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Capítulo 12

[Pov. Mike]

Giré el rostro y miré a Scott dormir a mi lado, acerqué mi mano a su relajado rostro y acaricié suavemente su mejilla. Suspiré con tristeza. Me duele todo lo que él ha tenido que pasar.

-No estás solo -Susurré, sus ojos se abrieron lentamente y se posaron en mí, sentí mariposas en mi estómago al ver la linda sonrisa que me dedicó.-S-Scott, descansa, iré a la habitación de al lado -Dije algo nervioso, me levanté de la cama, él me agarró del brazo, lo miré con algo de sorpresa.

-No te vayas.

Lo miré con incredulidad cuando dijo eso en voz baja, él me estaba mirando a los ojos.

-¿Quieres que duerma contigo? -Pregunté cautelosamente sintiendo mi corazón querer salirse de mi pecho, seguro mis oídos me engañaron y escuché mal lo que dijo.

-Si -Respondió en un susurro casi imperceptible, arqueé una ceja y me acerqué más a él.

-¿Qué dijiste? No escuché -Dije sonriéndole con inocencia, el frunció los labios y apartó su mirada de mí.

-No dije nada... -Dijo enfurruñado dándome la espalda y cubriéndose con las sábanas, me reí al verlo hacer eso.

-Ya, ya, no te enojes -Dije caminando hacia la puerta, apagué las luces y me quedé mirando hacia la cama. La luz de la luna que entraba por la ventana iluminaba su rostro, sonreí y caminé hacia él.

Me metí a su lado en la cama, él me estaba dando la espalda, cosa que no me gusta, me levanté un poco y me quedé mirando su rostro, él abrió los ojos y me miró.

-¿Podrías girarte? -Pregunté haciendo un puchero, él arqueó una ceja y sonrió con burla.

-¿Qué? ¿Por qué haría eso? -Preguntó sin dejar esa sonrisa burlona, entrecerré los ojos y lo giré yo mismo, él se rió e iba a darme la espalda otra vez, al ver sus intenciones me senté rápidamente sobre él.

-Porque yo quiero que lo hagas -Dije mirándolo, él sonrió de lado y dejándome algo paralizado puso sus manos en mi cintura, ahí fue cuando noté la posición en la que estábamos.

-Oh, solo porque tú quieres... Y si yo te digo lo que quiero, ¿me complacerías? -Preguntó mirándome directamente a los ojos, su mirada era desafiante, tragué duro y me mordí el labio inferior.

Sus manos seguían en mi cintura, mi corazón se aceleró al sentir como las iba bajando hasta mi trasero. Tengo miedo, es cierto que él me gusta o algo más, pero jamás he ido tan lejos con alguien. Además de que Scott y yo no somos nada, él podría irse o seguir despreciándome luego de que hagamos eso.

Me inquietó ver como su mano entraba por debajo de mi camisón. ¿Si tanto me asusta, por qué no lo detengo?

Supongo que no quiero que se enoje conmigo o se decepcione, aunque si me gustaría hacerlo con él, pero siento que este no es el momento. Apreté con fuerza las sábanas entre mis dedos al sentir sus cálidas manos bajar lentamente mi bóxer y acariciar mi trasero, lo miré a los ojos, él me estaba mirando, aparté rápidamente la mirada, comencé a desabrochar su pantalón.

Mi respiración era un poco agitada mientras lo hacía, sus manos abandonaron mi trasero y detuvieron mi torpe intento de quitar su pantalón, lo miré con confusión, él me estaba mirando fijamente.

-Lo siento, no quiero que te sientas obligado a hacer algo que no quieres -Dijo acariciando mi rostro, yo negué lentamente.

-Q-Quiero hacerlo -Dije con una pequeña sonrisa, aunque mi voz titubeó un poco, él arqueó una ceja y suspiró.

-Estás aterrado -Dijo levantando suavemente mi brazo al aire, vimos como mi mano temblaba, mi rostro se calentó al ver eso.

-Yo...

-Shh -Él puso un dedo sobre mis labios, me sonrió con cariño y me atrajo hasta su pecho. -Podremos hacerlo cuando estés listo, no me importaría esperar -Dijo en voz baja acariciando mi cabello, mis ojos estaban muy abiertos, sonreí con timidez y lo abracé.

-Gracias -Susurré mirándolo, él asintió.

Sin que se lo esperara acerqué mis labios a los suyos y le di un besito, él se rió al ver mi rostro avergonzado cuando me alejé, esta vez él atrapó mis labios entre los suyos y me besó suavemente, acaricié su pecho mientras nos besábamos, cuando nos separamos lo abracé y suspiré. ¿Así es el verdadero Scott?

[Pov. Alex]

-Llámalo.

Miré a Fred en cuanto dijo eso, todos estábamos en la sala, se quedaron en silencio al escuchar aquello, ahora tengo que llamar al imbécil de Austin.

Suspiré y lo llamé. Su número lo saqué de una de las cartas que me envió. Sonó dos veces, luego contestó.

-Ah, ah, ah...

Quise vomitar al escuchar gemidos al otro lado de la línea, me recompuse y me enfoque en lo que estaba haciendo.

-¿Quién es? -Dijo Austin con voz ronca y algo fastidiada por verse interrumpido, tragué duro. Hace años que no escuchaba su voz.

-¿Tu mamá no te enseñó que primero se saluda? -Le pregunté con un falso tono relajado, lo escuché contener la respiración.

-Alex... -Susurró él con incredulidad y anhelo.

-Así me dicen -Dije mirando al piso.

-¿Estoy soñando? -Preguntó con temor, rodé los ojos y me quedé en silencio por unos segundos.

-No, esto no es un sueño -Más bien es una pesadilla. Me guardé mis comentarios para mí y miré a los demás, ellos no me estaban mirando, pero estoy más que seguro que están escuchando con atención.

Miré a Damien, su ceño estaba fruncido mientras me miraba de reojo, odio tener que hacer esto delante de él.

-Mmm... ¿Por qué me llamas? Las cosas no terminaron bien entre nosotros -Dijo él con curiosidad y sospecha, respiré hondo y caminé hacia la cocina para estar solo.

-Como dijiste en tus cartas, las cosas se pueden arreglar... Me gustaría que vinieras esta noche, Damien y Mike no están... -Dije esto último con un tono coqueto, sentía mis ojos húmedos.

Austin se quedó en silencio unos segundos, luego escuché como movía algunas cosas y discutía con alguien.

-Con gusto, estaré allá en unos minutos -Dijo con emoción y perversión, un escalofrío recorrió mi cuerpo.

-Bueno, nos vemos luego -Dije y le colgué antes de que respondiera.

Pegué mi frente a la fría encimera, no me gusta para nada este plan. Sentí los brazos de Damien rodear mi cintura por detrás. ¿Por qué Austin no puede entender que Damien es el único al que quiero?

Me giré y lo miré a los ojos, los suyos estaban puestos en mí, sin decir nada lo abracé de inmediato, cerré los ojos y escondí mi rostro en su pecho, sentí dentro de mi la cálida sensación que tengo cuando estoy con él, eso es algo que Austin jamás podría darme.

Nos separamos unos minutos después y nos quedamos mirándonos en silencio, no hacían falta las palabras.

-Ya es hora, Kate llamó, dijo que vio el auto de Austin de camino hacia acá, vamos Damien -Adrian había entrado a la cocina, estaba mirándome con preocupación.

¿Tan rápido? No han pasado ni cinco minutos desde que lo llamé, aunque no debería sorprenderme sabiendo lo obsesionado que está Austin.

Damien asintió, me dio un beso en la frente, me echó una última mirada y se fue junto a Adrian.

Suspiré y caminé hacia la sala, allí solo estaba Alexis.

-¿No deberías estar con los demás? -Pregunté sorprendido de verlo aquí abajo, él levantó la vista del piso y me miró.

-Iré ahora... Alex, no quiero que hagas esto... -Dijo acercándose a mí, su mirada era triste. Sonreí de lado.

-Las cosas van a ir bien -Dije restándole importancia, él frunció el ceño.

-¿Y si van mal? Él podría hacerte daño -Dijo asustado, pase saliva y negué.

-Esperemos lo mejor -Dije sin saber que más responder a eso, él suspiró y me abrazó.

-Eso espero, te estaremos viendo, adiós -Dijo a la vez que se separaba de mí, su cuerpo estaba frío, lo vi subir rápidamente las escaleras.

Es raro ver a Alexis pensar cosas así, él siempre es optimista, eso me ha puesto más que nervioso, miré alrededor, había muchas cámaras pequeñas en casi toda la casa, no se podían ver a simple vista, Damien y Fred las pusieron esta tarde.

Di un respingo al escuchar el timbre, respiré hondo varias veces y caminé hacia la puerta principal, la abrí y no pude evitar tensarme al ver al hombre frente a mí, Austin estaba ahí parado, su apariencia ha cambiado desde la última vez que lo vi, su cabello estaba más largo y él estaba más alto todavía, su mirada tenía un brillo extraño, y tenía una gran sonrisa mientras me miraba, llevaba ropa casual.

-Wow, eso fue rápido -Rompí el inquietante silencio que se había formado, él sonrió de lado y se encogió de hombros.

-¿Qué puedo decir? Esperaba tu llamada desde hace años, estás hermoso.

Forcé una sonrisa, él extendió su mano, tenía un ramo de rosas en ella, dudé un poco pero terminé tomándolas para no levantar sospechas.

-Gracias, pasa -Dije haciéndome a un lado, él asintió y entró, miré con disimulo hacia afuera, no pasé por alto los dos llamativos coches negros aparcados más allá.

-Sígueme -Dije caminando hacia la sala de estar, giré un poco el rostro para mirarlo, su asquerosa mirada estaba puesta en mi trasero.

-Siéntate, debo ponerlas en agua -Dije con una tierna sonrisa, él asintió y me miró embobado.

Caminé hacia la cocina, dejando a ese idiota solo, puse rápidamente las rosas en agua, abrí la nevera, miré hacia la pequeña camarita blanca y moví los labios, avisándoles de los dos autos negros a los demás.

Regresé al salón, Austin estaba mirando una foto que había sobre una repisa, en ella estábamos Mike, Damien y yo. Me acerqué silenciosamente a él, vi que estaba tapando con su dedo el rostro de Damien.

-Me enteré de que eres el profesor de Mike -Dije sentándome en el sofá, él se sobresaltó un poco y se giró, me miró y asintió.

-Sí, es un... Buen chico -Dijo algo tenso sentándose a mi lado, arqueé las cejas.

-¿En serio? Qué raro, ese niño es insoportable aquí -Mentí con un tono de desprecio, Austin se sorprendió un poco y luego asintió.

-Es cierto, no deja de faltarme el respeto, hay que enseñarle algunas cosas -Dijo cruzándose de brazos y mirándome, yo asentí fingiendo estar de acuerdo aunque con ganas de darle una bofetada.

Estúpido, a mi hijo le he enseñado de todo, él sabe que a las ratas como tú se les debe tratar como lo que son...

Pasaron unos minutos en los que hablamos sobre cosas sin importancia, noté que él se había relajado.

-Y, ¿las cosas van bien entre Damien y tú? -Preguntó acercándose aún más a mí, negué lentamente, me limité a hacer eso, no diré nada horrible aunque sea mentira sabiendo que Damien está viendo y escuchándolo todo.

-Austin, yo... Quiero preguntarte algo, pero no quiero que te sientas incómodo... -Dije mordiéndome el labio inferior, él se quedó mirando mis labios por un momento, luego me miró a los ojos.

-Responderé lo que quieras -Dijo y luego tomó un poco del vino que traje hace unos minutos, mi copa estaba intacta.

-¿A cuántas personas les hiciste lo que trataste de hacerme a mi? -Pregunté sin rodeos mirándolo fijamente, él se sorprendió y su mirada se oscureció.

-¿Para qué quieres saber eso? -Preguntó mirándome con los ojos entrecerrados.

-Curiosidad, además, ¿quieres que confíe otra vez en ti o no? -Dije acomodándome en el sofá, él suspiró y me miró por unos segundos.

-A 3 -Dijo bebiendo más vino, yo asentí sorprendido de que sean tan pocos. Pero, es que Austin no es feo, y no creo que lo rechacen muy seguido, solo es un imbécil.

-Recuerdo que vi el caso de los dos adolescentes en tu celular... ¿Quién es la tercera persona? -Le pregunté con interés. Él observó en silencio como Snack caminaba alrededor enfurruñado buscando a Damien, ese gato se volvió un mimado gracias a él.

-¿Sabes quién es el hijo del alcalde? -Mis ojos se abrieron mucho, él suspiró y miró al techo. Austin es un idiota, sonreí con maldad en mi interior, ahora sí que te jodiste.

-Sí, sé quién es, no me digas que intentaste...

Dejé la frase en el aire, él me miró y asintió, se pasó una mano por el cabello.

-No lo intenté, lo hice.

Casi me caigo del sofá al escuchar eso, traté de calmarme y lo miré con curiosidad.

-¿Y él no presentó cargos? -Pregunté frunciendo el ceño, eso sería extraño, a no ser que...

-Lo amenacé, además él no quería que nadie supiera lo que le hizo un hombre -Dijo Austin amargamente, yo asentí comprendiendo.

-¿Nunca has pensado en casarte, tener una familia u otra cosa? -Le pregunté mientras lo miraba, él suspiró y clavó su mirada en mí, era de tristeza.

-Pues sí, pero... Con quien quiero tener eso, ya tiene una familia -Respondió mirándome significativamente, tragué duro y miré a otro lado.

-Hay muchas personas en el mundo, encontrarás a alguien -Dije lo que dicen todos en estas situaciones, él se rió sin gracia y se acercó más a mí, yo me alejé disimuladamente.

-Dime Alex, ¿para qué me pediste que viniera esta noche? Justo cuando estás solo en la casa -Dijo con una mirada pervertida, me relamí los labios y miré cómo escapar de esta.

-Me sentía algo solo, ¿quieres algo de comer? -Pregunté parándome y alejándome unos pasos, el negó y miró alrededor, frunció el ceño.

-¿Es esa una cámara? ¿Has estado grabando todo esto? -Su mirada y su tono eran aterradores, él estaba mirando la cámara fotográfica que había en una esquina un estante, su mirada se endureció mientras me miraba.

-¿De qué estás hablando? ¿Por qué haría eso? -Pregunté cruzándome de brazos y mirándolo con los ojos entrecerrados, sin dejar de mirarme se acercó a la cámara.

-Dime, ¿qué ha estado grabando? -Pregunté sarcásticamente acercándome, él vio que la cámara estaba apagada.

-Lo siento -Respondió luego de calmarse, yo arqueé una ceja.

-Te invito a mi casa para que vengas y me acuses de algo así -Dije con un tono de indignación, él se alarmó y se acercó a mí.

-En serio lo siento -Dijo afligido, yo asentí levemente.

Casi se me sale el corazón cuando dijo que vio una cámara, por suerte esa la había puesto Matt intencionadamente ahí, para que Austin la viera y se relajara al ver que no estaba grabando, dudo que reaccione como hace unos segundos si ve una de las que sí están grabando.

El teléfono de la casa comenzó a sonar.

-Discúlpame un momento -Dije sonriendo, él asintió y se sentó en el sofá, caminé hacia el teléfono y dándole la espalda a Austin contesté.

-Hola mi bebé -Escuché el tono falso de mujer que había puesto Adrian.

-Hola mamá -Dije feliz. Si él está hablando así eso quiere decir que los que están afuera podrían estar escuchando nuestra conversación.

-¿Cómo estás hijo? Recuerda limpiar la piscina, tenía muchas hojas la última vez que fui... -Dijo riendo tontamente.

-Está bien, mamá estoy con alguien ahora mismo, ¿hablamos mañana? -Dije comprendiendo lo de la piscina sucia.

-Ok, adiós hijo -Dijo y cortó la llamada.

Me giré y miré a Austin, si entendí correctamente lo que quiso decir Adrian, Austin le ha echado algo al vino, yo ni cuenta me había dado, no puedo ni respirar tranquilo cerca de este hombre.

-Sabes Alex, me he sentido muy mal estos años, sin importar con quién esté siento un vacío en mi interior -Dijo él mirándome a los ojos, yo pasé saliva y caminé alrededor para alejarme de él.

-¿Ah, sí? Lamento no poder ayudarte -Dije sonriendo falsamente, en realidad no lo lamento ni un poco. Él sonrió de lado, luego su sonrisa cambió a una pervertida, se acercó tanto a mí que pude ver cómo sus pupilas se dilataban mientras me miraba.

