Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XV

[Chat con Kim Seok Jin]:

Me fui antes que despertaras.

Me sentía mejor así que no tenía nada más que hacer.

Gracias por ayudarme, prometo compensarlo algundía

Algún día*

Que tengas un buen fin de semana, Seokjin 

09:36

Miro mi teléfono una última vez mientras voy en el elevador. Seokjin no lo ha visto, por lo que supongo dos cosas: aún no despierta y no lo ha visto o bien, ignoró completamente este mensaje y ahora se arrepiente de haber ayudado a una irresponsable como yo.

Meto nuevamente mi celular dentro de mi chaqueta y un 'ding' sonoro me anuncia que he llegado a mi piso. Salgo del elevador una vez que las puertas se abren y comienzo a caminar por el pasillo mientras rebusco las llaves dentro de mi bolsillo.

—¡Hayoung! — oigo de pronto que alguien me llama.

Elevo la mirada y veo a Taehyung apoyado en mi puerta. Mis ojos se abren grandes, porque en verdad ni siquiera esperaba verlo hasta el lunes en la escuela. Taehyung, alarmado por mi presencia, se acerca rápidamente a mí y coloca sus manos sobre mis hombros. Con sus ojos comienza a escanearme de arriba abajo, hasta que con un movimiento un tanto brusco, lo aparto.

—Estoy bien— digo planamente— Ahora si me disculpas, necesito entrar a mi casa y bañarme. Apesto a alcohol— me muevo hacia un lado para pasar, pero Tae se interpone en mi camino. Su mirada preocupada delata muchas cosas.

—Supe lo de anoche. Esas chicas... me las topé y me lo dijeron y reaccioné tarde. Perdóname Youngie, perdóname. No quise... dejarte. Fue un descuido, en verdad lo siento— musita, mirándome fijamente.

Observo su castaño cabello, sus ojos cansados llenos de preocupación, su ropa puesta de manera desordenada, sus labios pálidos y dos marcas violáceas en su cuello.

Inmediatamente llevo una de mis manos a esas marcas y las toco. Mi ceño se frunce y luego me devuelvo a mirarlo, solo que esta vez detecto pánico en sus ojos.

—Se supone que es siempre es algo... suave. Sin compromiso— murmuro— Me dijiste que te enviara un mensaje si estaba en problemas. Estuve en problemas, llegaron otras personas a por mí— bajo mi mano hasta dejarla reposando a mi costado— Admito que fue mi responsabilidad por tomar sin saber qué era, pero tenemos un trato Taehyung... no, más bien un pacto. Un pacto desde lo que ocurrió ese día— suelto un suspiro agotado— Ya no importa. Ve a casa y te veo el lunes en la escuela.

Intento nuevamente entrar a mi casa, pero mi mejor amigo bloquea la pasada de nuevo. Me estoy frustrando y de a poco molestando.

—Tuviste tu buena follada, no me importa con quién y cómo. Yo, pasé la noche en casa de Seokjin y si bien estaba media inconsciente, fue agradable...— hago una pausa, suspirando nuevamente— Cada uno tuvo algo bueno anoche, ya deja de mirarme como un cachorro regañado y vete a casa— lo último sonó notablemente molesto.

—Lo siento, le fallé a tus padres, le fallé a Jimin y te fallé a ti. Debí haber estado más atento. De no ser por esas chicas...— lo interrumpo.

—Alguien más hubiera ayudado. O quizás no— me encojo de hombros— Ya déjame entrar. En serio apesto. Anoche incluso vomité, necesito asearme. Nos vemos el lunes— finalmente, termino por rodear su cuerpo y quedo frente a mi puerta.

Introduzco a la llave y estoy lista para girarla, cuando sin mirar a Taehyung digo:

—No sé dónde demonios andabas ayer, pero, espero que la hayas pasado bien— sin más, abro la puerta y entro a mi departamento, dejando solo a Taehyung.

En cuanto pongo un pie, escucho pasos venir hacia mí y veo como mi madre sale a mi encuentro. Lleva su pijama puesto y se ve notablemente cansada. Sus ojeras resaltan bajo sus ojos y sus labios están caídos.

—Ya llegué— digo casi con un toque de inocencia.

—¿Te quedaste donde Taehyung? — pregunta ella mientras caminamos juntas hacia la cocina.

—Sí— miento— Él dijo que nos quedáramos en su casa ya que los tíos salieron a Seúl por un par de días.

—Cierto, están visitando a los hermanos del papá de Tae— mamá coloca a calentar agua mientras yo me siento en la silla y la observo— Te veo bien.

—No fue tanta distorsión, sabes que desde que estoy yendo al psicólogo soy una mejor muchacha— repongo con una sonrisa.

—Eso es cierto. Te veo mejor, me gusta verte más centrada, te pareces a la Hayoung que solías ser antes de lo que sucedió— hace una pausa, mientras sirve un poco de té en una taza. Se voltea y la deja frente a mí, para posteriormente sentarse— Eres una Hayoung más feliz. Supongo que hice bien en obligarte a tomar las sesiones con el señor Kim.

—Seo... digo, el señor Kim es un excelente psicólogo— aquellas palabras abandonan mi boca automáticamente— Es paciente conmigo. Supongo que por eso han dado sus frutos las sesiones.

—Estoy segura de que pronto ya te dirá que estás bien y no será necesario que vayas todos los lunes.

Frunzo mi ceño. No había reparado jamás que, en algún momento, Seokjin deberá darme el "alta". De hecho, jamás siquiera pensé que dejaría de verlo los lunes. Este último tiempo, verlo en las tardes se volvió una rutina para mí.

Tomo el té en compañía de mamá. Hacía tiempo que ambas no compartimos así y en cierto modo le agradezco que se haya quedado conmigo, después de todo, papá y Boyoung al ser fin de semana siguen durmiendo.

Cuando termino el té, le agradezco a mi madre y me levanto, excusándome que debo ir a asearme. Ella lo entiende así que simplemente me voy a mi cuarto. Una vez allí, busco un pijama y ropa interior limpia y además tomo una toalla que tengo sobre la silla del escritorio y me dirijo al baño.

Me encierro y suelto un suspiro, notablemente cansada.

Miro mi reflejo en el espejo y me sonrío. Veo a una chica de nariz pequeña y ojos gatunos. Una chica cuyo tinte oscuro ha ido desapareciendo de a poco y cuyos cabellos caen desordenadamente por sus hombros. La analizo, tiene los labios rosa y pómulos ligeramente elevados. Es preciosa.

Soy yo.

Hace un tiempo, cuando Taehyung y yo nos volvimos súper populares en la escuela, entendí que, por mi apariencia, podía tener a cualquier chico, e incluso chica, en la palma de mi mano. Me aproveché en numerosas circunstancias de ello, así como también justifiqué todas mis acciones con la ausencia y muerte de Jimin.

Pero mamá tiene razón. Desde que comencé a ir al psicólogo la Hayoung desenfrenada ha ido en retroceso, se está yendo. Está nuevamente apareciendo aquella Hayoung responsable, que se esfuerza en la escuela y es una mejor hija.

Y que, además, ha decidido abrir su corazón. Y no solo ante sus cercanos, sino también a una persona específica. Lee Ha Young está volviendo a su esencia y me aterra.

Me aterra como el jodido infierno porque entonces, cuando esté totalmente recuperada, sabré que no solo estoy dispuesta a soltar y a seguir adelante, sino que también reconoceré que mi corazón ya está disponible al cien por ciento para pertenecerle a una persona.

Y aunque trate de negarlo, siquiera evitarlo, sé que el fin es inminente.

Kim Seok Jin se ha colado a través de mi piel hasta impactar directamente a mi corazón sin permiso, pero con querer.

Temo. Tengo miedo de sentir cosas intensas.

Porque sé, que esto podría ser una historia ya vivida y ahora repetida: todo lo que siento terminará siendo reprimido por mí misma, por Seokjin y entonces, cuando nos separemos y dejemos de vernos, dolerá. Y yo no quiero que vuelva a doler.

Después de las actitudes de anoche, no sé qué pensar. Solo sé, que mi corazón en todo momento se aceleró y quiso salirse de mi caja torácica, especialmente cuando oí su voz lejana, pero preocupada, tratando de interferir por mí bienestar.


***


—Estoy asustado— musita Jungkook para después darle un mordisco a su sándwich de pollo— ¿Podrían siquiera mirarse un poco?

La escena es extraña. Estamos Jungkook, Taehyung y yo sentados en la mesa de siempre en la cafetería. La diferencia, es que por primera vez el menor de los tres está en medio de ambos –porque Jeon siempre prefiere sentarse a la orilla, a mi lado – y claramente, se nota que Tae y yo estamos tensos.

