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Capítulo XIII

Observo al par que duerme en mi cama y niego con mi cabeza divertidamente. Se supone que estaban en proceso de una pelea, pero ambos se cansaron y durante la película se durmieron.

Tomo mi teléfono y les saco una foto. Sonrío con suficiencia al ver que tengo pruebas de que estos dos pueden estar en una misma cama sin querer matarse, al menos durmiendo.

Me levanto, ya que yo estoy sentada al final de la cama y salgo de mi cuarto, procurando cerrar la puerta detrás de mí. Al mirar la hora en mi celular me percato que son recién las once y quince minutos de la noche. Por la hora, supongo que ya ambos chicos dormirán aquí en casa.

Me encamino a la cocina para tomar agua, ya que me ha dado sed. Una vez que llego y me sirvo un vaso, mientras sorbo el agua pienso en la extraña situación de hoy en la tarde con Seokjin y mi ceño se frunce.

Sin duda una de las experiencias más extrañas hasta la fecha compartida con Jin ha sido esta. Le había visto a través del ventanal de Blue Side. Noté como él estaba en compañía del oficial Min y Hoseok. Pero no le di la atención necesaria porque iba mandándome mensajes de texto con Jungkook y Taehyung, así que tuve que dejarlo pasar.

O eso creí, hasta que noté unos metros más allá de Blue Side que Seokjin había salido de la cafetería. Pensé que lo había perdido, hasta que por el rabillo del ojo le vi siguiéndome. Por un momento se me pasó por la cabeza que me había equivocado de persona, que no era Jin. Pero terminó siéndolo y lo comprobé cuando me adentré a ese 7Eleven. Está demás decir que después su excusa fue bastante extraña y absurda.

Muevo la cabeza hacia un lado en modo de tic nervioso y deposito el vaso en el lavaplatos. Me volteo para dirigirme de nuevo a mi cuarto, pero suelto un grito ahogado, mi corazón se acelera y termino por colocar dramáticamente la mano en mi pecho debido al susto.

—¡Jeon jodido Jungkook! ¡Me has asustado, idiota! ¿No estabas dormido? — le pregunto frunciendo el ceño y ya regularizando mi frecuencia cardiaca. El castaño oscuro frente a mí sonríe burlescamente mientras mete las manos a los bolsillos de su pantalón.

—¿Te asusté, noona? — su tono irónico hace que coloque mis ojos en blanco— Taehyung me golpeó con un manotazo y me despertó. Le he enviado un mensaje a Yoongi hyung para que venga a buscarme— hace una pausa, figurando su boca en una fina línea— Espero que no te moleste que me vaya.

—Jungkook, Corea del Sur es un país libre. Puedes irte cuando quieras— bromeo— ¿Y puede el oficial Min venir a buscarte? Digo, él siempre anda patrullando de noche.

—Veo que estás bastante familiarizada con mi hyung— una risotada se escapa de sus labios y eso me irrita— Está patrullando cerca y dijo que podía venir a buscarme y luego llevarme a casa. De todas maneras, gracias por ser... tan hospitalaria— su tono de voz se suaviza un poco en sus últimas palabras.

Le sonrío, sin mostrar mi dentadura—No es nada, quería que vinieras.

—Te estoy empezando a caer bien porque era amigo de Jimin hyung, ¿no? — su pregunta me pilla con la guardia baja. Mi sonrisa desaparece.

—Algo así— respondo sincera— Estoy aprendiendo a conocerte Jungkook. No eres tan imbécil cómo yo creía.

Un silencio se instala entre nosotros. La mirada castaña de Jungkook me analiza fijamente por unos momentos y trato de no parecer incómoda o intimidada bajo ella. Me mira como si quisiera conocer todos los secretos que no estoy dispuesta a contarle esta noche.

—Tú no eres la princesa puta que creía— suelta de pronto. Mis cejas se elevan de la impresión y abro mi boca para decirle algo, pero él se adelanta— Siempre me dio rabia que fueras así. Pensé que no te importabas, no te querías y eso me hacía pensar en lo triste que se pondría Jimin hyung si te viera. Pero me equivoqué. Eres mucho mejor, eres... mejor de lo que Jimin hyung decía.

Nuevamente me quedo con las palabras en la boca. No sé qué responderle.

—No digas nada— parece leerme la mente al decirme eso—Vamos a llevarnos bien desde ahora. Al menos tú y yo. No me importa llevarme bien con Taehyung, he entendido que me odia lo suficiente como para siquiera intentarlo— se encoje de hombros.

—Estoy segura de que podrían llevarse de maravilla los dos— primera cosa coherente que logro hablar— Y vamos a llevarnos excelente desde ahora Jeon— le sonrío, nuevamente.

Jungkook me devuelve la sonrisa y es allí cuando un sonido emana de su celular. Él mira la pantalla y suelta un suspiro.

—Yoongi hyung ya está abajo. Gracias por la tarde de películas y comida— hace una pequeña reverencia y yo niego con mi cabeza.

—Insisto, gracias por venir— repite su gesto y se da media vuelta, pero se detiene justo en la puerta de esta.

—¿Noona?

—¿Sí? — contesto. Jungkook se voltea.

—Te veo en la escuela— habla bajito. Cuando voy a responderle, él simplemente camina fuera de la cocina y a los segundos oigo la puerta principal abrir y cerrarse.

Inhalo y exhalo un par de veces y sin más remedio me dirijo a mi cuarto. Allí, veo a Taehyung durmiendo plácidamente en mi cama y niego con mi cabeza en conjunto con una media sonrisa.

Cierro la puerta de mi habitación y con solo la iluminación de la luna y de la calle que entra por mi ventana, me cambio el uniforme y me visto con el pijama. Una vez que finalizo la no tan compleja tarea, me acerco a la cama y con mucho cuidado le quito los zapatos y la corbata del uniforme a Taehyung. Le desabrocho a lo menos tres botones de su camisa blanca y también el pantalón, porque sé que odia dormir con ropa incómoda y en la mañana posiblemente se despertaría quejándose.

Cuando cumplo mi cometido, sigilosamente me acuesto a su lado, dándole la espalda.

No pasan ni dos minutos cuando su pesado brazo rodea mi cadera y me acerca hasta él, haciendo que mi espalda choque con su pecho. Deposita con cuidado un beso en mi hombro y suspira en mi oreja.

Estar así con Taehyung me hace sentir segura y en casa.

—Al fin se fue— murmura con voz gruesa. Aquello me da a entender que despertó recién.

—Es un buen muchacho— susurro—En realidad ahora me cae bien.

—Ya tuvimos esta conversación. Jungkook fue grosero y malo contigo.

—Con nosotros— le corrijo.

—Yo no importo, Hayoung. Tú sí. Y ese idiota te dijo muchas cosas hirientes que no te merecías.

—Pero él está arrepentido. Jeon dijo que estaba equivocado y que era incluso mejor de lo que Jimin hablaba de mí.

Un silencio se instala entre nosotros. Aparentemente Taehyung está en shock, por lo que me obliga a voltearme para quedar cara a cara con él.

Sus ojos están ligeramente más abiertos de lo normal y su boca está en forma de una pequeña 'O'.

—¿Él dijo eso? — pregunta asombrado.

—Sí, me lo dijo recién. Se estaba yendo y me asustó en la cocina.

Mi mejor amigo guarda silencio por unos segundos. Hasta que su hombro hace un pequeño movimiento, como si se estuviera encogiendo.

—Sigue siendo un imbécil para mí. Ahora, a dormir. Mañana hay clases y, tenemos fiesta.

—¿En verdad vamos a ir a la fiesta de Kyojung? — digo casi quejándome— Yo quiero retirarme de las pistas, Tae.

—Será tu última gran noche antes de sentar cabeza y querer ser la Hayoung enfocada en un futuro digno, ¿sí? Prometo que no será tanta distorsión y que lo pasaremos excelente.

—Tú quieres ir porque la mitad de las invitadas quiere tener sexo contigo— le recrimino. Taehyung actúa, haciéndose el ofendido y colocando una de sus manos en su pecho.

—¿Cómo me crees a mí capaz de ir a esa fiesta solo para coger con muchas señoritas? Dios, Hayoung, creí que éramos mejores amigos desde el vientre.

—Es por aquel motivo que sé tus intenciones. Ahora, duérmete. Mañana terminaremos de discutir esto— me volteo a mi posición original y suelto un suspiro— Buenas noches TaeTae.

—Buenas noches Youngie.


***


Miro con detención el outfit que escogí para la fiesta y me siento satisfecha conmigo misma. Mi reflejo en el espejo muestra a una chica de skinny jeans negros de tiro alto con un crop top dorado con los hombros caídos y tacones negros. Me doy media vuelta para ver qué tan bien se me ve el trasero con los pantalones y me doy un diez.

Acomodo mi cabello oscuro una última vez y aplico un lipstick de un tenue color rosado. Una vez lista, me sonrío y tomo la chaqueta de cuero negra que está sobre mi cama. Luego, reviso mi teléfono para verificar si Taehyung me envió algún mensaje.

[Chat con TaeTae]:

Hey sexy

Estoy afuera esperándote

23:56

[Yo]:

Ya salgo

23:57

Bloqueo el teléfono y lo meto al bolsillo de mi chaqueta. Salgo de mi habitación, sin hacer mucho ruido porque en casa ya están todos dormidos. Cumplí con la obligación de decirles a mis padres que saldría de fiesta. Obviamente, mamá fue la que peor cara puso, mientras que papá le hizo prometer a Taehyung que me cuidara, como siempre lo hace.

Meto mis llaves en el otro bolsillo de la chaqueta negra y salgo oficialmente del departamento. Con el ritmo de una canción inventada camino por el pasillo hasta el elevador. Me siento de alguna forma contenta, hace mucho que no salgo de fiesta.

Y la mayoría de la escuela esperaba a que fuéramos.

Quiero decir, Lee Hayoung y Kim Taehyung son los jodidos reyes de la escuela, todos y todas esperan que vayamos.

Llego al primer piso y me despido del conserje con una sonrisa. Él eleva su mano a modo de saludo y termino por salir del edificio. En cuanto pongo un pie afuera, veo al guapísimo Kim Taehyung apoyado en su motocicleta, con mi casco rosa en sus manos.

—Hey, wow, oh Hayoung, esos pantalones son mi perdición— dice a modo de saludo, antes de acercarse y darme un beso en la frente— Hermosa, como siempre.

—¿Y tú qué me dices? Te ves guapísimo. Las chicas querrán arrancarte la ropa sin piedad.

—Pues, esperaré a que vengan por mí—me guiña un ojo y me sonríe— Ten. Seguridad ante todo— me entrega el casco rosa para que yo misma lo acomode. Lo coloco sobre mi cabeza y le muestro mi pulgar derecho en señal que estoy lista.

Taehyung se coloca el suyo y después con su ayuda me subo a la motocicleta. En menos de un minuto, nos hallamos esquivando autos y sintiéndonos los dueños de toda Busan.

El viaje a la casa de nuestro compañero no demora mucho. Al contrario, Taehyung se fue tan rápido que prácticamente nos demoramos menos de diez minutos, considerando que vive un tanto lejos de nuestros edificios.

Cuando llegamos a la casa de Kyojung, nos damos cuenta de que ya está atestado de personas. Taehyung estaciona la motocicleta entre dos camionetas, camuflada de los idiotas borrachos que pudiesen hacerle algo. Se baja, se quita el casco y luego me ayuda a bajar a mí. Me quito el casco y acomodo mi cabello el cual ha quedado un poco revuelto debido a la medida de seguridad.

—¿Lista para nuestra última fiesta? — pregunta Tae ofreciéndome su brazo.

Le miro divertidamente y sonrío, para luego enganchar mi brazo al suyo—Nací lista para esto, TaeTae.

—Bien, entonces vayamos.

Salimos de nuestro mini estacionamiento, dejando los cascos con seguridad sobre Dolly y comenzamos a caminar hacia la entrada. En el camino ya somos interceptados por muchas personas, saludándonos y ofreciéndonos variedad de tragos. Nosotros saludamos con sonrisas y negamos cualquier ofrecimiento.

Finalmente entramos a la casa y nos damos cuenta de que la verdadera fiesta está adentro. Kyojung se encargó se quitar todos los muebles de la casa, la música suena tan fuerte que llega a retumbar en nuestros cuerpos y la gente ya está totalmente ebria.

—Bien, plan de acción— grito por sobre la música para Tae— Estamos un rato juntos, te vas de puto, yo veo si hay alguna persona interesante, hacemos lo que haya que hacer y a las tres en punto nos vemos en Dolly.

—Me parece un excelente plan— grita él— Pero Hayoung, cuídate por favor. Odio dejarte sola en estas fiestas.

—Taehyung, tranquilo. Te enviaré un mensaje SOS en caso de emergencia. Ve a disfrutar, tigre.

—Oh cariño, antes de irme solo, tú te vienes conmigo— el castaño se posiciona delante de mí y sus manos van a parar a mi cintura— Vamos a bailar— y sin más preámbulo, nos guía hasta la pista de baile que es el living de la casa.

En cuanto hacemos nuestra aparición una ronda de vítores se oye por todo el lugar. Taehyung y yo nos sentimos los dueños del lugar. El Dj que contrató Kyojung nos anuncia como "ha llegado la pareja más candente de la noche" y coloca una canción solo para que nosotros la disfrutemos.

Mi mejor amigo y yo sabemos que las barreras físicas entre nosotros no existen. Así que no nos acompleja bailar con nuestros cuerpos cerca, tocándonos en lugares estratégicos de vez en cuando. Nos susurramos todo el tiempo cosas muy absurdas como "esperemos que Boyoung jamás sea así".

Llega ese momento de la noche en el que Taehyung y yo nos separamos. Ya bailamos bastante juntos, les dimos el espectáculo que la gente quería ver, así que cada uno toma su camino.

Lo primero que hago al separarme de Tae es ir a la cocina por algún trago. En cuanto llego allí, me topo con un par de chicas que charlan animadamente y se ríen de manera estrepitosa. Cuando me ven, dejan de hablar por unos segundos, hasta que voltean su atención a mí.

—Hey, chicas— digo a modo de saludo. No sé cuáles son sus nombres y tampoco me importa— ¿Qué tal?

—Hola Hayoung— saluda una de ellas— Soo-ah y yo hablábamos de lo bien que luce Taehyung— dice la de cabello rubio y corto— ¿Te servimos algo?

—Taehyung siempre luce bien, si quieren ir hablar con él debe estar en algún lugar de la casa, ya saben a lo que me refiero— guiño mi ojo derecho y el par de amigas se da una mirada rápida entre ellas— Y quiero algo dulce. Lo que tengan, pero que sea dulce.

—Kyojung compró esta cosa de aquí— la chica de cabello rosado me señala una botella anaranjada— Dijo que era el único trago dulce que compró y que sabía que te gustaría. Básicamente después de eso nos dejó de barwoman's.

—Pues, me parece bien— me encojo de hombros. Las chicas me sirven la bebida en el típico vaso rojo de fiesta y me lo pasan— ¡Un brindis por ustedes chicas! — levanto el vaso antes de darle un sorbo.

La rubia de cabello corto me sonríe y eleva el suyo— Un brindis por ti y Taehyung.

—¡Salud! — chilla la pelirosa, empinándose su vaso también.

Después del brindis triple, me doy media vuelta y comienzo a caminar lejos de la cocina, no sin antes decirles al par de chicas un "las veo luego". Mientras voy caminando por la casa, una extraña sensación aborda mi cuerpo. Me detengo en la mitad del pasillo y me doy cuenta de que el mundo tiembla debajo de mis pies. Frunzo el ceño al sentirme tan mareada, así que apoyo una de mis manos en la pared, para evitar caer mientras camino.

Esa mierda tenía algo extraño.

Ante el pensamiento de estar media drogada, suelto el vaso, dejándolo caer al piso y manchando la alfombra. Entre el mareo y la sensación de inconciencia, saco mi celular del bolsillo de mi chaqueta y mantengo presionado el número uno del teclado táctil.

Inmediatamente se marca al teléfono de Taehyung. Mientras llamo, apoyo mi espalda en la pared y me quedo allí, tratando de parecer lo más invisible posible.

Entro en pánico cuando noto que Taehyung no está contestando el teléfono.

—Mierda— mascullo.