-Si puedes ayudarme, primero brindemos -Dijo pasándome la copa, yo la miré detenidamente y luego miré sus pupilas dilatadas otra vez, es más que obvio que planea drogarme.

-No puedo beber, mañana tengo que trabajar -Respondí rechazando su oferta, él hizo un puchero y acercó la copa a mi boca.

-Es solo un poco -Dijo sonriéndome, suspiré y tomé la copa, la acerqué a mi boca y junté mucho los labios mientras fingía estar bebiendo.

Luego la alejé de mí y lo miré, sorprendiéndome, él me atrapó contra la pared, fruncí mucho el ceño.

-Aléjate de mí -Dije con odio tratando de mover uno de sus brazos, él negó con una sonrisa.

-No, no te preocupes, pronto te sentirás muy bien -Respondió acercando su nariz a mi cuello y oliéndolo como el obsesionado que es.

-Hueles a bebé -Dijo con ternura sin apartarse, yo resoplé y golpeé su pecho.

-Dime Austin, ¿no te dieron regalitos en la cárcel? -Pregunté con sarcasmo y malicia, él se rió y pasó un dedo por mi mejilla.

-¿Cárcel? Yo nunca he estado preso mi amor. Solo basta con darle unos cuantos millones al juez y a la policía, ah y tomarme unas largas vacaciones en alguna isla del Caribe...

Lo miré con incredulidad y enojo al escuchar eso, él tenía una sonrisa de chulo en su rostro, sin pensarlo dos veces le di un puñetazo lo que hizo que se alejara un poco de mí, por las escaleras bajaron los demás.

Escuchamos a Austin reírse, miré con terror como él sacaba una pistola de la parte trasera de su pantalón.

-Sabía que era demasiado bueno para ser verdad -Dijo mirando a los demás, su mirada de desprecio se quedó en Damien, luego me miró a mi.

-Si pensabas eso... ¿Por qué me dijiste lo que le hiciste al hijo del alcalde? -Le pregunté en voz baja, él puso una sonrisa melancólica.

-Por la parte más imbécil de mi, la que quiere de ti algo más que tu culo -Dijo sin más. Me sorprendí.

-No lo entiendo, puedo darte todo lo que quieras, por ti haría cualquier cosa, aún así no me quieres -Dijo con una expresión de confusión, yo lo miré con el ceño fruncido.

-Hay cosas que tú no me puedes dar -Dije con cautela mientras pensaba en que podría hacer para que dejara esa arma que apuntaba hacia mi familia y amigos.

La puerta se abrió y por ella entraron dos hombres con trajes, ambos tenían pistolas, se pusieron al lado de Austin.

-¿Él te da cosas que yo no? -Preguntó ladeando la cabeza y apuntando al pecho de Damien, me alarmé al ver eso.

-Escúchame imbécil, ya me tienes harto, ¿al niño de mami nadie puede decirle que no? entiende de una maldita vez que Alex no quiere saber nada de ti, ve a joderle la vida a otros -Miré con horror como tres armas apuntaban hacia Damien ahora por haberle dicho aquello a Austin, el cual estaba rojo de furia.

-Maldito Damien, te mataré -Susurró con odio, me estremecí al ver su sonrisa malvada, corrí hacia Damien y me puse frente a él.

-Tendrás que matarme a mi tambien -Dije sin duda alguna mientras miraba a Austin, él me miró con exasperación y enojo.

-Alex apártate -Dijo entredientes, yo negué. Nos quedamos en un tenso silencio por unos segundos.

-Bajen las armas -Gruñó Austin a los hombres a su lado, ellos las bajaron con duda.

-Me iré, me retiraré para siempre, pero solo si Alex viene conmigo -Dijo Austin mirándome a los ojos, yo arqueé las cejas.

-Austin detente, ya has hecho mucho daño -Todos nos giramos y miramos al señor mayor de edad que estaba en la puerta, Austin lo miró con sorpresa y luego lo fulminó con la mirada.

-¿Qué haces aquí papá? -Preguntó Austin mirándolo mal.

-Un amigo tuyo me trajo -Dijo y miró hacia la puerta, por ella entró un adolescente de unos quince años.

La expresión de Austin se desencajó al verlo, me quedé mirando al chico, era castaño y tenía ojos verdes claros, me sorprendió ver que me miraba con dolor...

¿Quién es él?

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