Por mi parte no estoy molesta. No. Taehyung tiene derecho a disfrutar, por supuesto que lo tiene. Me molestó el chupetón que quedó en su cuello, solo eso. Supongo que los celos de mejor amiga hicieron su aparición. Pero está bien. La chica, supongo, con la que estuvo esa noche debió ser buena.

Taehyung es diferente. Él siente culpa y por eso no me habla. Fue a buscarme en la mañana, musitó un "hola" y nos fuimos en silencio. Y ha sido así todo el día.

No lo quiero presionar tampoco. Lo conozco como la palma de mi mano y sé que él no me hablará hasta que la culpa se le vaya por completo. Es terco, orgulloso y no sabe cómo manejar el enojo consigo mismo y los demás.

—Tranquilo Jungkook, ya se le va a pasar— digo tranquilamente dándole un sorbo a mi jugo de frambuesa— ¿Qué tal el fin de semana con tus abuelos? — le pregunto al pelinegro sonriente.

—Uhm, bien. Me fui con mis padres, olvidaron llenar el estanque de combustible y quedamos varados en plena carretera. Fue demasiado vergonzoso— confiesa el menor riéndose— Lo bueno es que una familia que pasaba por allí nos ayudó... ¿y ustedes? ¿Qué tal la fiesta de Kyojung?

—Excelente— ironizo, aunque Jeon no se percata porque me sonríe— Fue adrenalínica.

Escuchamos un carraspeo de garganta a nuestro costado y Jungkook y yo volteamos nuestras cabezas, para mirar al castaño comer furiosamente su sándwich de jamón con queso.

—¿Están seguros de que está todo bien? — cuestiona Jungkook nuevamente.

—Sí, todo bien— musita Tae esta vez.

Durante el almuerzo seguimos conversando amenamente el pelinegro y yo. Minutos antes que termine el receso, oigo unas estridentes risas que llaman mi atención y que me parecen muy familiares, lo cual hace que mi atención se centre en el sonido.

Es allí donde distingo a Soo-ah y Jiwoo caminando enganchadas del brazo y riéndose de quién sabe qué cosa. Jiwoo, la más baja y de cabello rubio va parloteando como si de una competencia de rap se tratara y Soo-ah la mira con lo que parece ser toda su concentración.

Me alegro de verlas y sin dudarlo, me levanto de la silla decidida a ir a hablarles.

—Hey, Hayoung— me llama Kook— ¿A dónde vas?

—Iré a saludar a Soo-ah y Jiwoo— me encojo de hombros— Vengo de inmediato.

Comienzo a caminar a paso firme hacia ellas y cuando estoy a escasos centímetros, el par nota mi presencia. Las dos amigas abren sus ojos impresionadas y ellas terminan por acortar su distancia conmigo, corriendo velozmente.

—¡Hayoung! — grita Jiwoo— Ay gracias al cielo que te vemos en una pieza— chilla tomándome por los hombros— ¡Por un momento dudamos si hicimos bien en enviarte con ese hombre!

—Que por lo demás, estaba demasiado guapo— acota Soo-ah— ¿Qué tal estás?

—Bien. Seokjin cuidó bastante bien de mí, volví repuesta a casa— contesto añadiendo una sonrisa— ¿Qué tal ustedes? ¿Qué sucedió después que me fui?

—¡Oh cierto! — se exalta la rubia— Fue todo un caos. No pasaron ni veinte minutos cuando Taehyung apareció bastante... ebrio. Gritaba tu nombre como loco y nosotras le ayudamos— se encoje de hombros, como si no hubiese sido la gran cosa.

Trago gruesamente.

Yep, Taehyung me había buscado, eso lo sabía.

—¡Y eso no fue todo! — continua Soo-ah — A la hora después, apareció la policía en casa de Kyojung.

—¡¿La policía?! — chilló con mi voz elevada una octava más alta— ¿Los reportaron?

—Sí. Y lo más gracioso de todo, fue el oficial de policía que se bajó del carro e ingresó a la fiesta— sigue contando la pelirosa— Entró con un megáfono y dijo algo así como "Kyojung, si no te reportas ahora haremos que en la estación de policías te corten las bolas".

Mis ojos se abren grandes de la impresión— ¿Un policía dijo eso? — cuestiono atónita— ¡¿Es siquiera legal eso?!

