El camino a casa para SoHyun fue tortuoso, ambos estaban en silencio, Dae tomaba su mano y ella la soltaba sintiendo enojo e impotencia. Poco antes de llegar a casa sintió un suave empujón en su espalda de parte de su esposo, su sexto sentido le gritó que no entrara a la casa, DaeHyung tomó con fuerza su muñeca obligándola a pasar. Una hora después, SoHyun se encontraba en el suelo cerca de las escaleras un poco débil y adolorida, el timbre de la casa le hizo despertar, se quejó al incorporarse sintiendo dolor entre sus piernas, en su cuerpo y su mejilla.

El timbre de nuevo sonó, SoHyun se tambaleó sintiéndose no muy bien, una vez llegó a la puerta giró el pomo y tuvo suerte que unos brazos la atraparon antes de caer al suelo.

...

—Maldición—gruñó el chico de cabello ondulado. La llamada en su teléfono no caía, no debía sorprenderle pues el dueño de ese número nunca le contestaba. Respiró profundo mirando a la mujer castaña en la camilla, tenía su labio inferior roto y algunos moretones en los brazos. Con cuidado tomó la mano de la chica dando un suave apretón.

TaeHyung no podía creer que su hermano de nuevo estuviera siendo un monstruo.

Kim TaeHyung había llamado a casa de su hermano al haber estado pensando en su adorable sobrina Ara, justo cuando respondieron del otro lado sonrió por esa voz.

— ¿Hola?

— ¿Cómo es que cada vez que llamo tu voz es diferente, jovencita?

—Eso es porque no llamas mucho—no se escuchaba bien—Hola, tío Tae.

—Hola, cielo, ¿Por qué te escuchas triste?, ¿Estabas llorando?

—No.

El chico supo que mentía.

— ¿Tus padres están en casa, Ara?

—No.

Ella estaba mintiendo.

—Ara, ¿Ocurre algo que no puedas decirme? —puso mucha atención por si escuchaba algún ruido. La verdad es que Ara estaba encerrada en el armario de su cuarto para evitar escuchar a sus padres en su habitación, su padre estaba lastimando a su madre y no sabía que hacer porque el miedo la paralizaba, la niña tenía sus ojos llorosos, se sentía desprotegida— ¿Ara?

—Adiós, tío Tae.

— ¡No!, ¡Ara!

SoHyun comenzó a reaccionar abriendo sus ojos, TaeHyung se acercó un poco más sin soltarla, la chica tenía una intravenosa en su brazo, estaba adolorida todavía.

— ¿TaeHyung? —dijo su nombre con cierto alivio. Las lágrimas fueron imposibles de detener, Tae la abrazó permitiéndole llorar en su hombro, él se sentía culpable por lo sucedido.

Él sabía que su hermano nunca fue una persona estable.

...

— ¿Ara te llamó?

—No, yo había llamado esa noche—explicó—Sabía que algo pasaba, ella se escuchaba...muy triste.

SoHyun bajó la mirada a sus manos, esperaba que a la niña le ayudara el psicólogo de la escuela, su profesora le había escrito anoche a ella comentándole de la primera cita que tendría con el doctor Jung, SoHyun no iba a comentarle nada al respecto a DaeHyung.

—No quería que nadie supiera de esto.

— ¿Ibas a esperar que algo más grave pasara? —Tae respiró profundo—SoHyun, eres mi cuñada, la única que tengo, te aprecio y te quiero como la hermana que nunca tuve, amo a mi sobrina, también quiero a mi hermano, pero esto merece ser denunciado.

—No puedo.

— ¿Te amenazó?

—Tu hermano cambió de la nada hace dos meses, sé que volverá a cambiar.

Tae no podía creer lo que escuchaba. Levantó la mirada de SoHyun mirando sus ojos.

— ¿Realmente crees eso?

—Nuestra vida no tenía problema alguno. Sólo...debo aguantar.

—No, no debes. Ahora mismo lo denunciarás, por el bien de tu hija y el tuyo, sólo mira lo que te hizo, por Dios—SoHyun hizo una mueca de dolor cuando tocó su labio.

—Ara no puede verme así.

—Y no permitiría que te vea así—negó con la cabeza— ¿Tu hermana no sabe de esto? Supongo que no.

—No. Si se entera...enloquecería, no lo dudes.

TaeHyung puso a trabajar rápidamente su cabeza. No quería que su sobrina viera a su madre golpeada y en ese estado tan débil, sería empeorar la poca tranquilidad de la niña, tampoco quería dejar que se quedaran en esa casa.

— ¿Quieres ir a Daegu?

— ¿Y dejar a mi hija sola con su padre inestable?, no, ni loca.

—Ara se quedará conmigo hasta que tus heridas sanen y tú pienses con claridad que harás—tomó su mano—SoHyun, tienes que detener esto.

—DaeHyung no permitirá que me vaya sin más, mucho menos que me lleve a Ara.

— ¿Está en el trabajo ahora mismo?

—No lo sé, quedé inconsciente con sus golpes—abrazó su abdomen—Estaba furioso porque esta mañana le dije que no metiera a la niña en estas cosas.

SoHyun no iba a decirle lo que pasó ayer.

—Buscaré a la niña ya mismo de la escuela, antes te acompañaré a casa para que recojas tus cosas...

—No puedo irme a Daegu.

— ¿Tienes una opción B?, no quiero que se queden en esa casa.

SoHyun pensó en alguien, la persona a la que no quería contarle todo eso.

...

Ara caminaba por el pasillo de la escuela hacia la salida, su psicólogo le había regalado la bola de cristal y se sentía contenta. Ella sin duda la cuidaría mucho, la niña levantó la cabeza una vez fuera, no veía a su madre por lo cual esperó en las escaleras de la entrada, no pasó mucho en el que identificó una persona. La forma de sus ojos era igual a la de su padre, su sonrisa era cuadrada brindándole calidez, Ara sonrió corriendo hacia el chico.

— ¡Tío, Tae! —éste la cargó llenándola de besos y abrazos.

—Aigoo, estás más alta de lo que recuerdo—la observó bien—Sigues siendo una mini versión de tu madre—pellizcó su mejilla. Ara sonrió un poco—Oh, ¿Qué es eso? —señaló la bola de cristal.

—Es un regalo.

—Dime que mi sobrina no tiene una larga lista de pretendientes, pensé que yo era el dueño de tu corazón—bromeó haciéndola reír. Prefería escucharla así—Estás engañándome, Kim Ara.

—No es eso. Es un regalo de mi psicólogo.

"Cierto, SoHyun me dijo que iniciaría con el psicólogo el día de hoy"

— ¿Todo bien con él?

—Es un hombre amable. Hace mucho que no hablaba con alguien—eso lo preocupó—Tío, Tae. ¿Dónde está omma?, dijo que vendría por mí.

—Tu madre estará ocupada unos días—caminó con Ara en brazos. La niña frunció el ceño queriendo saber más—Tu tía JiEun la llamó necesitando ayuda en casa.

— ¿Por qué?

—Sabes que tu tía siempre tiene trabajo a montón con los eventos que organiza. Tu madre la ayudará unos días y le pagarán por ello—sonrió esperando que creyera eso—Le dije que te robaría por esos días.

— ¿Entonces...?

—Te quedarás conmigo.

— ¡¿Enserio?!—salir de aquel tormento y estar lejos de su padre por unos días le encantó—Pero tío Tae, no puedo ir a Daegu.

—No iremos a Daegu. Me mudé a Seúl para estar más cerca de ti—pellizcó su nariz. Ara lo abrazó apoyando su cabecita en su hombro—Tu madre no es la única capaz de protegerte, princesa.

—Gracias, tío Tae.

La forma en que lo dijo más el suspiro le hizo saber lo mucho que ella anhelaba eso.

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