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Noche de bodas

Mike

Sonreí al ver como Alexis iba danzando por el salón y a su paso iba tomando diferentes bocadillos de las mesas. Alex y Kenny estaban bailando en la pista mientras se reían, Damien y Troy los observaban fijamente, tragué duro, parecen dos villanos planeando cosas diabólicas.

—Esto es fabuloso —giré la cabeza y le sonreí a Steve cuando se acercó a mí, el pelirrojo estaba muy sonrojado, lo miré con sospecha, hace un buen rato que no lo veía, sus ojos azules me observaron apenados, me reí con malicia al ver a Tyler llegar al salón arreglándose la camisa.

—¿Lo estas disfrutando? —pregunté mirándolo, él asintió y se mordió el labio mirando a su novio.

Me sonrojé hasta las orejas y me puse nervioso cuando Alexis dejó de comer y me miró, Kate y Jules también me miraron significativamente desde la puerta del salón.

—Discúlpame Steve, vengo en un momento —dije y él asintió embobado, lo miré algo confundido pero luego vi a Tyler acercarse mirándolo fijamente y comprendí.

Caminé hacia Jules y los demás aprovechando que Scott estaba hablando con Matt mientras los demás bailaban, miré otra vez a mi ahora esposo, se veía hermoso en su elegante traje negro, yo llevaba uno blanco, ni siquiera me pregunté por qué, no hacía falta. Scott me miró y me guiñó un ojo, yo me sonrojé y le sonreí.

—¡Síguenos! —dijo Jules dando saltitos junto a Alexis y a Kate, asentí y los cuatro caminamos hacia la habitación que Alexis había reservado.

En cuanto entramos me quedé en shock al ver la cama repleta de lencería fina y provocativa.

—Tienes la misma cara que puso Alex cuando le regalé cosas como estas en su noche de bodas —dijo Alexis riéndose malvadamente, tragué duro y él me sonrió como un ángel.

—Dios, esto es hermoso —miré hacia Kate y toda la sangre subió a mi rostro al ver una pequeña tanga blanca en sus manos.

—Y-Yo mejor me voy... —me di media vuelta hasta que Jules y Alexis me agarraron por los brazos y me lanzaron a la cama con violencia.

—Vas a usar esto y seducirás a Scott —dijo Alexis subiéndose sobre mí y mirándome fijamente, me asusté al ver las miradas de Kate y Jules.

Respiré hondo varias veces, tengo que hacer esto por Scott, asentí con decisión, Alexis dio palmaditas de felicidad y agarró en sus manos un diminuto y sexy vestido de novia, lo miró con emoción, parecía un niño pequeño agarrando una bolsa de dulces.

—¿Y los juguetes que compramos? —preguntó Jules y mi corazón se detuvo, ¿juguetes?

Dudo que estos pervertidos hablen de barbies o juegos de mesa.

—Están en esa bolsa —dijo Alexis mirándola, Jules la tomó y miré asombrado los distintos consoladores, arqueé las cejas al ver un par de esposas.

—¿Quieren que Scott Grey me azote? —pregunté mirando con temor un pequeño látigo, no me opongo a la ropa sexy y a los consoladores, pero ¡¿un látigo?!

—A-Ah no, eso es mío —dijo Alexis rojo como un tomate, todos miramos como agarró su látigo protectoramente, nos reímos.

Él se levantó de mi pecho y comenzó a entrar todo en un bolso mientas Kate y Jules parloteaban sobre posiciones, lubricantes, nalgadas y otras cosas, me mordí el labio con fuerza, esto realmente está pasando, hoy me casé con Scott, soy su esposo... estoy tan nervioso que podría vomitar.

Estoy casado. Me repetí eso varias veces más. Me abracé a mí mismo y miré al piso, no sé por qué estaba tan nervioso, tenía mucho miedo, sé que ya no soy un niño pero deseaba correr y refugiarme en los brazos de Alex y Damien.

—J-Jules, ¿p-podrías decirle a Alex que venga un momento? —pregunté interrumpiendo su conversación, mis manos estaban frías y temblando, alcé la vista, los tres estaban mirándome.

—Está bien —dijo ella mirándome con preocupación, caminó hacia la puerta, me llevé las manos al estómago, sentía un nudo horrible.

—Te acompañaré —dijo Kate siguiéndola, vi que Alexis se acercó y les dijo algo, los dos nos quedamos en silencio cuando se fueron y cerraron la puerta.

—Es normal estar asustado... —lo miré al escuchar su suave voz, él se sentó a mi lado.

—¿Tú también lo estabas?

—Oh si... yo hasta vomité, recuerdo que Matt estaba muy preocupado y no sabía qué hacer cuando me encerré por cuatro horas en el baño intentando calmar mis nervios... —dijo él con una linda sonrisa, cuando me miró me sentí extrañamente tranquilo. —En unos días, meses o años recordarás tus nervios de hoy como algo divertido y normal... —afirmó revolviendo mi cabello, asentí más calmado.

Lo abracé sin pensarlo, él me correspondió.

—Y si te sirve de consuelo Alex fue el más miedoso de todos, en mitad de su noche con Damien, nos llamó a Adrian y a mí llorando y diciendo que tenía miedo y que quería regresar a casa —susurró con maldad y diversión, me sorprendí. ¿Alex tenerle miedo a Damien?

—¿Y qué le dijeron? —pregunté con curiosidad, él me miró y se rió.

—Nada, la llamada se cortó misteriosamente... cuenta la leyenda que Damien le rompió el celular y luego lo violó brutalmente... no volvimos a saber de Alex hasta dos semanas después de la boda, regresó en una silla de ruedas y con unas marcas rojas en todo el cuerpo... él se niega a hablar sobre esa noche...

Abrí mucho los ojos y me quedé helado al ver el misterio y el terror en los ojos de Alexis, los dos dimos un respingo y nos abrazamos cuando la puerta se abrió, me sorprendí al ver a Scott allí.

—Bueno, llegó quien esperabas, me voy... —dijo Alexis con inocencia alejándose de mí, lo miré mal, él sonrió y caminó hacia la puerta. —Recuerda... silla de ruedas... ruedas... rue... —Scott negando cerró la puerta dejando a Alexis afuera hablando solo, él me miró y se acercó con cautela a la cama, tragué duro.

—No te haré daño, Mike... —dijo deteniéndose y mirándome con calma, suspiré y asentí.

—Lo sé —contesté, él arqueó las cejas.

—Kate y Jules dijeron que tenias miedo y que te arrepentías de haberte casado conmigo —eso me dejó boquiabierto, Scott se veía triste.

—No, no, eso no es verdad —negué rápidamente levantándome y agarrando sus manos, él suspiró con alivio y entrelazó nuestros dedos.

Estoy más que feliz de que finalmente estemos casados y después de hablar con Alexis me siento más tranquilo, han pasado meses desde que Scott me lo propuso. Me sentí calmado al ver sus ojos grises, él sonrió de una forma perversa que me inquietó, tragué duro cuando acercó sus labios a mi oído.

—Entonces... ¿ya podemos irnos de aquí? —preguntó en un susurro, asentí sonrojado y di un respingo cuando me apretó el trasero.

Sabía que él estaba caliente, no hemos tenido intimidad en casi toda una semana, con todos los arreglos y con nuestra familia prácticamente sobre nosotros no hemos estado mucho tiempo a solas. Nuestra luna de miel será en diferentes lugares, estaremos unos días en España y luego pasaremos una semana en Italia, nos iremos mañana, esta noche tenemos reservada una hermosa cabaña en medio del bosque.

Mi esposo comenzó a besar mi cuello haciéndome suspirar, gemí cuando lo mordió, llevé mis manos hasta su pantalón y le bajé rápidamente la cremallera.

—A-Alexis v-vendrá —le recordé nervioso, él gruñó y me pegó a la pared justo cuando Matt abrió la puerta y nos miró con una ceja arqueada.

Mi rostro se calentó aún más cuando detrás de él apareció Alexis mirándonos con curiosidad, Scott me miró con diversión y se alejó arreglándose la ropa, yo abochornado me pasé una mano por el cabello.

—Ya nos íbamos... —dijo Scott muy tranquilo, Matt arqueó ahora ambas cejas y Alexis se rió.

—Se nota —respondió el rubio más alto, me aclaré la garganta y tomé la mano de Scott.

—V-Vámonos —dije nervioso, él me miró y asintió con una pequeña sonrisa de burla, inflé las mejillas mientras caminábamos hacia la puerta.

—Mike, no olvides la bolsa...

Empalidecí y me quedé quieto al escuchar el tono juguetón y malicioso de Alexis, él entró y fue hasta la cama, no dije nada cuando me pasó la pequeña bolsa morada con diseños de ositos, muy tierna para las cosas que tenía dentro.

—¿Qué traes ahí? —preguntó Scott curioso, agarré con fuerza la bolsa.

—Ropa —contesté y fulminé a Matt con la mirada cuando se rió, seguro sabe el tipo de cosas que me dio su esposo.

—... está bien, vamos, tenemos que despedirnos... —dijo Scott con cautela, se nota que no me creyó, asentí y me despedí de Matt y del pervertido Alexis, este estaba sentando a orillas de la cama con una linda sonrisa.

—Nos vemos luego, y gracias —dije sonriéndoles, gracias a ellos es que Scott y yo tendremos una grandiosa luna de miel en varios países, Alexis me abrazó.

—No hay de qué —dijo con calma, Matt me sonrió, suspiré y tras abrazarlos de nuevo caminé hacia la puerta con Scott.

—... dime, bebé —escuché que dijo Matt.

—Quiero que me azotes... —me sonrojé y cerré la puerta cuando Alexis dijo eso con ternura, Scott y yo nos miramos y nos reímos.

Caminamos de vuelta al salón, anunciamos que nos íbamos, Alex y Damien se acercaron a nosotros, intercambiamos varias palabras, abracé a Alex con mucho cariño cuando iba a llorar, luego todos nos siguieron hacia la salida del hotel, sonrojado y agarrando con fuerza la mano de mi esposo los dos nos subimos al auto que nos esperaba, mirando a Alex y a Adrian mover sus manos frenéticamente sonreí, agité la mano rápidamente hacia Damien cuando me sonrió, se rió al ver mi emoción cuando lo saludé, le saqué la lengua hasta que Scott subió la ventanilla y me atrajo hasta sus piernas.

—Suficientes despedidas —dijo mirándome y masajeando mi cintura, me reí y acerqué mis labios a los suyos mientras el auto se movía. Scott metió su lengua en mi boca y me besó con pasión, le seguí el beso con la misma intensidad mientras movía suavemente mi trasero, sentía su miembro abultado al igual que el mío, por suerte la ventanilla que nos separaba del chófer estaba arriba.

Mi cuerpo se encontraba caliente, necesitaba más contacto en este momento, el desabrochó mi camisa y lamió mis pezones, gemí y bajé su pantalón hasta las rodillas, él me agarró con firmeza cuando el auto frenó y casi me caigo, nos reímos un poco cuando el auto volvió a acelerar.

Miré con temor hacia la ventanilla, Scott me hizo mirarlo, el se veía calmado. Observé asombrado su enorme miembro libre, pasé saliva y me relamí los labios, acaricié la punta y miré a Scott a los ojos, me senté a su lado y con las mejillas calientes acerqué mi boca a su miembro y lo lamí con nervios, miré de reojo hacia la ventanilla, Scott acarició mi cabello, abrí más la boca y comencé a chupárselo mientras él jadeaba.

Unos minutos después me quede helado y detuve mi boca al escuchar toques en la ventana, Scott se corrió en mi boca, no me quedo de otra más que tragármelo rápidamente y limpiarme los labios, Scott tenía el rostro rojo, lo miré con el ceño fruncido al ver que se estaba aguantando la risa.

La puerta se abrió y el chófer se quedó en shock al ver el miembro de Scott afuera, el cual ahora estaba flácido, ahora fui yo quien se rió.

—Espero que hayas traído tu medicamento, cariño... tu amiguito parece estar muerto... —dije fingiendo lástima mientras Scott guardaba su cosota, le había dado un tic en una ceja, el chófer se rió por lo bajo.

Salí del auto con una sonrisa, Scott me siguió y le pagó al chófer, caminamos entre los grandes árboles del bosque, sonreí al ver la hermosa cabaña que había en medio de toda esta oscuridad.

—¿Q-Qué haces? —pregunté avergonzado cuando Scott me cargó como princesa en sus brazos, el me miró y sonrió de lado.

—Te mostraré cuán vivo esta mi amiguito —susurró en mi oído mientras caminaba hacia la cabaña, me reí un poco y lo abracé.

Los dos miramos asombrados que la cabaña estaba llena de pétalos de rosas, era pequeña pero hermosa, había una cocina, un baño, una pequeña sala y una habitación, Scott me llevó hacia la habitación y me dejo sobre la cama, caí junto a la bolsa, al verla recordé lo que había dentro.

—¿Podrías traerme un poco de vino? —pregunté con una sonrisa, él me miró con hambre y suspiró, mirándome con perversión asintió y fue hacia la puerta.

Respiré hondo varias veces y abrí la bolsa tras quitarme la ropa, me puse una pequeña tanga negra que se anudaba a los lados, y tomé una linda liga negra con diseños rosas y me la puse, y por ultimo agarre una camisa negra de seda y me la puse sin siquiera abotonarla, me mire en el espejo que había, era algo simple pero sumamente sexy.

Mientras acariciaba nerviosamente la tela de la camisa y me miraba al espejo vi en este a Scott llegar a la habitación, sonrojado me giré hacia él y sus ojos se abrieron como platos al ver como estaba.

Él dejó sobre un pequeño estante las dos copas de vino que traía, se acercó a mí con deseo en la mirada, le sonreí seductoramente a pesar del miedo que tenía, el me agarró por la cintura y todo mi cuerpo se estremeció, tragué duro cuando me llevó a la cama y me tiró en ella.

—S-Scott... —lo llamé con necesidad al sentir mi miembro erecto, el me sonrió y se sacó la camisa dejando a la vista su sexy torso.

Entreabrí las piernas y mordí mi labio suavemente.

—Te necesito —cuando susurre eso el tragó duro y se bajo los pantalones en un tiempo récord, sonreí cuando se subió en la cama, miré hacia abajo y vi que su miembro estaba más que vivo. —Juguemos —dije agarrando la bolsa y sacando todos los juguetes, él los miro boquiabierto y sin dudarlo tomó el consolador más grande, eso hizo que mi sonrisa se borrara.

Mi expresión se tornó de horror al verlo echarle lubricante al consolador, él tenía una expresión de satisfacción cuando me miró, por instinto iba a cerrar mis piernas pero él se metió entre ellas.

—¿Qué pasa? —preguntó haciéndose el tonto, entrecerré los ojos y no dije nada.

El acarició mi barriga y bajó la tanga, suspiré cuando acarició mi miembro, cerré los ojos y gemí cuando metió un dedo en mi entrada, cuando los abrí lo descubrí observándome con una sonrisa, metió otro dedo más y los movió rápidamente haciéndome gemir más fuerte.

Murmuré su nombre y el frotó uno de mis pezones y sacó sus dedos, abrí mucho los ojos al sentir el enorme consolador en mi entrada. Scott me tranquilizó con la mirada, di un respingo y lo abracé cuando comenzó a meterlo lentamente, era frío, hice un puchero, pero luego fue imposible callar mis gemidos cuando comenzó a vibrar, en los ojos de Scott había diversión mientras lo movía.

Cerré los ojos y tragué duro cuando vibró aún más, ahora entiendo por qué a Alexis le gustan.

—Esto me está poniendo celoso.

Abrí los ojos al escuchar el tono inquieto de Scott, sonreí y gimiendo llevé una mano abajo y aparté su mano del consolador, me lo saqué lentamente.

—Me gustas más tu... —dije mirándolo, él sonrió complacido con mi respuesta, acarició mi cintura y me abrazó, pasé mis manos por su espalda y suspiré con calma, le clavé las uñas y se me salió un grito cuando entró en mí de una sola embestida. —Mi amiguito está vivo, ¿lo sientes? —preguntó con malicia cuando comenzó a moverse, gemí y reí, moví mis caderas junto a las suyas, su miembro era cálido a diferencia del consolador.

—Si, lo estoy sintiendo... —susurré en su oído, él sonrió y se movió aun más rápido dentro de mí.

Mis ojos se llenaron de lágrimas cuando comenzó a susurrarme lindas palabras.

—... eres precioso...

—Te amo... —cuando contesté eso él me besó y bajó el ritmo de sus penetraciones, nos besamos sin parar y sintiéndonos el uno al otro terminamos corriéndonos casi a la vez.

Mi esposo me observó con amor cuando nos separamos, acaricié su cuello y lo atraje hacia mí uniendo nuestros labios nuevamente. Esta noche será larga...

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