—Sí. Era un oficial muy, muy guapo— dice Jiwoo con una sonrisa amplia— Y buscó por toda la casa hasta dar con Kyojung. El resto de los policías se encargaron de desalojarnos. Nosotras pedimos un taxi y ayudamos a Taehyung a llegar a su edificio.

—Oh vaya, ¿no hay vídeos de ello? — por algún motivo, creo saber quién es el oficial que montó aquel espectáculo. De solo pensar que Min Yoongi se encargó de irrumpir de esa manera en una fiesta me causa alivio y agradecimiento— De todas formas, chicas, muchas gracias— hago una reverencia, manteniendo esa posición— Gracias por cuidar de mí y además de Tae.

—Hey, hey, no hagas eso— Soo-ah me toma por los hombros y me endereza— No fue nada. Es lo mínimo que podíamos hacer.

El par de amigas de sonríe y yo les sonrío de vuelta.

—¿Ya comieron? ¿Quieren ir conmigo y los chicos? — me volteó un poco señalando a Jungkook y Tae que miran en nuestra dirección atentos— Hay espacio para dos más.

Jiwoo y Soo-ah se miran entre ellas y de manera sincronizada asienten con su cabeza.

El día entonces pasa así. Íbamos los cinco de un lado a otro, juntos, aunque a la hora de clases debíamos separarnos, ya que Soo-ah y Jiwoo pertenecen a la clase 'A'. Taehyung seguía sin hablar mucho y Jungkook trataba de bajar la tensión entre nosotros.

Al final del día, Jeon, Tae y yo caminamos hacia la salida después de despedirnos de las otras chicas. De vez en cuando mi mirada va se posa en el castaño que sigue cabizbajo y pienso en las formas de decirle que ya deje de martirizarse, que estamos bien y que no ha pasado absolutamente nada.

Pero sé que él no va a oírme, hasta que se le pase solo.

—Bien, aquí me separo. Debo ir a un lugar primero— anuncio a los dos chicos frente a mí.

—¿A dónde vas, noona? Yo debo ir a Blue Side ahora— dice Jungkook.

—Oh bueno, yo también iba hacia allá. ¿Nos vamos juntos, entonces?

—Claro, vámonos juntos— sonríe mostrando sus dientes— Nos vemos Kim.

—Nos vemos mañana, Taehyung— me despido de él. Quiero acercarme a besarle el rostro como siempre hacemos, pero me da miedo el rechazo.

Jeon al notar que no vamos a agregar nada más, me hace un gesto para que partamos. Asiento con mi cabeza, sin dejar de mirar a mi mejor amigo y nos damos media vuelta para emprender marcha.

No alcanzamos ni a avanzar cinco pasos, cuando Taehyung grita.

—¡Iré a verte en la noche, Hayoung!

Una sonrisa ladina aparece en mi labio y sin voltearme, elevo mi mano en señal de haber captado el mensaje. Sin más Jeon y yo seguimos caminando.

El camino lo hacemos charlando acerca de la tarea de matemática que nos asignaron. Si algo tengo en común con el menor, es que somos competitivos. Así que más que hablar, discutimos sobre resultados y la extensión de los deberes.

Llegamos a Blue Side en poco tiempo. Jungkook como todo un caballero, abre la puerta para mí haciendo sonar la pequeña campanilla posicionada sobre el marco de esta, anunciando nuestra entrada.

Como era de esperarse, la cafetería está llena de clientes.

—¡Dongyul noona! — exclama de pronto el pelinegro, haciéndome sobresaltar.

Miro en dirección hacia donde él saluda y vemos como la pelirroja nos sonríe y termina por dejar una charola en la barra, para acercarse a nosotros.

—Vaya, vaya. Ustedes dos ya es la segunda vez que vienen juntos, ¿me estoy perdiendo de algo, Jungkookie? — nos molesta, presionando con ambas manos las mejillas de Jeon. El pobre chico se sonroja y con delicadeza quita las manos de la chica.

—N-No v-venimos en ese modo— dice tímidamente él— No sé a qué viene Hayoung.

La joven desliza su mirada de Jungkook a mí y sonríe—Es bueno verte, Hayoung.

—Lo mismo digo, Dongyul— sonrío— Uhm, yo, venía por dos cafés. Para llevar.

Los dos me miran interrogantes, hasta que la mayor de nosotros tres habla.

—Ah, déjame adivinar...— hace una pausa, colocando una de sus manos en su mentón haciendo como si estuviese pensando— ¿Dos caramel macchiato? — inquiere, elevando una ceja.

Un sonrojo violento amenaza con elevarse desde mi cuello hasta mis orejas y asiento tímidamente hacia la joven.

—¿Caramel macchiato? — me pregunta Jungkook frunciendo el ceño— ¿A dónde vas?

—A mi sesión con el psicólogo— me limito a responder.

—Oh bueno, eso era— se encoje de hombros— Dongyul noona, vengo a buscar el encargo de Yoongi hyung.

—Claro, esperen ambos junto a la barra para sus pedidos, ya vuelvo.

La pelirroja nos sonríe abiertamente y se va para hacer su trabajo. Mientras, Jungkook y yo nos acercamos a la barra y seguimos discutiendo acerca de la tarea de matemática.

—Oye, Hayoung— me llama de pronto el pelinegro— ¿Puedo preguntarte algo?

—Ya lo estás haciendo— Jungkook coloca sus ojos en blanco.

—¿Por qué Kim y tú estaban peleados hoy? Es muy extraño no verlos... conversar.

Ladeo mi cabeza hacia la derecha y lo miro detenidamente. Jungkook lentamente se estaba ganando mi confianza, no puedo hablar por Taehyung, pero sí por mí. Y evidentemente, el pelinegro solo le bastó mencionar su relación con Jimin para ya hacerlo cercano a mi persona.

—La fiesta fue horrible, Jungkook. Taehyung se siente culpable porque no apareció a tiempo para ayudarme— suelto, después de suspirar— Kyojung me drogó e intentó pasarse de listo— una risa nasal se me escapa— Pero tranquilo, Soo-ah y Jiwoo me ayudaron— omito precavidamente la parte de Seokjin.

—¡¿Qué?! ¡¿Qué él hizo qué?! Le diré a Yoongi hyung que lo encierre.

Carcajeo ante su ocurrencia y niego con mi cabeza—No es necesario. Estoy segura de que ya debió haber aprendido en la fiesta.

—Dios, Hayoung. En serio, eso... debió ser horrible— la mirada de aflicción que me regala me conmueve.

Apoyo mi cadera en la barra y me cruzo de brazos—Lo fue. Pero tuve unos excelentes rescatistas— recuerdo a las dos chicas y a Seokjin y mi corazón nuevamente se siente agradecido— Sí, no puedo quejarme.

—¡Dos caramel macchiato y un americano con un pastelillo de avena! — de pronto Dongyul aparece junto a nosotros con dos bolsitas de papel, color cielo y demasiado lindas para ser reales.

Tomo la que ella extiende hacia mí y comienzo a rebuscar dentro de mi mochila mi billetera para pagarle. Pero una mano me detiene en el acto, tomando mi brazo. Levanto mi mirada y la pelirroja me sonríe abiertamente, mientras niega con su cabeza.

—Son un regalo de mi parte— me guiña uno de sus pequeños ojos con complicidad, mientras que los míos se abren como platos y siento nuevamente el sonrojo acumularse en mis mejillas.

Dongyul debe ser adivina para suponer que uno de los cafés es para Seokjin.

—Mu-Muchas gr-gracias— digo avergonzada.

—Noona, ¿mi encargo ya lo pagó Yoongi hyung? — pregunta Kook.

—Oh, no. Él dijo que lo pagabas tú cuando vinieras a buscarlo.

La expresión de Jungkook es una obra de arte. Desde la confusión al enojo y del enojo a la resignación.

—A veces pienso que hyung me odia— suspira el menor. Dongyul y yo lo miramos con compasión mientras saca su billetera del bolsillo de su pantalón con un notable pesar.

Después que Jungkook pagara y yo le agradezco al menos unas cinco veces más a Dongyul por los cafés, el pelinegro y yo nos vamos de Blue Side y es allí donde cada uno toma su propio camino.

Tomo un autobús para llegar lo más rápido a mi edificio, ya que me quedan solo quince minutos para que comience la sesión. Mientras voy en el transporte público, apoyo mi cabeza contra la ventana y voy pensando en las múltiples posibilidades de hablar de lo ocurrido el viernes con Seokjin. Si bien durante el fin de semana hubo uno que otro mensaje preguntando por mi condición, aquella noche fue caótica, comenzando por el hecho que le llamé para que viniese por mí.

Pero como dicen, lo hecho, hecho está.