Vuelvo a marcar a lo menos unas cinco veces más, pero nada. El idiota no contesta. Opto por lo siguiente más sensato que es enviarle mensajes.

[Chat con TaeTae]:

[Yo]:

Tsegyun

Tae

02:09

Taeeeeeeeeeeeeeee

ayuda

sps

sis

dop

SOS

02:10

Suspiro frustrada al darme cuenta que los mensajes tampoco le llegan y mi cuerpo se siente cada vez más pesado. Maldigo por lo bajo y me pregunto si las chicas sabían o no acerca del contenido que me han dado.

—Vaya mierda— susurro.

Con el cuerpo pesado trato de dar un paso a un costado para salir de la casa. Pero me siento torpe y débil; incluso mi teléfono cae a alguna parte del piso. Cuando estoy a punto de caer junto con él al suelo, alguien me sujeta de la cintura, evitando cualquier futuro golpe. Con lentitud giro mi cabeza y el dueño de casa me mira con una sonrisa instalada en sus labios. Una sonrisa que no me agrada para nada.

—Hey, linda Hayoung, te tengo— murmura sobre mi oído— Ven, déjame llevarte a algún lugar para que puedas descansar.

—N-No, gra-gracias— mascullo, tratando de deshacerme de su agarre— Suéltame por favor.

—Hermosa, quédate tranquila, te llevaré a mi cuarto.

Un forcejeo empieza entre los dos. Un forcejeo que tiene más de una intención, porque mientras trato de soltarme, el sujeto toquetea algunas partes de mi cuerpo. Kyojung evidentemente tiene mucha más fuerza que yo y en el intertanto que trato de huir de él, sujeta fuertemente mis muñecas, causándome mucho dolor.

—¡Suéltame imbécil! ¡Ayuda! — grito. O en realidad trato, porque la droga o lo que sea que tenía esa mierda de bebida provoca que mi voz se proyecte más lenta y baja.

—Vamos preciosa, un polvo y nada más. Después de eso, toda libre— sus labios hablan pegados a mi oreja izquierda, para posteriormente lamer justo detrás de ella.

Un escalofrío recorre mi cuerpo entero y estoy casi quedándome paralizada. Kyojung al percatarse de mi estado de shock, sonríe socarronamente y sus manos se re direccionan de mis muñecas, a mi cintura. Me acerca lo más posible a su cuerpo, su aliento a alcohol me llega aún más fuerte y evito en lo posible toser.

—Kyojung, suéltame por favor— digo ahogadamente.

—Hoy no cariño, hoy serás mía.

Cierro mis ojos esperando el beso que parece muy dispuesto a darme. Espero lo peor y miles de escenarios se cruzan por mi cabeza, hasta que un grito de dolor me lleva de vuelta a la realidad, así como también mi cuerpo deja de ser presa de los brazos de Kyojung.

Abro mis ojos y me doy cuenta de que el idiota está en el piso sobándose la cabeza. Lentamente redirijo mis ojos hacia un costado y veo al par de amigas que me habían dado el trago en la cocina. Una de ellas tiene un sartén en la mano y mira con desprecio al chico que yace en el piso.

—¡¿Estás bien?! — chilla la de pelo rosado acercándose y tomando mi rostro entre sus manos— Dios, Hayoung estás drogada. Con razón el idiota de Kyojung nos dijo que esa bebida era exclusiva para ti y que no le diéramos a nadie más—hace una pausa, volteándose a ver a la rubia— Dale otro golpe con la sartén, todavía lo veo consciente.

—Soo-ah, no queremos matarlo.

—¡Solo golpéalo otra vez!

Kyojung, quien está a punto de hablar, es noqueado definitivamente por la chica de cabello corto y termina inconsciente en el piso. He de imaginar que aquella joven tiene mucha fuerza para solo noquearlo en dos golpes.

—Hey, Hayoung— dice Soo-ah golpeándome suavemente la mejilla— ¿Sabes dónde está Taehyung?

Tae.

Ese maldito no me contestó.

Niego con mi cabeza lentamente—No ha contestado mis llamadas. Ni mensajes. Seguramente no está en la fiesta exactamente.

—Oh, dulzura— habla la otra chica del sartén— ¿Algún número de contacto? Te llevaríamos nosotras, pero no venimos en auto y no podemos enviarte sola así en un taxi. Es peligroso.

—Tengo otro contacto— digo apenas— Mi teléfono, ¿dónde lo dejé?

—Aquí está— la rubia me entrega mi teléfono que yacía en el piso— Desbloquéalo y tú nos dices a quién le marcamos.

Coloco mi huella en el celular con la ayuda de Soo-ah— Busquen el contacto de Kim Seok Jin.

—¿Es algún familiar? — interroga la pelirosa.

—Mi psicólogo— pensar en Seokjin como mi psicólogo me da risa. De hecho, suelto una carcajada.

La chica rubia, que acabo de notar que es más pequeña que Soo-ah y yo, se lleva el teléfono a la oreja y espera pacientemente a que alguien conteste del otro lado. No tengo idea por qué usaría a Seokjin como mi teléfono de respaldo, pero ya lo hice. Puedo estar drogada, pero mi subconsciente tiene muy presente al mayor.

—¿Hola? ¿Kim Seok Jin? — dice la chica— Hablas con Jiwoo, soy compañera de Lee Ha Young— hace una pausa y dirige sus ojos marrones donde Soo-ah y yo estamos— Verás, Hayoung ha sufrido un inconveniente y dijo que podías venir a buscarla. Sí, te envío la dirección por mensaje. Estaremos con ella afuera de la casa esperando, muchas gracias, Kim Seok Jin— Jiwoo, porque ahora sé cómo se llama la rubia, corta la llamada y después de verla deslizar su dedo por la pantalla, bloquea el teléfono y procura guardarlo dentro del bolsillo de mi chaqueta.

—¿Salimos entonces? — pregunta Soo-ah.

—Sí, Kim Seok Jin vendrá y en quince minutos estará aquí, según él— Jiwoo se encoje de hombros— Vamos, Soo, te ayudo a llevarla.

Cada una de las chicas se posiciona a mis costados y sujetándome de la cintura, me llevan fuera de la casa, en el trayecto evitando a todos los jodidos idiotas ebrios y gritando el nombre de Taehyung por si llegase a estar en algún lugar. Claramente no lo está.

Sorteando lo que casi fue una carrera de obstáculos, logramos llegar afuera. Todavía está atestado de gente y a idea de Jiwoo nos acercamos hasta la acera, donde fuésemos visibles para Seokjin.

—Hey, amiga Hayoung, ¿sabes cómo es el auto de tu psicólogo? — cuestiona la pelirosa.

—Sé que es negro— murmuro— Y él es guapo. Sabrán de inmediato quien es— acoto. El par de amigas se mira con las cejas elevadas y luego me devuelven la mirada.

—Interesante— dice divertidamente Jiwoo.

Las chicas comienzan a conversar entre ellas, comentando cuán imbéciles podían llegar a ser los hombres. A ratos me hablan para tratar que no me duerma en sus brazos, ya que la droga efectivamente me está dejando fuera de juego.

—Creo que allí viene— advierte Soo-ah. Ambas elevan sus brazos al auto que viene allí a toda velocidad.

En menos de un minuto, un auto negro está estacionado frente a nosotras. La puerta del piloto se abre y mis ojos lo primero que ven son los achocolatados ojitos de Seokjin.

—¿Eres Kim Seok Jin? — le pregunta la más baja luego de hacer una reverencia a modo de saludo.

Jin repite su acto, sin quitar la vista de mí—Sí, soy yo— dice distraídamente.

—¿Este es Kim Seok Jin, Hayoung? — me pregunta Soo-ah.

—Lo es, sí, él es— respondo segura.

—Dios, Hayoung— musita Jin. Antes de siquiera poder permitirlo, el mayor se acerca a mí y coloca sus manos en mis mejillas— Hayoung, ¿cómo te sientes?

—Mareada. Algo extraña. Drogada, efectivamente drogada.

—Ven, iremos a casa— el par de amigas me deja ir, para que finalmente Jin pasase uno de sus brazos por mi cintura— Muchas gracias— les agradece— ¿No quieren un aventón?

—No, es mejor que te la lleves rápido. La pobre ha tenido demasiado por hoy— Soo-ah agita su mano restándole importancia— Cuídala bien.

—Gracias Soo-ah, Jiwoo, nos vemos en la escuela— me despido de ellas agitando mi mano, mientras Seokjin les hace una reverencia y nos voltea para dirigirnos a su auto.

Con mucho cuidado, comenzamos a caminar hasta que llegamos del lado del copiloto. El mayor con maestría abre la puerta con una sola mano y con delicadeza y procurando que no me golpee en la cabeza o caiga, me sienta y rápidamente abrocha el cinturón de seguridad.

—Seokjin...

—Hablaremos después— el castaño cierra la puerta y rápidamente rodea su auto para subirse del lado del piloto.

No tardamos ni dos minutos en emprender marcha. El auto, por primera vez desde que nos conocemos va en un absoluto silencio. Ni siquiera soy capaz de levantar el brazo para encender la radio. Además, no soy idiota, puedo estar drogada, pero presiento desde lejos que Seokjin no está muy contento con la idea de venir a buscar a su paciente problemática en la madrugada a una fiesta llena de gente altamente hormonal y ebria.

—Seokjin— le llamo— Lo siento mucho. Taehyung no respondió mis llamadas y tampoco mis mensajes— mi voz sale demasiado arrastrada y me odio por sonar pésima.

Estúpida Hayoung, definitivamente esta es tú última fiesta.

—No me importa haber venido a buscarte Hayoung— masculla— Vamos a ir a casa. Me contarás todo lo que sucedió, pero primero voy a darte algo para que te recompongas.

—No vas a trabajar de mi psicólogo ahora en la madrugada— bromeo. Pero Jin no río.

—Estoy asustado como el maldito infierno, Hayoung. No creo que sea momento para bromear.

—¿Jin?

—Nunca había pasado tantos semáforos en rojo, Dios, espero que no me multen por eso. Aunque en realidad no me importa.

—Hey, Jin.

—¡Maldita sea, Hayoung! ¡Si esas chicas no hubiesen estado ahí quizás qué demonios te hubiese sucedido! — exclama notablemente alterado. De pronto me comienzo a asustar porque ha subido la velocidad.

—Cálmate, ya estoy aquí. Ya estás aquí.

—¡Estoy preocupado! ¡Molesto! ¡¿Qué demonios tienen esos chicos en la cabeza?!

—¡Seokjin, está en rojo! — grito alterada.

Un frenazo de aquellos hace que le dé las gracias al cinturón de seguridad, así como también agradezco que no hubiese nadie transitando a esa hora por las calles. Me volteo a mirar asustada a Jin, quien parece igual de estupefacto que yo.

La adrenalina del momento provoca que esté más consciente y con lentitud llevo mi mano hacia el hombro de Seokjin. El castaño ante mi tacto se voltea a mirarme.

—Estoy bien porque viniste por mí. Ya no te preocupes más, ¿sí? Has venido a buscarme. Voy a estar bien, gracias a ti. Y bueno, a Soo-ah y Jiwoo— lo calmo.

Ambos nos miramos por un largo rato. Por el reflejo del parabrisas noto que la luz ha cambiado a verde, pero Seokjin no avanza. Simplemente nos quedamos mirando hasta que nuevamente el semáforo da luz roja.

—¿Señor Kim? — trato de aligerar el ambiente con eso. Él, agita su cabeza y su semblante serio por fin se ablanda.

—Lo siento, lo siento mucho Hayoung. No quise asustarte, lo siento de verdad.

—No pasa nada. ¿Podemos ir a casa? El mundo me sigue dando vueltas, y se me están adormeciendo las piernas— Jin asiente con su cabeza y en eso, la luz vuelve a colocarse en verde.

Quito mi mano de su hombro y la termino posicionando sobre mi regazo. Mi cabeza reposa en el asiento y cierro mis ojos por unos segundos, para tratar de regular mi respiración y las terribles ganas de vomitar.

En eso, siento un contacto ajeno en mis manos. Algo cálido las envuelve.

Ni siquiera me molesto en abrir los ojos porque sé perfectamente qué es.

La mano de Seokjin se siente más que perfecta sobre las mías.

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