Capítulo 18
Steve
He estado ignorando los mensajes de Tyler. ¿Qué quiere de mí? Está claro que sexo no es; ya lo consiguió con otro después de dejarme en mi casa la noche que cenamos.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, los cerré con fuerza y me cubrí con las mantas. Él me gusta mucho, pero es mi profesor, quizás por eso no quiso llevar las cosas a otro nivel.
Hoy tenía que ir a su casa a cuidar a sus mascotas. Tenía una guerra interna conmigo mismo, quería verlo pero a la vez no.
Si lo veía tendría ganas de besarlo, aún no he olvidado la sensación de sus labios sobre los míos.
Me levanté de la cama. Tengo una deuda que saldar, estaré unas horas allá y luego me iré sin mirar atrás. Trataré de controlarme.
. . .
Y como la primera vez que vine los porteros me miraban con lástima. Gruñí y caminé hacia ellos, hoy no estoy de humor.
—¿Por qué me miran como si fuese un perro herido? —pregunté mirándolos con el ceño fruncido, ellos se sorprendieron por mi pregunta tan directa.
Estaba listo para aceptar la verdad sea cual sea. Tyler es un violador en potencia o un traficante de niños u órganos.
—Bueno, al último chico que vino uno de los tigres del profesor lo mordió y la serpiente también pero se la llevaron, pensamos que te pasará lo mismo...
Dejé de fruncir el ceño y susurré un "Oh" muy avergonzado, por suerte no expresé mis pensamientos. Me rasqué la nuca y me reí un poco nervioso.
—Eso no pasará, adiós —dije y caminé rápidamente hacia el ascensor.
Descarté la idea de que Tyler hace cosas ilegales. Me mordí el labio al recordar lo sexy que se veía noches atrás, tragué duro al sentirme excitado.
En cuanto las puertas se abrieron, lo vi sólo con un pantalón de pijama limpiando el piso, mis ojos se abrieron mucho al ver sus músculos, me sonrojé como nunca y me acerqué, él se quedó mirándome.
—¿Por qué no contestaste mis mensajes? —preguntó confundido, mis ojos fueron a sus bíceps y de ahí a sus pezones.
—M-Mi celular estaba apagado —respondí aguantándome las ganas de tocarlo, levanté la mirada, él tenía una ceja arqueada.
—Me dejaste en visto —replicó acercándose más. Maldito whatsapp.
—Esa noche... ¿tuviste sexo con alguien? —pregunté sin titubear, él arqueó las cejas.
—Claro que no —negó como si eso fuese algo ilógico, me sonrojé y asentí levemente. Le creo.
Sentí que me daría un derrame nasal al ver que su pantalón se bajó peligrosamente, respiré hondo mirando la V que se formaba en su cuerpo y la pequeña línea de vellos rubios casi invisibles que iba desde la parte baja de su vientre hasta esconderse por el pantalón.
—T-Tyler —lo llamé en un susurro. Mi frágil corazón estaba por estallar.
—Dime —dijo acercándose, él tomó mis manos temblorosas y las puso en su pecho, sus ojos esmeraldas tenían un brillo de ternura, bajé la mirada, apenado.
—Hagamos cosas malas —le pedí muy sonrojado, él acarició una de mis mejillas y levantó mi rostro, había lujuria en su mirada pero también negación, la inseguridad llegó a mí.
—No sabes lo que me estás pidiendo Steve —respondió alejándose, su voz sonó ronca.
Escuchar eso fue como recibir una bofetada, me siento estúpido. Tyler me ha rechazado. Si antes tenía mi autoestima baja ahora ni existe.
—C-Creo que debería irme —dije con dificultad secando rápidamente las patéticas lágrimas que salían de mis ojos, él me miró con sorpresa y suspiró.
Sabía que era muy probable que esto pasara, pero aun sabiéndolo le pedí eso que tanto quería hacer con él. Pero claramente diría que no, yo no soy como esos chicos lindos de su familia, yo tengo una apariencia corriente y nada especial.
—Steve, no me malinterpretes. No sabes las ganas que tengo de arrancarte la ropa y follarte hasta que ya no pueda más...