Llego a mi parada y bajo rápidamente del autobús. Miro la hora en mi teléfono y me doy cuenta de que solo me quedan cinco minutos. Apresuro mi paso y como si de Flash me tratase, entro al edificio y saludo con mi mano al conserje.

Presiono desesperadamente el botón de subida del elevador y por un momento me regaño mentalmente por parecer tan desesperada. Un 'ding' indica que ya está aquí y en cuanto las puertas se abren, ni siquiera espero a que aquel señor salga, pues yo ya estoy dentro. El pobre hombre me mira molesto, pero no emite ningún comentario, mientras que yo le sonrío falsamente a la par que presiono el número del piso de Seokjin.

El elevador es viejo, pero eficiente. Cuando llego a mi destino, salgo caminando apresuradamente por el pasillo, hasta el final. Una vez frente a la puerta de Jin, acomodo unos cuantos mechones rebeldes que me quedaron luego de mi carrera por el pasillo y golpeo dos veces.

Inhalo y exhalo para regular mi respiración.

Pero el ejercicio de respiración se me va a la mierda cuando Seokjin abre la puerta sonriente.

Mi corazón da un vuelco al verlo y se acelera incluso de forma torpe.

Trago fuertemente saliva y levanto la bolsa azul que sostengo en una de mis manos.

—¿Caramel macchiato? — pregunto a modo de saludo.

Seokjin ladea su cabeza—Solo si tú tomas también conmigo.

—Dalo por hecho que son dos.

—Ah, mis sesiones de los lunes contigo son mis favoritas— se hace un lado de la puerta— Pasa, Hayoung.

Tímidamente me encojo cuando camino por su lado. Seokjin cierra la puerta detrás de él, mientras yo me siento en el sofá dejando mi mochila a un lado. Me quito la chaqueta de la escuela y amarro mi cabello en una cola de caballo alta.

Por parte del mayor, toma la bolsa azul y ubica una mesita despegable entre el sofá y su silla giratoria. Allí, deposita ambos vasos para luego sentarse frente a mí.

—¿Qué es esto? — pregunta de pronto, frunciendo el ceño. No entiendo a lo que se refiere hasta que lo veo despegar una nota adhesiva de su vaso. La lee atentamente, hasta que suelta una carcajada lo suficientemente alta como para despertar a un muerto.

Oh esperen, eso no es gracioso.

—¿De qué te ríes? — cuestiono confundida.

—Dongyul. De eso me río— entonces estira el papel de color amarillo hacia mí y leo lo que está escrito en él.

Y es allí donde quiero morir.

"¿Qué mejor que compartir un café con esa persona especial? Ya no sean bobos, se les nota a la distancia.

Hayoung-ah, fighting! <3"

Mi rostro se calienta y se pone de múltiples tonos de rojo. Quiero lanzarme por la ventana, pero está demasiado lejos para huir por allí. La otra opción es fingir una llamada telefónica y salir corriendo por la puerta, pero se vería demasiado... estúpido.

—Y-yo, e-eh, es-esto n-no, y-yo, ¿puedo irme? — pregunto totalmente nerviosa. Mis signos vitales se alteran de sobremanera y tengo la reacción nerviosa de entrecortar las palabras y además mover mi pierna de arriba hacia debajo desesperadamente.

El mayor frente a mí me mira fijamente. No sé si me está analizando como su paciente o como el ciervo asustado que me veo ahora, pero definitivamente esa mirada no es la amable de siempre.

Está serio y eso me preocupa.

—¿Pu-puedo sa-salir? — odio mi tartamudeo, Dios sabe cuánto lo odio.

El castaño se cruza de piernas y apoya su espalda en el respaldo de la silla. Trago nuevamente pesado.

—Tenemos una sesión que realizar ahora— dice tranquilamente—Pero en definitiva nos daremos quince minutos para hablar sobre eso— señala la nota que todavía sostengo entre mis manos.

—No hay nada que hablar, ya sabes cómo es Dongyul, ¿bromista? — mi voz no suena tan convencida debido a mis nervios.

Seokjin se queda en silencio unos segundos, hasta que suspira.

—Hayoung, voy a hacerte una pregunta. No espero que la respondas ahora, solo quiero que reflexiones sobre ella, ¿sí? — habla con cuidado. Asiento con mi cabeza y él suelta— ¿Crees que hubiera ido a buscarte esa noche, pasar miles de semáforos en rojo y dejar a Dohwan con su niñera adolescente en la madrugada, si realmente no sintiera que algo extraño pasa entre nosotros?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro