedo mi hematoma que ahora solo parece un círculo pequeño entre morado y verde en la mitad de mi mejilla.
Como lo prometió Ben me presto los apuntes de química, Más que eso me ayudo a copiarlos, cuando se enteró de lo que me había sucedido. Yo le agradecí y también le compre unas galletas que justo están dentro de mi mochila, las saco de allí y las extiendo en dirección del pelirrojo.
—Te adoro Ben. — Expreso, pero él se niega a aceptarlas. —Anda toma, son tus favoritas ve. —Me observa por un minuto y luego se decide en tomarlas sacudiendo su cabeza para luego sonreír.
—Gracias, no tenías por qué comprarlas. — Emma pasa su brazo por encima de los hombros del chico.
—Si no las quieres, dámelas entonces —Dice la castaña mientras intenta tomar la bolsa de la mano de Ben pero este se apresura y las aparta de su alcance. —Entonces comételas y deja de reprochar.
—No te las daré, son mías —Se zafa del agarre de Emma mientras abre el empaque. —Gracias nuevamente Clari.
—No hay de que, gracias a ti por ayudarme. —Penélope carraspea y entonces corrijo —ayudarnos siempre. —Él sonríe y yo hago lo mismo.
—De nada, lo hago con gusto —Dice mientras saca una galleta de su empaque. — Ahora chicas, las dejo debo de ir a hablar con Axel—Asentimos y ambas nos despedimos con la mano.
El da media vuelta para irse, pero antes de ello vuelve a girar e introduce la galleta que tiene en su mano en la boca de Emma, está por un momento al igual que yo se sorprende, pero después empieza a comerla como si nada.
—Come tu galleta pequeño cachorro—Ben se va y yo me rio con su comentario.
—Entonces ¿qué has pensado de mi idea? —Le pregunto, ella me pide un tiempo mientras pasa lo que tiene en su boca para contestarme.
—Me parece genial, además también creo que tienes que agradecerle de algún modo, y nada mejor que invitar a alguien a comer pizza. — Aprieto mi boca un poco, Emma lo percibe y prosigue. — Y claro que iré contigo. — ¡Bingo! Ella sabe a lo que me refería. —Si lo sé, no es normal ir por allí invitando a un chico a salir, pero vamos Clari, es por agradecimiento, y pues como iré yo, es una salida de amigos solo eso.
Emma y yo creemos que invitar a comer a Daniel es buena idea para agradecerle por ayudarme, pero debo admitir que me daba un poco de pena tener que ir a comer nosotros solos es por ello que también va a ir Emma, para hacer como dijo ella una salida de amigos. Lo estuve pensando todo el fin de semana y pues es lo poco que puedo hacer por él ¨Llevarlo a alimentarse con comida chatarra¨—Me rio. —Pero ahora debo encontrarlo, Emmy se fue a nuestro salón y yo estoy buscándolo por todo el colegio, un resplandeciente cabello castaño me es visible a unos pocos metros de mí, corro rápidamente para alcanzarlo, además aprovecho el hecho de que esta solo para halarlo del brazo y voltearlo en mi dirección.
— ¡Pero que demo...Ey Clara de huevo! —Expresa con entusiasmo al percatarse de que yo era quien lo había girado. — ¿Cómo has estado?—Pregunta al mismo tiempo en que me envuelve en sus brazos, por un momento quedo inmóvil tras su repentino acto, pero luego me relajo, el me suelta y sonríe.—Veo que ya no tienes tu parche.
—Primero es Clarise, enserio quieres que te lo vuelva a repetir Cla-ri-se —Niega divertido al mismo tiempo en que se cruza de brazos. —No clara de huevo, segundo, estoy bien y ya no necesito mi Ven-da, ves —Apunto a mi frente. —Gracias por peguntar.
—De nada Clarita, solo me preocupo.
—Daniel —Sin más nada que decir me arriesgo. — Quisieras emm...no lo sé —Vamos Clarise, ve al grano. —Ir este viernes a comer pizza conmigo y una amiga.
— ¡Wooh! —Expresa. —Nunca pensé que me pidieras una cita tan rápido.
No acaba de decir eso verdad, ¿Verdad?
—No soy un chico fácil Clarita, no señor.
No dijo eso tampoco ¿Verdad?
Él sonríe al ver mi cara de asombro y reproche al mismo tiempo. —Mi asombreproche. — Eso ni siquiera existe, pero me da igual. Yo solo lo observo entrecerrando mis ojos y negando con la cabeza.
—Es broma, claro que iré contigo y con tu amiga a comer pizza. —Dice conteniendo la risa. —Si vieras tus caras entenderías porque es tan gracioso hacerte bromas, entonces ¿paso el viernes a recogerlas a tu casa a eso de las seis?
—Acaso ¿Tienes auto? —Indago por curiosidad.
—Yo no, pero mi hermano sí.
—Así que tienes un hermano. —El afirma. —¿Cuántos años tiene, bueno si no te molesta? —¿Y yo por qué pregunto eso?
—Tiene dieciocho ¿por qué ?
—Porque no le dices que venga, bueno solo si quieres.
¡Que estoy diciendo!
— ¡Es una cita doble entonces¡ —Da media vuelta y se aleja sacudiendo su mano para despedirse.
No insinuó eso tampoco verdad, ¿Verdad? Te odio Daniel.
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