Sus palabras hicieron que sintiera un cosquilleo en el estómago, me dolía el pecho por los rápidos y fuertes latidos de mi corazón, parecían sinceras sus palabras, el deseo en sus ojos era auténtico, entonces, ¿por qué no lo hacía?
—P-Pero... —dije mirándolo y expectante a la razón de su control conmigo.
—Pero sé que eres virgen, no quiero lastimarte y que sea una mala experiencia para ti —dijo arrastrando lentamente las palabras, le di la espalda, todo mi cuerpo estaba caliente, me llevé una mano a la cara, estaba ardiendo.
Si mi corazón explota ahora mismo por lo menos moriré feliz, creo que me acabo de enamorar de Tyler.
—Steve —me llamó con duda, me di la vuelta y lo miré.
Caminé hacia él y lo besé apasionadamente tomándolo por sorpresa.
—Entonces... Sólo bésame... por ahora —dije entre besos, él sonrió y acarició mi cintura, metió su lengua en mi boca con violencia. Me tomaré eso como un "de acuerdo"
Mike
Miré a Alex hablar con la mesera. Él, Kenny y yo estábamos en un pequeño café a unas cuadras de la casa. Mis ojos fueron a la puerta del baño, Kenny llevaba mucho tiempo ahí dentro.
—Creo que le pasa algo —le dije a Alex en cuanto la mesera se alejó, él frunció el ceño mirando hacia el baño. —Iré a ver —dije en voz baja y me levanté de inmediato.
Sentía mi estómago revuelto por los nervios, no sé cómo Alex puede estar tan tranquilo cuando en unos minutos estará frente a Austin.
—Kenny —lo llamé tocando varias veces, pero él no respondió, pasé saliva. Él es quien está más nervioso. —Kennedy —dije intentando abrir la puerta.
Me he acostumbrado a llamarlo Kenny aunque sé que no le agrada mucho, al igual que los demás le he cogido cariño a ése niño.
La puerta se abrió lentamente, Kennedy estaba ahí, con sus mejillas mojadas por las lágrimas, y en sus ojos relucía el miedo.
—T-Tengo ganas de v-vomitar —dijo sorbiendo para controlar el llanto, vi cómo se llevó las manos a la barriga. Me siento mal por él.
—Todo va a estar bien —dije acercándome y limpiando sus lágrimas, su labio inferior tembló. —Ya verás, ese hijo de perra tendrá lo que mere...
Sin dejarme terminar se tiró a mis brazos, acaricié su espalda al escucharlo sollozar, respiré hondo.
Cuando Kenny se alejó me sonrió tristemente, secó sus lágrimas y agarrándome de la mano caminó hacia donde estaba Alex, yo lo seguí sin decir nada.
—¿P-Podemos salir todos juntos cuando esto termine? —le preguntó a Alex en cuanto nos sentamos.
—Claro, a donde quieras —respondió él sonriéndole, Kenny asintió efusivamente con sus mejillas sonrosadas.
—¿Durará mucho? —preguntó Kenny impaciente, Alex bajó la mirada a su café y le echó leche.
—Depende, podría acabar en unos días... en unas semanas o meses... —dijo levantando la mirada, Kenny hizo un puchero, sus ojos parecían dos tomates, rojos e hinchados.
Los tres nos quedamos hablando y comiendo mientras esperábamos a que los demás llegaran.
Sonreí y mi corazón se aceleró al sentir un par de manos muy conocidas cubrir mis ojos.
—Ya sé que eres tú, Scott.
Las manos se apartaron, giré la cabeza y me encontré con aquellos ojos grises que me dejaban sin palabras, mi novio se acercó y me besó suavemente, cuando nos separamos me quedé mirándolo con sorpresa.
—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté curioso y feliz de que esté conmigo, él se sentó a mi lado.
—Por casualidad estaba de paso —dijo encogiéndose de hombros, arqueé una ceja y me sonrojé. Tremenda casualidad.
Me quedé mirándolo fijamente cuando sacó un cigarrillo y lo puso entre sus labios, antes de encenderlo me miró.
No dije nada y tomé una dona de las que estaban sobre la mesa. Perdí la cuenta de cuantos cigarrillos le he quitado. No me gusta que fume, no quiero que muera de cáncer en los pulmones, pero si para él fumar es algo que lo relaja u otra cosa entonces por más difícil que sea para mí, me ahorraré mis comentarios.
Lo miré de reojo y me sorprendí al ver que había doblado el cigarrillo, le sonreí un poco y le pasé mi dona, él la tomó y sin dejar de mirarme la mordió, sentí mis mejillas calentarse, dejé de mirarlo al escuchar la voz de Troy.
—Mike, acabo de ver a un chico igual a ti —dijo horrorizado, todos lo miramos.
—Claro —respondí con escepticismo. En estos días he notado que a Troy le gusta exagerar las cosas.
—No, hablo en serio. Literalmente es igual que tú, sólo que más grande —siguió diciendo con los ojos muy abiertos, arqueé las cejas.
—¿Y dónde está? —pregunté con fingido interés, él tragó duro.
—No quería que entraras en shock, le pedí que se quedara afuera.
Todos fruncimos el ceño al escucharlo, él se veía muy serio. O es una mala broma o encontró un clon mío.
—Troy, ¿estás bromeando? —preguntó Alex arqueando una ceja, Troy negó varias veces.
—Lo llamaré —dijo y caminó hacia la puerta. Mis manos estaban sudadas, lo que ha dicho Troy me ha puesto nervioso.
Y no soy el único. Miré a Alex y a Scott, ellos se veían muy serios mientras miraban hacia la puerta, vi como sus ojos se abrían mucho así que seguí sus miradas.
Mis ojos se abrieron como platos al ver al acompañante de Troy.
Era un chico demasiado parecido a mí, tenía el cabello castaño claro y los ojos azules, al igual que yo, pero sus labios eran finos, es muy alto y se nota que va al gimnasio.
Él también se veía sorprendido mientras me miraba, todos estábamos callados y asombrados. Me gustaría decir que es una aterradora coincidencia pero no, éramos casi idénticos.
¿Será él parte de mi familia biológica? La familia que me dejó.
Dejé de mirarlo. No me importa.
—Son iguales, ¿cierto? —escuché a Troy decir, suspiré pesadamente y me levanté.
—Que bien, creo que ya deberíamos irnos —dije mirándolos, me encontraba muy incómodo, todos se quedaron mirándome.
—Tienes razón —dijo Alex parándose, pude notar que esto también era incómodo para él.
—Espera, ¿cómo te llamas?
Ignoré esa pregunta proveniente de aquel desconocido, miré la hora en mi celular y caminé hacia la puerta sintiendo algo muy desagradable dentro de mí.
Fruncí el ceño cuando el extraño me agarró del brazo, lo miré, él tenía sus cejas arqueadas.
—Me llamo Michael, ahora suéltame —dije tratando de no sonar muy brusco, él suspiró y me soltó dirigiéndome una mirada agridulce.
—¿Eres adoptado? —preguntó, fruncí los labios y bajé la mirada al piso. Mientras más lo miraba más incómodo me sentía.
—No tiene por qué responder tus preguntas.
Levanté la mirada al escuchar a Scott, él estaba mirando al extraño sin expresión, me tomó de la mano y caminó conmigo hacia la puerta, podía sentir sobre mí la mirada de aquel chico.
—Michael, quizás eres mi hermano.
Me quedé paralizado al escuchar eso. ¿Su hermano? Giré un poco la cabeza, él estaba mirándome con tristeza, pasé saliva y agarrando con fuerza la mano de Scott salí de allí.
Me sentí aliviado cuando estuvimos en la calle. Todos menos Alex, miré hacia el café, gracias a las paredes de cristal pude ver al chico hablando con él, vi que intercambiaron números.
—¿Estás bien?
Miré a Scott, él me estaba mirando con preocupación, asentí levemente. Me sentí muy confuso, por una parte odio la idea de tener contacto con la familia que me abandonó, pero por otro lado siento un extraño anhelo al pensar que podría tener un hermano mayor.
—¡Mike!
La voz de Alex me sacó de mis pensamientos, miré de reojo como el desconocido caminaba hacia un auto, me mordí con fuerza el labio al ver que estaba mirándome.
—¿Qué pasa? —le pregunté a Alex apartando mi atención del chico.
—No te preocupes por eso —respondió suavemente mirándome a los ojos, lo miré y me sentí calmado al ver la calidez en sus ojos azules, asentí levemente.
Suspiré al escuchar un auto acelerar, el chico se había ido. Miré a los demás. A lo lejos vimos un BMW azul doblar peligrosa y velozmente una esquina, mis ojos se abrieron con terror al ver que se llevó un basurero enorme dejando la calle llena de basura.
—¿Ese es mi auto? —preguntó Alex perplejo.
Sin duda ese es su auto siendo manejado por algún borracho, o por Alexis.
Todos nos subimos rápidamente a la acera al ver que se dirigía peligrosamente a nosotros. Pudimos notar que era aquel rubio que lo conducía. Sólo a Damien se le ocurre dejarlo manejar.
El auto frenó estrepitosamente frente a nosotros, Alexis bajó la ventanilla y nos sonrió.
—Hola chicos, hoy seré su chófer, suban —dijo emocionado abriendo la puerta, tragamos duro. Eso sería firmar nuestra sentencia de muerte.
—C-Creo que conduciré yo.
Todos asentimos de acuerdo con Alex, pero luego negamos al ver como Alexis dejaba de sonreír y nos miraba con tanta tristeza en sus ojos que todos subimos rápidamente al auto por pena.
Alex delante y Kenny y yo detrás.
—Scott y yo estaremos por aquí cerca —dijo Troy mirándonos y sonriendo, vi cómo le guiñó un ojo a Kenny y este apartó rápidamente la mirada muy avergonzado. Me reí y miré a Scott.
—Hasta luego, sobrevivan —Scott se ganó una mirada fulminante por parte de Alexis cuando susurró esto último.
Él se acercó al auto mirándome, me dio un dulce beso y después de acariciar mis mejillas se alejó. Vi como sus labios se movieron, creo que estaba diciendo "luego"
Me sonrojé y asentí. Luego.
—¡Adiós! —exclamó Alexis arrancando, le puse el cinturón de seguridad a Kenny, el cual dio un brinco cuando Alexis aceleró.
—¿Dónde está Damien? —preguntó Alex.
—Debemos ir a buscarlo, está con Matt —respondió Alexis sacando una tira de chicle de su bolsillo, pasé saliva al ver que conducía con una mano.
—Debiste dejarnos en el café e ir a buscarlos a ellos —dijo Alex mirándolo. Tiene razón, así se habría ahorrado un viaje ya que estábamos cerca de la corte. Alexis lo miró mal.
—No me juzgues —respondió haciendo un puchero, todos lo miramos fijamente.
—Nadie te está juzgando —dijo Kenny confundido, me llevé una mano a la boca para no reírme. Creo que Kenny aun no comprende a Alexis.
—No te quieras pasar de listo conmigo, Kennedy —dijo Alexis mirándolo por el espejo retrovisor con una mirada desafiante, Kenny se encogió en su lugar y me miró buscando ayuda.
—Tranquilo, no hiciste nada —susurré tranquilizándolo, él asintió aun pensativo y sonrió mirando a Alex.
Negué varias veces, ¿cuánto durará su enamoramiento?
Miré por el cristal cuando el auto se detuvo frente a un gran y moderno edificio.
—Quédense aquí, iré a buscarlos —dijo Alexis mirándonos y abriendo la puerta, su ceño se frunció mirando hacia el edificio. —Como Matt esté con la zorra de su secretaria lo mataré —añadió ardiendo en celos, escuché a Alex suspirar.
—Ve con él Mike —dijo girándose y mirándome, asentí. No queremos que ocurra algún asesinato. Alexis es muy celoso aun sabiendo que Matt sólo lo ve a él.
Abrí la puerta, y miré por última vez a Kenny, él estaba más sonrojado que nunca y lucía nervioso, lo miré con confusión, pero luego lo comprendí, se quedará a solas con Alex.
Riendo en mi interior salí del auto y seguí a Alexis que iba más adelante.
—No entiendo que clase de secretaria le envía rosas a su jefe —dijo Alexis cuando subimos al ascensor, él se veía realmente confundido y enojado.
—Mmm... creo que fue porque le dispararon en una pierna —respondí mirándolo, él me miró y se quedó pensativo.
—Tal vez tienes ra... no, esa es una zorra, lo sé.
Cuando pensé que comprendía rectificó lo que iba a decir, negué varias veces y ambos salimos en el último piso, la oficina de Matt.
Vimos a Damien sentado en un sillón mirando unos papeles, Matt estaba detrás de su escritorio leyendo algo con su secretaria, todos nos miraron.
Miré a la secretaria y comprendí el enojo de Alexis, ella estaba prácticamente sobre Matt, su camisa tenía dos botones quitados y como estaba inclinada se veían un poco sus senos, sus mejillas estaban rojas. Sí, es una zorra pero Matt no le hacía caso, él estaba mirando a Alexis y tenía una linda sonrisa al ver a su pequeño esposo.
En cambio yo tuve que agarrar a Alexis del brazo al ver sus intenciones de ir a sacarle los ojos a la mujer.
—Ya vámonos —dijo Alexis cortante mientras caminaba de vuelta al ascensor, vi un poco de confusión en los ojos de Matt.
—Madeleine, te transferiré al Norte, pienso que serás más eficaz allá, ve a mi oficina mañana —escuché como dijo Damien mirándola y con una sonrisa profesional, ella muy desconcertada asintió.
Luego todos en silencio nos subimos al ascensor, Matt miraba al frente y Alexis al suelo, había un gran silencio.
. . .
Jamás había sentido tanta tensión en un espacio tan pequeño, bajé rápidamente del auto en cuanto llegamos a la corte, muchos periodistas y camarógrafos se acercaron a nosotros haciendo muchas preguntas.
—Sr. Maxwell ¿cuál es su opinión sobre el intento de violación de Austin Murray hacia su esposo?
—Kennedy Aspen, ¿es cierto que Aus...
Alexis cubrió los oídos de Kenny y pegó su cuerpo protectoramente de él para que no le tomaran fotos, caminamos así hasta la entrada a la corte.
Era un caso privado. Al frente estaban Kenny, el alcalde y su abogado, ya que ellos presentaron los cargos, al otro lado estaba Austin, llevaba un elegante traje negro, se veía impecable para estar en prisión. Él ni siquiera nos miró cuando lo trajeron, sabe que no le conviene mirar a Alex. A un costado estaba el jurado y las puertas estaban plagadas de policías, aquí ni Dios se relaja.
Todos nos paramos cuando un guardia lo ordenó, vimos al juez Zachary entrar a la sala y sentarse tras su podio. Él miró a todo el mundo en silencio y con seriedad, no pasé por alto que su mirada se quedó más tiempo en Alex y Alexis.
—Comencemos —dijo el juez después de que nos sentáramos.
. . .
Me limpié las lágrimas mientras miraba a Kenny bajar del estrado con ayuda de un policía después de dar su declaración, ha sido horrible escuchar como entre sollozos dijo todo lo que Austin le hizo. Creo que todos pudimos sentir el dolor y la desesperación en sus palabras, su madre no dejaba de llorar a mi lado.
Miré al juez, él se veía impasible, no mostraba absolutamente nada en su expresión.
Kenny dijo todos los planes que Austin tenía para Alex y para Damien. Cuando Austin subió al estrado negó todo de lo que se le acusa.
—Entonces, ¿usted nunca había visto a este niño? —le preguntó el abogado arqueando una ceja y señalando a Kenny. Austin negó con convicción, él negaba las cosas con tanta naturalidad que cualquiera le creería.
—Apenas sé cómo se llama —respondió con una mirada tan sincera que quise pararme y estrangularlo.
—Si ese es el caso entonces no tiene de que preocuparse —dijo el juez mirándolo, Austin asintió.
—Así es —respondió, y nos miró, noté que luchaba contra una sonrisa triunfante, arqueé una ceja.
Luego terminó la sesión, la próxima será en unos días, los policías se llevaron a Austin. Todos salimos de la sala, Kenny se acercó rápidamente a nosotros y se despidió antes de que su padre se lo llevara.
—¿Y qué pasó?
Di un respingo al escuchar la voz de Scott cerca de mi oído, me di la vuelta, él estaba mirándome.
—Pues... —le hice un rápido resumen, él me escuchó con atención. —Ese juez parece hecho de piedra —dije recordándolo, Damien se rió y asintió.
—¿De qué te ríes Damien? Si tú pareces hecho de hielo
Me puse rojo hasta las orejas al girarme y ver ahí al juez Zachary, me sorprendí al verlo sonreír con burla cuando Damien lo miró fríamente.
—Hola Alex —dijo mirándolo y revolviéndole el cabello, Alex le sonrió. —Alexis, tuve que controlarme para dejar de mirarte allá adentro —admitió acercándose a él, Alexis se rió y Matt frunció el ceño.
—Zack, ¿cómo ves todo este asunto? —preguntó Alex con seriedad, el juez dejó de sonreír y me miró.
—Tú eres Mike —dijo, me sonrió cuando asentí y saludó a los demás.
—Zack —lo llamó Alex otra vez, él suspiró y miró alrededor, no había nadie más cerca.
—No puedo hablar de eso, Alex —respondió seriamente. —Nos vemos, se supone que no debo ni mostrar que los conozco —dijo echando su cabello rojizo para atrás, luego se alejó después de guiñarle un ojo a Alex.
—Vámonos —dijo Damien caminando hacia la puerta.
—Necesito ayuda con la mudanza —me susurró Scott, me mordí el labio y sonreí con timidez.
—Yo te ayudo —respondí nervioso y sonrojado. Scott se irá hoy a la casa que compró Eddy.
—Me iré con Scott, para ayudarlo a desempacar —avisé mirando a Alex y a Damien, este último arqueó una ceja con escepticismo. —Por favor —dije acercándome a él y haciendo un puchero, él suspiró y asintió, lo abracé rápidamente y caminé hacia afuera con ellos.
Me subí al auto de Scott con él.
—¿Y Troy? —pregunté al no verlo, Scott negó.
—No lo sé —respondió acelerando. —Mike, tú... ¿no quieres saber de tu familia biológica?
Suspiré y giré el rostro, creo que fue muy obvio que no quería ni pensar en esa familia.
—Una vez le pedí a Alex que me llevara al orfanato donde me adoptaron, una mujer que trabajaba allí desde hace años me dijo que me encontraron en una caja frente a un supermercado, esa "familia"me abandonó. No, ni siquiera se le puede llamar familia, no quiero saber de eso —respondí mirándolo. Ese tema me incomoda.
—Pero no sabes por qué te dejaron, quizás no podían mantenerte Mike o tal vez otra cosa... —dijo Scott comprensivo, sonreí al escucharlo.
—Pensé lo mismo, hasta hace unas horas. Pero, ¿y si ese chico es mi hermano? Se nota que le va bien, a él sí pudieron tenerlo... pero ya, pensándolo mejor estoy agradecido de que me botaran, tengo a Alex y a Damien como padres, y eso para mí, es demasiado —terminé con una pequeña sonrisa, Scott se quedó mirándome y asintió.
—A trabajar —dijo frenando frente a su casa, bajamos del auto y caminamos hacia la puerta.
Era una casa moderna de dos pisos, él abrió la puerta y entramos, habían muchas cajas y algunos muebles.
—¿Y Eddy? —pregunté, Scott me sonrió con perversión y cerró la puerta.
—Se fue a su nuevo trabajo —respondió acercándose, me relamí los labios, me puse un poco nervioso cuando se acercó.
—Oh —susurré y caminé lentamente hacia las escaleras.
Scott se acercó y me cargó, rodeé su cintura con mis piernas y junté nuestros labios de inmediato, nos besamos con desesperación, su lengua se metió en mi boca y jugó con la mía, él subió las escaleras mientras agarraba mi trasero, bajé mis labios y mordí su cuello, él me quitó la camiseta y abrió una puerta, sólo habían pocas cajas y un colchón en el suelo, mi novio me tiró en él y cerró la puerta.
Le sonreí con timidez cuando se acercó devorándome con la mirada y sacándose la camiseta, tragué duro mirando cómo se bajaba el pantalón dejando ver su bóxer, me acerqué y mirándolo a la cara se lo bajé lentamente, mis mejillas se calentaron al ver su miembro erecto, en serio era enorme.
Acerqué la boca y lo lamí lentamente para lubricarlo, me alejé un poco y miré a Scott a los ojos, él me miraba expectante, acercó su mano y acarició mis labios, me hizo abrir suavemente la boca y fue metiendo su miembro, puse mis manos en sus caderas y comencé a chupárselo, podía escuchar sus jadeos, además estaba moviendo sus caderas hacia mí, levanté la mirada sin dejar de chuparlo, sus mejillas cobraron un intenso color rojo.
Minutos después, mis ojos estaban llorosos, saqué su miembro de mi boca para respirar bien, lo lamí en la punta y lo masturbé, Scott sin avisarme se corrió en mi rostro.
Tenía ganas de matarlo pero se me fueron al escuchar su hermoso jadeo orgásmico. Me quité aquel líquido blanco de la cara con su camiseta.
Sin darme tiempo a hablar él me recostó en el colchón y se subió sobre mí, bajé la mirada, ya tenía otra erección. Sus ojos grises me miraban lujuriosos, él bajó mis pantalones de un tirón y mis boxers por igual, pasó su lengua por todo mi cuerpo desnudo, metió tres de sus dedos en mi boca, yo los lamí y él los sacó, sin dejar de mirarme acarició mi entrada con uno, luego fue metiéndolo lentamente, se sentía muy incómodo.
Scott mordió mi labio inferior y me besó, yo le seguí el húmedo beso mientras sentía otro dedo entrar, gemí al sentir placer, él movió rápidamente sus dedos, yo gemía encantado cuando metió el tercero.
—Y-Ya hazlo... —le pedí separando más las piernas, él asintió sonriendo y se puso entre ellas mientras sacaba los dedos.
Le clavé las uñas en la espalda cuando fue metiendo la punta, contuve la respiración al sentirlo meter más, solté un gran gemido cuando lo metió hasta el fondo.
—S-Scott —susurré su nombre, él me miró y sonrió.
Mi novio comenzó a moverse lentamente dentro de mí, suspiré de excitación, mis ojos se abrieron con sorpresa cuando me agarró por las nalgas y me levantó mientras él se sentaba, dejándome sobre sus caderas, mi corazón latía con prisa, él me miro sugestivamente, yo le sonreí y poniendo mis manos en su cuello comencé a subir y bajar mi trasero rápidamente, ambos gemimos cuando me moví en círculos, Scott agarró mi cintura y movió sus caderas haciéndome gritar, se levantó conmigo en brazos y me pegó a la pared, allí me hizo abrazarlo mientras me penetraba brutalmente, entré jadeos y gemidos terminé corriéndome, él lo hizo por segunda vez mientras soltaba un jadeo ronco.
Nuestras respiraciones eran agitadas, le sonreí y lo besé.
—Te amo —susurré en su oído cuando nos separamos, sus ojos estaban abiertos de par en par mientras me miraba.
No puedo ocultar que me he enamorado de él.
—Yo también te amo —respondió dejándome perplejo, sus ojos grises tenían un hermoso brillo, lo abracé.
Sin salir de mi cuerpo me llevó nuevamente al colchón, sentí su miembro erecto nuevamente al igual que el mío.
—Tenemos unas horas más —dijo pícaramente, me mordí el labio y me acerqué a besarlo mientras me penetraba suavemente...
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