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Capítulo 6: Infidelidades y amantes

Acabo de despertarme, miro el reloj y apenas son las 7:00am. El insomnio me está matando. He dormido 2 horas y todo, por el estrés. He rezado para que acabe, eso que no soy un hombre católico, creo que dejé mi fe a un lado cuando descubrí lo que era. Mi problema son las mujeres. ¡Oh Dios! Ellas han llevado mi vida a la ruina. 

En lo que me encuentro pensando, Aremis se mueve un poco. Ella es mi esposa. Mi segundo matrimonio. Aremis es francesa, su cabello es negro y sus ojos cafés. Realmente es una mujer hermosa. Es la camarera en un restaurante de la calle 12, Boyhood. Allí la conocí hace mucho cuando aún estaba casado con Amelie, sin embargo, por una mujer como Aremis, hago todo.

Lastimosamente, como he dicho, tengo un problema. Aremis no es la única mujer en mi cabeza, ahora lo es Vicky Temps. Una joven que se encuentra casada con alguien llamado Eddie, un millonario. Ellos realmente se aman, no obstante, Vicky necesitaba un poco de masculinidad en su vida mientras Eddie trabajaba en las grandes ciudades. Así que me puse a su disposición y ahora nos vemos cada cierto tiempo. No es amor y nunca lo será, amo completamente a Aremis. Vicky es un pasatiempo. 

Me gusta estar casado, tener una pareja es una experiencia agradable. Recuerdo cuando Amelie era mi esposa, nos divorciamos en el 2012, en mayo. Amelie y yo nos amábamos y creo que ella sigue amándome. Amelie era una linda esposa y muy buena, pero tiende a tener un mal humor, a estar celosa, cansada y enojada todo el tiempo. Aunque cuando era feliz, realmente quería estar con ella toda la vida. 

— ¿Estás despierto Howard? —dice Aremis interrumpiendo mis recuerdos.

—Sí, lo estoy —me muevo un poco y me levanto de la cama.

Me dirijo a la cocina para preparar el desayuno, ella lo merece.

— ¿Pudiste dormir anoche? —pregunta Aremis, mientras se levanta y se sienta en el desyunador. 

—No mucho, a lo máximo dos horas. Estuve pensando sobre muchas cosas.

— ¿Cómo cuales? —cuestiona sospechosamente.

—Pues ¿recuerdas cuando te mudaste aquí?

—Claro, Amelie se acababa de ir, me mudé dos días después. De todos modos, habíamos estado saliendo 6 meses. Me enamoré de ti. Eres un hombre realmente guapo y para mí perfecto.

¿Debería sentirme mal por serle infiel? No lo sé, luce muy feliz, no sé si debería arruinar su felicidad.

Debemos recordar que estaba casado con Amelie y le fui infiel con Aremis, varias veces. Estuvimos dos años casados, luego apareció mi actual esposa. Ya no era feliz con Amelie, nunca estaba con ella y hace mucho no teníamos intimidad, aunque con Aremis, todo eso era diferente. Sentí que era hora de dejar a Amelie y un día, le dije que había estado siéndole infiel durante 6 meses.

  —Amelie, quiero que me des el divorcio. Me enamoré de alguien más—esas fueron mis palabras.

Recuerdo que no paraba de llorar, sus sentimientos eran un mix de furia, ira y tristeza. Yo no sabía cómo debía sentirme. Así que, le recordé a Amelie que la casa era completamente mía y que ella debía irse. Al principio, me costó que lo aceptara, no obstante, luego se fue con sus cosas. El actual alcalde Harrison, en ese entonces, era un abogado y asistió a Amelie en el proceso, pues ella no tenía cómo pagar uno y James lo hacía pro-bono. Aún creo que James siente algún tipo de afecto por Amelie.

En fin, eso fue hace bastantes años. Ahora tengo una hermosa esposa, soy feliz y tengo bastante dinero.

Termino de preparar los huevos que estaba haciendo y los sirvo a Aremis.

  —Allí está el desayuno  —la beso.

 —Gracias, cariño.

—Voy a bañarme, tengo que ir temprano a visitar un amigo.

—  ¿No vas a desayunar? —pregunta.

—No, es algo importante y no debe esperar.

Salgo de la casa luego de bañarme, conduzco a la casa de Daniel Andrews. Me bajo y toco la puerta. Daniel sale y me mira con desdén.

— ¿Qué quieres? —dice con un aspecto desaliñado y descuidado.

—  ¿Averiguaste lo que te pedí? —digo con entusiasmo, saco de mi auto una maleta con 1000 dólares.

—Sí, pasa.

Entro a la casa de Daniel, está perfectamente ordenada. Cada cosa tiene su lugar y está muy limpia, algo que si fuera mi caso no tendría. La alfombra blaanca luce impecable y se nota el brillo en cada mueble.

—El nombre de tu hijo es Santiago Smith, es el primo de Noah Stilman. Tuve que apresar a Noah ayer, estaba cometiendo fraude. Es muy cercano a tu exesposa y ahora es el dueño del bar 2 more.  Su madre Sandy murió hace algunos años.

—Toma —extiendo el maletín con el dinero—, ni una palabra a nadie, menos a mi esposa.

Salgo de la casa y me dirijo hacia el dichoso bar donde trabaja mi supuesto hijo. Cuando llego, encuentro a Amelie en la barra, bebiendo un vaso de agua. Lo sé, por que no toma licor. Me acerco a ella y me siento a su lado.

—Hola Mel —sonrío.

—Hola, Howard. ¿Qué haces aquí? —contesta y su tono es condescendiente.

— ¿Conoces a Santiago Smith? Sé que trabajabas con su primo Noah Stilman antes de que fuera arrestado —digo amenazante.

—Sí, ¿por qué preguntas?

—Necesito que me lo presentes —solicito.

—Claro, ven ahora. 

Amelie se levanta y pasa detrás de la barra, sube unas escaleras y llega a un segundo piso donde está una oficina. Estoy justo detrás de ella. Entra a la oficina y luego de unos minutos sale con un joven alto, de cabello rubio, ojos cafés. Es igual a su madre. 

—Él es Santiago —me dice—, y él es Howard. 

Sin pensarlo demasiado, fui y lo abracé. Después de todo, era mi hijo. Santiago no respondió, claro que no me conoce. 

— ¿Qué sucede? —pregunta Santiago.

—Soy Howard Van Slein, ¿tu madre no te contó de mí? 

—No, ¿quién es usted?—cuestiona Santiago. 

Es casi irreal tener a mi hijo delante de mis ojos, es mi único hijo.

 —Soy tu padre.

— ¿Mi padre? No, mi madre dijo que mi padre murió en la guerra.

—Créeme, soy yo. 

— ¿Tu hijo? —pregunta Amelie con sorpresa.

—Sí.

—Dios, necesito procesar esto —comenta Amelie.

—Yo también —dice Santiago y baja las escaleras para seguidamente ir fuera del bar.

— ¿Qué esperabas?  

—No esto —menciono.

Salgo del bar y voy a mi casa. Entro, me quito los zapatos, suelto mi corbata y me acuesto en el sofá. Ha sido un día cansado y más por la idea de que mi hijo huyó de mí cuando le dije la verdad. No tengo hijos, a excepción de Santiago, lo abandoné apenas supe que era mío, pues estaba casado con Amelie. Un gran error. 

Mi boda con Amelie no fue muy ostentosa, más bien austera. Ella se casó conmigo cuando aún no era rico y no teníamos mucho dinero. Sin embargo, mi boda con Aremis, fue hermosa y muy costosa. Era una bella tarde. Cometí un error al invitar a Amelie a nuestra boda, ella aún no me superaba y se emborrachó, para terminar haciendo el ridículo encima de una mesa toda la noche. Fue un desastre, pero ahora tengo problemas mucho mayores que un ridículo. Amelie no deja de estar en mi vida. 

Escucho a Aremis entrar y me levanto. Ella está en la sala, así que voy con ella y cuando estoy allí. La rodeo con mis brazos y le doy un beso.

 —Hola, cariño —dice Aremis mientras me responde el beso.

—Cielo, necesito hablar contigo. Es algo urgente e importante.

— ¿Qué es?

Creo que me espera una bofetada por lo que diré y tal vez unos cuantos meses sin que me hable, no obstante, es necesario. No quiero seguir mintiendo. 

  —Hace un mes, me acosté con Amelie y ahora ella está embarazada. 













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