Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XI

Mi mirada se posa en Seokjin, quien establece una conversación muy amena con mi padre acerca de las próximas elecciones presidenciales. Conversan animados, con mi madre interrumpiendo de vez en cuando. Por otro lado, Dohwan y Boyoung se ríen de su comida y para tener ambos casi nueve años, actúan como si tuvieran cinco.

Por mi parte, me hallo sentada frente a Jin y pareciera ser que es lo único más importante junto con la comida. Me fijo en su forma de expresarse al hablar. Es educado, mantiene sus modales y distancia hacia mi papá. De vez en cuando ríe, pero lo hace sutilmente lo cual no me gusta, porque ya estoy acostumbrada a su risa escandalosa de limpia vidrios. Estoy segura de que es uno de sus atributos más característicos, junto con sus hombros anchos y labios gruesos.

Me quedo mirándolo tan fijamente que él se da cuenta. El mayor frente a mí desvía su mirada de mi padre solo unos segundos, para mirarme devuelta y posteriormente, regalarme una sonrisa discreta. Sin premeditarlo, le sonrío de vuelta.

—¡Oh! Señor Kim— de pronto irrumpe mi mamá, haciendo que todos la mirásemos— He olvidado que le dijera a su esposa que viniera a comer. Lo siento mucho.

Literalmente, escupo el pedazo de pollo que hacía dos segundos me engullí. Comienzo a toser histéricamente mientras mi mamá me mira confundida y mi papá da golpecitos en mi espalda tratando de hacer que no me muera. Antes de siquiera poder notarlo, Seokjin extiende un vaso de agua en mi dirección y lo acepto de inmediato, dando un sorbo.

—¡Hayoung! ¿Por qué escupes la comida? — me regaña mamá molesta.

—La verdad, señora Lee— comienza hablando mi salvador, alias Jin— Es que soy viudo.

Y con eso, caemos en un caótico silencio. Y digo caótico porque los ojos de mi madre se abren de sorpresa y siento, realmente siento como se abofetea mentalmente y se obliga a hacer cien sentadillas sin detenerse. Mi papá por su parte mira a Seokjin con ese gesto de "lo siento, la ha cagado".

—Dios, señor Kim, discúlpeme, no fue mi intensión, realmente lo siento— dice mamá avergonzada. Jamás la había visto así.

—No se preocupe, está bien. Usted no lo sabía— Jin le da una sonrisa para calmarla.

—Mi mami está en el cielo cuidándonos a mí y a mi papá— habla entonces con una voz muy tímida Dohwan— Mi papá dice que siempre nos acompaña así que yo creo que ella si está aquí.

Un tirón en mi corazón me sacude y de no ser por estar sentada, caigo directo al piso. La forma, el tono de voz que usó el pequeño pelinegro, da a entender que su madre es preciada, amada y jamás olvidada.

Y eso estremece mi corazón de una buena manera.

—Eso es muy cierto cielo, las personas importantes en nuestras vidas siempre nos acompañan— dice mi madre sonriéndole al pequeño— Bueno, ¿alguien dijo brownies? Hayoung preparó demasiados y todavía quedan.

—¡Yo quiero comer más brownies de noona! — chilla Boyoung prácticamente saltando de la silla.

La cena termina por transcurrir normalmente. Mi madre le pide disculpas a Seokjin nuevamente, pero él se limita a responder:

"Hay cosas que no se pueden impedir, señora Lee. Debe siempre pensar que todo tiene un propósito. No sienta lástima y no se disculpe de nuevo, fue hace mucho y todo está sanado ahora". Su tono de voz siempre fue tranquilo, sin necesidad de alterarse.

Finalmente, Seokjin y Dohwan tuvieron que partir.

—Hayoung, guíalos hasta la puerta por favor— me dice papá amablemente.

Asiento con mi cabeza y camino junto a los dos hacia la entrada del departamento, una vez allí, el mayor se gira a mirarme y me sonríe.

—¿Nos vemos el lunes, entonces? — pregunta.

—Claro, no me perdería por nada una sesión con el mejor psicólogo de todo el mundo— blanqueo mis ojos para que note la ironía que muy en el fondo es una verdad.

—Pues yo ya estoy esperando a ver a mi paciente favorita el lunes— dice en un murmuro, solo audible para los dos. Los vellos de mi nuca y brazos se erizan casi automáticamente al oírlo— Bien campeón, despídete de Hayoung.

—Adiós— susurra un poco tímido.

—Adiós Dohwan, gracias por venir a jugar con Boyoung— le doy una pequeña caricia a su suave cabello negro, la cual parece incomodarle un poco.

—Gracias a ti por recibirlo. Nos vemos Hayoung.

—Adiós Seokjin— los despido y no cierro la puerta hasta ver que ambos hayan subido al elevador.

Suelto un suspiro y me volteo para dirigirme a mi habitación, pero suelto el grito de mi vida al ver a Boyoung mirándome interrogante.

—¡Santo cielo, Bo! ¿Qué haces ahí parado? ¿No ibas a dormirte ya? — pongo mis manos en mi cadera y lo miro con falso enojo.

—¿Por qué llamaste al papá de DoDo por su nombre y no 'Señor Kim'? — pregunta.

Siento mi alma caer al suelo, ir al infierno y regresarse porque todavía no es tiempo de ir allí. Literalmente comienzo a colocarme roja debido al cúmulo de sangre que va hacia mis mejillas.

—No lo llamé por su nombre— miento descaradamente.

—Él también te llamó por el tuyo. Sin honoríficos— mi hermanito ladea su cabeza hacia un costado, tratando de encontrar entendimiento en la situación.

¿Cómo le explico a mi hermanito que estoy sintiendo cosas por el papá de su amigo, que también es mi psicólogo? Mierda, esa pregunta suena difícil.

—Boyoung, si te cuento un secreto ¿lo guardarías? — le susurro con misterio, acercándome a él y agachándome un poco a su altura. Mi hermano sonrientemente asiente con mi cabeza y yo me acerco a su oreja para decirle—El Señor Kim y yo somos amigos— le confieso. Boyoung se tapa su pequeña boca con ambas manos y me mira impresionado— Debes guardarme el secreto y no contarle a nadie, ¿vale?

—Yo sé guardar muy bien los secretos noona, ¿recuerdas ese de cuando te vi besándote con TaeTae hyung en tu cuarto? Tampoco le he dicho a alguien— dice en un murmuro, para luego guiñarme un ojo.

Este niño tiene muy buena memoria.

—De acuerdo, agrega este a nuestra lista de secretos. Ahora ve a dormir, pequeño— le doy una acaricia a su cabello castaño oscuro. Boyoung me sonríe para luego salir corriendo por el pasillo hacia su habitación.

Me quedo parada donde me deja mi hermanito y suelto un suspiro agotado. Porque sí, estoy agotada. Cansada de sentir lo que siento. Cansada de fingir que no me pasa absolutamente nada cada vez que Kim Seokjin se aparece en mi campo de visión. Es una mierda, una completa mierda sentir cosas por él.

Es viudo, tiene un hijo –amigo de mi hermano–, es mi psicólogo y doce años mayor. Las probabilidades que Seokjin se fije en una chica que los últimos años de su vida se ha dedicado a escapar olímpicamente de sus responsabilidades y desperdiciado la mitad del tiempo en fiestas y chicos es básicamente nula.



***


—¿Te estás quedando dormida? — interroga Taehyung dándome un pequeño golpe en la frente. Pego un saltito y lo miro feo— Hey fiera, no me mires así.

—Nos quedamos haciendo el maldito trabajo hasta las cuatro y media de la mañana, Tae. Dormí una mierda.

—¿Quién olvidó que debíamos hacerlo, eh?

—Pues tú, estúpido. Te hablé y te quedaste dormido y despertaste a las doce, tarado.

—Me insultaste dos veces en una misma oración, tu humor está de perros.

Suelto un bufido y apoyo mi mentón en la palma de mi mano. Estamos sentados en la cafetería, como siempre siendo el objetivo de muchos. Taehyung se come el almuerzo en silencio después de notar que estoy fastidiada por mis horas de sueño perdido.

Miro atentamente a todos como hacen su día normal. Estoy en ello, cuando un pelisocuro aparece frente a mí y me sonríe a la distancia, mostrándome todos sus dientes. Inconscientemente, le devuelvo la sonrisa.

Jungkook comienza a caminar hacia nosotros y ya puedo ver como Taehyung se tensa a mi lado.

A pesar de que Jungkook y yo llegamos a un acuerdo de tregua después de esa fatídica visita a Blue Side, Taehyung sigue teniéndole rencor. Tampoco lo soporta cerca de nosotros. Por mi parte, conocer un poco más del famosísimo Jeon Jungkook me hizo darme cuenta de que como todos, juzgué antes de tiempo. El menor solo tiene esa fachada de chico inteligente con aires de superioridad, pero en realidad es tímido y con actitudes infantiles.

—Hola Hayoung noona— dice una vez que está frente a mí y Taehyung— Hola Kim.

Mi mejor amigo solo le da un asentimiento con su cabeza y sigue comiendo. Suelto una risita por su actitud tan arisca.

—Hola Jungkook. Llegaste tarde hoy.

—Estaba en Daegu visitando a los abuelos de Yoongi hyung, que en realidad también son para mí mis abuelos y volví hoy en la mañana— explica un poco tímido— ¿Puedo sentarme con ustedes? Heesok me invitó a comer con ella, pero no quiero hacerlo.

—Nosotros no queremos comer contigo, así que toma tu bandeja y lárgate— le hablar Taehyung duramente.

—¡Taehyung! — le regaño— A mí no me molesta que te sientes con nosotros Jeon.

—Pues si él se queda aquí, yo me voy— mi mejor amigo se levanta bruscamente haciendo estremecer la mesa. El sonido es fuerte y llama la atención de todos en la cafetería.

De pronto, me veo envuelta en un enfrentamiento de miradas entre ambos chicos. Mandíbulas tensas y ojos filosos. Taehyung no quiere darle la tregua a Jungkook. Entiendo que le tenga rencor, yo también lo hacía. Pero, al fin y al cabo, Jeon era parte de la vida de Jimin y solo eso me basta para hacerlo parte de mi vida también. Él lo apreciaba como un hyung muy importante, lloró y le dolió su partida. Y si Jimin era su amigo, entonces está bien. Puedo lidiar con la extraña y doble personalidad de Jeon Jungkook.

—¿Saben una cosa? — me levanté de la silla, interponiéndome entre ambos— No les hablaré en todo el día. Las diferencias entre ustedes deberían resolverlas hablando. Déjate de ser terco, Taehyung— le dije directamente al castaño— Y tú Jungkook, el trato es igual. Tanto a Taehyung como a mí. No es Kim, es Taehyung— tomo mi bandeja que yace casi intacta en la mesa y me voy de allí, dejándolos solos.

Solo espero que no se maten mientras yo no estoy. No quiero tener que vivir la experiencia traumática de la muerte una vez más.

El día transcurre lento, típico de un lunes. Tae y Kook tratando de no llevarse mal a mi alrededor y entiendo que mi amenaza en la hora del almuerzo fue efectiva. Es gracioso verlos luchar con su propio instinto de insultarse o aunque sea mirarse feo.

Llega el fin de la jornada escolar con éxito. Cuando veo la hora, me despido rápidamente de ambos chicos, dejándolos aún más confundidos por mi actitud y corro hacia la salida de la escuela. Son las cuatro y veinte minutos, Taehyung y yo hoy tomamos el autobús – con el dolor de mi alma – para venir por lo que, tengo que tomar uno devuelta y eso me toma más o menos media hora.

De todas maneras, llego a la parada y alcanzo justo a tiempo a subirme al autobús que ya está por partir. Me acomodo rápidamente en un asiento del final, hacia el lado de una ventana y me pongo mis auriculares, para evitar escuchar cualquier tipo de conversación ajena a mis pensamientos, así como también evitar a toda costa enfocarme en los vehículos que pasan junto al autobús.

El autobús tarda la media hora que creí que lo haría. Me bajo en mi correspondiente parada y a paso rápido me dirijo a mi edificio. Entro, saludo al conserje con una sonrisa y agito mi mano en su dirección. Él grita algo como "buenas tardes Hayoung", pero no estoy segura.

Subo al elevador y marco el piso que me llevará a la consulta de Seokjin. Mi pie derecho se mueve inquieto, porque toda yo se siente así. Debo ordenar mis pensamientos, debo aclarar lo que siento. Las cosas que Seokjin despierta en mí son intensas, alteran lo que, según yo, he mantenido controlado por estos últimos cuatro años.

Llego a mi piso y salgo del elevador. Casi corriendo hago mi recorrido por el pasillo y cuando me posiciono delante de aquella puerta oscura, inhalo y exhalo un par de veces, antes de tocarla. Tres golpeteos suaves son suficientes, para que en cuestión de segundos la puerta se abra y me muestre a Seokjin.

Mi alma casi literalmente abandona mi cuerpo cuando veo que ha cambiado su estilo de cabello y lleva lentes de lectura. Su nuevo corte que deja al descubierto su frente lo hace verse incluso más adulto y jamás lo había visto antes con lentes, lo cual termina de darle todo el look.

—Hey, hola Hayoung. Pasa— me indica sonriente.

Se hace a un lado y yo paso junto a él, percibiendo ligeramente ese exquisito perfume que usa. Trato de no inspirar como una psicópata y me voy directamente al sillón de cuero vacío, que espera por mí. Acomodo mi mochila a un lado y me quito el bléiser del uniforme para poder sentirme más cómoda.

Seokjin no tarda en sentarse en su silla desplazable frente a mí. Hay un lapso de silencio en que solo nos miramos, hasta que él mismo lo interrumpe.

—Bien, algunas noticias— comienza diciendo— Tu madre me envió tu informe de calificaciones, así como el de comportamiento que tu escuela envía cada mes.

—¿Estoy en problemas? — pregunto, para luego bostezar.

—No, realmente no— Seokjin ojea unos papeles y recién allí me doy cuenta de que los tiene en la mano— Hice una comparación a tus calificaciones y comportamiento del año anterior. Espero que no te moleste que le haya pedido a tu mamá eso— me mira con cautela, posiblemente esperando a que estalle en contra de mi madre. Pero estoy cansada, un sueño de la puta madre que no me permite ni siquiera chistar y estar en su presencia es un 'plus' a mi estado de paz— Y has mejorado. Bastante, diría yo. Subiste todas tus calificaciones y tienes hasta el momento cinco observaciones en tu informe de comportamiento, en comparación al año anterior que tus padres ya habían recibido dos citaciones por parte del director.

—Cuando haces esa especie de resumen, me hace sonar como una chica realmente problemática— digo con un tono de sorna.

—La buena noticia es que estás yendo muy bien, Hayoung. Ese era uno de los objetivos de venir aquí y recibir terapia. Sé que este año has estado más enfocada en la escuela, tú misma me lo dijiste la sesión anterior. Pero lo importante es ver los resultados y aquí están— agita las hojas en el aire — Así que estoy contento de que en la escuela todo esté más estable— me sonríe afablemente, para luego desplazarse en su silla y dejar las hojas sobre su escritorio. Vuelve a posicionarse frente a mí en cuanto cumple su cometido— Ahora bien, una cosa es tu comportamiento en la escuela y la otra es tu situación emocional actual.

—Estoy bien— repongo con una sonrisa.

—Hayoung, ¿tú estás al tanto que sigues en duelo después de la muerte de Jimin, no? — su voz es tan suave al hablarme que ni siquiera rompo en histeria al oír "muerte" y "Jimin" en una misma oración— Tus conductas anteriores así como muchas de las decisiones, las tomaste porque sigues pasando por el proceso de pérdida, lo cual, es grave considerando que fue hace mucho tiempo.

—Me estoy sintiendo un poco incómoda— confieso— No puedes pedirme que olvide a Jimin.

—No estoy pidiéndote que lo olvides, Hayoungie, eso no— mis cejas se elevan ligeramente al oírlo llamarme por aquel sobrenombre— Pero Jimin ya no puede ser la excusa a todo lo que te sucede.

—Dijiste que estaba bien, me siento bien. Estoy feliz, he subido mis calificaciones, me estoy llevando incluso bien con Jungkook y me he comportado genial con mi familia. No hay nada que superar, no hay nada que reparar— me cruzo de brazos, mirándolo con un poco de molestia.

Seokjin suspira— Vamos a comenzar la verdadera terapia. Este último mes nos hemos estado conociendo y entrando en confianza, pero soy psicólogo Hayoung y nada se me escapa. Toda tú se impacta cuando hablamos de Jimin. No podemos dejar que eso siga sucediendo, sino jamás podrás terminar de afrontar el duelo.

Pestañeo atónita ante sus palabras. Y también porque estoy tratando de no dormirme. Maldito seas Kim Taehyung por no dejarme dormir.

—¿Alguna vez has oído hablar de las etapas del duelo? — pregunta de pronto.

—Por supuesto, aunque no te molestes en preguntarme cuáles son porque no tengo idea— el mayor suelta una carcajada, la cual me hace sonreír de lado.

—Bueno, según mis observaciones, tú estás en la etapa uno.

—¿Etapa uno?

—Probablemente hayas experimentado muchas de las etapas, pero francamente sigues en negación. Sigues aferrada a Jimin y te niegas a aceptar que él ya no está aquí. Una prueba de ello es que cada vez que vas al cementerio, le rindes cuentas y le preguntas por qué tenía que morir. Se podría decir que muchas de tus conductas han persistido por años y a eso se le llama duelo patológico.

—Siento como si estuvieras diciéndome que estoy enferma— refunfuño— Y no me está gustando para nada. Quiero decir, suena bastante mal.

—No quiero que pienses que estás enferma. No lo estás. Vamos a trabajar en las etapas del duelo y todos los bloqueos que hay en tu cabecita. No eres la única que tiene expectativas de esto, yo también las tengo— hace una pausa. Sus ojos de pronto están demasiado fijos en los míos y mi ritmo cardíaco se acelera un poco más— Siento que esperé mucho para empezar esta parte de la terapia, pero sirvió totalmente lo demás.

—¿Por qué?

—Porque eres interesante. No sé si te habrás dado cuenta, pero las sesiones anteriores se trataron de conocerte. Me gustó conocerte, pero ahora quiero ir más allá.

Casi me atraganto con mi saliva. Mis ojos se abren grandes y al parecer, Seokjin se da cuenta porque los suyos repiten la acción de los míos.

—¡Quiero decir! — se apresura a decir— Que, al ir más allá, me refiero a tu mente. Ahora necesito que me dejes ayudarte, como debo hacerlo— hace una pausa para soltar un suspiro— Prometo que será algo llevadero, nos servirá a ambos.

—Esta ha sido la sesión más extraña que hemos tenido— me remuevo un poco en el sofá— Y tengo miedo de que quieras saber que hay dentro de mi cabeza.

—Pero yo estoy encantado de ayudarte. Solo necesito que confíes más en mí. Eres una buena chica, Hayoung. Ya se acabó el tiempo de martirizarte por algo que fue más allá de ti.

Los orbes cafés de Seokjin brillan. Realmente lo hacen. Su mirada me escudriña, como queriendo saber todos mis secretos. Sé, de verdad que sé, que durante estas casi siete sesiones que hemos tenido solo nos hemos enfocado en mi semana sin vernos. Vi a Seokjin prestar atención a cada uno de mis actos, así como a mis palabras. Pero ahora entiendo que él no simplemente estaba escuchándome, sino también analizándome. Observándome con detención.

—¿Crees que logre hablar de Jimin sin querer llorar? — pregunto con un pequeño abismo de duda.

—Creo que serás capaz de hablar de Jimin como tu mejor amigo de toda la vida, sin llorar. Solo con amor y felicidad.

—Gracias, Seokjin— digo sincera, dirigiendo mi mirada hacia mis manos que yacen en mi regazo.

—No agradezcas. Aunque no fuese mi trabajo, de todas maneras, querría que estés bien. De no ser así, el pastel y caramel macchiato no hubieran estado presentes todos estos años— se encoje ligeramente de hombros y un revoltijo azota mi estómago.

Ese revoltijo que vengo sintiendo hace mucho tiempo por su culpa.

—¿Estás cansada? — pregunta de pronto.

—Un poco, Taehyung y yo nos quedamos haciendo un trabajo hasta las cuatro y media de la mañana y lo peor de todo, es que debemos seguir haciendo informes hoy— suelto un suspiro agotado y cierro mis ojos por unos momentos. Mi cabeza parece querer explotar de solo pensar en todas las tareas que nos quedan por terminar.

—Bueno— el mayor le da un vistazo al reloj que trae en su muñeca izquierda— Te quedan treinta y cinco minutos de sesión. Si quieres puedes descansar aquí antes de irte a casa.

Abro mis ojos rápidamente y lo miro sorprendida.

—¿Puedo? — pregunto estupefacta.

—Claro, yo tengo que terminar un informe para un paciente que viene mañana. Puedo despertarte a las seis y treinta y así te vas tranquila a tu casa.

—¿No empezaremos la terapia definitiva hoy— inquiero.

—No, hoy solo fue el preámbulo— me sonríe mostrándome su perfecta dentadura— Si quieres recuéstate allí, yo iré a buscar el informe para trabajar por mientras.

El castaño de levanta y lo veo dirigirse a una puerta al costado del ventanal. Me sorprendo porque jamás la había visto e incluso mi ceño se frunce. Debo ser la peor observadora de todas por no fijarme en aquella puerta marrón.

Me encojo de hombros y dejo mi mochila en el piso. Tomo el bléiser azul marino y con eso cubro mis piernas, para luego apoyar mi cabeza en el respaldo del sofá. Un bostezo involuntario se escapa de mis labios. Cierro mis ojos y relajo notablemente mi respiración. Tengo una siesta de casi media hora y debo aprovecharla. Ha sido un día agotador, de mierda gracias a la escuela. Reparo en que nuevamente, Seokjin ha mejorado mi día y una tenue sonrisa se asoma a mis labios.

Lentamente mi subconsciente va cediendo. Lo sé porque ya no oigo a Seokjin en el fondo. Voy cayendo en los brazos de Morfeo, siento como el cansancio me pasa la cuenta y se apodera completamente de mí.

Pero incluso antes de caer totalmente, mi cuerpo lo siente. Es consciente de cómo Seokjin coloca lo que parece ser su saco –debido al perfume, a ese característico y exquisito aroma – sobre mí, cubriéndome. No pasan ni dos segundos, cuando una tibia mano le da una tierna caricia a mi mejilla, estremeciéndome. Quiero abrir los ojos, pero me niego totalmente porque sé que es Seokjin.

Y me doy cuenta de que confío plenamente en él. Ya no solo son sus palabras, sino que también confío en el tacto de su mano. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro